[solo mayores] AMIGOS DESCONOCIDOS (Joe y ___)
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Re: [solo mayores] AMIGOS DESCONOCIDOS (Joe y ___)
Capítulo 52
Al fin, el chofer paró frente a una gran casa cerca de la playa. El lugar era precioso, con grandes jardines, bien cuidados. No se veía ningún vecino cercano. Pero era lógico teniendo en cuenta las dimensiones de la propiedad.
Joe fue todo un caballero y cogió las maletas de ambos, después de que su madre lo obligase. Caminaron hasta la puerta, mientras (tu name) alababa el hogar de la orgullosa mujer. Joe estaba acostumbrado a ver a su madre rodeada de ostentosos lujos, por lo que el lugar no le resultó nada espectacular. Siempre habían tenido más dinero del que necesitaban, pero él como su padre no era de los que presumían o lo exhibían en público. Su madre sí. Vivía para ello.
La puerta principal se abrió, dejando salir a un joven con evidente prisa. Iba tan despistado mirando el reloj que casi choca con Joe. Pero fue inevitable que una maleta cayera. Con una agradable sonrisa, la recogió del suelo y se la entregó.
- Discúlpame. Llegó tarde a una... -el joven se quedó en completo silencio al ver a la muchacha tras Joe. Observó la cascada de dorado pelo rizado, las perfectas curvas envueltas en un ceñido vaquero y una escotada blusa, apenas tapada por un entallado abrigo a juego con unas altas botas. Subió de nuevo hasta su rostro y se perdió en su mirada. Se ahogó en el océano que veía en ellos. Y así lo hizo saber con un pequeño gemido.
- Te lo dije -susurró Ninel a la joven. Pero Joe también lo escuchó.
No tenía que ser muy inteligente para saber que ese tipo se interesaría por ella. Todos lo hacían. Era demasiado bella para pasar desapercibida. Iba a ser una semana muy dura, pensó Joe. Y en ese momento, decidió que la pasaría en guardia. No le gustaba nada ese clon de dios griego que tenía frente a él.
- Jean Carlo -lo llamó Ninel, acercándose a él- Estos son Joe, mi hijo, -presentó señalando suavemente con un gesto de mano- y (tu name), una amiga de la familia.
- ¡Oh! -fue lo único que fue capaz de decir el joven, sin dejar de mirarla.
(Tu name) empezaba a sentirse avergonzada por el claro interés del muchacho. No pudo evitar sonrojarse al mirarlo para saludar, porque no dejaba de devorarla con la mirada. Pero su vergüenza se evaporó -en parte- al ver la cara de pura furia de Joe ¡Estaba celoso! Adoraba el lado posesivo de ese neandertal. Era lo único que aún le daba esperanzas de que pudiese sentir algo por ella. Vio como una adolescente de hormonas revueltas, daba saltos en su cabeza de pura alegría por el hecho.
Ninel intentó cortar la tensión del lugar. Veía que su joven amiga estaba incómoda por el excesivo interés de su futuro hijastro. Y este no dejaba de babear en su presencia. Así que era mejor sacar algún tema de conversación. Cualquiera.
- Hijo, te quedarás en la única habitación libre que nos queda -informó Ninel, sacando a todos de sus pensamientos- (tu name) compartirá habitación con Dulce, la hermana de Jean Carlo.
- ¿Qué? -espetó Joe malhumorado.
- Lo siento, hijo. No me avisaste de que vendrías acompañado, y todas las habitaciones están ocupadas. Dul es muy buena chica, (tu name) y ella se llevarán muy bien. Ya lo verás -le dijo a (tu name), en un suave abrazó.
- Tranquila. No me importa compartir habitación -contestó (tu name) tímidamente.
A Joe tampoco le importaba compartir la suya. Más concretamente, su cama. Con ella. Y por la cara del italianucho, él pensaba lo mismo.
- Cierto -dijo al fin, Jean Carlo- Dul te encantará. Si necesitas cualquier cosa solo tienes que decírmelo. Puedo mostrarte el lugar. Por aquí no vas a encontrar mucha compañía. La casa está atestada de viejos magnates, amigos de mi padre. Así que si necesitas algo.... Lo que quieras. Solo dímelo.
La idea de querer mantener a ese tipo lejos de (tu name) ya no le parecía atractiva ¡Quería matarlo! Era un descarado. Flirteaba con ella en sus narices ¡Con su (tu name)! ¿Quién se creía que era? (tu name) era suya ¡Suya! Y ningún italiano de cuarta iba a quitársela.
- ¿No tenías prisa? -le recordó Joe al que acababa de declarar como su enemigo.
- Con una belleza así en casa, no puedo irme -explicó Jean Carlo, sin dejar de mirar a (tu name)- ¿Vamos, cara? -le pidió cortésmente, mientras le cedía su brazo para acompañarla hasta dentro.
¿Cara? ¿El ¡imbécil se había atrevido a llamarla cariño en italiano, coqueteándola? Eso fue demasiado para su autocontrol. Dejó caer las maletas al suelo y miró con cara de asesino al joven.
(Tu name) estaba disfrutando de las expresiones de Joe. Pero decidió que era mejor dejarlo todo ahí, o alguien acabaría herido. Y por la cara de Joe, sabía quien sería.
- Gracias, puedo sola -le dijo (tu name) al joven, alejándose rápidamente, hasta llegar junto a Joe- Mejor cojo yo mi maleta -afirmó recogiéndola del suelo- Es la segunda vez que acaba en el suelo y llevo objetos frágiles.
- Bella, déjame a mí -pidió Jean Carlo mientras arrebataba el objeto de sus manos. Aprovechando para acariciar suavemente sus nudillos.
Joe vio el gesto y entró en cólera. Pero antes de que se le echase encima, ella lo abrazó por la cintura, impidiendo que se acercara al joven pícaro. Apoyó la cabeza sobre su hombro y disimuló, distraída, no notar lo que ocurría.
- Estoy cansada -afirmó (tu name) aún abrazada a él.
- ¡Yo también! -espetó furioso. Cansado de todos los hombres que se le tiraban encima.
- Les enseñare sus habitaciones, para que descansen un poco antes de la cena -les indicó Ninel algo desconcertada por la situación.
- Con que nos indiques una habitación será suficiente -informó Joe, abrazando a (tu name) posesivamente.
Jean Carlo se dio cuenta del gesto y miró a Ninel esperando una confirmación de que eran pareja. Pero esta no parecía sorprendida por el gesto.
- Hijo, ya no son niños. No pueden compartir la habitación -explicó Ninel- Solo hay una cama.
- Solo indícanos donde está, madre. Estamos cansados.
- Pero... -comenzó a decir Ninel sorprendida- Joseph, estará mejor con Dul, en su habitación.
- No me apetece tener que escabullirme a la habitación de una desconocida y asustarla, a horas indecentes de la madrugada, para poder ver a (tu name). No tengo quince años -protestó Joe, dejando atónitos a todos- Enséñanos nuestra habitación.
El plural de la petición y el brazo posesivo sobre la cintura de (tu name) dejó claro su relación. Ella se sonrojó hasta la raíz y solo escondió el rostro entre su espesa melena.
- ¿Nuestra...? ¿Son...? -intentó asimilar su madre.
- Madre deja de preparar mentalmente la boda y enséñanos donde podemos descansar.
Ninel ignoró el tono seco en el que se dirigió a ella su hijo y fue a abrazar a (tu name).
- Yo sabía que estaban hechos el uno para el otro -exclamó la mujer muy sonriente- Desde que eran pequeños eras la única a la que podía mirar.
Y a las cientos de mujeres con las que se había acostado entre tanto, pensó (tu name) celosa. Pero ella no podía protestar. No eran pareja. Y ella tampoco había sido célibe, precisamente, todo ese tiempo.
- En los años que vivió conmigo no le vi ni una sola novia. Sabía que te echaba de menos. Siempre llamándote y escribiéndote -explicó Ninel orgullosa de su intuición- Han tardado en hacerlo oficial ¿Cuanto tiempo llevan juntos?
(Tu name) estaba ahogada por la idea de que todos pensasen que eran novios. Atónita por no saber qué decir. No podía fingir que eran pareja. Pero tampoco sabía si Joe quería fingir serlo para alejarla de Jean Carlo. Porque era evidente que solo lo había hecho para marcar territorio.
Joe protestó y le pidió a su madre que dejase de delirar con la idea de que ellos estaban juntos. No dijo que fuesen novios. Tampoco lo negó. Se limitó a conseguir lo que quería. Tendría a (tu name) a su lado.
Pensar en pasar toda una semana durmiendo solo hacía que todo el aire desapareciese de sus pulmones. La necesitaba cerca. Tenía que abrazarla mientras dormía, besarla al despertarse, contemplarla mientras se sumergía en un sueño profundo...
Al fin, el chofer paró frente a una gran casa cerca de la playa. El lugar era precioso, con grandes jardines, bien cuidados. No se veía ningún vecino cercano. Pero era lógico teniendo en cuenta las dimensiones de la propiedad.
Joe fue todo un caballero y cogió las maletas de ambos, después de que su madre lo obligase. Caminaron hasta la puerta, mientras (tu name) alababa el hogar de la orgullosa mujer. Joe estaba acostumbrado a ver a su madre rodeada de ostentosos lujos, por lo que el lugar no le resultó nada espectacular. Siempre habían tenido más dinero del que necesitaban, pero él como su padre no era de los que presumían o lo exhibían en público. Su madre sí. Vivía para ello.
La puerta principal se abrió, dejando salir a un joven con evidente prisa. Iba tan despistado mirando el reloj que casi choca con Joe. Pero fue inevitable que una maleta cayera. Con una agradable sonrisa, la recogió del suelo y se la entregó.
- Discúlpame. Llegó tarde a una... -el joven se quedó en completo silencio al ver a la muchacha tras Joe. Observó la cascada de dorado pelo rizado, las perfectas curvas envueltas en un ceñido vaquero y una escotada blusa, apenas tapada por un entallado abrigo a juego con unas altas botas. Subió de nuevo hasta su rostro y se perdió en su mirada. Se ahogó en el océano que veía en ellos. Y así lo hizo saber con un pequeño gemido.
- Te lo dije -susurró Ninel a la joven. Pero Joe también lo escuchó.
No tenía que ser muy inteligente para saber que ese tipo se interesaría por ella. Todos lo hacían. Era demasiado bella para pasar desapercibida. Iba a ser una semana muy dura, pensó Joe. Y en ese momento, decidió que la pasaría en guardia. No le gustaba nada ese clon de dios griego que tenía frente a él.
- Jean Carlo -lo llamó Ninel, acercándose a él- Estos son Joe, mi hijo, -presentó señalando suavemente con un gesto de mano- y (tu name), una amiga de la familia.
- ¡Oh! -fue lo único que fue capaz de decir el joven, sin dejar de mirarla.
(Tu name) empezaba a sentirse avergonzada por el claro interés del muchacho. No pudo evitar sonrojarse al mirarlo para saludar, porque no dejaba de devorarla con la mirada. Pero su vergüenza se evaporó -en parte- al ver la cara de pura furia de Joe ¡Estaba celoso! Adoraba el lado posesivo de ese neandertal. Era lo único que aún le daba esperanzas de que pudiese sentir algo por ella. Vio como una adolescente de hormonas revueltas, daba saltos en su cabeza de pura alegría por el hecho.
Ninel intentó cortar la tensión del lugar. Veía que su joven amiga estaba incómoda por el excesivo interés de su futuro hijastro. Y este no dejaba de babear en su presencia. Así que era mejor sacar algún tema de conversación. Cualquiera.
- Hijo, te quedarás en la única habitación libre que nos queda -informó Ninel, sacando a todos de sus pensamientos- (tu name) compartirá habitación con Dulce, la hermana de Jean Carlo.
- ¿Qué? -espetó Joe malhumorado.
- Lo siento, hijo. No me avisaste de que vendrías acompañado, y todas las habitaciones están ocupadas. Dul es muy buena chica, (tu name) y ella se llevarán muy bien. Ya lo verás -le dijo a (tu name), en un suave abrazó.
- Tranquila. No me importa compartir habitación -contestó (tu name) tímidamente.
A Joe tampoco le importaba compartir la suya. Más concretamente, su cama. Con ella. Y por la cara del italianucho, él pensaba lo mismo.
- Cierto -dijo al fin, Jean Carlo- Dul te encantará. Si necesitas cualquier cosa solo tienes que decírmelo. Puedo mostrarte el lugar. Por aquí no vas a encontrar mucha compañía. La casa está atestada de viejos magnates, amigos de mi padre. Así que si necesitas algo.... Lo que quieras. Solo dímelo.
La idea de querer mantener a ese tipo lejos de (tu name) ya no le parecía atractiva ¡Quería matarlo! Era un descarado. Flirteaba con ella en sus narices ¡Con su (tu name)! ¿Quién se creía que era? (tu name) era suya ¡Suya! Y ningún italiano de cuarta iba a quitársela.
- ¿No tenías prisa? -le recordó Joe al que acababa de declarar como su enemigo.
- Con una belleza así en casa, no puedo irme -explicó Jean Carlo, sin dejar de mirar a (tu name)- ¿Vamos, cara? -le pidió cortésmente, mientras le cedía su brazo para acompañarla hasta dentro.
¿Cara? ¿El ¡imbécil se había atrevido a llamarla cariño en italiano, coqueteándola? Eso fue demasiado para su autocontrol. Dejó caer las maletas al suelo y miró con cara de asesino al joven.
(Tu name) estaba disfrutando de las expresiones de Joe. Pero decidió que era mejor dejarlo todo ahí, o alguien acabaría herido. Y por la cara de Joe, sabía quien sería.
- Gracias, puedo sola -le dijo (tu name) al joven, alejándose rápidamente, hasta llegar junto a Joe- Mejor cojo yo mi maleta -afirmó recogiéndola del suelo- Es la segunda vez que acaba en el suelo y llevo objetos frágiles.
- Bella, déjame a mí -pidió Jean Carlo mientras arrebataba el objeto de sus manos. Aprovechando para acariciar suavemente sus nudillos.
Joe vio el gesto y entró en cólera. Pero antes de que se le echase encima, ella lo abrazó por la cintura, impidiendo que se acercara al joven pícaro. Apoyó la cabeza sobre su hombro y disimuló, distraída, no notar lo que ocurría.
- Estoy cansada -afirmó (tu name) aún abrazada a él.
- ¡Yo también! -espetó furioso. Cansado de todos los hombres que se le tiraban encima.
- Les enseñare sus habitaciones, para que descansen un poco antes de la cena -les indicó Ninel algo desconcertada por la situación.
- Con que nos indiques una habitación será suficiente -informó Joe, abrazando a (tu name) posesivamente.
Jean Carlo se dio cuenta del gesto y miró a Ninel esperando una confirmación de que eran pareja. Pero esta no parecía sorprendida por el gesto.
- Hijo, ya no son niños. No pueden compartir la habitación -explicó Ninel- Solo hay una cama.
- Solo indícanos donde está, madre. Estamos cansados.
- Pero... -comenzó a decir Ninel sorprendida- Joseph, estará mejor con Dul, en su habitación.
- No me apetece tener que escabullirme a la habitación de una desconocida y asustarla, a horas indecentes de la madrugada, para poder ver a (tu name). No tengo quince años -protestó Joe, dejando atónitos a todos- Enséñanos nuestra habitación.
El plural de la petición y el brazo posesivo sobre la cintura de (tu name) dejó claro su relación. Ella se sonrojó hasta la raíz y solo escondió el rostro entre su espesa melena.
- ¿Nuestra...? ¿Son...? -intentó asimilar su madre.
- Madre deja de preparar mentalmente la boda y enséñanos donde podemos descansar.
Ninel ignoró el tono seco en el que se dirigió a ella su hijo y fue a abrazar a (tu name).
- Yo sabía que estaban hechos el uno para el otro -exclamó la mujer muy sonriente- Desde que eran pequeños eras la única a la que podía mirar.
Y a las cientos de mujeres con las que se había acostado entre tanto, pensó (tu name) celosa. Pero ella no podía protestar. No eran pareja. Y ella tampoco había sido célibe, precisamente, todo ese tiempo.
- En los años que vivió conmigo no le vi ni una sola novia. Sabía que te echaba de menos. Siempre llamándote y escribiéndote -explicó Ninel orgullosa de su intuición- Han tardado en hacerlo oficial ¿Cuanto tiempo llevan juntos?
(Tu name) estaba ahogada por la idea de que todos pensasen que eran novios. Atónita por no saber qué decir. No podía fingir que eran pareja. Pero tampoco sabía si Joe quería fingir serlo para alejarla de Jean Carlo. Porque era evidente que solo lo había hecho para marcar territorio.
Joe protestó y le pidió a su madre que dejase de delirar con la idea de que ellos estaban juntos. No dijo que fuesen novios. Tampoco lo negó. Se limitó a conseguir lo que quería. Tendría a (tu name) a su lado.
Pensar en pasar toda una semana durmiendo solo hacía que todo el aire desapareciese de sus pulmones. La necesitaba cerca. Tenía que abrazarla mientras dormía, besarla al despertarse, contemplarla mientras se sumergía en un sueño profundo...
sofia- Admin
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Re: [solo mayores] AMIGOS DESCONOCIDOS (Joe y ___)
Capítulo 53
Joe tenía claro que era la persona con menos suerte del mundo. Tras la tarde a solas -cosa difícil porque su madre no dejó de interrogarlos- consiguieron dormir algo. A pesar de que él no deseaba tal cosa. Pero ella se empeñó en descansar. Después de arreglarse y reunirse con los demás para la cena, descubrió que el atractivo de la familia Uckermann, era generalizado. Dulce era muy bella. En el instante de verla y tras observar como ella lo devoraba con la mirada pensó en vengarse de (tu name) y coquetearle un poco a la chica. Para su desgracia, la joven que al principio parecía odiar a (tu name) acabó adorándola como todos. Las chicas bromearon y rieron durante toda la cena.
Incluso (tu name) llamaba cariñosamente "gatita" a Dul. Todo le salía mal.
Jean Carlo los había invitado a ir a la playa tras la cena con unos amigos. Obviamente él se había negado. Pero (tu name) había aceptado y tuvo que ir a vigilar que "el manos largas" dejase de ser tan "cortés" con su... amiga. Había decidido que la próxima vez que le pusiese la mano en la cintura para darle paso o con cualquier otra excusa, se la cortaría.
Observó como (tu name) y Dulce charlaban sentadas en una roca, a una distancia prudencial de todos los chicos. Centenares de muchachos con las hormonas revueltas que alabaron cada centímetro de la anatomía de su... amiga.
¡(tu name)! Se llamaba (tu name). No eran... eran... Ella era... ¡suya! Eso era, toda suya, se aseguró furioso Joe, cuando vio como un osado se le acercaba. Dio las zancadas exactas para llegar hasta ellas antes de que el muchacho comenzase su cortejo.
- Hola chicas. Están muy solas acá ¿Por qué no vienen a tomar algo con nosotros más cerca del fuego? -le dijo el muchacho en tono coqueto a (tu name). Joe rechinó los dientes y se mantuvo a escasos pasos escuchando.
- Gracias –contestó (tu name)- Pero aquí estamos bien. Además, cuanto más me acerque allí más frío pasaré.
- No. Si está calentito. Tenemos un fuego -dijo el muchacho señalando lo obvio.
- Sí. Pero no sirve de mucho si no paras de desnudarme con la mirada.
La respuesta de (tu name) dejo atónito tanto al muchacho como a Joe que estaba tras ella. Las chicas aún no lo habían visto, pero estaba lo suficientemente cerca como para enterarse de toda la conversación.
- ¡Que creída! -espetó el muchacho irritado.
- Y este es el momento en el que tú te vas -dijo (tu name) con una sonrisa malévola señalándole el camino.
El joven la miró despectivamente y se marchó. Joe no podía creer que la chica que él conocía hubiese tratado a alguien así. Sabía que a ella no le preocupaba caer mal a la gente, pero siempre hacía todo lo posible para que no pasara. Había sido superficial, engreída y tenía que admitir, que ingeniosa.
- ¡Oh! ¿Cómo haces eso? -protestó Dulce a (tu name), aún sin percatarse de una presencia tras ellas- Te dije que ese chico me gustaba ¡Lo has espantado!
- ¿Prefieres escucharlo piropeándome? -replicó (tu name) con una sonrisa tierna- Déjame a mi que se lo que me hago. En unos minutos volverá y tendrás tu oportunidad.
- ¿Cómo lo sabes? -preguntó la morena de enormes ojos verdes, con curiosidad.
- Está furioso conmigo y quiere replicarme. Pero su intelecto no le da para mucho ¡Es hombre! -bromeó soltándose en carcajadas- Volverá cuando tenga pensado algo hiriente para decirme. Como no tiene ninguna excusa para acercarse te utilizará a ti. Te pedirá que vayas con ellos o algo parecido.
Dul iba a replicar insegura de que tal cosa pasase. Joe a sus espaldas le veía lógica a lo dicho pero no creía que fuese realmente tan buena manipulando a la gente, para que todo le saliese tan bien. Pero ambos se tuvieron que tragar su opinión al ver como el chico se acercaba de nuevo.
-Dul, ¿vienes con nosotros? He pensado que puedes congelarte si te quedas mucho tiempo cerca de la reina de hielo -espetó fulminando a (tu name) con la mirada.
- Cuidado, no te lesiones -respondió (tu name) con total tranquilidad haciendo que el chico la mirase incrédulo- Pensar para alguien que no está acostumbrado puede ser toda una actividad de desgaste -se burló (tu name) haciendo que Dul soltase una carcajada e intentase disimularla inútilmente con la mano- Y no soy "Reina de hielo". Aún soy princesa. Pero cuando me coronen te avisó -concluyó y caminó hacía la orilla dejando a la chica muerta de risa y al joven desconcertado.
Joe sabía que ese chico no estaría muy acostumbrado a encontrase con mujeres tan seguras de si mismas y con tanta agilidad mental. (Tu name) tenía una personalidad realmente única. Sonrió y caminó tras ella.
(Tu name) chapoteada en la orilla. Descalza y con los pantalones remangados. Había sido un día muy largo. Y deseaba que acabase lo antes posible. Había comprobado que era realmente buena manipulando a la gente. Pero ¿por qué debe ser algo malo si las consecuencias son positivas? Al menos, para ella.
Se había negado a hacer el amor con Joe por la tarde porque sabía que lo hacía para marcarla de una forma invisible, no porque la amase. Y eso le repugnaba. Cuando habían bajado para cenar, pudo comprobar que todos habían sido informados de que eran paraje. Incluso, la famosa "Dul" que se lo comió con los ojos nada más verlo, sin importarle que estuviese acompañado. Pero no se pondría nerviosa por ello. Mostrar una debilidad es perder la batalla antes de comenzar. Habló con la chica aunque no tenían nada en común y era evidente que la despreciaba. Poco a poco fue mostrándose como digna de admirar. No fue muy difícil. La chica era bastante superficial y ella era un icono en ese mundo. En cuanto supo que trabajaba en una discoteca de moda y nombró a dos diseñadores, ya la había convencido de que era un modelo a seguir. Realmente le daba pena.
Suspiró mientras le daba una patada a una concha, hundida en la arena húmeda. Ella se caracterizaba por su sinceridad, y en realidad no había mentido en nada de lo que le había dicho, pero el único motivo por el que se había acercado a esa chica era evitar que hiciese contacto con Joe. Y funcionó. La chica, al igual que ella, ignoró a Joe toda la noche. Le dio otra patada a otra concha.
- Ellas no te están haciendo nada. Deja de molestar a las pobres conchas -se burló Joe con sonrisa tierna.
Se giró completamente para observarlo con mayor claridad. La luz de la Luna iluminaba y daba sombras a su rostro con una sensualidad mágica. Tuvo que tragar trabajosamente para poder deshacer el nudo de su garganta. Era endiabladamente guapo.
- Se han puesto en mi camino -replicó (tu name) con fingida tranquilidad.
- ¿Como Dul? -preguntó él risueño
(Tu name) se desconcertó ¿Se había dado cuenta de que lo único que pretendía era alejarla de él? Aunque fuese así sería fácil negarlo. Tenía que relajarse. Odiaba como le hacía perder el control sobre ella misma, ese hombre.
- ¿Tienes celos de ella? -replicó (tu name) sardónica.
- Debería. Te has pasado toda la noche con ella -afirmó perdiendo por un instante la diversión en su rostro- Pero te has librado rápido de ella, y se la has encasquetado a otro.
- Ella me pidió que le ayudase a estar a solas con él -explicó la rubia a la defensiva.
- Y tú manipulaste al chico para que hiciese lo que querías -concluyó Joe con expresión insondable.
No sabía como interpretarlo, pero no pudo evitar estremecerse con la idea de que él la despreciase por lo que había hecho. Antes de que pudiese pensar en ello, se encontró a si misma justificándose.
- Hacer que alguien me odie para beneficiar a otro no es algo malo -protestó (tu name).
Y para su sorpresa Joe soltó una carcajada.
- Cariño, tú eras la más beneficiada.
No soportaba que él pudiese ver cuan vulnerable y necesitada de él era. Se había dado cuenta de que lo había hecho por celos. Porque no soportaba la idea de tener que ver a Dulce coqueteándolo. Y aún peor, porque no sabía si él cedería a sus encantos.
- No le encuentro el beneficio a que ese chico me odie. No es que me preocupe en lo absoluto, pero tampoco obtengo nada a cambio -dijo (tu name), convencida de que en otra vida tuvo que ser actriz.
- Te libras de todos ellos y te quedas a solas conmigo. Sin duda, sales ganando -bromeó acercándosele.
- ¡Vaya, que engreído! -replicó risueña.
- Tanto como la reina de hielo -repuso agarrándola por la cintura y rozándole suavemente con la nariz en su mejilla.
- No soy tal cosa -protestó (tu name) sin convicción, cruzándose de brazos, poniendo algo de espacio entre ellos.
- ¡Oh, es cierto! Princesa de hielo -se rectificó besándole la punta de la nariz.
- ¡Tampoco! El hielo se derrite, y no es fácil conseguir tal cosa conmigo -explicó burlona.
- Creo que puedo hacer algo al respecto -aseguró Joe hundiéndose en la curva de su cuello.
- Y yo creo que te valoras demasiado -espetó ella con desdén. Le dio la espalda y comenzó a contonearse alejándose lenta y sensualmente de él.
Era increíblemente sexy, pensó Joe. No podía evitar ponerle las manos encima ni cuando ella le demostraba en sus narices que era la manipuladora que él detestaba.
Ya ni él se creía eso. No la detestaba. Nunca podría hacerlo. La deseaba, la necesitaba. No importaba como fuese. Aunque fuese todo lo que odiaba de una mujer. Era difícil despreciarla cuando lo hacía de una forma tan natural.
Había manipulado a esos chicos como marionetas. Y en lugar de despreciarla por ello, la admiraba por su ingenio. Definitivamente, estaba perdido. Pero se reconfortaba con la idea de que él no caía en esas trampas. O eso creía.
Joe tenía claro que era la persona con menos suerte del mundo. Tras la tarde a solas -cosa difícil porque su madre no dejó de interrogarlos- consiguieron dormir algo. A pesar de que él no deseaba tal cosa. Pero ella se empeñó en descansar. Después de arreglarse y reunirse con los demás para la cena, descubrió que el atractivo de la familia Uckermann, era generalizado. Dulce era muy bella. En el instante de verla y tras observar como ella lo devoraba con la mirada pensó en vengarse de (tu name) y coquetearle un poco a la chica. Para su desgracia, la joven que al principio parecía odiar a (tu name) acabó adorándola como todos. Las chicas bromearon y rieron durante toda la cena.
Incluso (tu name) llamaba cariñosamente "gatita" a Dul. Todo le salía mal.
Jean Carlo los había invitado a ir a la playa tras la cena con unos amigos. Obviamente él se había negado. Pero (tu name) había aceptado y tuvo que ir a vigilar que "el manos largas" dejase de ser tan "cortés" con su... amiga. Había decidido que la próxima vez que le pusiese la mano en la cintura para darle paso o con cualquier otra excusa, se la cortaría.
Observó como (tu name) y Dulce charlaban sentadas en una roca, a una distancia prudencial de todos los chicos. Centenares de muchachos con las hormonas revueltas que alabaron cada centímetro de la anatomía de su... amiga.
¡(tu name)! Se llamaba (tu name). No eran... eran... Ella era... ¡suya! Eso era, toda suya, se aseguró furioso Joe, cuando vio como un osado se le acercaba. Dio las zancadas exactas para llegar hasta ellas antes de que el muchacho comenzase su cortejo.
- Hola chicas. Están muy solas acá ¿Por qué no vienen a tomar algo con nosotros más cerca del fuego? -le dijo el muchacho en tono coqueto a (tu name). Joe rechinó los dientes y se mantuvo a escasos pasos escuchando.
- Gracias –contestó (tu name)- Pero aquí estamos bien. Además, cuanto más me acerque allí más frío pasaré.
- No. Si está calentito. Tenemos un fuego -dijo el muchacho señalando lo obvio.
- Sí. Pero no sirve de mucho si no paras de desnudarme con la mirada.
La respuesta de (tu name) dejo atónito tanto al muchacho como a Joe que estaba tras ella. Las chicas aún no lo habían visto, pero estaba lo suficientemente cerca como para enterarse de toda la conversación.
- ¡Que creída! -espetó el muchacho irritado.
- Y este es el momento en el que tú te vas -dijo (tu name) con una sonrisa malévola señalándole el camino.
El joven la miró despectivamente y se marchó. Joe no podía creer que la chica que él conocía hubiese tratado a alguien así. Sabía que a ella no le preocupaba caer mal a la gente, pero siempre hacía todo lo posible para que no pasara. Había sido superficial, engreída y tenía que admitir, que ingeniosa.
- ¡Oh! ¿Cómo haces eso? -protestó Dulce a (tu name), aún sin percatarse de una presencia tras ellas- Te dije que ese chico me gustaba ¡Lo has espantado!
- ¿Prefieres escucharlo piropeándome? -replicó (tu name) con una sonrisa tierna- Déjame a mi que se lo que me hago. En unos minutos volverá y tendrás tu oportunidad.
- ¿Cómo lo sabes? -preguntó la morena de enormes ojos verdes, con curiosidad.
- Está furioso conmigo y quiere replicarme. Pero su intelecto no le da para mucho ¡Es hombre! -bromeó soltándose en carcajadas- Volverá cuando tenga pensado algo hiriente para decirme. Como no tiene ninguna excusa para acercarse te utilizará a ti. Te pedirá que vayas con ellos o algo parecido.
Dul iba a replicar insegura de que tal cosa pasase. Joe a sus espaldas le veía lógica a lo dicho pero no creía que fuese realmente tan buena manipulando a la gente, para que todo le saliese tan bien. Pero ambos se tuvieron que tragar su opinión al ver como el chico se acercaba de nuevo.
-Dul, ¿vienes con nosotros? He pensado que puedes congelarte si te quedas mucho tiempo cerca de la reina de hielo -espetó fulminando a (tu name) con la mirada.
- Cuidado, no te lesiones -respondió (tu name) con total tranquilidad haciendo que el chico la mirase incrédulo- Pensar para alguien que no está acostumbrado puede ser toda una actividad de desgaste -se burló (tu name) haciendo que Dul soltase una carcajada e intentase disimularla inútilmente con la mano- Y no soy "Reina de hielo". Aún soy princesa. Pero cuando me coronen te avisó -concluyó y caminó hacía la orilla dejando a la chica muerta de risa y al joven desconcertado.
Joe sabía que ese chico no estaría muy acostumbrado a encontrase con mujeres tan seguras de si mismas y con tanta agilidad mental. (Tu name) tenía una personalidad realmente única. Sonrió y caminó tras ella.
(Tu name) chapoteada en la orilla. Descalza y con los pantalones remangados. Había sido un día muy largo. Y deseaba que acabase lo antes posible. Había comprobado que era realmente buena manipulando a la gente. Pero ¿por qué debe ser algo malo si las consecuencias son positivas? Al menos, para ella.
Se había negado a hacer el amor con Joe por la tarde porque sabía que lo hacía para marcarla de una forma invisible, no porque la amase. Y eso le repugnaba. Cuando habían bajado para cenar, pudo comprobar que todos habían sido informados de que eran paraje. Incluso, la famosa "Dul" que se lo comió con los ojos nada más verlo, sin importarle que estuviese acompañado. Pero no se pondría nerviosa por ello. Mostrar una debilidad es perder la batalla antes de comenzar. Habló con la chica aunque no tenían nada en común y era evidente que la despreciaba. Poco a poco fue mostrándose como digna de admirar. No fue muy difícil. La chica era bastante superficial y ella era un icono en ese mundo. En cuanto supo que trabajaba en una discoteca de moda y nombró a dos diseñadores, ya la había convencido de que era un modelo a seguir. Realmente le daba pena.
