[solo mayores] AMIGOS DESCONOCIDOS (Joe y ___)
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Re: [solo mayores] AMIGOS DESCONOCIDOS (Joe y ___)
sigueee esta muy buena !
alyson !*- Cantidad de envíos : 91
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Re: [solo mayores] AMIGOS DESCONOCIDOS (Joe y ___)
kiara escribió:vamos sofi seguila!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! por fis
by kiara (fan #1 de Joe pollito!!!) (plop no hay icono de pollo=¿)
io tambn kiero el icono de POLLO
fan #2 de joe pollito
sofia- Admin
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Re: [solo mayores] AMIGOS DESCONOCIDOS (Joe y ___)
Alguien kiere k suba cap ????????
fan #2 de joe pollito (kiero un icono de pollo)
fan #2 de joe pollito (kiero un icono de pollo)
sofia- Admin
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Re: [solo mayores] AMIGOS DESCONOCIDOS (Joe y ___)
yo quiero que subas cap!!!sofia escribió:Alguien kiere k suba cap ????????
fan #2 de joe pollito (kiero un icono de pollo)
by fan #1 de Joe pollito!!!!!!!
kiara- Cantidad de envíos : 11
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Re: [solo mayores] AMIGOS DESCONOCIDOS (Joe y ___)
Capítulo 24
Una noche más sin poder dormir pensando en ella, pensó Joe. Pero las cosas habían cambiado. Se había dado cuenta de que daba igual lo revolucionadas que estuviesen sus hormonas. Aunque quisiese (tu name) no dejaría que pasase nada entre ellos.
Era posible que (tu name) no fuese el chico que él pensaba pero si se mostraba así era porque no tenía el más mínimo interés en que él la viese de otra forma. Ella no sentía más que cariño por él y tenía que aceptarlo. A fin de cuentas solo tenía un calentón. No es que estuviese enamorado o algo así, se dijo relajadamente.
Se levantó sorprendentemente temprano para ser sábado, pero al no haber salido la noche anterior, la resaca era inexistente. Y no podía estar un minuto más entre esas cuatro paredes o acabaría volviéndose loco.
Caminando llego hasta el parque donde se cruzó con dos chicas que corrían y hablaban animadamente. Reconoció a una de ellas sin problema, era Miley, y se acercó a saludar, por puro aburrimiento. Tras unos minutos de charla, la otra chica cayó bajo los encantos de Joe. Y la propia Miley habría caído sino fuese porque pensaba que era un cretino posesivo y egoísta, que casi le parte la preciosa cara a Lincoln.
Miley estaban tan ocupada regañándose por pensar en esos términos de Lincoln que no se percató que su regalada amiga estaba invitando a Joe a verla trabajar esa noche, en "El Ritual", donde llevaba unos meses de bailarina. Él estuvo encantado de ir. Encontraría de nuevo a la bellísima relaciones públicas y en su defecto a cualquier otra que lo pudiese entretener lo suficiente para olvidar a (tu name) unas horas.
Las chicas se marcharon. Una feliz por su cita de esa noche y la otra preocupada por no estar segura de lo que sentía o si tenía derecho a sentirlo. Atormentada por sus emociones fue a buscar a (tu name) horas más tarde. Y ya en su casa le confesó que comenzaba a sentir algo por Lincoln.
- No te apenes por eso Mai. No pienses que yo me vaya a enojar por tal tontería. Primero, ya lo sabía; y segundo, no me voy a pelear con nadie por un hombre. Aunque a ambas nos gustase el mismo, que no es el caso, yo no me enojaría. Es cuestión de saber compartir como buenas amigas -bromeó (tu name) abrazándola para que quitase la cara de preocupación- Ahora tenemos que hacer que ese loquito siente cabeza. Para lo cual tú debes ignorar cualquier intento de acercamiento por su parte.
- ¿Y si se harta y se va con otra? –Preguntó Miley conociendo a los hombres- Tengo algo de experiencia con mujeriegos como él.
- Si, pero el objetivo no es estar con un mujeriego. Eso ya lo hice yo -afirmó soltando una carcajada- El objetivo es que deje de serlo. Y yo me ocuparé de que no se deje vencer tan fácilmente. Pero tienes que hacer todo lo que yo te diga. Y no decir que si y después hacer lo que te sale de las narices como siempre.
Miley frunció el ceño. Eso sería difícil. No es que no quisiese hacer caso a su amiga, es que siempre se le complicaba todo tanto que era imposible recordar lo que esta le había aconsejado. Pero lo intentaría.