Suspiró mientras le daba una patada a una concha, hundida en la arena húmeda. Ella se caracterizaba por su sinceridad, y en realidad no había mentido en nada de lo que le había dicho, pero el único motivo por el que se había acercado a esa chica era evitar que hiciese contacto con Joe. Y funcionó. La chica, al igual que ella, ignoró a Joe toda la noche. Le dio otra patada a otra concha.
- Ellas no te están haciendo nada. Deja de molestar a las pobres conchas -se burló Joe con sonrisa tierna.
Se giró completamente para observarlo con mayor claridad. La luz de la Luna iluminaba y daba sombras a su rostro con una sensualidad mágica. Tuvo que tragar trabajosamente para poder deshacer el nudo de su garganta. Era endiabladamente guapo.
- Se han puesto en mi camino -replicó (tu name) con fingida tranquilidad.
- ¿Como Dul? -preguntó él risueño
(Tu name) se desconcertó ¿Se había dado cuenta de que lo único que pretendía era alejarla de él? Aunque fuese así sería fácil negarlo. Tenía que relajarse. Odiaba como le hacía perder el control sobre ella misma, ese hombre.
- ¿Tienes celos de ella? -replicó (tu name) sardónica.
- Debería. Te has pasado toda la noche con ella -afirmó perdiendo por un instante la diversión en su rostro- Pero te has librado rápido de ella, y se la has encasquetado a otro.
- Ella me pidió que le ayudase a estar a solas con él -explicó la rubia a la defensiva.
- Y tú manipulaste al chico para que hiciese lo que querías -concluyó Joe con expresión insondable.
No sabía como interpretarlo, pero no pudo evitar estremecerse con la idea de que él la despreciase por lo que había hecho. Antes de que pudiese pensar en ello, se encontró a si misma justificándose.
- Hacer que alguien me odie para beneficiar a otro no es algo malo -protestó (tu name).
Y para su sorpresa Joe soltó una carcajada.
- Cariño, tú eras la más beneficiada.
No soportaba que él pudiese ver cuan vulnerable y necesitada de él era. Se había dado cuenta de que lo había hecho por celos. Porque no soportaba la idea de tener que ver a Dulce coqueteándolo. Y aún peor, porque no sabía si él cedería a sus encantos.
- No le encuentro el beneficio a que ese chico me odie. No es que me preocupe en lo absoluto, pero tampoco obtengo nada a cambio -dijo (tu name), convencida de que en otra vida tuvo que ser actriz.
- Te libras de todos ellos y te quedas a solas conmigo. Sin duda, sales ganando -bromeó acercándosele.
- ¡Vaya, que engreído! -replicó risueña.
- Tanto como la reina de hielo -repuso agarrándola por la cintura y rozándole suavemente con la nariz en su mejilla.
- No soy tal cosa -protestó (tu name) sin convicción, cruzándose de brazos, poniendo algo de espacio entre ellos.
- ¡Oh, es cierto! Princesa de hielo -se rectificó besándole la punta de la nariz.
- ¡Tampoco! El hielo se derrite, y no es fácil conseguir tal cosa conmigo -explicó burlona.
- Creo que puedo hacer algo al respecto -aseguró Joe hundiéndose en la curva de su cuello.
- Y yo creo que te valoras demasiado -espetó ella con desdén. Le dio la espalda y comenzó a contonearse alejándose lenta y sensualmente de él.
Era increíblemente sexy, pensó Joe. No podía evitar ponerle las manos encima ni cuando ella le demostraba en sus narices que era la manipuladora que él detestaba.
Ya ni él se creía eso. No la detestaba. Nunca podría hacerlo. La deseaba, la necesitaba. No importaba como fuese. Aunque fuese todo lo que odiaba de una mujer. Era difícil despreciarla cuando lo hacía de una forma tan natural.
Había manipulado a esos chicos como marionetas. Y en lugar de despreciarla por ello, la admiraba por su ingenio. Definitivamente, estaba perdido. Pero se reconfortaba con la idea de que él no caía en esas trampas. O eso creía.
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Re: [solo mayores] AMIGOS DESCONOCIDOS (Joe y ___)
Capítulo 54
(Tu name) estaba sorprendida con la actitud de Joe. Se había negado a ir a almorzar con su madre. Finalmente había aceptado cuando ella lo hizo. Pero todo el almuerzo se comportó de una forma fría y distante. Pensaba que había cambiado su actitud con ella. Pero no sabía que con los demás también.
A lo largo del día notó que sus acciones escondían un rencor desconocido para ella. Estaba claro que no conocía tanto a ese hombre como creía. Pero le sorprendió aún más ser testigo de una conversación entre ellos que la dejó helada.
- Tu padre me ha dicho que has comprado un apartamento para independizarte -dijo Ninel a su hijo.
- Si -corroboró sin interés.
(Tu name) estaba petrificada. No tenía ni idea de que él se fuese a mudar. Y era extraño porque se pasaban el día juntos.
- No sabía que siguieses en contacto con él -continuó Joe fulminando a su madre con la mirada.
- Es tu padre. Es natural que estemos en contacto. Además, él me informa de cómo te va, ya que tú apenas te dignas a llamarme.
La chica cada vez se sentía más fuera de lugar. Necesitaba escabullirse pero no había forma de hacerlo, que no fuese muy obvia.
- No hay mucho que contar. Mi vida no es tan... ajetreada como la tuya -espetó con desdén.
Ambas mujeres lo miraron atónitas. Había sido descaradamente cruel, y eso no era normal, en la despreocupada actitud de Joe.
- Te vas a vivir solo, tienes novia... Creo que son suficientes cosas que desconocía y que una madre debe saber -reprochó Ninel indignada.
- Hay cosas con un hijo debe saber y tú nunca le has dicho -replicó Joe con la mirada más fría que ambas mujeres habían visto jamás.
Ninel se quedó perpleja y tembló unos segundos, después sacudió la cabeza como si se negase a que sus pensamientos fuesen ciertos. Esbozó una sonrisa que sorprendió a (tu name), y continuaron con un tema superficial el resto de la tarde.
No sabía qué hacer o cómo comportarse. Notaba la tensión en Joe. Pero no sabía qué ocurría. Al subir a la habitación para cambiarse antes de bajar a cenar no pudo más.
Joe daba vueltas por la habitación, como si se le quedase pequeña, tirando su ropa en cada rincón. Con solo los vaqueros, se sentó en el borde de la cama. Hundiendo sus dedos en sus oscuros rizos, escondiendo de ella su rostro.
- ¿Qué ocurre? -preguntó (tu name) insegura.
- Nada -contestó rápidamente.
- No es lo que parece. Has esparcido tu ropa por toda la habitación -replicó ella dispuesta a enterarse de lo que le pasaba- Estás furioso ¿Por qué?
Él levantó el rostro hasta cruzar la mirada con la de ella. Sus ojos reflejaban dolor, rencor, ansiedad, furia,... ¿miedo? Se veía tan frágil que le corto la respiración. Y una necesidad primitiva de protegerlo y consolarlo se apoderó de ella.
Pero antes de que ella hiciese el más mínimo amago de acercarse a él, él cambio su actitud. Nublando todos esos sentimientos, con una expresión insondable.
- ¡Frustración sexual! -exclamó acariciándola con la mirada- Eso es lo que tengo.
Desde que habían llegado a casa de su madre no habían hecho el amor. (Tu name) se había negado a ser un objeto sexual en presencia de otros. Cada día, cada minuto, estaba más segura de no poder seguir con esa farsa.
Él había intentando seducirla, y en innumerables ocasiones ella había estado apunto de ceder. Pero para suerte de ella, siempre algún obstáculo había impedido que se dejase llevar por la lujuria. Él le había coqueteado a Dulce, y la chica no había sido inmune a sus encantos, a pesar de ser consciente de que "traicionaba" a su nueva amiga. Pero ella se había contenido los celos, porque básicamente no le había quedado otro remedio. Siempre estaban rodeados de gente. Y para suerte de ella -de nuevo, muy afortunada- Jean Carlo siempre estaba dispuesto a distraerla cuando Joe estaba ocupado en otros menesteres.
Los celos de Joe siempre podían más que sus deseos de vengarse, y acababa buscándola para marcarla como "propiedad privada". Suspiró con los recuerdos de esos dos últimos días. Ella quería a ese hombre. Pero cada día descubría que lo desconocía más de lo que pudiese imaginarse. Aunque en otras cosas fuese totalmente predecible.
- Ya te he dicho que no habrá sexo en casa de tu madre -le repitió por decimoséptima vez ese día.
Joe suspiró frustrado y se levantó de la cama con brusquedad.
- Habría sido mejor que te quedases en el cuarto de Dul -replicó malhumorado.
- De acuerdo. Siempre puedo ir si no deseas que compartamos la cama -informó (tu name), encogiéndose de hombros con despreocupación.
Él la miró con expresión sombría. Achicó los ojos hasta que fueron dos puntos de pura furia en su rostro. Se levantó, caminó hasta el baño y entró dando un portazo tras de sí.
- ¿Eso es un sí o un no? -preguntó (tu name) a la habitación vacía.
Como respuesta se escuchó un objeto frágil haciéndose pedazos contra la puerta del baño.
No estaba de humor para que indagase en el asunto, y mucho menos para sus típicas peleas de "quien puede más". Estaba realmente furioso. Y ella no quería ser la afortunada con la que decidiese desahogar toda su rabia.
Salió de la habitación para evitar ser ella la próxima victima de su enfado. Caminó por los pasillos enormes y desiertos. Todos estarían seguramente preparándose para la cena. Bajó por las escaleras y se sorprendió al ver una luz encendida en un cuarto apartado. Pensando que podía ser Dul o Ninel se acercó.
Desde la puerta pudo ver que efectivamente Ninel estaba dentro. Acurrucada frente al fuego, en los brazos de Tiziano. Era una visión tan romántica que no puedo evitar contemplarla y sonreír.
- Piccola mía, no te preocupes -le decía él besándola con ternura.
- Pero creo que sabe la verdad -comentó Ninel con angustia, sorprendiendo a (tu name), que se quedó estupefacta en el sitio.
- Si lo supiese habría dicho algo. Y con el temperamento que ha demostrado tener, probablemente me habría roto la nariz o algo parecido -bromeó Tiziano abrazando con más fuerza a su mujer.
- Deseo tanto ser tu esposa y que todo se aclare -dijo Ninel en un suspiró.
(Tu name) se detestó por estar espiando. Pero le fue imposible moverse. Sabía que hablaban de Joe ¿Él sabía un secreto sobre su madre? Ella estaba segura de que así era. La actitud de Joe lo demostraba. Fuese cual fuese el temor de la bella mujer estaba justificado, porque Joe estaba evidentemente molesto con ella. Y él no lo estaría sin razón.
- ¿Nunca te dijeron que es de mala educación espiar detrás de las puertas? -pregunto una sensual voz masculina llena de sarcasmo.
(Tu name) estaba sorprendida con la actitud de Joe. Se había negado a ir a almorzar con su madre. Finalmente había aceptado cuando ella lo hizo. Pero todo el almuerzo se comportó de una forma fría y distante. Pensaba que había cambiado su actitud con ella. Pero no sabía que con los demás también.
A lo largo del día notó que sus acciones escondían un rencor desconocido para ella. Estaba claro que no conocía tanto a ese hombre como creía. Pero le sorprendió aún más ser testigo de una conversación entre ellos que la dejó helada.
- Tu padre me ha dicho que has comprado un apartamento para independizarte -dijo Ninel a su hijo.
- Si -corroboró sin interés.
(Tu name) estaba petrificada. No tenía ni idea de que él se fuese a mudar. Y era extraño porque se pasaban el día juntos.
- No sabía que siguieses en contacto con él -continuó Joe fulminando a su madre con la mirada.
- Es tu padre. Es natural que estemos en contacto. Además, él me informa de cómo te va, ya que tú apenas te dignas a llamarme.
La chica cada vez se sentía más fuera de lugar. Necesitaba escabullirse pero no había forma de hacerlo, que no fuese muy obvia.
- No hay mucho que contar. Mi vida no es tan... ajetreada como la tuya -espetó con desdén.
Ambas mujeres lo miraron atónitas. Había sido descaradamente cruel, y eso no era normal, en la despreocupada actitud de Joe.
- Te vas a vivir solo, tienes novia... Creo que son suficientes cosas que desconocía y que una madre debe saber -reprochó Ninel indignada.
- Hay cosas con un hijo debe saber y tú nunca le has dicho -replicó Joe con la mirada más fría que ambas mujeres habían visto jamás.
Ninel se quedó perpleja y tembló unos segundos, después sacudió la cabeza como si se negase a que sus pensamientos fuesen ciertos. Esbozó una sonrisa que sorprendió a (tu name), y continuaron con un tema superficial el resto de la tarde.
No sabía qué hacer o cómo comportarse. Notaba la tensión en Joe. Pero no sabía qué ocurría. Al subir a la habitación para cambiarse antes de bajar a cenar no pudo más.
Joe daba vueltas por la habitación, como si se le quedase pequeña, tirando su ropa en cada rincón. Con solo los vaqueros, se sentó en el borde de la cama. Hundiendo sus dedos en sus oscuros rizos, escondiendo de ella su rostro.
- ¿Qué ocurre? -preguntó (tu name) insegura.
- Nada -contestó rápidamente.
- No es lo que parece. Has esparcido tu ropa por toda la habitación -replicó ella dispuesta a enterarse de lo que le pasaba- Estás furioso ¿Por qué?
Él levantó el rostro hasta cruzar la mirada con la de ella. Sus ojos reflejaban dolor, rencor, ansiedad, furia,... ¿miedo? Se veía tan frágil que le corto la respiración. Y una necesidad primitiva de protegerlo y consolarlo se apoderó de ella.
Pero antes de que ella hiciese el más mínimo amago de acercarse a él, él cambio su actitud. Nublando todos esos sentimientos, con una expresión insondable.
- ¡Frustración sexual! -exclamó acariciándola con la mirada- Eso es lo que tengo.
Desde que habían llegado a casa de su madre no habían hecho el amor. (Tu name) se había negado a ser un objeto sexual en presencia de otros. Cada día, cada minuto, estaba más segura de no poder seguir con esa farsa.
Él había intentando seducirla, y en innumerables ocasiones ella había estado apunto de ceder. Pero para suerte de ella, siempre algún obstáculo había impedido que se dejase llevar por la lujuria. Él le había coqueteado a Dulce, y la chica no había sido inmune a sus encantos, a pesar de ser consciente de que "traicionaba" a su nueva amiga. Pero ella se había contenido los celos, porque básicamente no le había quedado otro remedio. Siempre estaban rodeados de gente. Y para suerte de ella -de nuevo, muy afortunada- Jean Carlo siempre estaba dispuesto a distraerla cuando Joe estaba ocupado en otros menesteres.
Los celos de Joe siempre podían más que sus deseos de vengarse, y acababa buscándola para marcarla como "propiedad privada". Suspiró con los recuerdos de esos dos últimos días. Ella quería a ese hombre. Pero cada día descubría que lo desconocía más de lo que pudiese imaginarse. Aunque en otras cosas fuese totalmente predecible.
- Ya te he dicho que no habrá sexo en casa de tu madre -le repitió por decimoséptima vez ese día.
Joe suspiró frustrado y se levantó de la cama con brusquedad.
- Habría sido mejor que te quedases en el cuarto de Dul -replicó malhumorado.
- De acuerdo. Siempre puedo ir si no deseas que compartamos la cama -informó (tu name), encogiéndose de hombros con despreocupación.
Él la miró con expresión sombría. Achicó los ojos hasta que fueron dos puntos de pura furia en su rostro. Se levantó, caminó hasta el baño y entró dando un portazo tras de sí.
- ¿Eso es un sí o un no? -preguntó (tu name) a la habitación vacía.
Como respuesta se escuchó un objeto frágil haciéndose pedazos contra la puerta del baño.
No estaba de humor para que indagase en el asunto, y mucho menos para sus típicas peleas de "quien puede más". Estaba realmente furioso. Y ella no quería ser la afortunada con la que decidiese desahogar toda su rabia.
Salió de la habitación para evitar ser ella la próxima victima de su enfado. Caminó por los pasillos enormes y desiertos. Todos estarían seguramente preparándose para la cena. Bajó por las escaleras y se sorprendió al ver una luz encendida en un cuarto apartado. Pensando que podía ser Dul o Ninel se acercó.
Desde la puerta pudo ver que efectivamente Ninel estaba dentro. Acurrucada frente al fuego, en los brazos de Tiziano. Era una visión tan romántica que no puedo evitar contemplarla y sonreír.
- Piccola mía, no te preocupes -le decía él besándola con ternura.
- Pero creo que sabe la verdad -comentó Ninel con angustia, sorprendiendo a (tu name), que se quedó estupefacta en el sitio.
- Si lo supiese habría dicho algo. Y con el temperamento que ha demostrado tener, probablemente me habría roto la nariz o algo parecido -bromeó Tiziano abrazando con más fuerza a su mujer.
- Deseo tanto ser tu esposa y que todo se aclare -dijo Ninel en un suspiró.
(Tu name) se detestó por estar espiando. Pero le fue imposible moverse. Sabía que hablaban de Joe ¿Él sabía un secreto sobre su madre? Ella estaba segura de que así era. La actitud de Joe lo demostraba. Fuese cual fuese el temor de la bella mujer estaba justificado, porque Joe estaba evidentemente molesto con ella. Y él no lo estaría sin razón.
- ¿Nunca te dijeron que es de mala educación espiar detrás de las puertas? -pregunto una sensual voz masculina llena de sarcasmo.
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Re: [solo mayores] AMIGOS DESCONOCIDOS (Joe y ___)
Capítulo 55
(Tu name) se encogió de sorpresa y vergüenza. La había pillado y no podía más que intentar que la pareja de dentro no la descubriese también. Se giró lentamente con ojos inocentes que suplicaban silencio absoluto. Su descubridor la sonrió con devastador encanto y la agarró de un codo para guiarla lejos de allí.
- Cara, que aficiones más extrañas tienes -comentó con grandes pinceladas de sorna- ¿Qué otros hobbies tienes además del espionaje?
- Rapto bebés y torturo a héroes de guerra -se burló ella, caminando junto a él hasta el jardín.
- No creo que haya un solo hombre en el mundo que no se dejase torturar por una belleza como tú -aseguró Jean Carlo con adoración.
Ese chico nunca se cansaba de adularla. Y había algo en él que le resultaba irresistible. No sabía el qué. Era obvio que era uno de los hombres más atractivos que había visto nunca. Pelo moreno y rizado, ojos de un verde tan claro que llegaba a confundirse con un dorado deslumbrante. Su perfecto rostro era tan solo comparable al de su amado Joe. Había conocido a muchos hombres guapos, pero ninguno llegaba a poder hacerle la competencia en sensualidad a Joe. Pero ese chico le hacía recordar esa misma pasión ¿Sería su acento italiano o había algo más? Fuese lo que fuese no era suficientemente fuerte para olvidarse de Joe.
Charlaron durante largo rato dando un paseo, hasta regresar al mismo punto del que partieron. Entraron a la casa para despedirse y arreglarse rápidamente para cenar.
- Estate preparada -le advirtió Jean Carlo con una sonrisa malévola- La cena va a ser muy interesante.
- ¿Y eso? ¿Qué ha pasado? -preguntó curiosa.
- Dul esta furiosa. Mi padre le ha armado tremenda escena esta tarde. Hubo insultos en italiano y todo -se interrumpió en carcajadas- Ella no se va a quedar de brazos cruzados ante las órdenes de mi padre.
- ¿Cuáles órdenes? -quiso saber (tu name)¡, seguro de que no le iba a gustar lo que iba a escuchar.
- Que se alejase del codiciado Joseph. Y es extraño, porque mi hermana suele coquetearle a todo bicho viviente y con tu novio se ha comportado -señaló Jean Carlo frunciendo el ceño- No sé por qué se ha enfurecido tanto mi padre. Aunque Ninel estaba también allí. Supongo que fue ella la que pidió que no se metiese en tu camino. Aunque la advertencia de alejarnos de tu querido novio fue para los dos. Al parecer quieren protegerlo de nuestras malvadas garras -bromeó con una sonrisa pícara.
(Tu name) no se molestó en desmentir el noviazgo. Tiziano más que un favor le había causado un problema. Cuando a una chica superficial y caprichosa se le prohíbe algo es como decirle donde está escondido el tarro de la galletas, no dudará en ir a buscarlo. Suspiró con frustración. No necesitaba aquello. Pero había mucho más que una amenaza a una relación inexistente.
Ella se había librado recientemente de sus secretos -o la gran mayoría-, pero allí flotaba la angustia de esconder la verdad. No entendía qué ocurría allí, pero tenía la desagradable intuición de que iba a explotar una bomba en cualquier momento.
- No te preocupes, cara -susurró Jean Carlo desdibujando con el pulgar el ceño fruncido de ella.
(Tu name) desechó sus pensamientos y volvió a la realidad. Se encontró con unos ojos verdes pendientes de ella. Unos labios carnosos humedecidos de deseo y unas dóciles manos acariciándole el rostro. Se quedó rígida ante él. Antes de que pudiese decir o hacer algo para separarse, escuchó un sonido muy característico. Eran... ¿aplausos?
Se giraron inmediatamente hacia el lugar donde provenía el sonido y se encontró con la esbelta y poderosa figura de Joe sobre el penúltimo escalón, observándolos con ojos chispeantes. Pero ¿qué era lo que se veía en ellos? ¿Diversión o ira?
- ¡Que bonito! -se burló Joe caminando hacía ellos como un enorme muro que se expandía ante ella- ¿He interrumpido el momento tierno? -la ridiculizó cogiéndola por el brazo, apretándola contra él- ¿No decías que nada de sexo en la casa? ¿O solo iba por mí?
Así que había decidido seguir torturándola con desconfianzas e insultos ¡Perfecto! Ella se había hartado de ser la buena chica. No valía para serlo. Y le demostraría lo bien que se le daba no serlo.
- Estaba barajando mis opciones. Como Dul esta enojada, no me resulta nada atractiva la idea de compartir su cuarto -comentó (tu name) con tranquilidad y un rastro de burla- Así que esperaba que Jean Carlo me hiciese un huequito en su cama ¿Crees que lo consiga? -preguntó con fingida inocencia y un fondo de malévola sensualidad.
Pudo ver como las chispas de sus ojos ardían con furia. Sonrió satisfecha, antes de que él la cogiese del brazo y la arrastrase escaleras arriba. Y como por primera vez en mucho tiempo se sentía segura de sí misma y con muchísimas ganas de fastidiar a ese hombre, decidió meter más leña al fuego.
- ¡Ciao, amore! -gritó (tu name) a Jean Carlo muerta de risa, mientras era arrastrada- Nos vemos en la cena -dijo antes de perderlo de visto al entrar en los pasillos que llevaban a los dormitorios.
- ¡Ciao, cara! -escuchó replicar al joven entre risas.
Miró a Joe que la sujetaba del brazo, con tanta fuerza que le hacía daño. Pero no se lo iba a decir. Lo último que diría en ese momento era algo que le hiciese saber que podía dominarla, física o emocionalmente.
Abrió con brusquedad la puerta de la habitación y la tiró contra la cama. Se separó de ella solo unos segundos para ir a cerrar la puerta con llave y volvió a ella. (tu name) estaba sentada en medio de la cama con las piernas cruzadas bajo ella y una enorme sonrisa en los labios.
- ¿Crees que esto es un juego? -protestó Joe furioso.
- ¡Tú sabrás! Eres el que lo ha empezado. Yo solo lo he continuado. Y obviamente, lo he ganado -replicó (tu name) ampliando una sonrisa condescendiente.
- No juegues con fuego -advirtió furioso.
- ¿O qué? ¿Me voy a quemar? -espetó (tu name) inesperadamente triste- ¿Qué puedes hacer o decir que me haga más daño del que ya me has hecho? -preguntó rogando porque la irritación de sus ojos para dejar salir las lágrimas, desapareciese.
Vio como cada músculo del cuerpo de Joe se tensaban. La miró con algo parecido a culpa y después de apenas unos segundos, todo rastro de emoción desapareció de sus ojos. Se mantuvo frente a ella, quieto, inmóvil, sin hacer ni decir nada.
- Tengo que arreglarme para la cena -dijo (tu name) corriendo hasta la confortable soledad del baño.
Cerró tras ella y se dejó caer sobre la puerta hasta dar en el suelo. Le había confesado que le estaba haciendo daño. Si la conociese como ella siempre había creído que hacía, ataría cabos. Deduciría que lo amaba. Pero si la conociese, se habría dado cuenta antes que nunca habría estado con él por simple sexo. Si la conociese...
¡Ni ella se conocía a sí misma, en esos momentos! Enamorada de su mejor amigo. Dejándose utilizar. Soportando sus insultos y acusaciones. Y esa mirada de desdén que siempre lo acompañaba. Ella no tenía por qué soportar nada de aquello ¡y no lo haría!
Se lavó la cara, miró en el espejo a la (tu name) fuerte y segura de sí misma que había desaparecido hacía meses, y salió del baño. Pero la habitación estaba vacía. Se había ido. Una vez más, daba la espalda a hablar del problema y se encerraba en sí mismo. Pero esta vez no sería ella quien corriese tras él para estar a su lado sin hacer preguntas.
¡No la quería como su amiga! Pues que buscase alguien que soportase y entendiese sus cambios de humor. Que supiese que estaba mal aunque sonriese. Que se sentase durante horas a su lado en silencio sabiendo que necesita a alguien a su lado pero no era capaz de hablar. Ya no sería ella la que hiciese todo eso. Ya no eran amigos.
Y en ese mismo instante lo decidió. Nunca recuperaría lo que una vez tuvieron. Había desaparecido la oportunidad de que él la viese como algo más que un cuerpo que le diese calor en la cama. No había ninguna posibilidad de volver a ser amigos. Y por tanto, era absurdo seguir siendo amantes. Ella solo recibía dolor de esa relación. Destellos de lo que podrían tener juntos y nunca tendrían.
(Tu name) se encogió de sorpresa y vergüenza. La había pillado y no podía más que intentar que la pareja de dentro no la descubriese también. Se giró lentamente con ojos inocentes que suplicaban silencio absoluto. Su descubridor la sonrió con devastador encanto y la agarró de un codo para guiarla lejos de allí.
- Cara, que aficiones más extrañas tienes -comentó con grandes pinceladas de sorna- ¿Qué otros hobbies tienes además del espionaje?
- Rapto bebés y torturo a héroes de guerra -se burló ella, caminando junto a él hasta el jardín.
- No creo que haya un solo hombre en el mundo que no se dejase torturar por una belleza como tú -aseguró Jean Carlo con adoración.
Ese chico nunca se cansaba de adularla. Y había algo en él que le resultaba irresistible. No sabía el qué. Era obvio que era uno de los hombres más atractivos que había visto nunca. Pelo moreno y rizado, ojos de un verde tan claro que llegaba a confundirse con un dorado deslumbrante. Su perfecto rostro era tan solo comparable al de su amado Joe. Había conocido a muchos hombres guapos, pero ninguno llegaba a poder hacerle la competencia en sensualidad a Joe. Pero ese chico le hacía recordar esa misma pasión ¿Sería su acento italiano o había algo más? Fuese lo que fuese no era suficientemente fuerte para olvidarse de Joe.
Charlaron durante largo rato dando un paseo, hasta regresar al mismo punto del que partieron. Entraron a la casa para despedirse y arreglarse rápidamente para cenar.
- Estate preparada -le advirtió Jean Carlo con una sonrisa malévola- La cena va a ser muy interesante.
- ¿Y eso? ¿Qué ha pasado? -preguntó curiosa.
- Dul esta furiosa. Mi padre le ha armado tremenda escena esta tarde. Hubo insultos en italiano y todo -se interrumpió en carcajadas- Ella no se va a quedar de brazos cruzados ante las órdenes de mi padre.
- ¿Cuáles órdenes? -quiso saber (tu name)¡, seguro de que no le iba a gustar lo que iba a escuchar.
- Que se alejase del codiciado Joseph. Y es extraño, porque mi hermana suele coquetearle a todo bicho viviente y con tu novio se ha comportado -señaló Jean Carlo frunciendo el ceño- No sé por qué se ha enfurecido tanto mi padre. Aunque Ninel estaba también allí. Supongo que fue ella la que pidió que no se metiese en tu camino. Aunque la advertencia de alejarnos de tu querido novio fue para los dos. Al parecer quieren protegerlo de nuestras malvadas garras -bromeó con una sonrisa pícara.
(Tu name) no se molestó en desmentir el noviazgo. Tiziano más que un favor le había causado un problema. Cuando a una chica superficial y caprichosa se le prohíbe algo es como decirle donde está escondido el tarro de la galletas, no dudará en ir a buscarlo. Suspiró con frustración. No necesitaba aquello. Pero había mucho más que una amenaza a una relación inexistente.
Ella se había librado recientemente de sus secretos -o la gran mayoría-, pero allí flotaba la angustia de esconder la verdad. No entendía qué ocurría allí, pero tenía la desagradable intuición de que iba a explotar una bomba en cualquier momento.
- No te preocupes, cara -susurró Jean Carlo desdibujando con el pulgar el ceño fruncido de ella.
(Tu name) desechó sus pensamientos y volvió a la realidad. Se encontró con unos ojos verdes pendientes de ella. Unos labios carnosos humedecidos de deseo y unas dóciles manos acariciándole el rostro. Se quedó rígida ante él. Antes de que pudiese decir o hacer algo para separarse, escuchó un sonido muy característico. Eran... ¿aplausos?
Se giraron inmediatamente hacia el lugar donde provenía el sonido y se encontró con la esbelta y poderosa figura de Joe sobre el penúltimo escalón, observándolos con ojos chispeantes. Pero ¿qué era lo que se veía en ellos? ¿Diversión o ira?
- ¡Que bonito! -se burló Joe caminando hacía ellos como un enorme muro que se expandía ante ella- ¿He interrumpido el momento tierno? -la ridiculizó cogiéndola por el brazo, apretándola contra él- ¿No decías que nada de sexo en la casa? ¿O solo iba por mí?
Así que había decidido seguir torturándola con desconfianzas e insultos ¡Perfecto! Ella se había hartado de ser la buena chica. No valía para serlo. Y le demostraría lo bien que se le daba no serlo.
- Estaba barajando mis opciones. Como Dul esta enojada, no me resulta nada atractiva la idea de compartir su cuarto -comentó (tu name) con tranquilidad y un rastro de burla- Así que esperaba que Jean Carlo me hiciese un huequito en su cama ¿Crees que lo consiga? -preguntó con fingida inocencia y un fondo de malévola sensualidad.
Pudo ver como las chispas de sus ojos ardían con furia. Sonrió satisfecha, antes de que él la cogiese del brazo y la arrastrase escaleras arriba. Y como por primera vez en mucho tiempo se sentía segura de sí misma y con muchísimas ganas de fastidiar a ese hombre, decidió meter más leña al fuego.
- ¡Ciao, amore! -gritó (tu name) a Jean Carlo muerta de risa, mientras era arrastrada- Nos vemos en la cena -dijo antes de perderlo de visto al entrar en los pasillos que llevaban a los dormitorios.
- ¡Ciao, cara! -escuchó replicar al joven entre risas.
Miró a Joe que la sujetaba del brazo, con tanta fuerza que le hacía daño. Pero no se lo iba a decir. Lo último que diría en ese momento era algo que le hiciese saber que podía dominarla, física o emocionalmente.
Abrió con brusquedad la puerta de la habitación y la tiró contra la cama. Se separó de ella solo unos segundos para ir a cerrar la puerta con llave y volvió a ella. (tu name) estaba sentada en medio de la cama con las piernas cruzadas bajo ella y una enorme sonrisa en los labios.
- ¿Crees que esto es un juego? -protestó Joe furioso.
- ¡Tú sabrás! Eres el que lo ha empezado. Yo solo lo he continuado. Y obviamente, lo he ganado -replicó (tu name) ampliando una sonrisa condescendiente.
- No juegues con fuego -advirtió furioso.
- ¿O qué? ¿Me voy a quemar? -espetó (tu name) inesperadamente triste- ¿Qué puedes hacer o decir que me haga más daño del que ya me has hecho? -preguntó rogando porque la irritación de sus ojos para dejar salir las lágrimas, desapareciese.
Vio como cada músculo del cuerpo de Joe se tensaban. La miró con algo parecido a culpa y después de apenas unos segundos, todo rastro de emoción desapareció de sus ojos. Se mantuvo frente a ella, quieto, inmóvil, sin hacer ni decir nada.
- Tengo que arreglarme para la cena -dijo (tu name) corriendo hasta la confortable soledad del baño.
Cerró tras ella y se dejó caer sobre la puerta hasta dar en el suelo. Le había confesado que le estaba haciendo daño. Si la conociese como ella siempre había creído que hacía, ataría cabos. Deduciría que lo amaba. Pero si la conociese, se habría dado cuenta antes que nunca habría estado con él por simple sexo. Si la conociese...
¡Ni ella se conocía a sí misma, en esos momentos! Enamorada de su mejor amigo. Dejándose utilizar. Soportando sus insultos y acusaciones. Y esa mirada de desdén que siempre lo acompañaba. Ella no tenía por qué soportar nada de aquello ¡y no lo haría!
Se lavó la cara, miró en el espejo a la (tu name) fuerte y segura de sí misma que había desaparecido hacía meses, y salió del baño. Pero la habitación estaba vacía. Se había ido. Una vez más, daba la espalda a hablar del problema y se encerraba en sí mismo. Pero esta vez no sería ella quien corriese tras él para estar a su lado sin hacer preguntas.
¡No la quería como su amiga! Pues que buscase alguien que soportase y entendiese sus cambios de humor. Que supiese que estaba mal aunque sonriese. Que se sentase durante horas a su lado en silencio sabiendo que necesita a alguien a su lado pero no era capaz de hablar. Ya no sería ella la que hiciese todo eso. Ya no eran amigos.
Y en ese mismo instante lo decidió. Nunca recuperaría lo que una vez tuvieron. Había desaparecido la oportunidad de que él la viese como algo más que un cuerpo que le diese calor en la cama. No había ninguna posibilidad de volver a ser amigos. Y por tanto, era absurdo seguir siendo amantes. Ella solo recibía dolor de esa relación. Destellos de lo que podrían tener juntos y nunca tendrían.
sofia- Admin
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Re: [solo mayores] AMIGOS DESCONOCIDOS (Joe y ___)
bueno si comentan les subo cap
bienvenida Milu!!!!!!!!!!!!!
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sofia- Admin
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Re: [solo mayores] AMIGOS DESCONOCIDOS (Joe y ___)
Aww! muchas gracias!
MiLuu!- Cantidad de envíos : 8
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Re: [solo mayores] AMIGOS DESCONOCIDOS (Joe y ___)
My Gosh! sigue! porfavor es qe esto me tiene obsesionadaa
MiLuu!- Cantidad de envíos : 8
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Re: [solo mayores] AMIGOS DESCONOCIDOS (Joe y ___)
Capítulo 56
Al bajar para la cena se encontró con el asiento de Joe vacío. Ninel le dio una vana excusa para su ausencia y ella fingió aceptarla sin pesar. Jean Carlo aprovechó para hacerle compañía y animarla con sus ingeniosos chistes y coqueteos.
¡No se iba a sentir culpable!, se dijo tajante. Ella no era nada de Joe y en cuanto lo viese le dejaría claro que el tiempo de validez del contrato había espirado.
Al llegar el postre se escuchó el sonido de la puerta. Minutos más tarde, Joe entraba al comedor, haciendo que toda la atención se centrase en él.
(Tu name) estaba sorprendida por la aparición. Pero aún lo estuvo más por sus acciones. Caminó hacía ella, cogió a Jean Carlo del cuello de la camisa como si no pesase nada y lo levantó de su asiento, para hacerlo a un lado. Sentándose él al lado de (tu name). No dijo una palabra. Rechazó la comida cuando una sirvienta se la iba a colocar frente a él, y aceptó el postre. Todos continuaron con sus respectivas charlas al verlo comer.
Al terminar la cena e ir todos hacía el salón para tomar una copa, observó como Ninel se acercaba a su hijo para hablar y este la ignoraba, dándole la espalda y caminando hacía ella. No supo qué decir cuando lo tuvo frente a ella. No estaba acostumbrada a verlo tan serio, durante tanto tiempo.
Definitivamente no era quien ella creía que era.
Él la rodeó con una mano la cintura y la guió hasta el jardín. Era el momento de hablar. Y ella tenía mucho que decir. Pero ¿por donde empezar?
Vio como él se sentaba en unas escaleras de piedra y miraba al cielo estrellado como si buscase respuestas. Lo imitó y se sentó junto a él. No le costó ver la decisión en su cara. Había algo concreto que quería contarle. Pero ella sabía que si era sobre ellos, no le gustaría escucharlo. Y si no lo era, iba a hacer que se ilusionase de nuevo con significar algo para él. Y ya le había demostrado que no era nadie en su vida.
Decidió que sería ella la que hablase y terminase con aquel teatro, en cuanto lo vio abrir la boca. El temor dio vida a sus palabras.
-Tenemos que hablar -dijo (tu name) atropelladamente. Joe cerró la boca con brusquedad, como si se tragase sus propias palabras antes de que saliesen al exterior. Con el ceño fruncido la observó e hizo un leve gesto con la mano de cortesía para que continuase.
(Tu name) no tenía claro cómo diría aquello. Pero el amor que sentía por él la estaba consumiendo. Tenía que alejarlo de ella, de su lastimado corazón. Cogió fuerzas de donde no la había y se decidió a hablar.
- Nuestro trato... -intentó decir nerviosa- No creo que sea prudente que continúe.
- ¡Prudente! -repitió él en un susurro y esbozó una pequeña sonrisa sarcástica.
Ella sintió que todo el oxígeno abandonaba sus pulmones, y toda su decisión de continuar con aquello se tambaleó. Pero tenía que hacerlo antes que el daño fuese irreversible. Si es que no era demasiado tarde ya.
- Nos aporta más problemas que ventaja -dijo (Tu name) finalmente decidida a que era lo mejor- No paramos de hacernos daño. Pensamos que podíamos disfrutar de momentos juntos, pero esos momentos se han convertido en una batalla diaria.
La mirada de Joe era inescrutable. Pero estaba pendiente de ella, sin dejar de mirarla ni un segundo, con una leve sonrisa. Nerviosa decidió seguir hablando sin importarle si tenían o no sentido sus palabras.
- Está claro que no podemos ser amantes. Y has dejado claro que no quieres que seamos amigos. Así que es mejor que dejemos la farsa antes de que digamos o hagamos algo que pueda herir más al otro.
Cuando dejó de hablar notó que él se contrajo levemente, como si un dolor insoportable le hubiese cruzado todo el cuerpo. Suspiró y miró al oscuro cielo, esperando que dijese algo.
- Tienes razón -es lo único que dijo Joe, antes de levantarse y caminar hacía el interior de la casa.
¿Tan poco le importaba lo que habían tenido? ¿No lucharía nada por mantenerlo? ¿Ella no le importaba ni lo más mínimo? Pero era lógico. Ella solo le daba sexo. Y no le costaría nada reemplazarla. No tenía por qué afectarle en absoluto.
Antes de que pudiese evitarlo una lágrima se escapó de sus ojos y corrió bajo su mejilla. Se puso en pie rápidamente, se secó la lágrima y se prometió que sería la última que derramaría por ese hombre.
Escuchó las voces a lo lejos de los invitados de Tiziano y Ninel. Decidió que no era momento de socializar. Subiría, haría su maleta y le explicaría a Ninel que debía irse. Y se alejaría de Joe para siempre.
Convencida de que sería lo mejor. Y herida por no tener más opción, caminó hasta el cuarto. Al abrir se quedó estupefacta. Joe estaba sentado en el suelo, mirando a la nada. Apoyando la cabeza sobre los pies de la cama y los antebrazos sobre sus rodillas flexionadas. Se permitió un segundo para contemplarlo y después caminó hacía el armario sacando su maleta. La dejó sobre la cama y comenzó a colocar su ropa en ella. Joe no se movió. Cuando toda su ropa ya estaba guardada fue al baño por el resto de sus cosas. Al salir vio que él no se había movido del sitio. Guardó todas sus propiedades en la pequeña maleta y la cerró. Con esfuerzo la bajó de la cama y se paró junto a Joe para despedirse.
- No te puedes ir -dijo Joe sin más, antes de que ella abriese la boca.
- ¿Por qué no? -preguntó ella irritada por la indiferencia en su voz.
- Por varias razones -explicó él ausente y sin mirarla aún- No hay ningún vuelo hasta mañana...
- ¡Oh! -gimió frustrada soltando la maleta.
- Y no puedes dejarme solo -añadió él con voz ahogada.
(Tu name) sintió como el corazón se le encogía de emoción. Lo miró atónita, con ojos como platos y la boca abierta. No creía que lo que acababa de escuchar fuese cierto.
- Me harán muchas preguntas que no deseo contestar -rectificó Joe, mirándola al fin, con indiferencia- Todos creen que eres mi novia. Y si te vas me harán la vida imposible.
- Solo serán unos días. Y estoy segura de que encontrarás la forma de distraerte -espetó irritada.
Seguramente se distraería con Dul, pensó furiosa. Él pareció leerle la mente y sonrió.
- No soy tan ingenioso como tú, cariño. Estoy seguro de que me meteré en más de un lío -advirtió él sonriente- ¿Podrías hacer esto por lo que fue nuestra amistad? -le pidió expectante.
- ¿Quedarme el resto de la semana? -preguntó insegura.
- Fingir ser mi novia, unos días –corrigió Joe férreo.
¿Fingir ser su novia? ¿Estaba loco? Lo que ella más deseaba era alejarse de él y le estaba pidiendo que fingiese ser la persona que más cerca estaba de su corazón ¡Estaba loco!
Pero ella estaba aún peor por pensárselo, se recriminó furiosa. Unos días juntos harían que el final de su relación fuese más civilizado. Podría aprovechar para dejarle claro a Joe que lo hacía porque una vez fueron amigos pero que en ese momento ella no deseaba volver a verlo más porque le había hecho mucho daño. Podría...
¿A quien pretendía engañar? No estaba preparada para abandonarlo. Simple y llanamente. Él la necesitaba y una vez más ella se sacrificaría por él.
- De acuerdo -aceptó con voz pesada.
Él se levantó y la miró como si acabase de darle una mala noticia. Después asintió levemente y se marchó de la habitación. Ella rompió su juramento y se echó a llorar sobre el edredón ¿Por qué tenía que enamorarse de alguien que parecía disfrutar haciéndole daño?
Al bajar para la cena se encontró con el asiento de Joe vacío. Ninel le dio una vana excusa para su ausencia y ella fingió aceptarla sin pesar. Jean Carlo aprovechó para hacerle compañía y animarla con sus ingeniosos chistes y coqueteos.
¡No se iba a sentir culpable!, se dijo tajante. Ella no era nada de Joe y en cuanto lo viese le dejaría claro que el tiempo de validez del contrato había espirado.
Al llegar el postre se escuchó el sonido de la puerta. Minutos más tarde, Joe entraba al comedor, haciendo que toda la atención se centrase en él.
(Tu name) estaba sorprendida por la aparición. Pero aún lo estuvo más por sus acciones. Caminó hacía ella, cogió a Jean Carlo del cuello de la camisa como si no pesase nada y lo levantó de su asiento, para hacerlo a un lado. Sentándose él al lado de (tu name). No dijo una palabra. Rechazó la comida cuando una sirvienta se la iba a colocar frente a él, y aceptó el postre. Todos continuaron con sus respectivas charlas al verlo comer.
Al terminar la cena e ir todos hacía el salón para tomar una copa, observó como Ninel se acercaba a su hijo para hablar y este la ignoraba, dándole la espalda y caminando hacía ella. No supo qué decir cuando lo tuvo frente a ella. No estaba acostumbrada a verlo tan serio, durante tanto tiempo.
Definitivamente no era quien ella creía que era.
Él la rodeó con una mano la cintura y la guió hasta el jardín. Era el momento de hablar. Y ella tenía mucho que decir. Pero ¿por donde empezar?
Vio como él se sentaba en unas escaleras de piedra y miraba al cielo estrellado como si buscase respuestas. Lo imitó y se sentó junto a él. No le costó ver la decisión en su cara. Había algo concreto que quería contarle. Pero ella sabía que si era sobre ellos, no le gustaría escucharlo. Y si no lo era, iba a hacer que se ilusionase de nuevo con significar algo para él. Y ya le había demostrado que no era nadie en su vida.
Decidió que sería ella la que hablase y terminase con aquel teatro, en cuanto lo vio abrir la boca. El temor dio vida a sus palabras.
-Tenemos que hablar -dijo (tu name) atropelladamente. Joe cerró la boca con brusquedad, como si se tragase sus propias palabras antes de que saliesen al exterior. Con el ceño fruncido la observó e hizo un leve gesto con la mano de cortesía para que continuase.
(Tu name) no tenía claro cómo diría aquello. Pero el amor que sentía por él la estaba consumiendo. Tenía que alejarlo de ella, de su lastimado corazón. Cogió fuerzas de donde no la había y se decidió a hablar.
- Nuestro trato... -intentó decir nerviosa- No creo que sea prudente que continúe.
- ¡Prudente! -repitió él en un susurro y esbozó una pequeña sonrisa sarcástica.
Ella sintió que todo el oxígeno abandonaba sus pulmones, y toda su decisión de continuar con aquello se tambaleó. Pero tenía que hacerlo antes que el daño fuese irreversible. Si es que no era demasiado tarde ya.
- Nos aporta más problemas que ventaja -dijo (Tu name) finalmente decidida a que era lo mejor- No paramos de hacernos daño. Pensamos que podíamos disfrutar de momentos juntos, pero esos momentos se han convertido en una batalla diaria.
La mirada de Joe era inescrutable. Pero estaba pendiente de ella, sin dejar de mirarla ni un segundo, con una leve sonrisa. Nerviosa decidió seguir hablando sin importarle si tenían o no sentido sus palabras.
- Está claro que no podemos ser amantes. Y has dejado claro que no quieres que seamos amigos. Así que es mejor que dejemos la farsa antes de que digamos o hagamos algo que pueda herir más al otro.
Cuando dejó de hablar notó que él se contrajo levemente, como si un dolor insoportable le hubiese cruzado todo el cuerpo. Suspiró y miró al oscuro cielo, esperando que dijese algo.
- Tienes razón -es lo único que dijo Joe, antes de levantarse y caminar hacía el interior de la casa.
¿Tan poco le importaba lo que habían tenido? ¿No lucharía nada por mantenerlo? ¿Ella no le importaba ni lo más mínimo? Pero era lógico. Ella solo le daba sexo. Y no le costaría nada reemplazarla. No tenía por qué afectarle en absoluto.
Antes de que pudiese evitarlo una lágrima se escapó de sus ojos y corrió bajo su mejilla. Se puso en pie rápidamente, se secó la lágrima y se prometió que sería la última que derramaría por ese hombre.
Escuchó las voces a lo lejos de los invitados de Tiziano y Ninel. Decidió que no era momento de socializar. Subiría, haría su maleta y le explicaría a Ninel que debía irse. Y se alejaría de Joe para siempre.
Convencida de que sería lo mejor. Y herida por no tener más opción, caminó hasta el cuarto. Al abrir se quedó estupefacta. Joe estaba sentado en el suelo, mirando a la nada. Apoyando la cabeza sobre los pies de la cama y los antebrazos sobre sus rodillas flexionadas. Se permitió un segundo para contemplarlo y después caminó hacía el armario sacando su maleta. La dejó sobre la cama y comenzó a colocar su ropa en ella. Joe no se movió. Cuando toda su ropa ya estaba guardada fue al baño por el resto de sus cosas. Al salir vio que él no se había movido del sitio. Guardó todas sus propiedades en la pequeña maleta y la cerró. Con esfuerzo la bajó de la cama y se paró junto a Joe para despedirse.
- No te puedes ir -dijo Joe sin más, antes de que ella abriese la boca.
- ¿Por qué no? -preguntó ella irritada por la indiferencia en su voz.
- Por varias razones -explicó él ausente y sin mirarla aún- No hay ningún vuelo hasta mañana...
- ¡Oh! -gimió frustrada soltando la maleta.
- Y no puedes dejarme solo -añadió él con voz ahogada.
(Tu name) sintió como el corazón se le encogía de emoción. Lo miró atónita, con ojos como platos y la boca abierta. No creía que lo que acababa de escuchar fuese cierto.
- Me harán muchas preguntas que no deseo contestar -rectificó Joe, mirándola al fin, con indiferencia- Todos creen que eres mi novia. Y si te vas me harán la vida imposible.
- Solo serán unos días. Y estoy segura de que encontrarás la forma de distraerte -espetó irritada.
Seguramente se distraería con Dul, pensó furiosa. Él pareció leerle la mente y sonrió.
- No soy tan ingenioso como tú, cariño. Estoy seguro de que me meteré en más de un lío -advirtió él sonriente- ¿Podrías hacer esto por lo que fue nuestra amistad? -le pidió expectante.
- ¿Quedarme el resto de la semana? -preguntó insegura.
- Fingir ser mi novia, unos días –corrigió Joe férreo.
¿Fingir ser su novia? ¿Estaba loco? Lo que ella más deseaba era alejarse de él y le estaba pidiendo que fingiese ser la persona que más cerca estaba de su corazón ¡Estaba loco!
Pero ella estaba aún peor por pensárselo, se recriminó furiosa. Unos días juntos harían que el final de su relación fuese más civilizado. Podría aprovechar para dejarle claro a Joe que lo hacía porque una vez fueron amigos pero que en ese momento ella no deseaba volver a verlo más porque le había hecho mucho daño. Podría...
¿A quien pretendía engañar? No estaba preparada para abandonarlo. Simple y llanamente. Él la necesitaba y una vez más ella se sacrificaría por él.
- De acuerdo -aceptó con voz pesada.
Él se levantó y la miró como si acabase de darle una mala noticia. Después asintió levemente y se marchó de la habitación. Ella rompió su juramento y se echó a llorar sobre el edredón ¿Por qué tenía que enamorarse de alguien que parecía disfrutar haciéndole daño?
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Re: [solo mayores] AMIGOS DESCONOCIDOS (Joe y ___)
Capítulo 57
Desde la noche antes de comenzar esa visita, Joe se sentía el hombre más miserable del planeta. Había visto el dolor en los ojos de (tu name) y se había dado cuenta de que todo lo que hacía era engañarse para poder tener una excusa para tenerla cerca. Si se decía que ella no tenía sentimientos no tenía que preocuparse por herirlos. Pero ella los tenía y él le había hecho daño.
Se había repetido durante el trayecto en avión, una y otra vez que hablaría con ella, que se disculparía y haría lo que fuese necesario para enmendar su error. Pero entonces llegó su madre y después, Jean Carlo. Y los celos nublaron su juicio -una vez más-, siendo incapaz de hacer otra cosa que no fuese herirla aún más.
Habían jugado a un juego peligroso de celos, pero sabía que ella no temía por él. Solo lo quería como un amigo, por lo que no importaba que otras lo deseasen.
¡Y él se aprovechó de su amistad para atarla a él! se reprochó avergonzado.
Sabía que ella lo quería y haría cualquier cosa para no perderlo. Habían sido muchos años juntos.
Pero él se había pasado exigiendo y era justo que ella quisiese alejarse de él para siempre. No tenía derecho a pedirle que fuese su amante. Hacía días que se reprochaba por ello. Cada noche se quedaba despierto observándola y ordenándose que al día siguiente le diría que ya no hacía falta que se sacrificase más por él. Nunca la abandonaría. Pero después la abrazaba y su olor y la sensación de la suave piel femenina contra la suya, le decía que no podría vivir un solo día sin eso. Frustrado lo había pagado con ella, siendo grosero y tratándola mal. Pero no podía alejarla de él. Cuando vio todo ese dolor en sus ojos esa misma noche supo que no podía continuar con lo que estaba haciendo. Y huyó.
Caminó durante más de dos horas. Intentó encontrar la manera de seguir junto a ella y no tratarla como a un objeto sexual. Pero no había ninguna. No podían ser amigos, porque deseaba besar cada centímetro de su cuerpo cada vez que la miraba, y no soportaría verla con otro. Ella no era solo un cuerpo bonito, era mucho más.
Pero no había manera de tenerla en su cama sin tratarla como un objeto. Y ella no se merecía ese trato, por mucho que él se hubiese intentado convencer.
Había acabado aceptando que la única solución era alejarse el uno del otro y seguir con sus vidas. Decidió volver a la casa y contarle su decisión. Pero al ver a Jean Carlo en su asiento, junto a (tu name), todo su autocontrol y decisión se había evaporado. Suspiró irritado con el recuerdo, se frotó los ojos y se sentó en las escaleras de piedra del jardín.
Allí había decidido pedirle disculpas por ser un cretino y aprovecharse de ella. Pero ella, siempre más inteligente que él, se le había adelantado, haciendo que terminase su peculiar relación. No supo qué decir. Pensó que si pedía disculpas ella iba a pensar que era una manera de querer seducirla para que cambiase de opinión. Y si seguía allí frente a ella, tan hermosa como estaba, seguramente lo intentaría. Así que se marchó. Se encerró en su cuarto y entonces lo dominó el pánico ¡La iba a perder para siempre!
En estado de shock se había dejado caer en el suelo. No la volvería a ver, ni a tocar. Otros la besarían, se embriagarían con su perfume, se perderían en la inmensidad de su mirada, se extasiarían con su risa. No volvería a disfrutar de esa pequeña seductora nunca más. El corazón se le encogió tanto que creyó haberlo perdido por completo. No podía perderla. Aún no estaba preparado.
Bajó a la realidad al ver como ella entraba en el baño y recogía sus cosas. Estaba haciendo la maleta ¿Cuanto tiempo llevaría allí? Había estado tan absorto intentando encontrarle sentido al caos que había en su interior que no la había visto. Pero ella estaba por marcharse y no había encontrado ninguna solución. Así que se limitó a decir que simplemente no podía irse. Soltó la primera excusa que se le vino a la cabeza. Y sin pensar dijo la verdad ¡No podía abandonarlo! La quería junto a él. No se creía capaz de respirar si no era así.
Se levantó con brusquedad de la escalera de piedra y caminó por los jardines. Se había inventado otra estratagema más para mantenerla atada a él. Y encima se lo había pedido en nombre de su antigua amistad ¡Era rastrero! Se detestaba a sí mismo. Pero tenía que hacer algo para no perderla. Era algo temporal. Pero aún no estaba preparado para alejarse de ella para siempre.
Continuó caminando hasta encontrarse con la luz del despacho de Tiziano. Él y su madre se besaban apasionadamente en el interior. Podía verlos con claridad, en la distancia, por los grandes ventanales. Los dejó atrás en su camino.
¡Otra victima más en la lista de su madre!, pensó con pesar. Ella era una mujer sin corazón, incapaz de enamorarse. Por su culpa había juzgado así a (tu name). Pero ellas no eran iguales. (Tu name) era sincera con sus sentimientos. Si odiaba a alguien lo decía y si le gustaba también. Su madre, sin embargo, podía decir estar locamente enamorada de uno y no solo no ser cierto, sino que lo traicionaba de la forma más vil. Había tratado a su padre como un perrito faldero, siempre dispuesto para acatar sus órdenes. Y él había sido testigo del desprecio que obtenía a cambio. No entendía cómo su padre la había aguantado por tanto tiempo.
Lo peor de todo aquello era que había pagado todo su enojo con (tu name), en vez de hacerlo con la verdadera responsable. Suspiró con tristeza y se encaminó hacía su habitación. No estaba seguro de lo que haría esos días pero a pesar de que lo último que deseaba era quedarse en ese lugar, era su única excusa para tenerla cerca.
Al llegar a la habitación, la encontró a oscuras. Caminó a ciegas hasta la cama, hasta que sus ojos se acostumbraron a la escasa luz. Ella estaba acurrucada a un lado de la cama y le había dejado libre el resto, para que se acostase él al llegar.
Rodeó la cama hasta quedar junto a ella. Se arrodilló para quedar frente a su preciosa cara y la contempló. Su melena dorada caía por su hombro y se extendía por la almohada. Estaba hecha un ovillo, con las manos apretadas bajo su rostro. Le acarició la mejilla y rió al ver como ella movía su naricita, como una pequeña brujita que intenta hacer magia con su pequeña nariz.
Se puso de pie y se obligó a alejarse de ella. No podía dormir en la misma cama que ella. No podría controlarse y acabaría como todas las noches, apretándola contra él para sentirla parte de sí mismo.
- Duerme, cariño -dijo antes de alejarse de ella.
Lo mejor sería una buena ducha fría. Eso aclararía todas sus dudas y amortiguaría su deseo. Le había rogado hacerle el amor un millón de veces desde que había llegado. Y aunque realmente lo deseaba, en realidad lo más insoportable era la idea de tenerla lejos de su abrazo. Necesitaba el contacto de su piel. No tenía claro como sobreviviría sin ese contacto.
Mientras se duchaba recapacitó en el hecho de no tenerla nunca más, y sintió que su corazón hecho pedazos se perdía por el desagüe.
Al llegar al cuarto aún entre sombras, volvió a esperar a que su vista se acostumbrase. A medida que se acercaba a la cama, sentía que sería un infierno mucho peor de lo que él pudiese imaginar.
El paraíso era estar dentro de ella, y él nunca más lo volvería a sentir.
Caminó de nuevo junto a ella, envuelto en una pequeña, mullida y blanca toalla. Y se deleitó con la preciosa imagen que le dejaba ver la suave luz de la Luna que entraba por el ventanal.
- Te necesito tanto... -le susurró mientras le acariciaba los rizos dorados.
Se acercó suavemente hacía ella, como si tuviese todo el tiempo del mundo y quisiese aprovechar cada centímetro de la aproximación. Rozó suavemente los rosados y carnosos labios femeninos con los suyos y deposito un casto y tierno beso. Un simple beso que le hizo estremecerse. Haciendo que la ducha fría no hubiese servido para nada. Ella era la única persona capaz de tener tal poder sobre él. Su pequeña y traviesa ninfa.
Se colocó algo de ropa para dormir y se acostó en el pequeño sofá de la gran habitación. No se sentía con el suficiente autocontrol para dormir en la misma cama. La miró. Solo estaban a un escaso metro y le pareció que estaba en otro planeta. Un lugar inalcanzable. La había perdido. Y solo tenía unos días para hacerse a la idea antes de perderla por completo.
Desde la noche antes de comenzar esa visita, Joe se sentía el hombre más miserable del planeta. Había visto el dolor en los ojos de (tu name) y se había dado cuenta de que todo lo que hacía era engañarse para poder tener una excusa para tenerla cerca. Si se decía que ella no tenía sentimientos no tenía que preocuparse por herirlos. Pero ella los tenía y él le había hecho daño.
Se había repetido durante el trayecto en avión, una y otra vez que hablaría con ella, que se disculparía y haría lo que fuese necesario para enmendar su error. Pero entonces llegó su madre y después, Jean Carlo. Y los celos nublaron su juicio -una vez más-, siendo incapaz de hacer otra cosa que no fuese herirla aún más.
Habían jugado a un juego peligroso de celos, pero sabía que ella no temía por él. Solo lo quería como un amigo, por lo que no importaba que otras lo deseasen.
¡Y él se aprovechó de su amistad para atarla a él! se reprochó avergonzado.
Sabía que ella lo quería y haría cualquier cosa para no perderlo. Habían sido muchos años juntos.
Pero él se había pasado exigiendo y era justo que ella quisiese alejarse de él para siempre. No tenía derecho a pedirle que fuese su amante. Hacía días que se reprochaba por ello. Cada noche se quedaba despierto observándola y ordenándose que al día siguiente le diría que ya no hacía falta que se sacrificase más por él. Nunca la abandonaría. Pero después la abrazaba y su olor y la sensación de la suave piel femenina contra la suya, le decía que no podría vivir un solo día sin eso. Frustrado lo había pagado con ella, siendo grosero y tratándola mal. Pero no podía alejarla de él. Cuando vio todo ese dolor en sus ojos esa misma noche supo que no podía continuar con lo que estaba haciendo. Y huyó.
Caminó durante más de dos horas. Intentó encontrar la manera de seguir junto a ella y no tratarla como a un objeto sexual. Pero no había ninguna. No podían ser amigos, porque deseaba besar cada centímetro de su cuerpo cada vez que la miraba, y no soportaría verla con otro. Ella no era solo un cuerpo bonito, era mucho más.
Pero no había manera de tenerla en su cama sin tratarla como un objeto. Y ella no se merecía ese trato, por mucho que él se hubiese intentado convencer.
Había acabado aceptando que la única solución era alejarse el uno del otro y seguir con sus vidas. Decidió volver a la casa y contarle su decisión. Pero al ver a Jean Carlo en su asiento, junto a (tu name), todo su autocontrol y decisión se había evaporado. Suspiró irritado con el recuerdo, se frotó los ojos y se sentó en las escaleras de piedra del jardín.
Allí había decidido pedirle disculpas por ser un cretino y aprovecharse de ella. Pero ella, siempre más inteligente que él, se le había adelantado, haciendo que terminase su peculiar relación. No supo qué decir. Pensó que si pedía disculpas ella iba a pensar que era una manera de querer seducirla para que cambiase de opinión. Y si seguía allí frente a ella, tan hermosa como estaba, seguramente lo intentaría. Así que se marchó. Se encerró en su cuarto y entonces lo dominó el pánico ¡La iba a perder para siempre!
En estado de shock se había dejado caer en el suelo. No la volvería a ver, ni a tocar. Otros la besarían, se embriagarían con su perfume, se perderían en la inmensidad de su mirada, se extasiarían con su risa. No volvería a disfrutar de esa pequeña seductora nunca más. El corazón se le encogió tanto que creyó haberlo perdido por completo. No podía perderla. Aún no estaba preparado.
Bajó a la realidad al ver como ella entraba en el baño y recogía sus cosas. Estaba haciendo la maleta ¿Cuanto tiempo llevaría allí? Había estado tan absorto intentando encontrarle sentido al caos que había en su interior que no la había visto. Pero ella estaba por marcharse y no había encontrado ninguna solución. Así que se limitó a decir que simplemente no podía irse. Soltó la primera excusa que se le vino a la cabeza. Y sin pensar dijo la verdad ¡No podía abandonarlo! La quería junto a él. No se creía capaz de respirar si no era así.
Se levantó con brusquedad de la escalera de piedra y caminó por los jardines. Se había inventado otra estratagema más para mantenerla atada a él. Y encima se lo había pedido en nombre de su antigua amistad ¡Era rastrero! Se detestaba a sí mismo. Pero tenía que hacer algo para no perderla. Era algo temporal. Pero aún no estaba preparado para alejarse de ella para siempre.
Continuó caminando hasta encontrarse con la luz del despacho de Tiziano. Él y su madre se besaban apasionadamente en el interior. Podía verlos con claridad, en la distancia, por los grandes ventanales. Los dejó atrás en su camino.
¡Otra victima más en la lista de su madre!, pensó con pesar. Ella era una mujer sin corazón, incapaz de enamorarse. Por su culpa había juzgado así a (tu name). Pero ellas no eran iguales. (Tu name) era sincera con sus sentimientos. Si odiaba a alguien lo decía y si le gustaba también. Su madre, sin embargo, podía decir estar locamente enamorada de uno y no solo no ser cierto, sino que lo traicionaba de la forma más vil. Había tratado a su padre como un perrito faldero, siempre dispuesto para acatar sus órdenes. Y él había sido testigo del desprecio que obtenía a cambio. No entendía cómo su padre la había aguantado por tanto tiempo.
Lo peor de todo aquello era que había pagado todo su enojo con (tu name), en vez de hacerlo con la verdadera responsable. Suspiró con tristeza y se encaminó hacía su habitación. No estaba seguro de lo que haría esos días pero a pesar de que lo último que deseaba era quedarse en ese lugar, era su única excusa para tenerla cerca.
Al llegar a la habitación, la encontró a oscuras. Caminó a ciegas hasta la cama, hasta que sus ojos se acostumbraron a la escasa luz. Ella estaba acurrucada a un lado de la cama y le había dejado libre el resto, para que se acostase él al llegar.
Rodeó la cama hasta quedar junto a ella. Se arrodilló para quedar frente a su preciosa cara y la contempló. Su melena dorada caía por su hombro y se extendía por la almohada. Estaba hecha un ovillo, con las manos apretadas bajo su rostro. Le acarició la mejilla y rió al ver como ella movía su naricita, como una pequeña brujita que intenta hacer magia con su pequeña nariz.
Se puso de pie y se obligó a alejarse de ella. No podía dormir en la misma cama que ella. No podría controlarse y acabaría como todas las noches, apretándola contra él para sentirla parte de sí mismo.
- Duerme, cariño -dijo antes de alejarse de ella.
Lo mejor sería una buena ducha fría. Eso aclararía todas sus dudas y amortiguaría su deseo. Le había rogado hacerle el amor un millón de veces desde que había llegado. Y aunque realmente lo deseaba, en realidad lo más insoportable era la idea de tenerla lejos de su abrazo. Necesitaba el contacto de su piel. No tenía claro como sobreviviría sin ese contacto.
Mientras se duchaba recapacitó en el hecho de no tenerla nunca más, y sintió que su corazón hecho pedazos se perdía por el desagüe.
Al llegar al cuarto aún entre sombras, volvió a esperar a que su vista se acostumbrase. A medida que se acercaba a la cama, sentía que sería un infierno mucho peor de lo que él pudiese imaginar.
El paraíso era estar dentro de ella, y él nunca más lo volvería a sentir.
Caminó de nuevo junto a ella, envuelto en una pequeña, mullida y blanca toalla. Y se deleitó con la preciosa imagen que le dejaba ver la suave luz de la Luna que entraba por el ventanal.
- Te necesito tanto... -le susurró mientras le acariciaba los rizos dorados.
Se acercó suavemente hacía ella, como si tuviese todo el tiempo del mundo y quisiese aprovechar cada centímetro de la aproximación. Rozó suavemente los rosados y carnosos labios femeninos con los suyos y deposito un casto y tierno beso. Un simple beso que le hizo estremecerse. Haciendo que la ducha fría no hubiese servido para nada. Ella era la única persona capaz de tener tal poder sobre él. Su pequeña y traviesa ninfa.
Se colocó algo de ropa para dormir y se acostó en el pequeño sofá de la gran habitación. No se sentía con el suficiente autocontrol para dormir en la misma cama. La miró. Solo estaban a un escaso metro y le pareció que estaba en otro planeta. Un lugar inalcanzable. La había perdido. Y solo tenía unos días para hacerse a la idea antes de perderla por completo.
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Re: [solo mayores] AMIGOS DESCONOCIDOS (Joe y ___)
SIGUE! porfavor tienes qe subir muchos muchos muchos! es qe los leo de pedazitos para que no se me acaben tan rapido pero igual! necesito mas! xd
MiLuu!- Cantidad de envíos : 8
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Re: [solo mayores] AMIGOS DESCONOCIDOS (Joe y ___)
toy igual la chica no sube cap
si kieres pongo el ultimo k tengo para subir pero noc hasta cuando la chica pondra cap
noc tu dime
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noc tu dime
sofia- Admin
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Re: [solo mayores] AMIGOS DESCONOCIDOS (Joe y ___)
SiSi.. ponlo no mas.. por mientras por ultimo, ojalá qe suba luego
MiLuu!- Cantidad de envíos : 8
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Re: [solo mayores] AMIGOS DESCONOCIDOS (Joe y ___)
Capítulo 58
Los rayos de sol inundaban la habitación. (Tu name) comenzó a despertarse. Se tapó el rostro con una mano, intentando que la luz no la cegase. Se estiró perezosamente sobre las sábanas y miró la parte intacta de la cama que había reservado para que él durmiese. Después, miró hacía el sofá del cuarto. Estaba sola. Él habría salido temprano esa mañana. Probablemente para no tener que verla. Se tiró sobre el colchón de nuevo y cerró los ojos. No quería pensar en lo que había significado todo lo ocurrido la noche anterior.
Joe la había dejado en el cuarto hecha un mar de lágrimas. Había llorado hasta dormirse, acurrucada en un lado de la cama. Después, había notado un cosquilleo en la cara que casi consiguió despertarla. Pero estaba en un magnifico sueño en el que Joe la amaba y eran felices, y por supuesto ella tenía un fabuloso Ferrari para acompañarlos en esa vida de ensueño. Pero entonces lo había escuchado susurrarle que se durmiese. Él estaba allí, junto a ella, acariciándole la cara. Y le había dicho "cariño". Solo lo hacía sarcásticamente cuando estaba enojado. Pero esa vez su voz era suave, dulce, tan tierna que casi llora de felicidad.
Pero después, no pasó nada más. Vacío. Escuchó la ducha y se dijo que todo era producto del ensueño. Intentó dormir de nuevo, pero no pudo. Escuchó cada paso que dio él en la oscuridad. Notó como se acercaba a ella, y apretó los párpados intentando recordar que debería estar dormida. Iba a acostarse junto a ella, y todo su cuerpo contestó al hecho. Pero no lo hizo. Durmió en ese pequeño -y estaba segura que incómodo- sofá.
"Te necesito tanto..." le había susurrado antes de darle un dulce beso. Y estaba segura que eso no había sido un sueño. Porque pasó las siguientes tres horas intentando darle una lógica a lo sucedido ¿Qué quería decir que la necesitaba? Si fuese tan cínica como le gustaría pensar que era, pensaría que se refería a algo práctico, como que la necesitaba para hacerse pasar por su novia. Pero la verdad era que se había sorprendido a ella misma creyendo en cuentos de hadas en los que el príncipe acaba enamorado de la princesa, y no aprovechándose de su cuerpo para pasar a la siguiente.
¡Cielos, era patética! se dijo irritada. Un casto beso en la comisura de los labios y ya estaba haciéndose toda una película de amor. Él no la amaba. Y si había oído ternura en sus palabras era porque había vuelto el Joe dulce que ella conocía. Con suerte, se quedaría lo suficiente para no acabar matándolo antes de separarse para siempre. Porque ella también había vuelto a ser la que era, y no se dejaría pisotear de nuevo.
Se levantó con decisión de la cama y se metió en el baño. Unos minutos después estaba lista para lo que se le avecinaba. Pero ¿qué sería exactamente? Habían concordado fingir ser novios. Pero no sabía que esperaba de ella exactamente. Seguiría actuando como hasta entonces, se dijo relajadamente.
¿Ignorándolo y coqueteando con su futuro hermanastro? No estaba segura de que esa fuese la imagen de una buena novia. Aunque ella nunca había sido tal cosa. Solo estaría allí unos días, y ese mismo tiempo duraría su amistas con Joe, así que haría todo lo posible para ser la mejor novia del mundo. Después, lo sacaría de su vida y acabarían los problemas.
Sonrió al espejo y se dispuso a salir. Se encontró a Dulce y Joe en la cocina. Ambos hablaban relajadamente y reían sin parar. Pero no se sintió amenazada. Era un ambiente cómodo y distendido. Se preparó un zumo de naranja y se sentó a la mesa, junto a ellos. Pero nada más colocarse al lado de Joe él se levantó.
¡Se acabó el cuento de hadas! ¿Cuanto le había durado? ¿Cinco minutos? Suspiró y sonrió a la muchacha que tenía frente a ella.
- Joe me estaba contando sus planes para hoy -informó Dulce- ¡Es tan romántico!
¿De qué estaba hablando? Iba a hacer esa misma pregunta cuando Joe se sentó de nuevo junto a ella, le colocó un enrome tazón de leche, como a ella le gustaba y sus bollos preferidos ¿Qué estaba pasando ahí?
- ¡Come! Ya se que no te gusta desayunar nada más levantarte. Pero el día será pesado y no se a qué hora podremos almorzar -explicó Joe suavemente evitando mirarla a los ojos.
Estaba atónita, y como una autómata comenzó a engullir bollos. No sabía si estaba en un sueño o en una realidad paralela. Estaba segura de que en cualquier momento aparecería un elefante rosa por alguna parte.
Tras desayunar, sin apenas dirigirse la palabra, él la informó de que se irían a pasear por la playa. Explorarían un poco y se llevarían una cesta de picnic por si les entraba hambre.
Con un pantalón blanco hasta las rodillas, mostrando sus fuertes piernas y una camiseta sin mangas se presentó ante ella, cesta en mano. (Tu name) decidió seguirle la corriente, se colocó un bikini blanco y una minifalda vaquera del mismo color.
- ¿No va a hacer mucho frío para esto? -protestó (tu name).
- Aquí si. Pero en la playa con el Sol que hace hoy, estaremos perfectamente. Colócate una chaqueta hasta que lleguemos -le sugirió con una suave sonrisa.
Dulce. Muy dulce. Demasiado dulce, se dijo (tu name) desconfiada. Aun así, hizo lo que le decía y llegaron a una solitaria playa. Estaba llena de rocas y jugaron entre ellas, escalándolas y recordando las innumerables veces que se habían caído. Normalmente por culpa de ella, porque su espíritu aventurero acababa arrastrando a Joe a todas sus locuras. Y siempre acababan magullados.
- Tengo cientos de cicatrices por tu culpa -acusó Joe risueño.
- Son heridas de guerra -bromeó ella subiendo una enorme roca.
- ¡Ten cuidado! Esta resbaladizo -aconsejó preocupado- Creo que es mejor que volvamos.
- ¡Espera! ¡Ven rápido! Aquí hay algo... -dijo (tu name) perdiéndose unos segundos de su vista para después volver muy sonriente- Hay una cueva preciosa ¡Sube!
Ella lo ayudó con la cesta de picnic y subió. Entraron en la pequeña gruta. Tuvieron que agacharse para poder entrar. Pero se sorprendieron con su enorme interior. Estaba formado por rocas oscuras iluminadas por un foco de luz que venía desde arriba, haciendo un efecto impresionante de colores al impactar con el agua que corría desde las paredes hasta un riachuelo.
- ¡Es precioso! -dijo (tu name) asombrada.
- ¡Increíble! -corroboró Joe, pasando una mano por las fuentes de agua natural que caían de las paredes.
- Yo creía que esta clase de maravillas solo se veían en islas paradisíacas reservadas para millonarios -susurró la chica admirando el paisaje- Aunque supongo que esta lo es.
- ¡Sí! Hasta tú, con lo despistada que eres, deberías haberte dado cuenta de que estamos rodeados de millonarios -se burló el joven salpicándola de agua.
- Tú eres uno de ellos -espetó devolviéndole el gesto.
- ¡Oh! No deberías haberme mojado -afirmó Joe con una sonrisa malévola dirigiéndose lenta y poderosamente hacía ella.
- ¡Tú empezaste! -exclamó huyendo de él.
Por mucho que corrió, fue en vano. Acabó en lo que ellos habían considerado un riachuelo. En realidad los cubría a ambos. Él acabó en el agua intentando sobrevivir a los ataques de ella. Reían sin parar y tragaban agua del mismo modo. La agarró por la cintura para llevarla a la superficie. Ella se estaba despejando el pelo mojado de la cara distraídamente, mientras él intentaba recuperarse del impacto de tenerla tan cerca, entre sus brazos, cara a cara.
Una vez despejado el rostro, (tu name) abrió los ojos y se encontró con la mirada penetrante de Joe. Le costó unos segundos recordar como se respiraba y después se apartó de él suavemente.
- Este lugar es fantástico -dijo (tu name) con una gran sonrisa, apoyando el rostro sobre sus manos, que la mantenía a flote gracias a las rocas de alrededor.
- ¡Fantástico! -murmuró él, perdiéndose en la piel mojada frente a él. La suave espalda cubierta por la melena empapada.
Sonrió al ver como goteaba la preciosa nariz de (tu name) y la seco con un suave gesto con el dedo índice. Tenía que aprovechar esos días porque no tendría ninguno más.
- ¿Quieres comer algo? -sugirió Joe señalando a la cesta de comida que habían llevado. Ella asintió y ambos salieron del agua.
Tras comer algo y reír mucho más, pasearon toda la tarde. Al llegar a la casa, ambos estaban muy relajados. No se dieron cuenta de cuando o por qué, pero llegaron cogidos de la mano y muy sonriente. (Tu name) se iba a separar, ya que no quería que él supiese de sus sentimientos. Pero en ese momento vio a la familia Vitale al completo y decidió que era parte de su papel de novia ejemplar.
Era tan extraño, pensó Joe cuando llegaron al cuarto y ella se encerró en el baño para alistarse para la cena. Era la primera vez desde que supo toda la verdad sobre (tu name), que la veía tal y como siempre había sido. Tan bromista y traviesa como recordaba. Pero era muy diferente verla con ese diminuto bikini, que dejaba a la vista cada perfecta y voluptuosa curva. Una necesidad de abrazarla y no soltarla jamás se apoderó de él
¿Cómo un día tan fabuloso como el que había pasado podía resultarle tan doloroso? Ella era maravillosa, más de lo que nunca habría podido imaginarse. Pero él no era digno ni siquiera de compartir el mismo espacio físico con ella. Le deseaba que fuese muy feliz y que encontrase a un hombre que supiese valorar lo mucho que valía. Pero dudaba de que fuese a ser capaz de ser testigo de ello. Lo mejor para ambos sería no verse más. Aunque sintiese que eso fuese imposible.
Los rayos de sol inundaban la habitación. (Tu name) comenzó a despertarse. Se tapó el rostro con una mano, intentando que la luz no la cegase. Se estiró perezosamente sobre las sábanas y miró la parte intacta de la cama que había reservado para que él durmiese. Después, miró hacía el sofá del cuarto. Estaba sola. Él habría salido temprano esa mañana. Probablemente para no tener que verla. Se tiró sobre el colchón de nuevo y cerró los ojos. No quería pensar en lo que había significado todo lo ocurrido la noche anterior.
Joe la había dejado en el cuarto hecha un mar de lágrimas. Había llorado hasta dormirse, acurrucada en un lado de la cama. Después, había notado un cosquilleo en la cara que casi consiguió despertarla. Pero estaba en un magnifico sueño en el que Joe la amaba y eran felices, y por supuesto ella tenía un fabuloso Ferrari para acompañarlos en esa vida de ensueño. Pero entonces lo había escuchado susurrarle que se durmiese. Él estaba allí, junto a ella, acariciándole la cara. Y le había dicho "cariño". Solo lo hacía sarcásticamente cuando estaba enojado. Pero esa vez su voz era suave, dulce, tan tierna que casi llora de felicidad.
Pero después, no pasó nada más. Vacío. Escuchó la ducha y se dijo que todo era producto del ensueño. Intentó dormir de nuevo, pero no pudo. Escuchó cada paso que dio él en la oscuridad. Notó como se acercaba a ella, y apretó los párpados intentando recordar que debería estar dormida. Iba a acostarse junto a ella, y todo su cuerpo contestó al hecho. Pero no lo hizo. Durmió en ese pequeño -y estaba segura que incómodo- sofá.
"Te necesito tanto..." le había susurrado antes de darle un dulce beso. Y estaba segura que eso no había sido un sueño. Porque pasó las siguientes tres horas intentando darle una lógica a lo sucedido ¿Qué quería decir que la necesitaba? Si fuese tan cínica como le gustaría pensar que era, pensaría que se refería a algo práctico, como que la necesitaba para hacerse pasar por su novia. Pero la verdad era que se había sorprendido a ella misma creyendo en cuentos de hadas en los que el príncipe acaba enamorado de la princesa, y no aprovechándose de su cuerpo para pasar a la siguiente.
¡Cielos, era patética! se dijo irritada. Un casto beso en la comisura de los labios y ya estaba haciéndose toda una película de amor. Él no la amaba. Y si había oído ternura en sus palabras era porque había vuelto el Joe dulce que ella conocía. Con suerte, se quedaría lo suficiente para no acabar matándolo antes de separarse para siempre. Porque ella también había vuelto a ser la que era, y no se dejaría pisotear de nuevo.
Se levantó con decisión de la cama y se metió en el baño. Unos minutos después estaba lista para lo que se le avecinaba. Pero ¿qué sería exactamente? Habían concordado fingir ser novios. Pero no sabía que esperaba de ella exactamente. Seguiría actuando como hasta entonces, se dijo relajadamente.
¿Ignorándolo y coqueteando con su futuro hermanastro? No estaba segura de que esa fuese la imagen de una buena novia. Aunque ella nunca había sido tal cosa. Solo estaría allí unos días, y ese mismo tiempo duraría su amistas con Joe, así que haría todo lo posible para ser la mejor novia del mundo. Después, lo sacaría de su vida y acabarían los problemas.
Sonrió al espejo y se dispuso a salir. Se encontró a Dulce y Joe en la cocina. Ambos hablaban relajadamente y reían sin parar. Pero no se sintió amenazada. Era un ambiente cómodo y distendido. Se preparó un zumo de naranja y se sentó a la mesa, junto a ellos. Pero nada más colocarse al lado de Joe él se levantó.
¡Se acabó el cuento de hadas! ¿Cuanto le había durado? ¿Cinco minutos? Suspiró y sonrió a la muchacha que tenía frente a ella.
- Joe me estaba contando sus planes para hoy -informó Dulce- ¡Es tan romántico!
¿De qué estaba hablando? Iba a hacer esa misma pregunta cuando Joe se sentó de nuevo junto a ella, le colocó un enrome tazón de leche, como a ella le gustaba y sus bollos preferidos ¿Qué estaba pasando ahí?
- ¡Come! Ya se que no te gusta desayunar nada más levantarte. Pero el día será pesado y no se a qué hora podremos almorzar -explicó Joe suavemente evitando mirarla a los ojos.
Estaba atónita, y como una autómata comenzó a engullir bollos. No sabía si estaba en un sueño o en una realidad paralela. Estaba segura de que en cualquier momento aparecería un elefante rosa por alguna parte.
Tras desayunar, sin apenas dirigirse la palabra, él la informó de que se irían a pasear por la playa. Explorarían un poco y se llevarían una cesta de picnic por si les entraba hambre.
Con un pantalón blanco hasta las rodillas, mostrando sus fuertes piernas y una camiseta sin mangas se presentó ante ella, cesta en mano. (Tu name) decidió seguirle la corriente, se colocó un bikini blanco y una minifalda vaquera del mismo color.
- ¿No va a hacer mucho frío para esto? -protestó (tu name).
- Aquí si. Pero en la playa con el Sol que hace hoy, estaremos perfectamente. Colócate una chaqueta hasta que lleguemos -le sugirió con una suave sonrisa.
Dulce. Muy dulce. Demasiado dulce, se dijo (tu name) desconfiada. Aun así, hizo lo que le decía y llegaron a una solitaria playa. Estaba llena de rocas y jugaron entre ellas, escalándolas y recordando las innumerables veces que se habían caído. Normalmente por culpa de ella, porque su espíritu aventurero acababa arrastrando a Joe a todas sus locuras. Y siempre acababan magullados.
- Tengo cientos de cicatrices por tu culpa -acusó Joe risueño.
- Son heridas de guerra -bromeó ella subiendo una enorme roca.
- ¡Ten cuidado! Esta resbaladizo -aconsejó preocupado- Creo que es mejor que volvamos.
- ¡Espera! ¡Ven rápido! Aquí hay algo... -dijo (tu name) perdiéndose unos segundos de su vista para después volver muy sonriente- Hay una cueva preciosa ¡Sube!
Ella lo ayudó con la cesta de picnic y subió. Entraron en la pequeña gruta. Tuvieron que agacharse para poder entrar. Pero se sorprendieron con su enorme interior. Estaba formado por rocas oscuras iluminadas por un foco de luz que venía desde arriba, haciendo un efecto impresionante de colores al impactar con el agua que corría desde las paredes hasta un riachuelo.
- ¡Es precioso! -dijo (tu name) asombrada.
- ¡Increíble! -corroboró Joe, pasando una mano por las fuentes de agua natural que caían de las paredes.
- Yo creía que esta clase de maravillas solo se veían en islas paradisíacas reservadas para millonarios -susurró la chica admirando el paisaje- Aunque supongo que esta lo es.
- ¡Sí! Hasta tú, con lo despistada que eres, deberías haberte dado cuenta de que estamos rodeados de millonarios -se burló el joven salpicándola de agua.
- Tú eres uno de ellos -espetó devolviéndole el gesto.
- ¡Oh! No deberías haberme mojado -afirmó Joe con una sonrisa malévola dirigiéndose lenta y poderosamente hacía ella.
- ¡Tú empezaste! -exclamó huyendo de él.
Por mucho que corrió, fue en vano. Acabó en lo que ellos habían considerado un riachuelo. En realidad los cubría a ambos. Él acabó en el agua intentando sobrevivir a los ataques de ella. Reían sin parar y tragaban agua del mismo modo. La agarró por la cintura para llevarla a la superficie. Ella se estaba despejando el pelo mojado de la cara distraídamente, mientras él intentaba recuperarse del impacto de tenerla tan cerca, entre sus brazos, cara a cara.
Una vez despejado el rostro, (tu name) abrió los ojos y se encontró con la mirada penetrante de Joe. Le costó unos segundos recordar como se respiraba y después se apartó de él suavemente.
- Este lugar es fantástico -dijo (tu name) con una gran sonrisa, apoyando el rostro sobre sus manos, que la mantenía a flote gracias a las rocas de alrededor.
- ¡Fantástico! -murmuró él, perdiéndose en la piel mojada frente a él. La suave espalda cubierta por la melena empapada.
Sonrió al ver como goteaba la preciosa nariz de (tu name) y la seco con un suave gesto con el dedo índice. Tenía que aprovechar esos días porque no tendría ninguno más.
- ¿Quieres comer algo? -sugirió Joe señalando a la cesta de comida que habían llevado. Ella asintió y ambos salieron del agua.
Tras comer algo y reír mucho más, pasearon toda la tarde. Al llegar a la casa, ambos estaban muy relajados. No se dieron cuenta de cuando o por qué, pero llegaron cogidos de la mano y muy sonriente. (Tu name) se iba a separar, ya que no quería que él supiese de sus sentimientos. Pero en ese momento vio a la familia Vitale al completo y decidió que era parte de su papel de novia ejemplar.
Era tan extraño, pensó Joe cuando llegaron al cuarto y ella se encerró en el baño para alistarse para la cena. Era la primera vez desde que supo toda la verdad sobre (tu name), que la veía tal y como siempre había sido. Tan bromista y traviesa como recordaba. Pero era muy diferente verla con ese diminuto bikini, que dejaba a la vista cada perfecta y voluptuosa curva. Una necesidad de abrazarla y no soltarla jamás se apoderó de él
¿Cómo un día tan fabuloso como el que había pasado podía resultarle tan doloroso? Ella era maravillosa, más de lo que nunca habría podido imaginarse. Pero él no era digno ni siquiera de compartir el mismo espacio físico con ella. Le deseaba que fuese muy feliz y que encontrase a un hombre que supiese valorar lo mucho que valía. Pero dudaba de que fuese a ser capaz de ser testigo de ello. Lo mejor para ambos sería no verse más. Aunque sintiese que eso fuese imposible.
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Re: [solo mayores] AMIGOS DESCONOCIDOS (Joe y ___)
si alguien comenta pongo cappp
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Re: [solo mayores] AMIGOS DESCONOCIDOS (Joe y ___)
Estoy dentro de la definicion "alguien" ??.. por que si es así, porfavor siguee!
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Re: [solo mayores] AMIGOS DESCONOCIDOS (Joe y ___)
Capítulo 59
(Tu name) estaba más feliz de lo que debería ser aconsejable para su sufrido corazón. Pero habían pasado un día fabuloso y no quería bajar a la realidad. Hasta que salió del baño y se encontró a Joe con la expresión más triste que le había visto jamás, entonces supo que no todo era como parecía ser. Él había disimulado y sonreído en cuanto la había visto. Habían bajado para cenar, encontrándose solo con la familia Vitale, ya que el resto de invitados había abandonado esa misma tarde la propiedad.
Jean Carlo estaba siendo tan considerado con ella como siempre y Joe intentaba no ponerse celoso. Ella pudo ver el evidente esfuerzo que hacía. Notaba como una ráfaga de ira lo invadía y después solo veía pena. No sabía en qué estaría pensando, pero podía ver en sus ojos añoranza.
- ¡Hacen una pareja tan linda! -exclamó Ninel, de nuevo, como hacía sin parar cada vez que los veía juntos.
Por primera vez desde que todo aquello pasó, Joe no corrigió a su madre o protestó por la observación. Solo miró con dulzura a (tu name) y le besó el dorso de la mano.
¡Aquello era una auténtica pesadilla! quiso gritar (tu name). Era más fácil lidiar con el amante egoísta.
Ver la cara de pura tristeza de Joe, la desconcertaba. Cada minuto tenía que ponerse la mano en el pecho para notar los latidos de su corazón, para asegurarse de que no se le había derretido.
- ¡Les tengo que echar una foto! -aseguró Ninel, al ver que ninguno se quejaba por sus comentarios.
Tras la cena, posaron para varias fotos en el jardín. Al menos, alguien tendría el recuerdo de esa relación. Joe la abrazó muy fuerte contra él y ella se estremeció. No estaba segura, pero creyó notarlo temblar. Habría sido por el frío, pensó la chica sin darle importancia.
Se reunieron con el resto en el acogedor salón, para tomar la última copa antes de despedirse hasta el día siguiente. Dulce y Jean Carlo hablaban con el ceño fruncido en el sofá. Eran unos auténticos hermanos típicos. No podían pasar ni cinco minutos sin pelearse. Tiziano les acercó unas copas al verlos llegar, con una gran sonrisa. Joe pensó que era una pena que un hombre tan agradable se hubiese dejado manipular por una arpía como su madre.
Se sentó en un sofá cercano al de los hermanos y sonrió a (tu name) cuando esta lo acompañó.
Se veía tan bello y vulnerable, pensó (tu name) con todo su amor acumulado en el pecho. Cualquiera que no lo conociese de verdad -todo el mundo- pensaría que era feliz. Pero ella sabía que escondía mucho en su interior. Destellos de cólera, resentimiento y tristeza le cruzaban continuamente, en sus preciosos y penetrantes ojos.
Charlaron todos un poco más. Todo fue muy educado y sosegado. Y cuando llegó el momento de volver a la habitación, se llevó la sorpresa de volver sola. Joe le había pedido gentilmente que fuese a dormir, que en unos minutos se reuniría con ella.
Obviamente la explicación se la dio para seguir con su papel de novio, pensó (tu name) rápidamente. No se dejaría convencer por la adolescente deseosa de amor que tenía en su interior. Él estaba siendo educado pero eso no significaba nada. Nunca la amaría. Y sería mucho más feliz si lo aceptaba cuanto antes y se alejaba de él para siempre.
Con ese pensamiento se metió en la cama e intentó dormir.
Joe por su parte, decidió que la forma perfecta de caer inconsciente era una botella de whisky, y fue en su busca. Se encerró en una sala con un pequeño mini bar y bebió sin parar. Deseando que todo el dolor que se acumulaba en su interior desapareciese. Si se sentía tan desolado teniéndola a su lado ¿como sería de insoportable sin ella? No quería pensarlo así que tomó otro trago más. Y con cada pensamiento sobre la perdida, la culpa y los fantásticos recuerdos, toma tragos sin parar.
Cuando la habitación en sombras se volvió borrosa y los ruidos a su alrededor se escuchaban amortiguados, la puerta se abrió ante él. No consiguió enfocar la vista lo bastante para saber de quien se trataba. Ignoró el hecho de estar acompañado y siguió bebiendo
.
La figura borrosa se sentó junto a él. Consiguió distinguirlo entre los leves rayos de luz que se filtraban por el ventanal. Tiziano era un hombre grande, corpulento. Con los mismos ojos verdes, casi dorados, de sus hijos. Y el mismo pelo negro rizado.
Ignoró el parecido de la familia pensando que probablemente era normal entre los italianos, esos rasgos tan característicos. Se perdió de nuevo en su copa, sin hacer el menor caso de la presencia masculina.
- ¿Mal de amores? -preguntó el hombre mirando la botella vacía.
Joe lo miró entonces con expresión algo confusa.
- ¿Amor? -repitió Joe y suspiró- (Tu name) no es mi novia -confesó con expresión insondable.
- Eso no contesta a mi pregunta -afirmó Tiziano. Joe lo miró sorprendido y asintió.
- Supongo que no, no contesta a tu pregunta -corroboró bebiendo de nuevo.
Tiziano alcanzó un vaso y sacó otra botella. Lleno su vaso y el del joven, y bebió en silencio junto a él.
- ¿No se supone que me debes convencer de que ya he bebido suficiente? -pregunto Joe con sarcasmo.
- Cuando se trata de entender a una mujer, ninguna cantidad de alcohol es suficiente -afirmó Tiziano sorprendentemente serio- Yo pase mi primer año de casado prácticamente borracho. Si no hubiese sido por el nacimiento de Jean Carlo... - le confió con tristeza.
- ¿No amaba a su esposa? -quiso saber Joe, olvidando por un segundo el agujero de su interior.
- Fue un matrimonio de conveniencia entre dos familias amigas tradicionales. Ninguno éramos felices. Tardamos en darnos cuenta de que habría sido mejor negarnos, pero el divorcio no estaba permitido. Así que para mantener el buen nombre de ambas familias seguimos casados -explicó el hombre bebiendo de su copa.
- ¿Siguen casados?
- No. ella murió hace un año -informó Tiziano con un gesto de pena- No nos amamos pero sentí mucho su perdida.
- Habrá sido duro para sus hijos -afirmó Joe.
- Lo venían venir. Llevaba mucho tiempo enferma. Ellos son muy inteligentes, saben que no había amor entre nosotros, y saben lo mucho que amo a tu madre -comentó deseando que él pudiese aceptarlo también.
- Ya veo -fue lo único que Joe le dijo.
Una familia intentando superar una tragedia se aferraba a su madre buscando la felicidad. Era verdaderamente irónico, pensó Joe. Ninel sería la última persona sobre el planeta que curaría sus heridas. Él sabía que ni siquiera había intentado hacer feliz a su propia familia ¿Cómo iba a hacer feliz a otra?
El día que el tuviese su propia familia, no les engañaría ni les haría ningún daño. Él los amaría con todo su corazón y les daría todo a su alcance, pensó Joe con rencor y esperanza. Y la imagen de (tu name) volvió a su mente. Ella había sido toda su familia y él la había engañado y herido. Probablemente no era mejor que su madre.
- ¿Qué ocurre muchacho? -preguntó Tiziano, colocando una mano sobre su hombro para que pusiese los pies sobre la tierra.
- Es todo tan difícil -dijo Joe desesperado- Si la tengo a mi lado, le hago daño. Y si la alejo de mí, sufro yo.
- ¡Oh! -exclamó Tiziano muy sonriente como si supiese la respuesta a esa situación- ¿Por qué crees que le haces daño?
- Ella no se merece que la traten como... -se interrumpió y miró al hombre ¿Por qué estaba compartiendo todo aquello con él? Desechó sus objeciones. Necesitaba desahogarse y continuó- Ella se merece que la traten como una princesa. Que le den amor y las estrellas si es lo que pide -explicó y se interrumpió de nuevo para mirar a su vaso- El whisky me convierte en un auténtico calzonazos.
- No es el whisky -le aseguró Tiziano- Sube arriba, duerme un poco y mañana intenta darle a esa chica un poco de lo que tú crees que necesita.
Joe no estaba seguro de entender lo que le había dicho, pero estaba tan débil que hasta le costaba levantar el vaso. Así que decidió dormir un poco. Se tambaleó hasta la habitación. Y aunque se había dicho que dormiría de nuevo en el sofá, cayó en la cama semiinconsciente.
(Tu name) estaba más feliz de lo que debería ser aconsejable para su sufrido corazón. Pero habían pasado un día fabuloso y no quería bajar a la realidad. Hasta que salió del baño y se encontró a Joe con la expresión más triste que le había visto jamás, entonces supo que no todo era como parecía ser. Él había disimulado y sonreído en cuanto la había visto. Habían bajado para cenar, encontrándose solo con la familia Vitale, ya que el resto de invitados había abandonado esa misma tarde la propiedad.
Jean Carlo estaba siendo tan considerado con ella como siempre y Joe intentaba no ponerse celoso. Ella pudo ver el evidente esfuerzo que hacía. Notaba como una ráfaga de ira lo invadía y después solo veía pena. No sabía en qué estaría pensando, pero podía ver en sus ojos añoranza.
- ¡Hacen una pareja tan linda! -exclamó Ninel, de nuevo, como hacía sin parar cada vez que los veía juntos.
Por primera vez desde que todo aquello pasó, Joe no corrigió a su madre o protestó por la observación. Solo miró con dulzura a (tu name) y le besó el dorso de la mano.
¡Aquello era una auténtica pesadilla! quiso gritar (tu name). Era más fácil lidiar con el amante egoísta.
Ver la cara de pura tristeza de Joe, la desconcertaba. Cada minuto tenía que ponerse la mano en el pecho para notar los latidos de su corazón, para asegurarse de que no se le había derretido.
- ¡Les tengo que echar una foto! -aseguró Ninel, al ver que ninguno se quejaba por sus comentarios.
Tras la cena, posaron para varias fotos en el jardín. Al menos, alguien tendría el recuerdo de esa relación. Joe la abrazó muy fuerte contra él y ella se estremeció. No estaba segura, pero creyó notarlo temblar. Habría sido por el frío, pensó la chica sin darle importancia.
Se reunieron con el resto en el acogedor salón, para tomar la última copa antes de despedirse hasta el día siguiente. Dulce y Jean Carlo hablaban con el ceño fruncido en el sofá. Eran unos auténticos hermanos típicos. No podían pasar ni cinco minutos sin pelearse. Tiziano les acercó unas copas al verlos llegar, con una gran sonrisa. Joe pensó que era una pena que un hombre tan agradable se hubiese dejado manipular por una arpía como su madre.
Se sentó en un sofá cercano al de los hermanos y sonrió a (tu name) cuando esta lo acompañó.
Se veía tan bello y vulnerable, pensó (tu name) con todo su amor acumulado en el pecho. Cualquiera que no lo conociese de verdad -todo el mundo- pensaría que era feliz. Pero ella sabía que escondía mucho en su interior. Destellos de cólera, resentimiento y tristeza le cruzaban continuamente, en sus preciosos y penetrantes ojos.
Charlaron todos un poco más. Todo fue muy educado y sosegado. Y cuando llegó el momento de volver a la habitación, se llevó la sorpresa de volver sola. Joe le había pedido gentilmente que fuese a dormir, que en unos minutos se reuniría con ella.
Obviamente la explicación se la dio para seguir con su papel de novio, pensó (tu name) rápidamente. No se dejaría convencer por la adolescente deseosa de amor que tenía en su interior. Él estaba siendo educado pero eso no significaba nada. Nunca la amaría. Y sería mucho más feliz si lo aceptaba cuanto antes y se alejaba de él para siempre.
Con ese pensamiento se metió en la cama e intentó dormir.
Joe por su parte, decidió que la forma perfecta de caer inconsciente era una botella de whisky, y fue en su busca. Se encerró en una sala con un pequeño mini bar y bebió sin parar. Deseando que todo el dolor que se acumulaba en su interior desapareciese. Si se sentía tan desolado teniéndola a su lado ¿como sería de insoportable sin ella? No quería pensarlo así que tomó otro trago más. Y con cada pensamiento sobre la perdida, la culpa y los fantásticos recuerdos, toma tragos sin parar.
Cuando la habitación en sombras se volvió borrosa y los ruidos a su alrededor se escuchaban amortiguados, la puerta se abrió ante él. No consiguió enfocar la vista lo bastante para saber de quien se trataba. Ignoró el hecho de estar acompañado y siguió bebiendo
.
La figura borrosa se sentó junto a él. Consiguió distinguirlo entre los leves rayos de luz que se filtraban por el ventanal. Tiziano era un hombre grande, corpulento. Con los mismos ojos verdes, casi dorados, de sus hijos. Y el mismo pelo negro rizado.
Ignoró el parecido de la familia pensando que probablemente era normal entre los italianos, esos rasgos tan característicos. Se perdió de nuevo en su copa, sin hacer el menor caso de la presencia masculina.
- ¿Mal de amores? -preguntó el hombre mirando la botella vacía.
Joe lo miró entonces con expresión algo confusa.
- ¿Amor? -repitió Joe y suspiró- (Tu name) no es mi novia -confesó con expresión insondable.
- Eso no contesta a mi pregunta -afirmó Tiziano. Joe lo miró sorprendido y asintió.
- Supongo que no, no contesta a tu pregunta -corroboró bebiendo de nuevo.
Tiziano alcanzó un vaso y sacó otra botella. Lleno su vaso y el del joven, y bebió en silencio junto a él.
- ¿No se supone que me debes convencer de que ya he bebido suficiente? -pregunto Joe con sarcasmo.
- Cuando se trata de entender a una mujer, ninguna cantidad de alcohol es suficiente -afirmó Tiziano sorprendentemente serio- Yo pase mi primer año de casado prácticamente borracho. Si no hubiese sido por el nacimiento de Jean Carlo... - le confió con tristeza.
- ¿No amaba a su esposa? -quiso saber Joe, olvidando por un segundo el agujero de su interior.
- Fue un matrimonio de conveniencia entre dos familias amigas tradicionales. Ninguno éramos felices. Tardamos en darnos cuenta de que habría sido mejor negarnos, pero el divorcio no estaba permitido. Así que para mantener el buen nombre de ambas familias seguimos casados -explicó el hombre bebiendo de su copa.
- ¿Siguen casados?
- No. ella murió hace un año -informó Tiziano con un gesto de pena- No nos amamos pero sentí mucho su perdida.
- Habrá sido duro para sus hijos -afirmó Joe.
- Lo venían venir. Llevaba mucho tiempo enferma. Ellos son muy inteligentes, saben que no había amor entre nosotros, y saben lo mucho que amo a tu madre -comentó deseando que él pudiese aceptarlo también.
- Ya veo -fue lo único que Joe le dijo.
Una familia intentando superar una tragedia se aferraba a su madre buscando la felicidad. Era verdaderamente irónico, pensó Joe. Ninel sería la última persona sobre el planeta que curaría sus heridas. Él sabía que ni siquiera había intentado hacer feliz a su propia familia ¿Cómo iba a hacer feliz a otra?
El día que el tuviese su propia familia, no les engañaría ni les haría ningún daño. Él los amaría con todo su corazón y les daría todo a su alcance, pensó Joe con rencor y esperanza. Y la imagen de (tu name) volvió a su mente. Ella había sido toda su familia y él la había engañado y herido. Probablemente no era mejor que su madre.
- ¿Qué ocurre muchacho? -preguntó Tiziano, colocando una mano sobre su hombro para que pusiese los pies sobre la tierra.
- Es todo tan difícil -dijo Joe desesperado- Si la tengo a mi lado, le hago daño. Y si la alejo de mí, sufro yo.
- ¡Oh! -exclamó Tiziano muy sonriente como si supiese la respuesta a esa situación- ¿Por qué crees que le haces daño?
- Ella no se merece que la traten como... -se interrumpió y miró al hombre ¿Por qué estaba compartiendo todo aquello con él? Desechó sus objeciones. Necesitaba desahogarse y continuó- Ella se merece que la traten como una princesa. Que le den amor y las estrellas si es lo que pide -explicó y se interrumpió de nuevo para mirar a su vaso- El whisky me convierte en un auténtico calzonazos.
- No es el whisky -le aseguró Tiziano- Sube arriba, duerme un poco y mañana intenta darle a esa chica un poco de lo que tú crees que necesita.
Joe no estaba seguro de entender lo que le había dicho, pero estaba tan débil que hasta le costaba levantar el vaso. Así que decidió dormir un poco. Se tambaleó hasta la habitación. Y aunque se había dicho que dormiría de nuevo en el sofá, cayó en la cama semiinconsciente.
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Re: [solo mayores] AMIGOS DESCONOCIDOS (Joe y ___)
Capitulo 60
Al notar el movimiento del colchón bajo el peso de Joe, (Tu name) se giró para verlo. Apestaba a alcohol. Lo miró con reproche unos segundos y después se levantó para rodear la cama hasta acabar junto a él. Observó su postura y aspecto desaliñado y suspiró pensando en lo difícil que sería desvestirlo estando en ese estado. Comenzó quitándole los zapatos y cuando llegó a la camisa decidió que después de aquello no sería necesario ir al gimnasio en un mes. No es que fuese, pero estaba segura de que al día siguiente tendría agujetas.
Tras meditarlo decidió que sería imposible colocarle el pijama. Tendría que dormir en bóxers. Tampoco sería la primera vez que lo viese así. Humedeció una toalla del baño y limpió la suave capa de sudor de su rostro y nuca, mojó sus labios y lo arropó bajo las sábanas. Se acostó de nuevo, acurrucándose junto a él. Se dijo que lo hacía para estar pendiente a él por si necesitaba algo durante la noche. Siempre había tenido debilidad por aquellas personas que la necesitaban.
Y estuvo pendiente a él. Tan pendiente que fue incapaz de dormir, observándolo. Se apoyó contra su pecho y comenzó a rondar su masculino rostro con dedos ansiosos ¡Era tan perfecto, que debería ser ilegal causar tales estragos en las mujeres! Miró los carnosos labios entreabiertos y no pudo evitar morder el suyo propio por la anticipación. Sabía demasiado bien cual era el sabor de esos labios. No creía que fuese capaz de olvidarlo nunca.
No pudo evitar que escapase un pequeño gemido de sus labios. Acto seguido el hombre que estaba contemplando comenzó a abrir los ojos. Y aunque en la oscuridad debería ser imposible que la viese con claridad, su mirada penetrante le aseguró que la veía completamente.
De una forma posesiva casi animal, la agarró por la cintura ciñendo el cuerpo femenino sobre el suyo. La comenzó a besar con pasión desesperada, y rodó con ella hasta estar dominándola por completo, con su poderoso cuerpo. La habitación se convirtió en una neblina de deseo y confusión. Gemidos y humedad los rodeaba. Besos y caricias vagaban sin objetivo específico. Y millones de sensaciones los inundaban. Sus propios quejidos se escuchaban muy lejanos, sin saber si ellos mismos eran los autores de tales. La unión fue ansiosa y exigente. Una total desinhibición que les hizo sentirse extasiados. Confusos tras la explosión de emociones.
La realidad fue llegando poquito a poco, pasando de largo ante (Tu name) y golpeando directamente sobre Joe. Rodó sobre su espalda y la llevó con ella en un abrazo posesivo. La acurrucó sobre su pecho y comenzó a acariciarle la espalda con manos distraídas ¡Lo había vuelto a hacer! pensó furioso. Se había aprovechado de la compasión de su amiga por su patético estado y le había exigido más de lo que merecía. Se sentía como la peor de las personas. Pero ni eso haría que la soltase en esos momentos.
¡Su piel era tan suave!, se maravilló mientras seguía acariciándola. Él era un cerdo y ella una princesa ¿Cómo podía exigirle que siguiese a su lado? Simplemente no podía. Y por mucho que hubiese cambiado exteriormente seguía siendo la misma (Tu name). La chica que no creía en el amor. La misma que le dijo que el matrimonio era la manera de que los hombres creyesen tener en su propiedad a una mujer. Ella no sentía, ni sentiría nunca, nada por él. Solo hacía aquello para no perder su amistad. Y él como un despreciable asno se había aprovechado de ello.
Había conocido a dos mujeres inolvidables en ella. Una traviesa amiga con la que siempre podía contar. Y una sensual mujer que le hacía estremecerse de placer con una simple sonrisa ¿Cómo podría estar con cualquier otra con dichos antecedentes? Ninguna podría compararse con ella. Su cuerpo se tensó con la idea de que ella estuviese con otros. La idea le causaba tal fatiga que creyó marearse ¡Sería el whisky!, se dijo, sabiendo que no era cierto.
El resto de la noche pasó sin dejar de abrazarla. Sabía que estaba despierta porque la notaba tensarse y relajarse, como si al igual que él no dejase de pensar en lo que allí había sucedido. No quiso hablar por miedo a que ella le dijese lo mucho que lamentaba lo ocurrido. Él no lo lamentaba en lo absoluto, y no podría soportar escucharla decir tal cosa. Así que se mantuvo en silencio hasta que Morfeo lo arrastró a un dulce sueño horas más tarde. Un lugar perfecto donde nada importaba. No existían dudas ni dolor. Pero no era el paraíso. Ese ya lo había encontrado en ella.
Por un fuerte ruido que entró por la ventana, (Tu name) comenzó a despertar. De forma innata, a la defensiva, se incorporó con celeridad y miró a su alrededor buscando la amenaza. No había nada ni nadie. Y como la mañana anterior se tendió sobre las sábanas para rememorar lo acontecido la noche pasada. Habían hecho el amor de una forma tan sensualmente extasiada, que creyó haber sido ella la ebria. No recordaba detalles de lo sucedido, como en otras ocasiones. Solo recordaba el deseo, la pasión y las miles de sensaciones que recorrieron su cuerpo estremeciéndolo de placer. Podría haber muerto de placer esa noche, se aseguró suspirando.
Pero Joe no estaba junto a ella al despertarse. Había sido una desinhibición producto del alcohol y probablemente por la mañana se arrepentía. Y ella debería hacerlo también. Aquello no era bueno para su pobre corazón. Le estaba haciendo crear expectativas que estaban lejos de la realidad. La desease aún o no, solo era sexo para él. Aunque comenzase a tratarla con dulzura y se preocupase por ella. Simplemente se comportaba como un amigo que había tenido un ataque de lujuria. Pero nada más.
Se levantó segura de que seguir con su papel y que pasasen los días para irse, era lo mejor. Se vistió con unos vaqueros y una camiseta cualquiera y bajó a desayunar. De nuevo se encontró en la cocina con Joe y Dulce. Pero esta vez si le molestó lo que se encontró. Ella estaba recostada sobre su brazo susurrándole algo al oído y él miraba distraídamente su taza de café. Caminó ante ellos para coger un zumo de naranja y ninguno de los dos se movió del sitio. Se sentó frente a la descarada chica y esta siguió ignorando su presencia. Juró que antes de acabará el día cometería un crimen. Pero ella no tenía derecho a exigirle nada. No eran absolutamente nada.
Pero su novia sí, dijo una vocecita traviesa en su cabeza. Si ella tenía que fingir ser su novia, debería ser en todos los sentidos. Cualquier mujer haría algo ante aquella situación. Y como descuartizarlo le pareció excesivo para un simple papel, decidió al menos separarlos.
- Dul ¿no has dormido bien? -preguntó (Tu name) inocentemente, haciendo que ambos la mirasen.
- ¿Yo? Ahm, sí ¿Por qué? -balbuceó la chica confundida.
- Como tratas a mi novio de almohada, pensé que el sueño se adueñaba de tu autocontrol -espetó con una sonrisa sarcástica- Supongo que simplemente querías mostrarte... amistosa.
La chica se sonrojó y se separó lentamente de Joe. Este pareció regresar a la vida y la miró con ojos burlones.
- ¿Y tú? ¿Has dormido bien? -preguntó Joe con ojos llenos de deseo.
- La verdad es que no -contestó ella relajadamente- Alguien invadía mi espacio en la cama y no me dejaba moverme.
Joe rió divertido. Sin duda era cierto. La había tenido secuestrada entre sus brazos toda la noche. Pero le gustaba la forma burlona en la que lo recordaba. Toda la tensión acumulada por miedo al encuentro se fue diluyendo. No se veía furiosa por lo sucedido. Ella no parecía estar resentida. Y él sintió una oleada muy conocida de deseo. Pero no era el carnal, que se había apoderado de él durante esos últimos meses. Era el deseo de fastidiarla y reírse como hacían antes.
- ¡Uhm! Cuando ya no cabes en la cama es momento de empezar a hacer ejercicio -se burló Joe desconsideradamente.
- No, gracias. Ya tengo bastantes agujetas de anoche -dijo (Tu name), viendo como ambos la miraban con sorpresa- ¡Oh, Dios! ¡Que mal pensados! Tengo agujetas de haberlo desvestido -intentó explicar dejando a Dulce aún más horrorizada y haciendo que Joe se soltase en carcajadas- Lo desvestí porque el señorito llegó borracho y cayó inconsciente sobre la cama ¡No seas mal pensada! -le ordenó a la chica irritada por tener que dar una explicación concreta.
- Son novios pueden hacer lo que quieran -comentó Dulce, sin el menor rastro de enfado.
- Gracias por tu permiso -bromeó (Tu name) relajadamente- Pero no me gusta compartir -miró a Joe- los detalles íntimos. Por eso quería dejar claro mi comentario. Para una vez que es inocente, quiero que se me valore el esfuerzo -bromeó robándole una tostada a Joe de su plato.
Joe la miraba como si nadie más hubiese en la habitación. Y eso la estaba poniendo nerviosa. Consiguió distraerse al ver entrar a Jean Carlo y sentarse junto a ella. Una oleada de satisfacción la invadía al ver la cara de Joe. Y se reprochó por aumentar las esperanzas de que él la llegase a amar. Pero solo estaría unos días más a su lado. Después, tendría que aprender a vivir sin él.
- Cara, ¿cómo amaneciste? -le preguntó Jean Carlo a (Tu name) ignorando al resto.
- Radiante ¿no me ves? -afirmó con una gran sonrisa. Él miró como se ceñía la camiseta a sus turgentes pechos y los vaqueros enmarcaban sus deliciosas caderas y gruñó.
- ¡Oh, sí! ¡Lo veo! -susurró con voz ronca de deseo.
- El escaparate no esta en venta -protestó Joe colérico- Así que si no quieres que lo próximo que veas sea mi puño acercándose a tu cara, te aconsejo que mantengas las distancias.
Todos miraron la perdida de control de Joe sorprendidos. Todos los presentes eran conscientes de los celos que le procesaba al italiano. Pero hasta entonces no había dicho nada para afirmarlo.
(Tu name) no pudo evitar que la adolescente que llevaba dentro diese saltos de alegría. Un deseo de abrazarlo, que casi la hace caerse de la silla, la invadió. Pero solo hacía un papel, se dijo la chica intentando dominar sus hormonas. Aunque siempre había sido celoso. No era ninguna señal. Él no la amaba. Punto.
Una frustración la invadió de repente y la niña mala de su interior luchó por salir.
- Deberías seguir tus propios consejos -dijo (Tu name) con más rencor del que le
gustaría haber expresado. Él había dejado que tocasen la mercancía aunque otra fuese la dueña. Y estaba verdaderamente celosa. No podía quitarse la imagen de Dulce sobre él.
Joe frunció el ceño y agachó la cabeza. (Tu name) le reprochaba que no hubiese sido capaz de mantener las manos quietas, se aseguró Joe. Y tenía todo el derecho. Había hecho que confiase en él de nuevo como un amigo y después, se le abalanzó como un perro hambriento. Tenía derecho de recriminarlo.
- Dos chicos peleando por una chica ¡Que bonito! -exclamó Dulce sin emoción- Pero al no ser yo la chica, esto me resulta un tanto incómodo -afirmó mirando a todos a su alrededor y centrándose en su hermano- ¿Por qué no te das por vencido? Está claro que no vas a conseguir nada.
- Dul, cállate -protestó furioso Jean Carlo- Y no te hagas la inocente, que todos sabemos que le coqueteas a Joe para fastidiar a papá.
- Al menos, yo no pretendo separar una pareja como tú -acusó su hermana irritada.
- Si se separan porque yo la cortejo un poco, definitivamente es que no estaban hechos para estar juntos -explicó Jean Carlo ignorando a la pareja junto a ellos- Pero que tú los separas por tus juegos, no tiene excusa.
Joe y (Tu name) se miraron atónitos por la riña entre hermanos. Hablaban de ellos y sin embargo, se sentían fuera de lugar. Ella no pudo aguantar tremendo numerito y carraspeó audiblemente.
- No quiero molestar su entretenida charla. Pero lo que uno u otro haga no afecta a nuestra relación tanto como piensan -informó (Tu name) con expresión serena- Y Dul, estoy bastante acostumbrada a que todas las mujeres deslicen su número de teléfono por el bolsillo de Joe, o lo busquen de forma bastante más explicita que tú.
- Y yo -continuó explicando Joe- aunque no me acostumbre ni me haga ninguna gracia, me he encontrado con hombres bastantes más insistentes de lo que lo hace Jean Carlo. Por ejemplo; mi propio primo -concluyó mirando al italiano- Pero si te le acercas, de verdad que te parto la cara -advirtió con expresión férrea.
(Tu name) sonrió y desdibujó el ceño fruncido de Joe con un dedo ¡Adoraba su vena posesiva! La echaría tanto de menos... Pero se estaba acostumbrando con demasiada facilidad al papel de novia. Y tenía que recordar que solo era un teatro ante la futura familia de Ninel. Después, dejaría que su maltrecho corazón intentase recomponerse.
Al notar el movimiento del colchón bajo el peso de Joe, (Tu name) se giró para verlo. Apestaba a alcohol. Lo miró con reproche unos segundos y después se levantó para rodear la cama hasta acabar junto a él. Observó su postura y aspecto desaliñado y suspiró pensando en lo difícil que sería desvestirlo estando en ese estado. Comenzó quitándole los zapatos y cuando llegó a la camisa decidió que después de aquello no sería necesario ir al gimnasio en un mes. No es que fuese, pero estaba segura de que al día siguiente tendría agujetas.
Tras meditarlo decidió que sería imposible colocarle el pijama. Tendría que dormir en bóxers. Tampoco sería la primera vez que lo viese así. Humedeció una toalla del baño y limpió la suave capa de sudor de su rostro y nuca, mojó sus labios y lo arropó bajo las sábanas. Se acostó de nuevo, acurrucándose junto a él. Se dijo que lo hacía para estar pendiente a él por si necesitaba algo durante la noche. Siempre había tenido debilidad por aquellas personas que la necesitaban.
Y estuvo pendiente a él. Tan pendiente que fue incapaz de dormir, observándolo. Se apoyó contra su pecho y comenzó a rondar su masculino rostro con dedos ansiosos ¡Era tan perfecto, que debería ser ilegal causar tales estragos en las mujeres! Miró los carnosos labios entreabiertos y no pudo evitar morder el suyo propio por la anticipación. Sabía demasiado bien cual era el sabor de esos labios. No creía que fuese capaz de olvidarlo nunca.
No pudo evitar que escapase un pequeño gemido de sus labios. Acto seguido el hombre que estaba contemplando comenzó a abrir los ojos. Y aunque en la oscuridad debería ser imposible que la viese con claridad, su mirada penetrante le aseguró que la veía completamente.
De una forma posesiva casi animal, la agarró por la cintura ciñendo el cuerpo femenino sobre el suyo. La comenzó a besar con pasión desesperada, y rodó con ella hasta estar dominándola por completo, con su poderoso cuerpo. La habitación se convirtió en una neblina de deseo y confusión. Gemidos y humedad los rodeaba. Besos y caricias vagaban sin objetivo específico. Y millones de sensaciones los inundaban. Sus propios quejidos se escuchaban muy lejanos, sin saber si ellos mismos eran los autores de tales. La unión fue ansiosa y exigente. Una total desinhibición que les hizo sentirse extasiados. Confusos tras la explosión de emociones.
La realidad fue llegando poquito a poco, pasando de largo ante (Tu name) y golpeando directamente sobre Joe. Rodó sobre su espalda y la llevó con ella en un abrazo posesivo. La acurrucó sobre su pecho y comenzó a acariciarle la espalda con manos distraídas ¡Lo había vuelto a hacer! pensó furioso. Se había aprovechado de la compasión de su amiga por su patético estado y le había exigido más de lo que merecía. Se sentía como la peor de las personas. Pero ni eso haría que la soltase en esos momentos.
¡Su piel era tan suave!, se maravilló mientras seguía acariciándola. Él era un cerdo y ella una princesa ¿Cómo podía exigirle que siguiese a su lado? Simplemente no podía. Y por mucho que hubiese cambiado exteriormente seguía siendo la misma (Tu name). La chica que no creía en el amor. La misma que le dijo que el matrimonio era la manera de que los hombres creyesen tener en su propiedad a una mujer. Ella no sentía, ni sentiría nunca, nada por él. Solo hacía aquello para no perder su amistad. Y él como un despreciable asno se había aprovechado de ello.
Había conocido a dos mujeres inolvidables en ella. Una traviesa amiga con la que siempre podía contar. Y una sensual mujer que le hacía estremecerse de placer con una simple sonrisa ¿Cómo podría estar con cualquier otra con dichos antecedentes? Ninguna podría compararse con ella. Su cuerpo se tensó con la idea de que ella estuviese con otros. La idea le causaba tal fatiga que creyó marearse ¡Sería el whisky!, se dijo, sabiendo que no era cierto.
El resto de la noche pasó sin dejar de abrazarla. Sabía que estaba despierta porque la notaba tensarse y relajarse, como si al igual que él no dejase de pensar en lo que allí había sucedido. No quiso hablar por miedo a que ella le dijese lo mucho que lamentaba lo ocurrido. Él no lo lamentaba en lo absoluto, y no podría soportar escucharla decir tal cosa. Así que se mantuvo en silencio hasta que Morfeo lo arrastró a un dulce sueño horas más tarde. Un lugar perfecto donde nada importaba. No existían dudas ni dolor. Pero no era el paraíso. Ese ya lo había encontrado en ella.
Por un fuerte ruido que entró por la ventana, (Tu name) comenzó a despertar. De forma innata, a la defensiva, se incorporó con celeridad y miró a su alrededor buscando la amenaza. No había nada ni nadie. Y como la mañana anterior se tendió sobre las sábanas para rememorar lo acontecido la noche pasada. Habían hecho el amor de una forma tan sensualmente extasiada, que creyó haber sido ella la ebria. No recordaba detalles de lo sucedido, como en otras ocasiones. Solo recordaba el deseo, la pasión y las miles de sensaciones que recorrieron su cuerpo estremeciéndolo de placer. Podría haber muerto de placer esa noche, se aseguró suspirando.
Pero Joe no estaba junto a ella al despertarse. Había sido una desinhibición producto del alcohol y probablemente por la mañana se arrepentía. Y ella debería hacerlo también. Aquello no era bueno para su pobre corazón. Le estaba haciendo crear expectativas que estaban lejos de la realidad. La desease aún o no, solo era sexo para él. Aunque comenzase a tratarla con dulzura y se preocupase por ella. Simplemente se comportaba como un amigo que había tenido un ataque de lujuria. Pero nada más.
Se levantó segura de que seguir con su papel y que pasasen los días para irse, era lo mejor. Se vistió con unos vaqueros y una camiseta cualquiera y bajó a desayunar. De nuevo se encontró en la cocina con Joe y Dulce. Pero esta vez si le molestó lo que se encontró. Ella estaba recostada sobre su brazo susurrándole algo al oído y él miraba distraídamente su taza de café. Caminó ante ellos para coger un zumo de naranja y ninguno de los dos se movió del sitio. Se sentó frente a la descarada chica y esta siguió ignorando su presencia. Juró que antes de acabará el día cometería un crimen. Pero ella no tenía derecho a exigirle nada. No eran absolutamente nada.
Pero su novia sí, dijo una vocecita traviesa en su cabeza. Si ella tenía que fingir ser su novia, debería ser en todos los sentidos. Cualquier mujer haría algo ante aquella situación. Y como descuartizarlo le pareció excesivo para un simple papel, decidió al menos separarlos.
- Dul ¿no has dormido bien? -preguntó (Tu name) inocentemente, haciendo que ambos la mirasen.
- ¿Yo? Ahm, sí ¿Por qué? -balbuceó la chica confundida.
- Como tratas a mi novio de almohada, pensé que el sueño se adueñaba de tu autocontrol -espetó con una sonrisa sarcástica- Supongo que simplemente querías mostrarte... amistosa.
La chica se sonrojó y se separó lentamente de Joe. Este pareció regresar a la vida y la miró con ojos burlones.
- ¿Y tú? ¿Has dormido bien? -preguntó Joe con ojos llenos de deseo.
- La verdad es que no -contestó ella relajadamente- Alguien invadía mi espacio en la cama y no me dejaba moverme.
Joe rió divertido. Sin duda era cierto. La había tenido secuestrada entre sus brazos toda la noche. Pero le gustaba la forma burlona en la que lo recordaba. Toda la tensión acumulada por miedo al encuentro se fue diluyendo. No se veía furiosa por lo sucedido. Ella no parecía estar resentida. Y él sintió una oleada muy conocida de deseo. Pero no era el carnal, que se había apoderado de él durante esos últimos meses. Era el deseo de fastidiarla y reírse como hacían antes.
- ¡Uhm! Cuando ya no cabes en la cama es momento de empezar a hacer ejercicio -se burló Joe desconsideradamente.
- No, gracias. Ya tengo bastantes agujetas de anoche -dijo (Tu name), viendo como ambos la miraban con sorpresa- ¡Oh, Dios! ¡Que mal pensados! Tengo agujetas de haberlo desvestido -intentó explicar dejando a Dulce aún más horrorizada y haciendo que Joe se soltase en carcajadas- Lo desvestí porque el señorito llegó borracho y cayó inconsciente sobre la cama ¡No seas mal pensada! -le ordenó a la chica irritada por tener que dar una explicación concreta.
- Son novios pueden hacer lo que quieran -comentó Dulce, sin el menor rastro de enfado.
- Gracias por tu permiso -bromeó (Tu name) relajadamente- Pero no me gusta compartir -miró a Joe- los detalles íntimos. Por eso quería dejar claro mi comentario. Para una vez que es inocente, quiero que se me valore el esfuerzo -bromeó robándole una tostada a Joe de su plato.
Joe la miraba como si nadie más hubiese en la habitación. Y eso la estaba poniendo nerviosa. Consiguió distraerse al ver entrar a Jean Carlo y sentarse junto a ella. Una oleada de satisfacción la invadía al ver la cara de Joe. Y se reprochó por aumentar las esperanzas de que él la llegase a amar. Pero solo estaría unos días más a su lado. Después, tendría que aprender a vivir sin él.
- Cara, ¿cómo amaneciste? -le preguntó Jean Carlo a (Tu name) ignorando al resto.
- Radiante ¿no me ves? -afirmó con una gran sonrisa. Él miró como se ceñía la camiseta a sus turgentes pechos y los vaqueros enmarcaban sus deliciosas caderas y gruñó.
- ¡Oh, sí! ¡Lo veo! -susurró con voz ronca de deseo.
- El escaparate no esta en venta -protestó Joe colérico- Así que si no quieres que lo próximo que veas sea mi puño acercándose a tu cara, te aconsejo que mantengas las distancias.
Todos miraron la perdida de control de Joe sorprendidos. Todos los presentes eran conscientes de los celos que le procesaba al italiano. Pero hasta entonces no había dicho nada para afirmarlo.
(Tu name) no pudo evitar que la adolescente que llevaba dentro diese saltos de alegría. Un deseo de abrazarlo, que casi la hace caerse de la silla, la invadió. Pero solo hacía un papel, se dijo la chica intentando dominar sus hormonas. Aunque siempre había sido celoso. No era ninguna señal. Él no la amaba. Punto.
Una frustración la invadió de repente y la niña mala de su interior luchó por salir.
- Deberías seguir tus propios consejos -dijo (Tu name) con más rencor del que le
gustaría haber expresado. Él había dejado que tocasen la mercancía aunque otra fuese la dueña. Y estaba verdaderamente celosa. No podía quitarse la imagen de Dulce sobre él.
Joe frunció el ceño y agachó la cabeza. (Tu name) le reprochaba que no hubiese sido capaz de mantener las manos quietas, se aseguró Joe. Y tenía todo el derecho. Había hecho que confiase en él de nuevo como un amigo y después, se le abalanzó como un perro hambriento. Tenía derecho de recriminarlo.
- Dos chicos peleando por una chica ¡Que bonito! -exclamó Dulce sin emoción- Pero al no ser yo la chica, esto me resulta un tanto incómodo -afirmó mirando a todos a su alrededor y centrándose en su hermano- ¿Por qué no te das por vencido? Está claro que no vas a conseguir nada.
- Dul, cállate -protestó furioso Jean Carlo- Y no te hagas la inocente, que todos sabemos que le coqueteas a Joe para fastidiar a papá.
- Al menos, yo no pretendo separar una pareja como tú -acusó su hermana irritada.
- Si se separan porque yo la cortejo un poco, definitivamente es que no estaban hechos para estar juntos -explicó Jean Carlo ignorando a la pareja junto a ellos- Pero que tú los separas por tus juegos, no tiene excusa.
Joe y (Tu name) se miraron atónitos por la riña entre hermanos. Hablaban de ellos y sin embargo, se sentían fuera de lugar. Ella no pudo aguantar tremendo numerito y carraspeó audiblemente.
- No quiero molestar su entretenida charla. Pero lo que uno u otro haga no afecta a nuestra relación tanto como piensan -informó (Tu name) con expresión serena- Y Dul, estoy bastante acostumbrada a que todas las mujeres deslicen su número de teléfono por el bolsillo de Joe, o lo busquen de forma bastante más explicita que tú.
- Y yo -continuó explicando Joe- aunque no me acostumbre ni me haga ninguna gracia, me he encontrado con hombres bastantes más insistentes de lo que lo hace Jean Carlo. Por ejemplo; mi propio primo -concluyó mirando al italiano- Pero si te le acercas, de verdad que te parto la cara -advirtió con expresión férrea.
(Tu name) sonrió y desdibujó el ceño fruncido de Joe con un dedo ¡Adoraba su vena posesiva! La echaría tanto de menos... Pero se estaba acostumbrando con demasiada facilidad al papel de novia. Y tenía que recordar que solo era un teatro ante la futura familia de Ninel. Después, dejaría que su maltrecho corazón intentase recomponerse.
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Re: [solo mayores] AMIGOS DESCONOCIDOS (Joe y ___)
Capitulo 62
Mientras (Tu name) hacía sus maletas, Joe salía a toda prisa del salón para perderse en el despacho de Tiziano en busca de una copa.
¡Menos mal que estaba bebiendo agua!, pensó mientras se secaba el rostro y soltaba una carcajada. Vació la copa de un trago mientras recordaba lo bella que se veía ella cuando se enojaba con él. Lo perfecta que era su sonrisa cuando iluminaba la habitación con ella. Lo devastadoramente inteligente que era. Tan ingeniosa que no conocía a nadie que hubiese conseguido dejarla sin habla. Tan perfecta que hacía que los simples mortales deseasen montarle un altar para adorarla. Tomó otra copa de un trago. Él no era nadie para ella. Un admirador más. Lo único que lo diferenciaba era que estuvo en el momento adecuado en el lugar oportuno. Privilegios de la infancia, que había expirado al aprovecharse en exceso. Un trago más y vuelta a rellenar la copa.
- En lugar de emborracharte ¿por qué no vas a pedirle perdón por tu comportamiento? -escuchó decir a su madre desde la puerta.
¿Perdón? ¿Ella hablaba de pedir perdón? Era irónica que la mujer que jamás tuvo remordimientos por sus actos, se atreviese a darle lecciones de moralidad. No pudo evitar soltar una carcajada.
- (Tu apodo) no se merece que le hables así -protestó Ninel caminando hacía él- No sé qué haya pasado entre ustedes. Pero lo mejor es hablar de ello.
- ¿Desde cuando eres una experta en relaciones? -espetó el joven con furia contenida- Hasta donde yo sé, lo único que sabes hacer es exigir que te complazcan. No tienes el más mínimo conocimiento de cómo devolver el favor.
- ¿Cómo te atreves? -vocifero su madre sorprendida- No voy a permitir que me hables así. Por muy enfadado que estés con tu novia. No tienes derecho de faltarnos al respeto a ninguna de las dos.
- Habré heredado ese defecto de ti -replicó Joe a la defensiva. Estaba harto de callarse lo que sabía, y furioso por la doble moral de la mujer.
- ¡No le hables así a tu madre! -le ordenó la voz autoritaria de Tiziano entrando al despacho.
Ese hombre adoraba a su madre y estaba cegado por ella. Ya era el momento de desenmascararla.
Joe suspiró con arrogancia y en un deje mostrando aburrimiento por la situación, abandonó la copa sobre el escritorio. Miró al hombre y después a su madre.
- ¡Por supuesto! Mi querida y fabulosa madre no se merece tal denigrante trato -dijo Joe con sarcasmo hiriente.
- ¡Hijo...! -balbuceó Ninel atónita por el comportamiento de este.
- Creo Tiziano que deberías saber unas cuantas cosas de mi excepcional madre -comenzó a decir el muchacho- La ex esposa de Jonas solo se casó con él por su dinero. Y ya que estás en la misma posición que él, me parece adecuado que lo sepas.
- ¿Cómo te atreves? -protestó indignada la mujer.
- Eso ya lo dijiste madre -desechó sus palabras con un gestó desconsiderado con la mano- Deja de actuar frente a mí. He tenido toda una infancia para ver a la verdadera Ninel. Mi padre te consentía en todo lo que querías y tú lo despreciabas. Cada día volvía con una joya o ramo de flores nuevo y más caro, y solo sabías insultarlo.
- ¡Eso no es cierto! -se defendió ella- Yo nunca insulté a tu padre. Discutíamos y por eso decidimos divorciarnos. Pero no fue como lo cuentas.
- ¡Yo estaba allí! -gritó Joe invadido por los recuerdos. Recordaba como su padre le entregaba una gargantilla de diamantes y ella ni siquiera la miró, solo mostró su despreció y se fue para no volver nunca a esa casa.
- Lo malinterpretaste. Yo... -quiso explicar la mujer.
- ¡No! -la interrumpió el muchacho colérico- No quiero que te excuses. Sé muy bien lo que pasó.
- No, no lo sabes -intervino Tiziano, dando un paso hacía adelante. Cogió a su mujer por la cintura en un gesto protector y lo miró con expresión indescifrable.
Joe se paralizó por un momento. La seguridad en el hombre y ver temblar a su madre le hizo dudar. Pero los recuerdos de su pasado eran reales. Nada los haría desaparecer.
- Usted no sabe nada de nuestra familia -protestó Joe con frialdad.
- Al parecer sé más que tú -replicó el hombre. Entreabrió los labios para seguir hablando pero su futura esposa lo interrumpió.
- Por favor, no -rogó Ninel casi en un suspiró. Aferrándose al pecho de su amado, luchando contra las lágrimas- Debe hablar con Franco sobre esto. No debe enterarse así.
- ¡No metas a mi padre en esto! -gruñó Joe secamente- No fue él quien fue infiel.
- ¿Ah, no? -comentó sarcásticamente Tiziano, conteniendo a su mujer entre sus brazos- Creo que tienes mucho que hablar con tu padre.
- ¡No te atrevas a insultar a mi padre! -avisó Joe con rabia desmesurada- Él se hizo cargo de mucho más de lo que le correspondía.
Ninel tembló entre los brazos de Tiziano y este la tuvo que sujetar con más fuerza para que no cayera al suelo. El miedo se reflejaba en sus ojos. Su mentón mostraba el tibio movimiento de la sospecha.
- Sí, madre -corroboró Joe sus temores con una sonrisa inexpresiva- Sé hace muchos años, que Franco no es mi padre.
Como él esperaba su madre se echó a llorar. Y Tiziano se congeló de la impresión. Al fin, el hombre sabría qué clase de mujer iba a tomar como esposa, pensó Joe con rencor.
El ambiente era tenso y la pareja en su estupor no dijo nada. Así que Joe decidió continuar con sus palabras hirientes.
- Lo sé todo -repitió Joe con frialdad- Así que ni intentes hacerte la victima.
Los sollozos de Ninel se intensificaron y Tiziano tuvo que cogerla en brazos y llevarla hasta el sofá. Esperando que se tranquilizase con palabras tiernas y dulces besos sobre sus húmedas mejillas. Joe lo miró un tanto confuso y se dijo que él era aún más servicial de lo que había sido su padre.
- Ella lo engañó. Le fue infiel e hizo que cargase con el hijo de otro hombre -explicó Joe su rabia.
- No -negó Ninel insistentemente con la cabeza- Yo no hice tal cosa. Yo... -balbuceó y fue incapaz de seguir debido a las lágrimas que se le atoraban en la garganta.
- Tranquila, piccola mia -le susurró Tiziano con amor- Yo me encargo de esto -le prometió él con dulzura y ella aceptó agradecida.
- No hay nada que arreglar o de que hablar. Ella fue infiel y mi padre tuvo la suerte de librarse de ella. Fin de la historia -dijo Joe inexpresivo- No quiero saber quien es mi verdadero padre, ni te acuso de no decírmelo. Pero no me iba a quedar de brazos cruzados cuando insultas a un hombre que se hizo cargo de un hijo que no era suyo. Hasta hoy en día que no necesito que me mantenga, sigue haciéndolo.
- Y siempre se lo agradeceré -afirmó Ninel entre sollozos- Él se portó muy bien conmigo -paró para tragar trabajosamente y Tiziano la abrazó en señal de apoyo- Yo le agradezco mucho que se hiciese cargo de nosotros.
- ¡Como si le hubieses dado otra opción! -la acusó con desdén.
Tiziano se levantó con brusquedad y lo enfrentó. Caminó hacía él con paso duro y decidido. Mostrando autoridad, pero no intimidante.
- Tu madre se casó estando ya embarazada -explicó Tiziano.
- Sí, de otro hombre -agregó Joe.
- Y Franco lo sabía -aseguró el hombre infranqueable.
- Haz cálculos Joe -rogó su madre- Te he dicho un millón de veces que Franco y yo nos conocimos dos meses antes de casarnos. Y tú naciste tres meses después.
- Lo que significa que estaba embarazada de cuatro meses cuando lo conoció -continuó su futuro esposo por ella.
Joe recordó el día en que se había enterado de que no era el hijo de quien siempre había creído era su padre. Ellos discutían -como era frecuente en esos días- y Ninel le decía que se iría lejos con Joe. Franco le había prohibido que saliese de la ciudad y ella había ignorado la orden. Tras mucho discutir, él le había dicho con mucha claridad "Que no sea mi hijo no hace que lo quiera menos ¡No te lo llevarás!". Y su mundo se había derrumbado para siempre. Su madre había conseguido salir del país, pero solo con la condición de que Joe se quedaría con el progenitor de su elección. Y al saber que Franco no era tal cosa, había decidido irse con su madre. Pero nunca imaginó que Franco lo supiese todo desde un principio.
La habitación le dio vueltas un segundo, pero mantuvo el tipo. Miró a su madre y al hombre que la abrazaba.
- No te creo ¿Por qué se iba a casar contigo estando embarazada de otro hombre? -expuso sus dudas Joe, vacilante.
- Yo buscaba trabajo, porque no tenía como mantenerte -se interrumpió Ninel para acariciar el rostro tenso de Tiziano- Franco me dio trabajo y dos meses después, me llevó a Las Vegas y me prometió que se haría cargo de nosotros, Para mi fue como encontrar un héroe que me salvó la vida. Puede que no lo amase, pero lo quería y lo admiraba mucho. Me pareció suficiente para casarme con él.
- Puedes llamar a Franco para que te lo confirme -agregó Tiziano con sorprendente dolor en la mirada.
Joe volvió a notar como todo giraba sin cesar a su alrededor y tuvo que apoyarse sobre el escritorio. Todo y todos se veían muy lejos de él. Se sentía tan solo y vulnerable que quiso llorar. Pero entonces unos suaves y acogedores brazos, lo rodearon. Miró la deliciosa cara de (Tu name) y se acurrucó sobre su pecho.
Mientras (Tu name) hacía sus maletas, Joe salía a toda prisa del salón para perderse en el despacho de Tiziano en busca de una copa.
¡Menos mal que estaba bebiendo agua!, pensó mientras se secaba el rostro y soltaba una carcajada. Vació la copa de un trago mientras recordaba lo bella que se veía ella cuando se enojaba con él. Lo perfecta que era su sonrisa cuando iluminaba la habitación con ella. Lo devastadoramente inteligente que era. Tan ingeniosa que no conocía a nadie que hubiese conseguido dejarla sin habla. Tan perfecta que hacía que los simples mortales deseasen montarle un altar para adorarla. Tomó otra copa de un trago. Él no era nadie para ella. Un admirador más. Lo único que lo diferenciaba era que estuvo en el momento adecuado en el lugar oportuno. Privilegios de la infancia, que había expirado al aprovecharse en exceso. Un trago más y vuelta a rellenar la copa.
- En lugar de emborracharte ¿por qué no vas a pedirle perdón por tu comportamiento? -escuchó decir a su madre desde la puerta.
¿Perdón? ¿Ella hablaba de pedir perdón? Era irónica que la mujer que jamás tuvo remordimientos por sus actos, se atreviese a darle lecciones de moralidad. No pudo evitar soltar una carcajada.
- (Tu apodo) no se merece que le hables así -protestó Ninel caminando hacía él- No sé qué haya pasado entre ustedes. Pero lo mejor es hablar de ello.
- ¿Desde cuando eres una experta en relaciones? -espetó el joven con furia contenida- Hasta donde yo sé, lo único que sabes hacer es exigir que te complazcan. No tienes el más mínimo conocimiento de cómo devolver el favor.
- ¿Cómo te atreves? -vocifero su madre sorprendida- No voy a permitir que me hables así. Por muy enfadado que estés con tu novia. No tienes derecho de faltarnos al respeto a ninguna de las dos.
- Habré heredado ese defecto de ti -replicó Joe a la defensiva. Estaba harto de callarse lo que sabía, y furioso por la doble moral de la mujer.
- ¡No le hables así a tu madre! -le ordenó la voz autoritaria de Tiziano entrando al despacho.
Ese hombre adoraba a su madre y estaba cegado por ella. Ya era el momento de desenmascararla.
Joe suspiró con arrogancia y en un deje mostrando aburrimiento por la situación, abandonó la copa sobre el escritorio. Miró al hombre y después a su madre.
- ¡Por supuesto! Mi querida y fabulosa madre no se merece tal denigrante trato -dijo Joe con sarcasmo hiriente.
- ¡Hijo...! -balbuceó Ninel atónita por el comportamiento de este.
- Creo Tiziano que deberías saber unas cuantas cosas de mi excepcional madre -comenzó a decir el muchacho- La ex esposa de Jonas solo se casó con él por su dinero. Y ya que estás en la misma posición que él, me parece adecuado que lo sepas.
- ¿Cómo te atreves? -protestó indignada la mujer.
- Eso ya lo dijiste madre -desechó sus palabras con un gestó desconsiderado con la mano- Deja de actuar frente a mí. He tenido toda una infancia para ver a la verdadera Ninel. Mi padre te consentía en todo lo que querías y tú lo despreciabas. Cada día volvía con una joya o ramo de flores nuevo y más caro, y solo sabías insultarlo.
- ¡Eso no es cierto! -se defendió ella- Yo nunca insulté a tu padre. Discutíamos y por eso decidimos divorciarnos. Pero no fue como lo cuentas.
- ¡Yo estaba allí! -gritó Joe invadido por los recuerdos. Recordaba como su padre le entregaba una gargantilla de diamantes y ella ni siquiera la miró, solo mostró su despreció y se fue para no volver nunca a esa casa.
- Lo malinterpretaste. Yo... -quiso explicar la mujer.
- ¡No! -la interrumpió el muchacho colérico- No quiero que te excuses. Sé muy bien lo que pasó.
- No, no lo sabes -intervino Tiziano, dando un paso hacía adelante. Cogió a su mujer por la cintura en un gesto protector y lo miró con expresión indescifrable.
Joe se paralizó por un momento. La seguridad en el hombre y ver temblar a su madre le hizo dudar. Pero los recuerdos de su pasado eran reales. Nada los haría desaparecer.
- Usted no sabe nada de nuestra familia -protestó Joe con frialdad.
- Al parecer sé más que tú -replicó el hombre. Entreabrió los labios para seguir hablando pero su futura esposa lo interrumpió.
- Por favor, no -rogó Ninel casi en un suspiró. Aferrándose al pecho de su amado, luchando contra las lágrimas- Debe hablar con Franco sobre esto. No debe enterarse así.
- ¡No metas a mi padre en esto! -gruñó Joe secamente- No fue él quien fue infiel.
- ¿Ah, no? -comentó sarcásticamente Tiziano, conteniendo a su mujer entre sus brazos- Creo que tienes mucho que hablar con tu padre.
- ¡No te atrevas a insultar a mi padre! -avisó Joe con rabia desmesurada- Él se hizo cargo de mucho más de lo que le correspondía.
Ninel tembló entre los brazos de Tiziano y este la tuvo que sujetar con más fuerza para que no cayera al suelo. El miedo se reflejaba en sus ojos. Su mentón mostraba el tibio movimiento de la sospecha.
- Sí, madre -corroboró Joe sus temores con una sonrisa inexpresiva- Sé hace muchos años, que Franco no es mi padre.
Como él esperaba su madre se echó a llorar. Y Tiziano se congeló de la impresión. Al fin, el hombre sabría qué clase de mujer iba a tomar como esposa, pensó Joe con rencor.
El ambiente era tenso y la pareja en su estupor no dijo nada. Así que Joe decidió continuar con sus palabras hirientes.
- Lo sé todo -repitió Joe con frialdad- Así que ni intentes hacerte la victima.
Los sollozos de Ninel se intensificaron y Tiziano tuvo que cogerla en brazos y llevarla hasta el sofá. Esperando que se tranquilizase con palabras tiernas y dulces besos sobre sus húmedas mejillas. Joe lo miró un tanto confuso y se dijo que él era aún más servicial de lo que había sido su padre.
- Ella lo engañó. Le fue infiel e hizo que cargase con el hijo de otro hombre -explicó Joe su rabia.
- No -negó Ninel insistentemente con la cabeza- Yo no hice tal cosa. Yo... -balbuceó y fue incapaz de seguir debido a las lágrimas que se le atoraban en la garganta.
- Tranquila, piccola mia -le susurró Tiziano con amor- Yo me encargo de esto -le prometió él con dulzura y ella aceptó agradecida.
- No hay nada que arreglar o de que hablar. Ella fue infiel y mi padre tuvo la suerte de librarse de ella. Fin de la historia -dijo Joe inexpresivo- No quiero saber quien es mi verdadero padre, ni te acuso de no decírmelo. Pero no me iba a quedar de brazos cruzados cuando insultas a un hombre que se hizo cargo de un hijo que no era suyo. Hasta hoy en día que no necesito que me mantenga, sigue haciéndolo.
- Y siempre se lo agradeceré -afirmó Ninel entre sollozos- Él se portó muy bien conmigo -paró para tragar trabajosamente y Tiziano la abrazó en señal de apoyo- Yo le agradezco mucho que se hiciese cargo de nosotros.
- ¡Como si le hubieses dado otra opción! -la acusó con desdén.
Tiziano se levantó con brusquedad y lo enfrentó. Caminó hacía él con paso duro y decidido. Mostrando autoridad, pero no intimidante.
- Tu madre se casó estando ya embarazada -explicó Tiziano.
- Sí, de otro hombre -agregó Joe.
- Y Franco lo sabía -aseguró el hombre infranqueable.
- Haz cálculos Joe -rogó su madre- Te he dicho un millón de veces que Franco y yo nos conocimos dos meses antes de casarnos. Y tú naciste tres meses después.
- Lo que significa que estaba embarazada de cuatro meses cuando lo conoció -continuó su futuro esposo por ella.
Joe recordó el día en que se había enterado de que no era el hijo de quien siempre había creído era su padre. Ellos discutían -como era frecuente en esos días- y Ninel le decía que se iría lejos con Joe. Franco le había prohibido que saliese de la ciudad y ella había ignorado la orden. Tras mucho discutir, él le había dicho con mucha claridad "Que no sea mi hijo no hace que lo quiera menos ¡No te lo llevarás!". Y su mundo se había derrumbado para siempre. Su madre había conseguido salir del país, pero solo con la condición de que Joe se quedaría con el progenitor de su elección. Y al saber que Franco no era tal cosa, había decidido irse con su madre. Pero nunca imaginó que Franco lo supiese todo desde un principio.
La habitación le dio vueltas un segundo, pero mantuvo el tipo. Miró a su madre y al hombre que la abrazaba.
- No te creo ¿Por qué se iba a casar contigo estando embarazada de otro hombre? -expuso sus dudas Joe, vacilante.
- Yo buscaba trabajo, porque no tenía como mantenerte -se interrumpió Ninel para acariciar el rostro tenso de Tiziano- Franco me dio trabajo y dos meses después, me llevó a Las Vegas y me prometió que se haría cargo de nosotros, Para mi fue como encontrar un héroe que me salvó la vida. Puede que no lo amase, pero lo quería y lo admiraba mucho. Me pareció suficiente para casarme con él.
- Puedes llamar a Franco para que te lo confirme -agregó Tiziano con sorprendente dolor en la mirada.
Joe volvió a notar como todo giraba sin cesar a su alrededor y tuvo que apoyarse sobre el escritorio. Todo y todos se veían muy lejos de él. Se sentía tan solo y vulnerable que quiso llorar. Pero entonces unos suaves y acogedores brazos, lo rodearon. Miró la deliciosa cara de (Tu name) y se acurrucó sobre su pecho.
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Re: [solo mayores] AMIGOS DESCONOCIDOS (Joe y ___)
Capitulo 63
(Tu name) había hecho la maleta y buscó a los anfitriones para despedirse. Pero al encontrarse con tremenda escena en el despacho, se mantuvo paralizada en la puerta. No pudo evitar correr hacía Joe para consolarlo. La necesitaba. Nunca se imaginó que pudiese estar sufriendo tanto. Había pensado lo peor sobre su madre. Y esta segura de que se sentía como un bastardo en casa de su padre. Lo abrazó muy fuerte y dejó que él se recompusiese.
Joe hundió las manos en la espalda de ella, atrayéndola a él. Escondió el rostro en su pecho, intentando controlar sus emociones. Suspiró aclarando sus ideas y se retiró de la calidez de la muchacha. Miró a la pareja que se encontraba en el sofá y recuperó su expresión fría. Su único síntoma de debilidad fue la búsqueda desesperada de la mano de (Tu name). La apretó contra él y se irguió para proseguir la batalla.
- Hablaré con él y lo aclararé. Pero que él supiese que no era mi padre desde un principio, no explica la forma en que lo tratabas -dijo Joe con sequedad- Si no lo amabas, al menos podrías haber mostrado agradecimiento por mantenerte y tratarte como una reina.
- Yo quería mucho a tu padre, sino no me habría casado con él. Y nunca lo desprecié como dices -protestó Ninel con más calma.
- Dudo que sepas lo que es el amor -espetó Joe, sorprendiendo a todos con sus duras palabras- Él te amaba y tú lo dejaste.
- ¡Ya basta! -gruñó Tiziano levantándose de nuevo- Si vas a hablar con Franco, pregúntale de camino el motivo por el que se separaron.
- ¡Ella quería más dinero, o simplemente se hartó de él! -contestó Joe con ligereza.
- ¡Bien! ¿Quieres la verdad? -preguntó Ninel irritada- ¡De acuerdo! Nunca te lo dije porque le agradezco a Franco por su ayuda, más de lo que te puedas imaginar. Pero ya va siendo hora de que te enteres -aseguró la mujer, irguiéndose con orgullo.
- ¡Ilumíname! dijo Joe sardónico. Pero se calló al notar que (Tu name) le soltaba la mano y lo miraba con reproche. Recuperó la mano de la chica entre las suyas y miró a su madre.
- Su actual esposa es su gran amor. Y no lo critico por ello. Pero si por comenzar su relación cuando aún estaba casado conmigo -explicó Ninel irritada.
- Eso no es cierto. Él no la ama de verdad. Solo esta con ella porque es una buena mujer -le aseguró su hijo- No la busca y la mima como hacía contigo.
- No necesita perseguirla porque la tiene siempre que quiere. Es su esposa. Y si a mi me intentaba comprar con regalos era porque se sentía culpable por engañarme -informó Ninel apenada por su hijo- Por eso no aceptaba sus regalos. No me gustaba que intentase comprarme con joyas.
Joe recordó cada detalle de su pasado. Incluso episodios que no sabía que habían sucedido. Siempre estaban su madre y él solos. Su padre llegaba tarde y con un regalo carísimo para ella. Él estaba deseando ver a su padre y culpaba a su madre de que nunca estuviese en casa. Porque el poco tiempo que estaba, lo pasaba discutiendo con ella. Siempre había considerado que su madre era la culpable de no tener a su padre junto a él.
- Pero aunque mi relación con Franco no funcionase, intenté seguir para que tuvieses a un padre a tu lado -dijo Ninel sacándolo de sus pensamientos.
- Y creíste más conveniente darme un padre con el que no tenía ninguna relación ¿O es que mi verdadero padre no quiso saber nada de mi? -sospechó Joe con tristeza.
- ¡No! -musito Ninel horrorizada- Cuando me enteré de que estaba embarazada, él ya no estaba y no supe como contactar con él.
- ¡No importa! No quiero saber nada de ningún otro padre -aseguró Joe, acercándose al teléfono- Voy a hablar con el único padre que he conocido. Quiero aclararlo todo -dijo descolgando el teléfono y esperando a que lo dejasen solo.
Para él Franco Jonas era un mártir que había soportado las mentiras de su mujer, había aceptado un hijo de otro hombre y se había conformado con una gris esposa para compartir su vida. Por ello, a los dieciséis años había decidido volver con aquel magnífico hombre, aunque nunca lo hubiese tratado con mucha intimidad ni fuese su verdadero padre. Pero tras hablar durante una hora por teléfono con él, todo aquello se desmoronó en sus narices. No solo amaba a su esposa, sino que era verdad que había engañado a su madre con ella.
Tras colgar el teléfono, buscó donde sentarse. Toda su visión del mundo había cambiado. Sus teorías sobre las mujeres, la visión de sus padres, hasta la de él mismo. Había formado un vínculo en esos últimos años con su padre, que no se rompería por lo sucedido. Se alegró de saber que ahora era feliz de verdad. Y él lo quería mucho. Pero se despreció por la opinión que había tenido sobre su propia madre. Para ella no habría sido fácil encontrarse embarazada y sola, engañada por el hombre que creyó la protegería de cualquier mal. La había culpado por muchas cosas de las que no era responsable. Y había generalizado su odio a todas las mujeres. Sobre todo, había extendido su rencor hasta marcar con él a (Tu name) ¡Había estado tan equivocado!
Ya habían pasado casi dos horas desde que dejaron solo a Joe. Ninel y (Tu name) estaban angustiadas y preocupadas por él. Tiziano las había estado conteniendo pero no soportó más y las condujo de nuevo hasta el despacho. Al entrar se lo encontraron hundido en el sofá con otra copa en la mano. Tiziano se mantuvo en la puerta con expresión férrea mientras su mujer se entraba en la habitación. (Tu name) corrió hacía él y lo abrazó. Él se incorporó un poco y le devolvió el abrazo. La separó un poco y le besó la frente. Después miró a su madre y la culpa lo hizo desviar la mirada.
- Lo siento tanto mamá. Yo… -comenzó a decir Joe con pena.
- ¡Ah, olvídalo! -replicó Ninel con una sonrisa- Lo importante es que está todo aclarado. Franco tiene su vida y yo la mía. No hay rencor entre nosotros. Y él siempre será tu padre -aseguró sentándose junto a él y quitándole el vaso de whisky.
- ¡Sí! Hablé con papá y todo está aclarado. Él y yo somos más amigos de lo que fuimos cuando era un niño. Nos vino muy bien vivir estos años juntos -dijo Joe mirando fijamente a su madre- Siento mucho como te he tratado mamá.
- Fue todo un malentendido -lo excusó su madre.
- Fui cruel contigo -afirmó el muchacho avergonzado.
- Un poco -dijo la mujer con fingido rencor- La próxima vez, háblalo conmigo.
- Lo siento tanto mamá -repitió Joe apenado.
- Has tenido que sufrir tanto estos años... -pensó en voz alta su madre, mientras le acariciaba el cabello.
- No tengo excusa -se recriminó él.
- ¡Dejemos el drama! -contestó Ninel con una sonrisa y miró a (Tu name)- Estamos preocupando a tu preciosa novia.
"Su novia" ¡Ojalá lo fuera! pensó Joe perdiéndose en el mar de sus ojos. Era tan bella... ¡Y estaba preocupada por él! La había juzgado tan mal como a su madre. Ella no se había ido por su mal educado comportamiento, sino que se había quedado junto a él cuando la había necesitado. La había tratado tan mal, que no había palabras para disculparse.
- Yo... -gimió Joe a escasos centímetros de (Tu name).
- ¡Shh! -dijo ella colocándole un dedo sobre los labios- Después hablaremos. Ahora es momento de estar con tu madre. Aclarar cualquier duda. O festejar porque todo se aclaró finalmente.
Y él estaba feliz por saber la verdad. Pero no era con su madre con quien quería aclarar las cosas. Quería hacerle saber a ella lo mucho que lamentaba lo ocurrido entre ellos. Explicarle que lo hizo por miedo a admitir sus sentimientos. Porque si la trataba como a la mujer que deseaba y necesitaba, no le quedaría más remedio que admitir que la amaba. Y sí, ¡la amaba! Con toda su alma. La amaba tanto que le dolía. Y por eso se había negado a admitirlo. Porque si amarla era doloroso, perderla sería insoportable.
Miró el delicado rostro de (Tu name) frente a él y lo acarició con dedos trémulos. Ella era todo lo que necesitaba en la vida. Con quien quería compartir su felicidad. La persona que quería que estuviese a su lado en los malos momentos, cogiéndole de la mano, como hizo unas horas antes. Era la mujer con quien quería compartir el resto de su existencia ¡Su amada! Su amiga. Su mujer.
(Tu name) había hecho la maleta y buscó a los anfitriones para despedirse. Pero al encontrarse con tremenda escena en el despacho, se mantuvo paralizada en la puerta. No pudo evitar correr hacía Joe para consolarlo. La necesitaba. Nunca se imaginó que pudiese estar sufriendo tanto. Había pensado lo peor sobre su madre. Y esta segura de que se sentía como un bastardo en casa de su padre. Lo abrazó muy fuerte y dejó que él se recompusiese.
Joe hundió las manos en la espalda de ella, atrayéndola a él. Escondió el rostro en su pecho, intentando controlar sus emociones. Suspiró aclarando sus ideas y se retiró de la calidez de la muchacha. Miró a la pareja que se encontraba en el sofá y recuperó su expresión fría. Su único síntoma de debilidad fue la búsqueda desesperada de la mano de (Tu name). La apretó contra él y se irguió para proseguir la batalla.
- Hablaré con él y lo aclararé. Pero que él supiese que no era mi padre desde un principio, no explica la forma en que lo tratabas -dijo Joe con sequedad- Si no lo amabas, al menos podrías haber mostrado agradecimiento por mantenerte y tratarte como una reina.
- Yo quería mucho a tu padre, sino no me habría casado con él. Y nunca lo desprecié como dices -protestó Ninel con más calma.
- Dudo que sepas lo que es el amor -espetó Joe, sorprendiendo a todos con sus duras palabras- Él te amaba y tú lo dejaste.
- ¡Ya basta! -gruñó Tiziano levantándose de nuevo- Si vas a hablar con Franco, pregúntale de camino el motivo por el que se separaron.
- ¡Ella quería más dinero, o simplemente se hartó de él! -contestó Joe con ligereza.
- ¡Bien! ¿Quieres la verdad? -preguntó Ninel irritada- ¡De acuerdo! Nunca te lo dije porque le agradezco a Franco por su ayuda, más de lo que te puedas imaginar. Pero ya va siendo hora de que te enteres -aseguró la mujer, irguiéndose con orgullo.
- ¡Ilumíname! dijo Joe sardónico. Pero se calló al notar que (Tu name) le soltaba la mano y lo miraba con reproche. Recuperó la mano de la chica entre las suyas y miró a su madre.
- Su actual esposa es su gran amor. Y no lo critico por ello. Pero si por comenzar su relación cuando aún estaba casado conmigo -explicó Ninel irritada.
- Eso no es cierto. Él no la ama de verdad. Solo esta con ella porque es una buena mujer -le aseguró su hijo- No la busca y la mima como hacía contigo.
- No necesita perseguirla porque la tiene siempre que quiere. Es su esposa. Y si a mi me intentaba comprar con regalos era porque se sentía culpable por engañarme -informó Ninel apenada por su hijo- Por eso no aceptaba sus regalos. No me gustaba que intentase comprarme con joyas.
Joe recordó cada detalle de su pasado. Incluso episodios que no sabía que habían sucedido. Siempre estaban su madre y él solos. Su padre llegaba tarde y con un regalo carísimo para ella. Él estaba deseando ver a su padre y culpaba a su madre de que nunca estuviese en casa. Porque el poco tiempo que estaba, lo pasaba discutiendo con ella. Siempre había considerado que su madre era la culpable de no tener a su padre junto a él.
- Pero aunque mi relación con Franco no funcionase, intenté seguir para que tuvieses a un padre a tu lado -dijo Ninel sacándolo de sus pensamientos.
- Y creíste más conveniente darme un padre con el que no tenía ninguna relación ¿O es que mi verdadero padre no quiso saber nada de mi? -sospechó Joe con tristeza.
- ¡No! -musito Ninel horrorizada- Cuando me enteré de que estaba embarazada, él ya no estaba y no supe como contactar con él.
- ¡No importa! No quiero saber nada de ningún otro padre -aseguró Joe, acercándose al teléfono- Voy a hablar con el único padre que he conocido. Quiero aclararlo todo -dijo descolgando el teléfono y esperando a que lo dejasen solo.
Para él Franco Jonas era un mártir que había soportado las mentiras de su mujer, había aceptado un hijo de otro hombre y se había conformado con una gris esposa para compartir su vida. Por ello, a los dieciséis años había decidido volver con aquel magnífico hombre, aunque nunca lo hubiese tratado con mucha intimidad ni fuese su verdadero padre. Pero tras hablar durante una hora por teléfono con él, todo aquello se desmoronó en sus narices. No solo amaba a su esposa, sino que era verdad que había engañado a su madre con ella.
Tras colgar el teléfono, buscó donde sentarse. Toda su visión del mundo había cambiado. Sus teorías sobre las mujeres, la visión de sus padres, hasta la de él mismo. Había formado un vínculo en esos últimos años con su padre, que no se rompería por lo sucedido. Se alegró de saber que ahora era feliz de verdad. Y él lo quería mucho. Pero se despreció por la opinión que había tenido sobre su propia madre. Para ella no habría sido fácil encontrarse embarazada y sola, engañada por el hombre que creyó la protegería de cualquier mal. La había culpado por muchas cosas de las que no era responsable. Y había generalizado su odio a todas las mujeres. Sobre todo, había extendido su rencor hasta marcar con él a (Tu name) ¡Había estado tan equivocado!
Ya habían pasado casi dos horas desde que dejaron solo a Joe. Ninel y (Tu name) estaban angustiadas y preocupadas por él. Tiziano las había estado conteniendo pero no soportó más y las condujo de nuevo hasta el despacho. Al entrar se lo encontraron hundido en el sofá con otra copa en la mano. Tiziano se mantuvo en la puerta con expresión férrea mientras su mujer se entraba en la habitación. (Tu name) corrió hacía él y lo abrazó. Él se incorporó un poco y le devolvió el abrazo. La separó un poco y le besó la frente. Después miró a su madre y la culpa lo hizo desviar la mirada.
- Lo siento tanto mamá. Yo… -comenzó a decir Joe con pena.
- ¡Ah, olvídalo! -replicó Ninel con una sonrisa- Lo importante es que está todo aclarado. Franco tiene su vida y yo la mía. No hay rencor entre nosotros. Y él siempre será tu padre -aseguró sentándose junto a él y quitándole el vaso de whisky.
- ¡Sí! Hablé con papá y todo está aclarado. Él y yo somos más amigos de lo que fuimos cuando era un niño. Nos vino muy bien vivir estos años juntos -dijo Joe mirando fijamente a su madre- Siento mucho como te he tratado mamá.
- Fue todo un malentendido -lo excusó su madre.
- Fui cruel contigo -afirmó el muchacho avergonzado.
- Un poco -dijo la mujer con fingido rencor- La próxima vez, háblalo conmigo.
- Lo siento tanto mamá -repitió Joe apenado.
- Has tenido que sufrir tanto estos años... -pensó en voz alta su madre, mientras le acariciaba el cabello.
- No tengo excusa -se recriminó él.
- ¡Dejemos el drama! -contestó Ninel con una sonrisa y miró a (Tu name)- Estamos preocupando a tu preciosa novia.
"Su novia" ¡Ojalá lo fuera! pensó Joe perdiéndose en el mar de sus ojos. Era tan bella... ¡Y estaba preocupada por él! La había juzgado tan mal como a su madre. Ella no se había ido por su mal educado comportamiento, sino que se había quedado junto a él cuando la había necesitado. La había tratado tan mal, que no había palabras para disculparse.
- Yo... -gimió Joe a escasos centímetros de (Tu name).
- ¡Shh! -dijo ella colocándole un dedo sobre los labios- Después hablaremos. Ahora es momento de estar con tu madre. Aclarar cualquier duda. O festejar porque todo se aclaró finalmente.
Y él estaba feliz por saber la verdad. Pero no era con su madre con quien quería aclarar las cosas. Quería hacerle saber a ella lo mucho que lamentaba lo ocurrido entre ellos. Explicarle que lo hizo por miedo a admitir sus sentimientos. Porque si la trataba como a la mujer que deseaba y necesitaba, no le quedaría más remedio que admitir que la amaba. Y sí, ¡la amaba! Con toda su alma. La amaba tanto que le dolía. Y por eso se había negado a admitirlo. Porque si amarla era doloroso, perderla sería insoportable.
Miró el delicado rostro de (Tu name) frente a él y lo acarició con dedos trémulos. Ella era todo lo que necesitaba en la vida. Con quien quería compartir su felicidad. La persona que quería que estuviese a su lado en los malos momentos, cogiéndole de la mano, como hizo unas horas antes. Era la mujer con quien quería compartir el resto de su existencia ¡Su amada! Su amiga. Su mujer.
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Re: [solo mayores] AMIGOS DESCONOCIDOS (Joe y ___)
Capítulo 64
Desde la puerta Tiziano veía la escena con expresión sombría. Joe temió que sus palabras hirientes contra su madre, hubiesen convencido al hombre para abandonarla. Sabía que él la amaba pero el miedo y el sentido de culpa se apoderaron de él. Si él dejaba a su madre por su culpa nunca se lo perdonaría.
Se levantó como pudo, evitando los efectos del alcohol y la conmoción de todo lo sucedido esa noche. Caminó hacía el hombre e intentó pensar qué decir.
- Tiziano, yo sé que todo lo que he dicho puede haber afectado un poco a tu visión sobre mi madre -comenzó a decir Joe, inseguro de cómo continuar- Pero yo estaba muy equivocado sobre ella. Ella es una buena mujer.
- Es la mejor mujer del mundo -afirmó Tiziano sin cambiar su expresión triste.
- Yo sé que la amas -continuó el muchacho defendiendo la idea de que estuviesen juntos- No debe afectarte su pasado.
- El pasado me afecta, muchacho. Más de lo que te puedas imaginar -aseguró el hombre. Joe pudo ver como una ráfaga de dolor inundaba los ojos de Tiziano.
Ninel se levantó a toda prisa del sofá y abrazó a su futuro marido. Este le devolvió el abrazo y le acarició la mejilla con ternura.
- Si la amas ¿qué importa el resto? -preguntó Joe algo confundido.
(Tu name) desde el sofá sintió una punzada de dolor, por el comentario. Cuando hay amor el pasado no importa. Pero en su caso, el pasado había sido un muro insondable. Lo que dejaba aún más claro que él no la amaba… De repente, se sintió fuera de lugar. Era una conversación privada y ella no era su novia de verdad. Sería mejor que se fuese, pensó (Tu name), mientras se levantaba lentamente.
- ¡Siempre la he amado! -afirmó Tiziano, haciendo que (Tu name) se sentase de nuevo.
Algo iba a pasar, se dijo (Tu name). Estaba segura de que las sorpresas no había acabado esa noche. Y rezaba a Dios para que si era lo que ella estaba pensando, Joe se lo tomase bien. Decidió quedarse. Joe la necesitaría. Aunque no fuese fuerte podría contenerlo un poco.
Joe los miraba sin entender nada y Ninel se apartó de su futuro marido para acercarse a su hijo.
- Hijo, hay algo que debes saber -le aseguró su madre casi en un susurro- Tu verdadero padre no te abandonó. Él no sabía que existías y cuando se ha enterado ha querido contártelo.
- ¿Se ha enterado? -repitió atónito- ¿Mi padre sabe que existo? ¿Y por qué no da la cara?
- Es lo que intentó -dijo Tiziano, para la sorpresa de Joe.
¿Tiziano Vitale era su padre? se preguntó Joe, confuso. Repitió sus palabras en su cabeza una y otra vez. Eso era lo que parecía ¡Era su verdadero padre!
La sorpresa y el estupor lo inundaron. Miró atónito a sus progenitores ¡Sus padres! Y se tambaleó. Sintió de nuevo la ya conocida calidez del cuerpo de (Tu name), y se apoyó en ella.
- Me enamoré de él nada más conocerlo, pero ambos sabíamos que para él solo serían unas vacaciones. Después volvió a Italia y no supe más de él -explicó su madre apresuradamente- Él no sabía que estuviese embarazada...
- ¡No hay excusa! -gruñó Tiziano- Yo debí estar seguro de que nuestros encuentros no habían tenido consecuencias antes de irme ¡Te abandoné! -exclamó con tristeza.
- No es cierto, amor. Tus padres te obligaron a casarte con otra mujer. No sabías que yo estaba esperando un hijo tuyo -lo excusó Ninel desesperada.
- Él tiene motivos para echármelo en cara -afirmó Tiziano- Otro hombre se ocupó de ustedes, cuando debería haberlo hecho yo.
- ¡No te culpes! -le rogó Ninel.
Joe dispersó la maraña de sentimientos que se acumulaba en su interior y se aferró a uno de ellos. Rabia. Se separó de (Tu name) y enfrentó al hombre que le había dado la vida, para aparecer cuando ya no lo necesitaba.
- Por supuesto que se tiene que culpar -vociferó Joe- No estuvo cuando era un niño. Durante años, después de enterarme de que no era hijo de Franco, me sentí como un apestado. Tan insignificante que ni mi propio padre había querido saber de mí ¡Tiene mucho de qué culparse!
- Lo sé, hijo -dijo Tiziano.
- ¡No me llames así! ¡No soy tal cosa! -protestó él iracundo.
- Un momento, Joe -le recriminó su madre- No seas injusto. Tiziano no sabía nada de tu existencia. Y en cuanto se enteró quiso conocerte. Por eso te pedí que vinieses esta semana.
- ¡Una bonita reunión familiar! -exclamó Joe con sarcasmo.
- Quería conocerte -admitió Tiziano, con expresión paciente- Entiendo que estés furioso. Aún lo tienes que asimilar...
- ¡No! -gritó Joe- No hay nada más de qué hablar.
Sus gritos habían despertado al resto de los ocupantes de la casa. Y Dulce y Jean Carlo aparecieron por la puerta.
- ¡No le grites a mi padre! -ordenó Dulce, abrazando a Tiziano.
- Al parecer también es el mío -comentó Joe y rió con arrogancia al ver la cara que ponía la chica- Ahora también quieres gritarle tú ¿eh?
- ¡Eso no es verdad! -gruñó la joven.
- Sí, lo es -aseguró Jean Carlo desde la puerta.
Todos lo miraron atónitos. Nadie se esperaba que el muchacho lo supiese. Este miró a su padre y sonrió.
- A parte del parecido familiar, no es difícil atar cabos -aseguró Jean Carlo con desgana- Insististe mucho para que lo conociésemos. Y hablabas de él como si quisieses vendérnoslo ¡Todo virtudes! Sin embargo, te pusiste colérico cuando viste a Dul coquetearle. Y tú nunca le has negado nada a tu niña consentida. Pero imagino que el incesto te pareció demasiado -se burló el muchacho de su padre, caminando para acercarse al resto.
(Tu name) había hecho unas deducciones parecidas. Siempre que veía a Jean Carlo sentía algo conocido y atrayente. Era el parecido con Joe. Pero en ese momento hacía otra deducción. Si dejaba a Joe allí, acabaría la cosa a golpes. Jean Carlo y él tenían un sentido de la oportunidad igual de distorsionado. Cuando deberían ser cautelosos, decidían ser sardónicos e irritantes. Con dos temperamentales como aquellos, furiosos, en la misma sala, nada podría salir bien.
- Creo que es mejor que descanses un poco -le dijo (Tu name) a Joe- Mañana podrás hablar con más calma.
Pero Joe la ignoró y siguió mirando al que según acababa de saber, era su hermano.
- Sí, hermanito. Ve con mi cuñadita a dormir un poco -bromeó Jean Carlo entre risas- Y si eres un buen hermano podrías compartirla.
Joe hizo el amago de lanzarse contra él, pero Tiziano se le adelantó. El hombre lo cogió por la camisa y lo subió un palmo del suelo.
- Todos estamos muy tensos -dijo Tiziano con voz tranquila y autoritaria, sin soltar a su hijo- Tenemos mucho que aclarar. Pero no voy a permitir que se insulten entre ustedes. Y mucho menos que ofendas a una dama - le advirtió a Jean Carlo, soltándole en el suelo.
- Creo que (Tu name) tiene razón. Vayamos a intentar dormir un poco. O dar vueltas en la cama intentando pensar con claridad -intentó bromear con pesar, Ninel- Mañana continuaremos la charla.
Pero nadie se movió. Los tres jóvenes morenos de idénticos ojos verdes casi miel, miraban a su padre con miles de preguntas en su expresión. Tiziano suspiró abatido. Y (Tu name) supo que tenía que hacer algo. No se aclararía nada si estaban todos presentes. Solo se atacarían los unos a los otros. Estaban a la defensiva e igual de irritables ¡Tenía que hacer algo! Tenía que llevarse de allí a Joe, y permitirle que pensase con claridad. Los ataques de Jean Carlo no contribuirían en nada a aclarar las cosas ¡Tenía que sacarlo de allí!
- Bueno, es hora de irme -afirmó (Tu name), haciendo que todos la miraran- Llamaré a un taxi para que me lleve al aeropuerto. Seguro que a estas horas no pillo tráfico, ni cola para conseguir un billete.
- ¿Irte? -repitió Joe, como si no hubiese entendido el significado de la palabra.
- Sí. Ya tengo hecha la maleta. Solo necesito un taxi -aseguró la muchacha relajadamente.
- Si quieres puedo llevarte, cara -sugirió Jean Carlo con una sonrisa pícara.
Joe miró al descarado provocador y después a la muchacha ¿Irse? ¿En ese momento? No tenía la menor intención de dejarle que hiciese tal cosa. La necesitaba a su lado. Si en un día normal, no verla le hacía gemir de dolor, esa noche que su vida se derrumbaba ante él, no iba a dejar que se alejase ni un centímetro de él.
Cogió de la muñeca con fuerza y decisión a (tu name) y la arrastró hasta la puerta. Pasó junto a su hermanastro, empujándolo con fiereza, con la mano libre. El joven le iba a responder pero su padre se lo impidió. Joe salió del despacho con (tu name) y la condujo hasta las escaleras. Allí se encontró la maleta abandonada de la chica y la recogió con decisión. Subió a grandes zancadas los escalones, haciendo que (tu name) corriera para seguirle el ritmo. Al llegar al cuarto soltó la maleta y a la chica ¡Ella no iría a ningún sitio sin él!
(Tu name) suspiró aliviada. Aliviada no solo por llegar sana y salva hasta el cuarto -cosa que dudo durante el trayecto-, sino porque su plan había funcionado. Cuando Joe se enfadaba le costaba razonar, y sus instintos primitivos se apoderaban de él. Y para la fortuna de ella, el más fuerte de todos ellos era el de posesión. Sabía que no la dejaría ir a ninguna parte estando tan furioso. En ese estado necesitaba controlarlo todo, y que ella lo abandonase entonces no era aceptable. Suspiró de nuevo y se sentó en la cama. Había sido una noche muy larga. Y sería una madrugada interminable.
Desde la puerta Tiziano veía la escena con expresión sombría. Joe temió que sus palabras hirientes contra su madre, hubiesen convencido al hombre para abandonarla. Sabía que él la amaba pero el miedo y el sentido de culpa se apoderaron de él. Si él dejaba a su madre por su culpa nunca se lo perdonaría.
Se levantó como pudo, evitando los efectos del alcohol y la conmoción de todo lo sucedido esa noche. Caminó hacía el hombre e intentó pensar qué decir.
- Tiziano, yo sé que todo lo que he dicho puede haber afectado un poco a tu visión sobre mi madre -comenzó a decir Joe, inseguro de cómo continuar- Pero yo estaba muy equivocado sobre ella. Ella es una buena mujer.
- Es la mejor mujer del mundo -afirmó Tiziano sin cambiar su expresión triste.
- Yo sé que la amas -continuó el muchacho defendiendo la idea de que estuviesen juntos- No debe afectarte su pasado.
- El pasado me afecta, muchacho. Más de lo que te puedas imaginar -aseguró el hombre. Joe pudo ver como una ráfaga de dolor inundaba los ojos de Tiziano.
Ninel se levantó a toda prisa del sofá y abrazó a su futuro marido. Este le devolvió el abrazo y le acarició la mejilla con ternura.
- Si la amas ¿qué importa el resto? -preguntó Joe algo confundido.
(Tu name) desde el sofá sintió una punzada de dolor, por el comentario. Cuando hay amor el pasado no importa. Pero en su caso, el pasado había sido un muro insondable. Lo que dejaba aún más claro que él no la amaba… De repente, se sintió fuera de lugar. Era una conversación privada y ella no era su novia de verdad. Sería mejor que se fuese, pensó (Tu name), mientras se levantaba lentamente.
- ¡Siempre la he amado! -afirmó Tiziano, haciendo que (Tu name) se sentase de nuevo.
Algo iba a pasar, se dijo (Tu name). Estaba segura de que las sorpresas no había acabado esa noche. Y rezaba a Dios para que si era lo que ella estaba pensando, Joe se lo tomase bien. Decidió quedarse. Joe la necesitaría. Aunque no fuese fuerte podría contenerlo un poco.
Joe los miraba sin entender nada y Ninel se apartó de su futuro marido para acercarse a su hijo.
- Hijo, hay algo que debes saber -le aseguró su madre casi en un susurro- Tu verdadero padre no te abandonó. Él no sabía que existías y cuando se ha enterado ha querido contártelo.
- ¿Se ha enterado? -repitió atónito- ¿Mi padre sabe que existo? ¿Y por qué no da la cara?
- Es lo que intentó -dijo Tiziano, para la sorpresa de Joe.
¿Tiziano Vitale era su padre? se preguntó Joe, confuso. Repitió sus palabras en su cabeza una y otra vez. Eso era lo que parecía ¡Era su verdadero padre!
La sorpresa y el estupor lo inundaron. Miró atónito a sus progenitores ¡Sus padres! Y se tambaleó. Sintió de nuevo la ya conocida calidez del cuerpo de (Tu name), y se apoyó en ella.
- Me enamoré de él nada más conocerlo, pero ambos sabíamos que para él solo serían unas vacaciones. Después volvió a Italia y no supe más de él -explicó su madre apresuradamente- Él no sabía que estuviese embarazada...
- ¡No hay excusa! -gruñó Tiziano- Yo debí estar seguro de que nuestros encuentros no habían tenido consecuencias antes de irme ¡Te abandoné! -exclamó con tristeza.
- No es cierto, amor. Tus padres te obligaron a casarte con otra mujer. No sabías que yo estaba esperando un hijo tuyo -lo excusó Ninel desesperada.
- Él tiene motivos para echármelo en cara -afirmó Tiziano- Otro hombre se ocupó de ustedes, cuando debería haberlo hecho yo.
- ¡No te culpes! -le rogó Ninel.
Joe dispersó la maraña de sentimientos que se acumulaba en su interior y se aferró a uno de ellos. Rabia. Se separó de (Tu name) y enfrentó al hombre que le había dado la vida, para aparecer cuando ya no lo necesitaba.
- Por supuesto que se tiene que culpar -vociferó Joe- No estuvo cuando era un niño. Durante años, después de enterarme de que no era hijo de Franco, me sentí como un apestado. Tan insignificante que ni mi propio padre había querido saber de mí ¡Tiene mucho de qué culparse!
- Lo sé, hijo -dijo Tiziano.
- ¡No me llames así! ¡No soy tal cosa! -protestó él iracundo.
- Un momento, Joe -le recriminó su madre- No seas injusto. Tiziano no sabía nada de tu existencia. Y en cuanto se enteró quiso conocerte. Por eso te pedí que vinieses esta semana.
- ¡Una bonita reunión familiar! -exclamó Joe con sarcasmo.
- Quería conocerte -admitió Tiziano, con expresión paciente- Entiendo que estés furioso. Aún lo tienes que asimilar...
- ¡No! -gritó Joe- No hay nada más de qué hablar.
Sus gritos habían despertado al resto de los ocupantes de la casa. Y Dulce y Jean Carlo aparecieron por la puerta.
- ¡No le grites a mi padre! -ordenó Dulce, abrazando a Tiziano.
- Al parecer también es el mío -comentó Joe y rió con arrogancia al ver la cara que ponía la chica- Ahora también quieres gritarle tú ¿eh?
- ¡Eso no es verdad! -gruñó la joven.
- Sí, lo es -aseguró Jean Carlo desde la puerta.
Todos lo miraron atónitos. Nadie se esperaba que el muchacho lo supiese. Este miró a su padre y sonrió.
- A parte del parecido familiar, no es difícil atar cabos -aseguró Jean Carlo con desgana- Insististe mucho para que lo conociésemos. Y hablabas de él como si quisieses vendérnoslo ¡Todo virtudes! Sin embargo, te pusiste colérico cuando viste a Dul coquetearle. Y tú nunca le has negado nada a tu niña consentida. Pero imagino que el incesto te pareció demasiado -se burló el muchacho de su padre, caminando para acercarse al resto.
(Tu name) había hecho unas deducciones parecidas. Siempre que veía a Jean Carlo sentía algo conocido y atrayente. Era el parecido con Joe. Pero en ese momento hacía otra deducción. Si dejaba a Joe allí, acabaría la cosa a golpes. Jean Carlo y él tenían un sentido de la oportunidad igual de distorsionado. Cuando deberían ser cautelosos, decidían ser sardónicos e irritantes. Con dos temperamentales como aquellos, furiosos, en la misma sala, nada podría salir bien.
- Creo que es mejor que descanses un poco -le dijo (Tu name) a Joe- Mañana podrás hablar con más calma.
Pero Joe la ignoró y siguió mirando al que según acababa de saber, era su hermano.
- Sí, hermanito. Ve con mi cuñadita a dormir un poco -bromeó Jean Carlo entre risas- Y si eres un buen hermano podrías compartirla.
Joe hizo el amago de lanzarse contra él, pero Tiziano se le adelantó. El hombre lo cogió por la camisa y lo subió un palmo del suelo.
- Todos estamos muy tensos -dijo Tiziano con voz tranquila y autoritaria, sin soltar a su hijo- Tenemos mucho que aclarar. Pero no voy a permitir que se insulten entre ustedes. Y mucho menos que ofendas a una dama - le advirtió a Jean Carlo, soltándole en el suelo.
- Creo que (Tu name) tiene razón. Vayamos a intentar dormir un poco. O dar vueltas en la cama intentando pensar con claridad -intentó bromear con pesar, Ninel- Mañana continuaremos la charla.
Pero nadie se movió. Los tres jóvenes morenos de idénticos ojos verdes casi miel, miraban a su padre con miles de preguntas en su expresión. Tiziano suspiró abatido. Y (Tu name) supo que tenía que hacer algo. No se aclararía nada si estaban todos presentes. Solo se atacarían los unos a los otros. Estaban a la defensiva e igual de irritables ¡Tenía que hacer algo! Tenía que llevarse de allí a Joe, y permitirle que pensase con claridad. Los ataques de Jean Carlo no contribuirían en nada a aclarar las cosas ¡Tenía que sacarlo de allí!
- Bueno, es hora de irme -afirmó (Tu name), haciendo que todos la miraran- Llamaré a un taxi para que me lleve al aeropuerto. Seguro que a estas horas no pillo tráfico, ni cola para conseguir un billete.
- ¿Irte? -repitió Joe, como si no hubiese entendido el significado de la palabra.
- Sí. Ya tengo hecha la maleta. Solo necesito un taxi -aseguró la muchacha relajadamente.
- Si quieres puedo llevarte, cara -sugirió Jean Carlo con una sonrisa pícara.
Joe miró al descarado provocador y después a la muchacha ¿Irse? ¿En ese momento? No tenía la menor intención de dejarle que hiciese tal cosa. La necesitaba a su lado. Si en un día normal, no verla le hacía gemir de dolor, esa noche que su vida se derrumbaba ante él, no iba a dejar que se alejase ni un centímetro de él.
Cogió de la muñeca con fuerza y decisión a (tu name) y la arrastró hasta la puerta. Pasó junto a su hermanastro, empujándolo con fiereza, con la mano libre. El joven le iba a responder pero su padre se lo impidió. Joe salió del despacho con (tu name) y la condujo hasta las escaleras. Allí se encontró la maleta abandonada de la chica y la recogió con decisión. Subió a grandes zancadas los escalones, haciendo que (tu name) corriera para seguirle el ritmo. Al llegar al cuarto soltó la maleta y a la chica ¡Ella no iría a ningún sitio sin él!
(Tu name) suspiró aliviada. Aliviada no solo por llegar sana y salva hasta el cuarto -cosa que dudo durante el trayecto-, sino porque su plan había funcionado. Cuando Joe se enfadaba le costaba razonar, y sus instintos primitivos se apoderaban de él. Y para la fortuna de ella, el más fuerte de todos ellos era el de posesión. Sabía que no la dejaría ir a ninguna parte estando tan furioso. En ese estado necesitaba controlarlo todo, y que ella lo abandonase entonces no era aceptable. Suspiró de nuevo y se sentó en la cama. Había sido una noche muy larga. Y sería una madrugada interminable.
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Re: [solo mayores] AMIGOS DESCONOCIDOS (Joe y ___)
MY GOSH! por dios lo reconocio por fin! tienes qe seguir! SIGUEEE! estoy de cumple mañana, regalame capitulos! please!
MiLuu!- Cantidad de envíos : 8
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Re: [solo mayores] AMIGOS DESCONOCIDOS (Joe y ___)
FELIZ CUMPLEEEE!!!!!!!!!!MiLuu! escribió:MY GOSH! por dios lo reconocio por fin! tienes qe seguir! SIGUEEE! estoy de cumple mañana, regalame capitulos! please!
PASALA SUPER AHI CON TUS AMIGOS Y FAMILIARES
VAMOS A VER SI LA CHICA SUBE CAP, SI SUBE LOS PONGO
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Re: [solo mayores] AMIGOS DESCONOCIDOS (Joe y ___)
Capitulo 65
(Tu name) se descalzó y acomodó una almohada tras su espalda. Sentada relajadamente sobre la cama, veía a Joe dar vueltas por la habitación.
- No te irás a ninguna parte -bramó Joe, sin dejar de caminar de un lado para otro.
- De acuerdo –aceptó (Tu name) sin resistencia.
- ¡No te irás! -afirmó contundentemente, mientras volvía sobre sus pasos.
- Lo he escuchado la primera vez -aclaró la chica con una sonrisa paciente.
- ¡Bien! -exclamó Joe, parándose al fin.
Aún mirando al suelo y con el ceño fruncido, se dejó caer sobre la cama. Hundiendo el rostro entre sus manos, con expresión abatida. Le iba a estallar la cabeza. Había tanta información nueva que digerir, que era incapaz de asimilar nada. Toda su vida había cambiado en unos minutos. Su madre no era una egoísta y mentirosa, sino que había hecho todo lo posible para mantenerlo y darle un hogar. El que pensaba que era su padre no era el desdichado que él pensaba. Su verdadero padre... ¡No! No quería pensar en él, se dijo Joe, sintiendo que le estallaría la cabeza. Tampoco quería pensar en que nunca había sido hijo único. Tenía un hermano de su edad y una hermana. Y sin duda no quería pensar en los coqueteos que se habían procesado, su hermana y él ¡Todo aquello era una pesadilla!
- ¡Ven aquí, grandullón! -ordenó (Tu name) risueña, mientras lo agarraba por un brazo y tiraba de él para que cállese tendido, junto a ella.
Joe se dejó arrastrar y se tendió junto a ella. Cuando ella volvió a tirar para que subiese lo suficiente para abrazarlo, él la miró, por primera vez desde que entraron al cuarto. Todo el caos de su mente giró a una velocidad que lo mareó y se echó en los brazos de la chica. Ella lo meció suavemente en su regazo y le acarició el cabello.
- No tienes que encontrarle una solución -le aseguró (Tu name), como si leyese su mente- No son problemas, es la realidad ¡No hay soluciones! Solo te queda asimilarlo. Pero no hace falta que lo hagas esta noche ¡Duerme un poco!
La abrazó más fuerte y le besó la frente. Ella tenía razón, no había soluciones. No podía cambiar el hecho de que Tiziano era su padre y Dulce y Jean Carlo sus hermanos. No podía cambiar el pasado y rectificar su mal comportamiento con su madre. No podía hacer nada para que todo lo que había escuchado esa noche no fuese verdad. Y sin duda, no podía hacer nada para dejar de amar a (Tu name), se aseguró Joe emborrachándose con la fragancia de la chica.
- ¡Joe, duérmete! -le reprobó la chica, al notar una oleada de placer cuando él hundió el rostro en su cuello.
Joe se alejó un poco de la tentación de su cuello, con una sonrisa y se apoyó sobre su pecho para intentar dormir.
¡Mala idea! le dijeron todas las alarmas de su cuerpo, al notar los turgentes pechos contra su mejilla. Todo su cuerpo se tensó y se quedó inmóvil, maldiciendo por no poder alejarse. En ese momento habría agradecido que su sangre continuase regando el cerebro y pensando en los miles de pedazos en los que había estallado su vida. Pero no, toda su sangre había emigrado al sur. No debería excitarse en un momento así. No debía aprovecharse de ella de nuevo. Ella lo estaba consolando y si él comenzaba un contacto más intimo ella no lo pararía ¡No podía aprovecharse de nuevo de ella!
(Tu name) se estremeció de placer al notar el aliento de él sobre su cuello y reprimió un gemido al notarlo sobre ella. Pero sabía que se estaba conteniendo, podía notar la tensión de todos sus músculos. Y era lo mejor, se aseguró (Tu name) convencida. Tenía mucho en lo que pensar y una noche de pasión no le ayudaría en nada. Aunque lo podría dejar exhausto y así dormiría, dijo una vocecita maliciosa en su mente ¡Pero, no! ¡No lo haría!
Se giró suavemente, quedando tendida de costado y haciendo que él retrocediese e hiciese lo mismo. Se acurrucó en su pecho y él suspiró aliviado. La abrazó e intentó dormir.
Pasó casi una hora y ni siquiera era capaz de mantener los ojos cerrados. (Tu name) lo notó y fue incapaz de dormir.
- ¿Quieres que hablemos de lo que ha pasado esta noche? -preguntó la chica, alejando el rostro de su escondite.
- No, duerme -dijo Joe, besándole la frente.
- No puedo. Decir en voz alta lo que piensas ayuda.
- Lo dice la más reservada de las personas. Nunca dices en lo que piensas. Aunque tu mente tiene que ser tal caos que seguro ni tú te entiendes -bromeó Joe, pellizcándole la nariz.
- Me di por vencida hace mucho. Solo proceso pensamientos simples. El resto los dejo vagar. Con suerte se unen y crean un sentido propio -le continuó la broma (Tu name).
En la oscuridad de la habitación, abrazados y bromeando, Joe recordó las miles de veces que habían hecho aquello en el pasado. Estaba seguro que siempre la había amado. Ella había sobrepasado incluso, su barrera contra las mujeres. Su aprehensión hacía el sexo femenino y sus dotes manipulativas, no habían sido suficientes para alejarse de ella. Y no era porque la hubiese considerado como un hombre al principio, sino porque sabía -aunque no lo quisiese reconocer- que ella no era así. Podía confiarle sus secretos. Ella lo escuchaba y aconsejaba, sin juzgarlo. Siempre estaba cuando la necesitaba. Y también estaba el pequeño detalle de que tenía un cuerpo increíble ¿Cómo no se iba a enamorar de ella?
- ¿Qué piensas hacer mañana? -preguntó (Tu name), encaminando de nuevo la conversación.
- No lo sé. Podríamos volver a casa -sugirió el muchacho, pensativo.
- No. Nada de escaparse. Eso nunca ayuda -le aconsejó ella abrazándolo- Habla con ellos. Plantea tus dudas.
- ¿Dudas? Ni siquiera sé por donde empezar -dijo exasperado- Mi madre se va a casar con mi verdadero padre y este quiere conocerme ¿Qué se supone que debo hacer?
- ¿Hablar con él? -le susurró suavemente, mientras le acariciaba la mejilla- Yo sé que es solo un extraño para ti. Y no hace falta que lo aceptes como tu padre y olvides quien eres. Pese a todo, eres un Jonas. Te has criado como tal y nadie te va a exigir que dejes de serlo. Pero podrías intentar conocerlo. Ser amigos. Con el tiempo el vínculo irá cambiando. Como te ocurrió con Franco.
- Para mí, Franco siempre ha sido mi padre -aseguró Joe.
- No es cierto. Recuerdo muy bien que se trataban como extraños al principio de vivir juntos -le recordó la muchacha-Incluso, me obligabas a cenar todas las noches con ustedes para no tener que hablar con él.
Era cierto. Ellos no eran padre e hijo, de ninguna forma, salvo legalmente. Aún así había aceptado volver con él. Se había tragado su orgullo, sabiendo que lo mantendría un hombre que no era su padre. Pero en ese momento habría hecho cualquier cosa para volver. Había pasado años lejos de (Tu name). Había conocido chicas y hecho amigos, pero el pensar que ella continuase con su vida sin él era insoportable. Había regresado a su lado y se había pegado tanto a ella, que se había cegado a cualquier cosa que pudiese separarlos. Como el amor. Amarla era la razón más importante para separarse. Ella no creía en el amor y él la amaba desesperadamente.
Intentó que su corazón no se rompiese en mil pedazos y se ocupó de su problema actual. Tenía una nueva familia que desconocía. Aunque tampoco era muy acertada la opinión que había tenido de la antigua, se recriminó culpable.
- No puedo bajar y fingir que nada pasa -dijo Joe, tras meditar la situación.
- Y no hace falta que lo hagas -le aseguró ella con voz serena- Tiziano y Ninel necesitan hablar contigo. Déjalos que expresen todo lo que desean decirte. Escúchalos e intenta entenderlos. No tienes que fingir, solo deja que todo cobre sentido -explicó la chica comprensiva- Y Dul y Jean Carlo están tan sorprendidos como tú por la situación. No puedes reprocharles nada. Cuando los veas actúa con naturalidad. No les debes explicaciones, ni reproches.
- Jean Carlo me debe unas cuantas -afirmó él furioso.
- Es igual de irritable e irritante que tú -bromeó (Tu name) con una enorme sonrisa que lo devastó- Solo te ataca porque esta tan confuso como tú.
- Me da igual que me ataque. Pero podía dejar de "atacarte" a ti.
- ¡Uhm! Cuidado Joecito o voy a pensar que estás celoso -afirmó (tu name), apoyándose sobre el torso masculino, con una sonrisa pícara.
- ¡Lo estoy! Sabes de sobra que no me gusta que te coqueteen -dijo Joe serio.
- Tu adorable instinto de posesión -comentó ella sinceramente, intentando que pareciese sarcástico.
"Posesión", se repitió Joe. Él no la poseía. No era nada suyo. Ni siquiera eran amigos. Aunque la tuviese allí entre sus brazos. Solo era una ilusión. En unos días ella se iría y él... No quería imaginarse qué le depararía el futuro sin ella. Nunca había estado alejado de ella. Ni cuando vivían en países diferentes permitió que hubiese un solo día sin comunicación. Salvo al principio que ella no quería saber nada de él y en una ocasión que desapareció durante semanas. Solo supo que estuvo enferma. Y había sido una tortura no saber nada de ella. En ese momento había decidido volver a su lado. Si ella volvía a enfermar él estaría a su lado. Y pensar que ya no lo estaría más, era devastador.
(Tu name) se descalzó y acomodó una almohada tras su espalda. Sentada relajadamente sobre la cama, veía a Joe dar vueltas por la habitación.
- No te irás a ninguna parte -bramó Joe, sin dejar de caminar de un lado para otro.
- De acuerdo –aceptó (Tu name) sin resistencia.
- ¡No te irás! -afirmó contundentemente, mientras volvía sobre sus pasos.
- Lo he escuchado la primera vez -aclaró la chica con una sonrisa paciente.
- ¡Bien! -exclamó Joe, parándose al fin.
Aún mirando al suelo y con el ceño fruncido, se dejó caer sobre la cama. Hundiendo el rostro entre sus manos, con expresión abatida. Le iba a estallar la cabeza. Había tanta información nueva que digerir, que era incapaz de asimilar nada. Toda su vida había cambiado en unos minutos. Su madre no era una egoísta y mentirosa, sino que había hecho todo lo posible para mantenerlo y darle un hogar. El que pensaba que era su padre no era el desdichado que él pensaba. Su verdadero padre... ¡No! No quería pensar en él, se dijo Joe, sintiendo que le estallaría la cabeza. Tampoco quería pensar en que nunca había sido hijo único. Tenía un hermano de su edad y una hermana. Y sin duda no quería pensar en los coqueteos que se habían procesado, su hermana y él ¡Todo aquello era una pesadilla!
- ¡Ven aquí, grandullón! -ordenó (Tu name) risueña, mientras lo agarraba por un brazo y tiraba de él para que cállese tendido, junto a ella.
Joe se dejó arrastrar y se tendió junto a ella. Cuando ella volvió a tirar para que subiese lo suficiente para abrazarlo, él la miró, por primera vez desde que entraron al cuarto. Todo el caos de su mente giró a una velocidad que lo mareó y se echó en los brazos de la chica. Ella lo meció suavemente en su regazo y le acarició el cabello.
- No tienes que encontrarle una solución -le aseguró (Tu name), como si leyese su mente- No son problemas, es la realidad ¡No hay soluciones! Solo te queda asimilarlo. Pero no hace falta que lo hagas esta noche ¡Duerme un poco!
La abrazó más fuerte y le besó la frente. Ella tenía razón, no había soluciones. No podía cambiar el hecho de que Tiziano era su padre y Dulce y Jean Carlo sus hermanos. No podía cambiar el pasado y rectificar su mal comportamiento con su madre. No podía hacer nada para que todo lo que había escuchado esa noche no fuese verdad. Y sin duda, no podía hacer nada para dejar de amar a (Tu name), se aseguró Joe emborrachándose con la fragancia de la chica.
- ¡Joe, duérmete! -le reprobó la chica, al notar una oleada de placer cuando él hundió el rostro en su cuello.
Joe se alejó un poco de la tentación de su cuello, con una sonrisa y se apoyó sobre su pecho para intentar dormir.
¡Mala idea! le dijeron todas las alarmas de su cuerpo, al notar los turgentes pechos contra su mejilla. Todo su cuerpo se tensó y se quedó inmóvil, maldiciendo por no poder alejarse. En ese momento habría agradecido que su sangre continuase regando el cerebro y pensando en los miles de pedazos en los que había estallado su vida. Pero no, toda su sangre había emigrado al sur. No debería excitarse en un momento así. No debía aprovecharse de ella de nuevo. Ella lo estaba consolando y si él comenzaba un contacto más intimo ella no lo pararía ¡No podía aprovecharse de nuevo de ella!
(Tu name) se estremeció de placer al notar el aliento de él sobre su cuello y reprimió un gemido al notarlo sobre ella. Pero sabía que se estaba conteniendo, podía notar la tensión de todos sus músculos. Y era lo mejor, se aseguró (Tu name) convencida. Tenía mucho en lo que pensar y una noche de pasión no le ayudaría en nada. Aunque lo podría dejar exhausto y así dormiría, dijo una vocecita maliciosa en su mente ¡Pero, no! ¡No lo haría!
Se giró suavemente, quedando tendida de costado y haciendo que él retrocediese e hiciese lo mismo. Se acurrucó en su pecho y él suspiró aliviado. La abrazó e intentó dormir.
Pasó casi una hora y ni siquiera era capaz de mantener los ojos cerrados. (Tu name) lo notó y fue incapaz de dormir.
- ¿Quieres que hablemos de lo que ha pasado esta noche? -preguntó la chica, alejando el rostro de su escondite.
- No, duerme -dijo Joe, besándole la frente.
- No puedo. Decir en voz alta lo que piensas ayuda.
- Lo dice la más reservada de las personas. Nunca dices en lo que piensas. Aunque tu mente tiene que ser tal caos que seguro ni tú te entiendes -bromeó Joe, pellizcándole la nariz.
- Me di por vencida hace mucho. Solo proceso pensamientos simples. El resto los dejo vagar. Con suerte se unen y crean un sentido propio -le continuó la broma (Tu name).
En la oscuridad de la habitación, abrazados y bromeando, Joe recordó las miles de veces que habían hecho aquello en el pasado. Estaba seguro que siempre la había amado. Ella había sobrepasado incluso, su barrera contra las mujeres. Su aprehensión hacía el sexo femenino y sus dotes manipulativas, no habían sido suficientes para alejarse de ella. Y no era porque la hubiese considerado como un hombre al principio, sino porque sabía -aunque no lo quisiese reconocer- que ella no era así. Podía confiarle sus secretos. Ella lo escuchaba y aconsejaba, sin juzgarlo. Siempre estaba cuando la necesitaba. Y también estaba el pequeño detalle de que tenía un cuerpo increíble ¿Cómo no se iba a enamorar de ella?
- ¿Qué piensas hacer mañana? -preguntó (Tu name), encaminando de nuevo la conversación.
- No lo sé. Podríamos volver a casa -sugirió el muchacho, pensativo.
- No. Nada de escaparse. Eso nunca ayuda -le aconsejó ella abrazándolo- Habla con ellos. Plantea tus dudas.
- ¿Dudas? Ni siquiera sé por donde empezar -dijo exasperado- Mi madre se va a casar con mi verdadero padre y este quiere conocerme ¿Qué se supone que debo hacer?
- ¿Hablar con él? -le susurró suavemente, mientras le acariciaba la mejilla- Yo sé que es solo un extraño para ti. Y no hace falta que lo aceptes como tu padre y olvides quien eres. Pese a todo, eres un Jonas. Te has criado como tal y nadie te va a exigir que dejes de serlo. Pero podrías intentar conocerlo. Ser amigos. Con el tiempo el vínculo irá cambiando. Como te ocurrió con Franco.
- Para mí, Franco siempre ha sido mi padre -aseguró Joe.
- No es cierto. Recuerdo muy bien que se trataban como extraños al principio de vivir juntos -le recordó la muchacha-Incluso, me obligabas a cenar todas las noches con ustedes para no tener que hablar con él.
Era cierto. Ellos no eran padre e hijo, de ninguna forma, salvo legalmente. Aún así había aceptado volver con él. Se había tragado su orgullo, sabiendo que lo mantendría un hombre que no era su padre. Pero en ese momento habría hecho cualquier cosa para volver. Había pasado años lejos de (Tu name). Había conocido chicas y hecho amigos, pero el pensar que ella continuase con su vida sin él era insoportable. Había regresado a su lado y se había pegado tanto a ella, que se había cegado a cualquier cosa que pudiese separarlos. Como el amor. Amarla era la razón más importante para separarse. Ella no creía en el amor y él la amaba desesperadamente.
Intentó que su corazón no se rompiese en mil pedazos y se ocupó de su problema actual. Tenía una nueva familia que desconocía. Aunque tampoco era muy acertada la opinión que había tenido de la antigua, se recriminó culpable.
- No puedo bajar y fingir que nada pasa -dijo Joe, tras meditar la situación.
- Y no hace falta que lo hagas -le aseguró ella con voz serena- Tiziano y Ninel necesitan hablar contigo. Déjalos que expresen todo lo que desean decirte. Escúchalos e intenta entenderlos. No tienes que fingir, solo deja que todo cobre sentido -explicó la chica comprensiva- Y Dul y Jean Carlo están tan sorprendidos como tú por la situación. No puedes reprocharles nada. Cuando los veas actúa con naturalidad. No les debes explicaciones, ni reproches.
- Jean Carlo me debe unas cuantas -afirmó él furioso.
- Es igual de irritable e irritante que tú -bromeó (Tu name) con una enorme sonrisa que lo devastó- Solo te ataca porque esta tan confuso como tú.
- Me da igual que me ataque. Pero podía dejar de "atacarte" a ti.
- ¡Uhm! Cuidado Joecito o voy a pensar que estás celoso -afirmó (tu name), apoyándose sobre el torso masculino, con una sonrisa pícara.
- ¡Lo estoy! Sabes de sobra que no me gusta que te coqueteen -dijo Joe serio.
- Tu adorable instinto de posesión -comentó ella sinceramente, intentando que pareciese sarcástico.
"Posesión", se repitió Joe. Él no la poseía. No era nada suyo. Ni siquiera eran amigos. Aunque la tuviese allí entre sus brazos. Solo era una ilusión. En unos días ella se iría y él... No quería imaginarse qué le depararía el futuro sin ella. Nunca había estado alejado de ella. Ni cuando vivían en países diferentes permitió que hubiese un solo día sin comunicación. Salvo al principio que ella no quería saber nada de él y en una ocasión que desapareció durante semanas. Solo supo que estuvo enferma. Y había sido una tortura no saber nada de ella. En ese momento había decidido volver a su lado. Si ella volvía a enfermar él estaría a su lado. Y pensar que ya no lo estaría más, era devastador.
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Re: [solo mayores] AMIGOS DESCONOCIDOS (Joe y ___)
Capitulo 66
Con mucho esfuerzo, Joe alejó a (Tu name) de entre sus brazos. Aunque su cuerpo se resistía a dejarla, su corazón necesitaba un respiro. Tenía que huir de esa habitación, antes de que acabase padeciendo un infarto. Ella estaba dormida. Él caminó a pies puntillas hasta estar lejos del cuarto.
Los pasillos estaban oscuros y fríos. Y sorprendentemente, se sintió muy cómodo en ellos. Bajó la escalera perezosamente, distrayéndose con cada losa del suelo que veía. Caminaba hacía el jardín, pero una luz lo distrajo. Se acercó lentamente hasta el despacho levemente iluminado y se asomó al interior desde la puerta. No se escuchaba ningún ruido. Ninguna voz. Ninguna discusión, en un lugar donde él había deseado gritar lo suficiente para quedarse afónico.
Solo estaba el cuerpo inmóvil de un hombre. Tiziano parecía dormido. Descansando la cabeza sobre sus antebrazos, en el escritorio. En una mano tenía una copa y la otra estaba apretada con fuerza. Indicativo de que no estaba dormido. Joe recordó todos los consejos de (Tu name). Pensó en lo culpable que puede hacerle sentir el pasado a una persona. Puede que ese hombre no hubiese estado lejos de él a propósito. Pero era un desconocido y pese a que pudiese tener grandes explicaciones, él no podía verlo como nada más. Recordó de nuevo las palabras de la chica.
Suspiró exasperado ¿Podría escucharlo sin que ese hombre diese por hecho que lo aceptaba? La duda lo invadió. Pero de nuevo la imagen angelical de (Tu name) fue en su encuentro. Sonrió dándose valor y recorrió el breve trayecto hasta el escritorio.
- ¿Ahora tengo que quitarte la copa o llenártela? -preguntó Joe burlón, haciendo que el hombre se incorporará inmediatamente para mirarlo.
- Lo único que te he enseñado en mi vida y no te ha quedado claro -se recriminó su padre.
- Soy egoísta. Así que beberé solo -dijo Joe retirándole la copa y llenándola, antes de sentarse en el sofá y beberla de un trago. Con el vaso en una mano y la botella en la otra.
- ¡Bien! No creo que aguantase beber una gota más -aseguró Tiziano, frotándose los ojos cansadamente.
- Supongo que solo está permitido beber hasta desmayarte cuando se trata de una mujer -comentó el joven, vaciando su copa de nuevo.
- Solo está permitido cuando no entiendes algo o no hay solución. Y normalmente, eso siempre implica a una mujer -se mofó el hombre.
- Dijiste anoche - comenzó a decir Joe muy serio- que pasaste el primer año de matrimonio borracho ¿Fue por culpa? ¿Por abandonarnos? -preguntó sin rencor, por simple curiosidad.
El rostro medio risueño de Tiziano, se ensombreció. Parecía haberse perdido en sus pensamientos. Con brusquedad salió de ellos para enfrentarse a la pregunta. Y miró a su hijo con semblante sincero y vulnerable.
- No sabía que Ninel estuviese embarazada -aseguró Tiziano, deseando recuperar su copa- Bebía para olvidar que mi corazón la amaba tanto que era incapaz de estar en la misma habitación que otra mujer.
- Tuviste dos hijos -le recordó Joe.
- Afortunadamente, mi esposa se quedó embarazada pronto. Así nuestras familias no se involucrarían si sabían que no hacíamos una vida juntos. Teniendo un heredero, lo demás era irrelevante.
- ¿Y Dul? -preguntó el joven, desconfiado.
- Fue lo único que me pidió su madre -suspiró Tiziano cansado- Se sentía sola y quería intentar un matrimonio real. Pero yo no fui capaz de dárselo. Así que cedí ante la idea de tener otro hijo.
Había tenido a dos hijos, que gozaron de todas sus atenciones, con una mujer a la que no amaba. Sin embrago, el hijo de la mujer a la que amaba, ni siquiera fue consciente de su existencia. Joe deseó creer su historia. Lo deseó tanto que le sorprendió. Pero al fin y al cabo, pesé a ser un desconocido, era su padre.
- ¿Eras infeliz? -preguntó casi, afirmó, Joe.
- No era la vida que quería -le quitó importancia el hombre, encogiéndose de hombros- Cada noche pensaba qué habría sido de la mujer que había conocido en la playa.
- ¿En la playa? -repitió el chico, sorprendido.
- Sí, aquí mismo -respondió Tiziano muy sonriente- Por eso decidimos venirnos acá a vivir. Ambos estábamos de vacaciones. Aunque lo mío era algo así como la última aventura antes de la horca -bromeó con una falsa sonrisa.
- Amas a mi madre ¿verdad? -afirmó su hijo vaciando de nuevo la copa.
- ¡Mucho! -le aseguró levantándose lenta y trabajosamente- Siempre ha sido la mujer de mi vida.
Tiziano dudo unos segundos, pero después se armó de coraje y se sentó junto a Joe en el sofá. Este no protestó. Y ambos comenzaron a hablar de irrelevancias para distraer la mente de otros asuntos. Joe siguió bebiendo, más por costumbre que por deseo y Tiziano empezó a notar que el alcohol dejaba de hacerle efecto.
Los hombres estaban riendo tras una ocurrencia de Joe, sobre las mujeres y el efecto que tiene el alcohol sobre la percepción de la belleza de estas. Pero ambos se callaron de inmediato y se pusieron muy serios cuando vieron a dos bellas mujeres cruzadas de brazos en la puerta frente a ellas. (Tu name) y Ninel, caminaron hasta ellos con el ceño fruncido y cara de pocos amigos.
- Bajo a desayunar y mira con lo que me encuentro -dijo Ninel irritada.
Joe se giró para mirar por el ventanal y se percató de que habría amanecido hacía horas, sin que ellos se diesen cuenta.
- ¿Les parece bonito emborracharse como adolescentes descerebrados? -protestó la mujer una vez más.
- Yo no estoy borracho, piccola mia -aseguró Tiziano frotándose la sien.
- Es verdad, él esta ya con la resaca -se burló Joe entre carcajadas.
- Eso, ayúdame -replicó risueño, el hombre a su hijo.
- Mamá no seas cruel con él hasta que no se le pase el crudo -se mofó de nuevo Joe.
- Yo que tú -dijo (Tu name) muy seria- me callaba.
Le quitó la copa y la botella. Tras fulminarlo con la mirada se cruzó de brazos, amenazantemente. Joe se puso serio al instante y trago trabajosamente. Miró a su padre, que tenía la misma cara de preocupación. Ninel en cambio miraba a su nuera con una sonrisa e imitaba su gesto, cruzándose de brazos, dispuesta para la batalla.
- Yo creo que ya han bebido bastante -dijo (Tu name), sin mirar a los hombres, sino buscando la aceptación de Ninel.
- Sí, es mejor que duerman un poco -apoyó la mujer.
- Ya hablaré después contigo -le aseguró la joven a Joe como una amenaza inevitable.
- Sí, y yo contigo -imitó Ninel a su nuera, fulminando a su futuro marido.
Los hombres suspiraron y se miraron vencidos. Ellas se giraron y caminaron hasta la puerta con postura rígida. Se pararon antes de salir, en claro indicativo para que las siguieran. Antes de que pudiesen protestar porque los hombres seguían sentados, estos se levantaron a toda prisa. Olvidaron que la habitación les daba vueltas, se miraron indefensos y siguieron a sus mujeres.
Ya en la escalera, las mujeres subían ceñudas mientras los sumisos hombres las seguían cabizbajos. A mitad de trayecto, Dulce y Jean Carlo se pararon para observar la peculiar escena. Jean Carlo abrazó a su hermana con una enorme sonrisa burlona.
- Dul, si alguna vez me ves así, hazme un favor y pégame un tiro -dijo el joven mirando a los fieles corderos persiguiendo a dos simples y arrebatadoras mujeres.
- Prometo hacerlo aunque tenga dudas -aseguró la chica socarronamente.
Las mujeres los metieron en sus habitaciones. Colocando las manos en jarras los miraron de arriba abajo. Les quitaron la camisa, los empujaron contra la cama, haciéndolos caer sentados y les quitaron los zapatos y pantalones. Se alejaron ceñudas y apuntaron con decisión hacía el centro de la cama, exigiendo que se metiesen bajo las sábanas. Cada quien desde su cuarto lo hizo sin replicar. Y ellas salieron de las habitaciones dejándolos escondidos bajo las sábanas. Se encontraron en el pasillo, se miraron con perspicacia y se giraron sobre sus pasos, asomándose al cuarto de su respectivo hombre. Ellos se habían incorporado y al verlas, se acostaron de nuevo, tapándose hasta el mentón. Ellas los fulminaron con la mirada y volvieron a cerrar la puerta.
Ya en la cocina, las dos mujeres muy irritadas, comentaban lo insensatos que eran padre e hijo. Ninel comenzaba a ceder pero (Tu name) se mantenía igual de furiosa que cuando los había encontrado.
- ¿Les llevamos un café? -preguntó Ninel preocupada por los hombres.
- Si no es para echárselo por la cabeza, no -contestó (Tu name) irritada- Se han emborrachado ellos solitos y van a pasar la resaca de igual modo.
- Pero y si nos necesitan -insistió la mujer angustiada.
- ¿Acaso ellos han pensado en cómo nos hemos sentido nosotras cuando nos despertamos y no los vimos? -protestó la joven, irritada.
- Es cierto -afirmó Ninel furiosa- Son dos niños egoístas que necesitan una lección. Nosotras nos hemos preocupado por ellos, mientras que ellos estaban de risitas en el despacho, bebiendo -continuó ceñuda- Pero... ¿podríamos llevarles unos cafés? -preguntó tímidamente.
- ¡Oh! -suspiró (Tu name)- ¡De acuerdo!
Las mujeres regresaron a sus habitaciones y colocaron la taza de café humeante junto a la cama. Se sentaron suavemente sobre el colchón, y miraron al hombre que invadía la cama.
Ninel bajó todas sus barreras inmediatamente, al ver como su futuro esposo se frotaba la sien.
- ¿Te duele la cabeza, amor mío? -preguntó la mujer preocupada, mientras se tendía junto a él.
(Tu name) resistió un poco más. Joe estaba dormido, y eso era una ventaja. Parecía que se acababa de pelear con las sábanas, y estas habían ganado y lo tenían de rehén. Lo miró atentamente y suspiró con vencida resignación, mientras lo arropaba adecuadamente.
Con mucho esfuerzo, Joe alejó a (Tu name) de entre sus brazos. Aunque su cuerpo se resistía a dejarla, su corazón necesitaba un respiro. Tenía que huir de esa habitación, antes de que acabase padeciendo un infarto. Ella estaba dormida. Él caminó a pies puntillas hasta estar lejos del cuarto.
Los pasillos estaban oscuros y fríos. Y sorprendentemente, se sintió muy cómodo en ellos. Bajó la escalera perezosamente, distrayéndose con cada losa del suelo que veía. Caminaba hacía el jardín, pero una luz lo distrajo. Se acercó lentamente hasta el despacho levemente iluminado y se asomó al interior desde la puerta. No se escuchaba ningún ruido. Ninguna voz. Ninguna discusión, en un lugar donde él había deseado gritar lo suficiente para quedarse afónico.
Solo estaba el cuerpo inmóvil de un hombre. Tiziano parecía dormido. Descansando la cabeza sobre sus antebrazos, en el escritorio. En una mano tenía una copa y la otra estaba apretada con fuerza. Indicativo de que no estaba dormido. Joe recordó todos los consejos de (Tu name). Pensó en lo culpable que puede hacerle sentir el pasado a una persona. Puede que ese hombre no hubiese estado lejos de él a propósito. Pero era un desconocido y pese a que pudiese tener grandes explicaciones, él no podía verlo como nada más. Recordó de nuevo las palabras de la chica.
Suspiró exasperado ¿Podría escucharlo sin que ese hombre diese por hecho que lo aceptaba? La duda lo invadió. Pero de nuevo la imagen angelical de (Tu name) fue en su encuentro. Sonrió dándose valor y recorrió el breve trayecto hasta el escritorio.
- ¿Ahora tengo que quitarte la copa o llenártela? -preguntó Joe burlón, haciendo que el hombre se incorporará inmediatamente para mirarlo.
- Lo único que te he enseñado en mi vida y no te ha quedado claro -se recriminó su padre.
- Soy egoísta. Así que beberé solo -dijo Joe retirándole la copa y llenándola, antes de sentarse en el sofá y beberla de un trago. Con el vaso en una mano y la botella en la otra.
- ¡Bien! No creo que aguantase beber una gota más -aseguró Tiziano, frotándose los ojos cansadamente.
- Supongo que solo está permitido beber hasta desmayarte cuando se trata de una mujer -comentó el joven, vaciando su copa de nuevo.
- Solo está permitido cuando no entiendes algo o no hay solución. Y normalmente, eso siempre implica a una mujer -se mofó el hombre.
- Dijiste anoche - comenzó a decir Joe muy serio- que pasaste el primer año de matrimonio borracho ¿Fue por culpa? ¿Por abandonarnos? -preguntó sin rencor, por simple curiosidad.
El rostro medio risueño de Tiziano, se ensombreció. Parecía haberse perdido en sus pensamientos. Con brusquedad salió de ellos para enfrentarse a la pregunta. Y miró a su hijo con semblante sincero y vulnerable.
- No sabía que Ninel estuviese embarazada -aseguró Tiziano, deseando recuperar su copa- Bebía para olvidar que mi corazón la amaba tanto que era incapaz de estar en la misma habitación que otra mujer.
- Tuviste dos hijos -le recordó Joe.
- Afortunadamente, mi esposa se quedó embarazada pronto. Así nuestras familias no se involucrarían si sabían que no hacíamos una vida juntos. Teniendo un heredero, lo demás era irrelevante.
- ¿Y Dul? -preguntó el joven, desconfiado.
- Fue lo único que me pidió su madre -suspiró Tiziano cansado- Se sentía sola y quería intentar un matrimonio real. Pero yo no fui capaz de dárselo. Así que cedí ante la idea de tener otro hijo.
Había tenido a dos hijos, que gozaron de todas sus atenciones, con una mujer a la que no amaba. Sin embrago, el hijo de la mujer a la que amaba, ni siquiera fue consciente de su existencia. Joe deseó creer su historia. Lo deseó tanto que le sorprendió. Pero al fin y al cabo, pesé a ser un desconocido, era su padre.
- ¿Eras infeliz? -preguntó casi, afirmó, Joe.
- No era la vida que quería -le quitó importancia el hombre, encogiéndose de hombros- Cada noche pensaba qué habría sido de la mujer que había conocido en la playa.
- ¿En la playa? -repitió el chico, sorprendido.
- Sí, aquí mismo -respondió Tiziano muy sonriente- Por eso decidimos venirnos acá a vivir. Ambos estábamos de vacaciones. Aunque lo mío era algo así como la última aventura antes de la horca -bromeó con una falsa sonrisa.
- Amas a mi madre ¿verdad? -afirmó su hijo vaciando de nuevo la copa.
- ¡Mucho! -le aseguró levantándose lenta y trabajosamente- Siempre ha sido la mujer de mi vida.
Tiziano dudo unos segundos, pero después se armó de coraje y se sentó junto a Joe en el sofá. Este no protestó. Y ambos comenzaron a hablar de irrelevancias para distraer la mente de otros asuntos. Joe siguió bebiendo, más por costumbre que por deseo y Tiziano empezó a notar que el alcohol dejaba de hacerle efecto.
Los hombres estaban riendo tras una ocurrencia de Joe, sobre las mujeres y el efecto que tiene el alcohol sobre la percepción de la belleza de estas. Pero ambos se callaron de inmediato y se pusieron muy serios cuando vieron a dos bellas mujeres cruzadas de brazos en la puerta frente a ellas. (Tu name) y Ninel, caminaron hasta ellos con el ceño fruncido y cara de pocos amigos.
- Bajo a desayunar y mira con lo que me encuentro -dijo Ninel irritada.
Joe se giró para mirar por el ventanal y se percató de que habría amanecido hacía horas, sin que ellos se diesen cuenta.
- ¿Les parece bonito emborracharse como adolescentes descerebrados? -protestó la mujer una vez más.
- Yo no estoy borracho, piccola mia -aseguró Tiziano frotándose la sien.
- Es verdad, él esta ya con la resaca -se burló Joe entre carcajadas.
- Eso, ayúdame -replicó risueño, el hombre a su hijo.
- Mamá no seas cruel con él hasta que no se le pase el crudo -se mofó de nuevo Joe.
- Yo que tú -dijo (Tu name) muy seria- me callaba.
Le quitó la copa y la botella. Tras fulminarlo con la mirada se cruzó de brazos, amenazantemente. Joe se puso serio al instante y trago trabajosamente. Miró a su padre, que tenía la misma cara de preocupación. Ninel en cambio miraba a su nuera con una sonrisa e imitaba su gesto, cruzándose de brazos, dispuesta para la batalla.
- Yo creo que ya han bebido bastante -dijo (Tu name), sin mirar a los hombres, sino buscando la aceptación de Ninel.
- Sí, es mejor que duerman un poco -apoyó la mujer.
- Ya hablaré después contigo -le aseguró la joven a Joe como una amenaza inevitable.
- Sí, y yo contigo -imitó Ninel a su nuera, fulminando a su futuro marido.
Los hombres suspiraron y se miraron vencidos. Ellas se giraron y caminaron hasta la puerta con postura rígida. Se pararon antes de salir, en claro indicativo para que las siguieran. Antes de que pudiesen protestar porque los hombres seguían sentados, estos se levantaron a toda prisa. Olvidaron que la habitación les daba vueltas, se miraron indefensos y siguieron a sus mujeres.
Ya en la escalera, las mujeres subían ceñudas mientras los sumisos hombres las seguían cabizbajos. A mitad de trayecto, Dulce y Jean Carlo se pararon para observar la peculiar escena. Jean Carlo abrazó a su hermana con una enorme sonrisa burlona.
- Dul, si alguna vez me ves así, hazme un favor y pégame un tiro -dijo el joven mirando a los fieles corderos persiguiendo a dos simples y arrebatadoras mujeres.
- Prometo hacerlo aunque tenga dudas -aseguró la chica socarronamente.
Las mujeres los metieron en sus habitaciones. Colocando las manos en jarras los miraron de arriba abajo. Les quitaron la camisa, los empujaron contra la cama, haciéndolos caer sentados y les quitaron los zapatos y pantalones. Se alejaron ceñudas y apuntaron con decisión hacía el centro de la cama, exigiendo que se metiesen bajo las sábanas. Cada quien desde su cuarto lo hizo sin replicar. Y ellas salieron de las habitaciones dejándolos escondidos bajo las sábanas. Se encontraron en el pasillo, se miraron con perspicacia y se giraron sobre sus pasos, asomándose al cuarto de su respectivo hombre. Ellos se habían incorporado y al verlas, se acostaron de nuevo, tapándose hasta el mentón. Ellas los fulminaron con la mirada y volvieron a cerrar la puerta.
Ya en la cocina, las dos mujeres muy irritadas, comentaban lo insensatos que eran padre e hijo. Ninel comenzaba a ceder pero (Tu name) se mantenía igual de furiosa que cuando los había encontrado.
- ¿Les llevamos un café? -preguntó Ninel preocupada por los hombres.
- Si no es para echárselo por la cabeza, no -contestó (Tu name) irritada- Se han emborrachado ellos solitos y van a pasar la resaca de igual modo.
- Pero y si nos necesitan -insistió la mujer angustiada.
- ¿Acaso ellos han pensado en cómo nos hemos sentido nosotras cuando nos despertamos y no los vimos? -protestó la joven, irritada.
- Es cierto -afirmó Ninel furiosa- Son dos niños egoístas que necesitan una lección. Nosotras nos hemos preocupado por ellos, mientras que ellos estaban de risitas en el despacho, bebiendo -continuó ceñuda- Pero... ¿podríamos llevarles unos cafés? -preguntó tímidamente.
- ¡Oh! -suspiró (Tu name)- ¡De acuerdo!
Las mujeres regresaron a sus habitaciones y colocaron la taza de café humeante junto a la cama. Se sentaron suavemente sobre el colchón, y miraron al hombre que invadía la cama.
Ninel bajó todas sus barreras inmediatamente, al ver como su futuro esposo se frotaba la sien.
- ¿Te duele la cabeza, amor mío? -preguntó la mujer preocupada, mientras se tendía junto a él.
(Tu name) resistió un poco más. Joe estaba dormido, y eso era una ventaja. Parecía que se acababa de pelear con las sábanas, y estas habían ganado y lo tenían de rehén. Lo miró atentamente y suspiró con vencida resignación, mientras lo arropaba adecuadamente.
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