(tu name) estaba más animada. Entre la nueva pareja que tenía que unir y las expectativas de esa noche, apenas se había acordado de Joe. Y con apenas se refería a que de veinticuatro horas del día solo había pensado en él veintitrés. Un récord en la última semana. Pero Joe seguía siendo el mismo rompecorazones de siempre. Había escuchado a Kevin decir que el mismo sábado en que había dejado descompuesta a Taylor la había besado a ella, se había acostado con una chica que había conocido en un bar. No es que le doliese, era algo normal en él. Eso solo hizo que pusiese los pies en la tierra. Joe era un mujeriego y si se acercaba o mostraba algún interés por ella era por el simple hecho de ser mujer, no tenía nada de especial. Y aún así no estaba segura de que él fuese a fijarse en ella. Por eso era mejor seguir con su papel.
Esa noche un viejo amigo con el que empezó trabajando hacía unos años la visitaría y tenía planeado toda una exhibición como en los viejos tiempos. Se recordó cuando aún era menor de edad y se escabullía para bailar con él en una discoteca del montón, pero que para una chica de su edad era toda una aventura. Cuando fue mayor de edad, ya tenía varias ofertas de locales más dignos y su amigo ya había terminado la carrera, por lo que no necesitaba el empleo y se había convertido en un intérprete bastante cotizado. Había pocos intérpretes de chino y japonés, por lo que no tenía muchos problemas para encontrar trabajo.
Unos días antes la llamo desde Shanghái, donde llevaba unos meses viviendo, para avisarla de que iría a verla. (tu name) estaba feliz de volver a verlo. Por una noche olvidaría su puesto de relaciones públicas y se subiría a la tarima con su antiguo compañero de baile. Estaba emocionada con la idea.
Tras varias horas de preparativos, como cada noche, el local abrió sus puertas. (tu name) estaba enfrascada en sus rutinas y a la espera de su cita. Las horas iban pasando y la gente la buscaban como si fuese el centro de la reunión. Estaba acostumbrada y encantada, ya que ese era su trabajo. Sonrió y charlo con cada cliente que se le acercaba. Rechazo cortésmente algunas propuestas de trabajo y con bastante menos educación, algunas otras propuestas.
A la hora prevista su amigo llegó. Tomaron unas copas y hablaron de sus vidas. La diferencia de edad siempre había sido evidente pero a ninguno le importaba, solo fueron amigos, con alguna recaída esporádica. Pero ahora Ricky viajaba por todo el mundo y aunque no había madurado en lo absoluto, se veía mucho más hombre. Ella ya no era la adolescente que conoció pero no se dejaba impresionar por sus excentricidades. la noche continuó y las copas no dejaron de servirse.
Joe estaba frente al local que le había traído de cabeza durante tanto tiempo y que ahora lo recordaba como el único lugar donde podía olvidarse de (tu name) durante unas horas. Aunque después pensase en ella el doble de tiempo.
Suspiró con frustración y entró gracias a la simpática bailarina que había conocido esa misma mañana. No le había llamado lo suficiente la atención como para pasar la noche con ella, pero le había permitido entrar así que no podía quejarse.
Caminó entre millonarios y futuras promesas del estrellato, mientras contemplaba el lugar. No estaba como la última vez. Seguramente cambiaban la decoración muy a menudo. Según los eventos. Pero le sorprendió que todo el mundo miraba en la misma dirección y vitoreaban de una forma bastante similar, hacía la misma tarima.
Se fue haciendo un hueco entre la concurrencia hasta llegar al punto de admiración. Una pareja bailaba de forma bastante erótica aunque era apreciable que cada movimiento estaba medido para que el contacto no lo fuese. No le llamó la atención. Ni siquiera enfocó la vista para mirarlos. Continuó el escudriño del local.
En la barra vio a Lincoln, estaba hablando con una camarera. Al cambiar las luces reconoció a la chica, era Miley. Su amigo no perdía el tiempo, se dijo Joe. Pero parecía que su victima pasaba de su proposición y lo dejaba solo con su copa. Joe sonrió. Así se sentía él, como si la única chica que le interesaba pasase de él.
(tu name) era la clase de chica en la que él nunca se habría fijado, pero lo había hecho. Y ahora no podía hacer nada. Temía escandalizarla con su excitación o perderla por su deseo. Si ella pudiese entender lo que significaba la frustración sexual... Pero (tu name) nunca había tenido a un hombre en ese estado por ella, se dijo Joe seguro de sus palabras.
Salió de sus pensamientos y miró de nuevo a Lincoln que saludaba con complicidad y le sacaba la lengua a alguien en dirección opuesta a donde estaba él. Joe lo reconoció como un gesto que solía hacer a (tu name) y automáticamente buscó a quien iba dirigido el guiño.
Se encontró de nuevo con la tarima y los dos bailarines. Esta vez miró más atentamente. El chico era alto, rubio y musculoso. Muy típico. La chica... Estaba de espaldas, con una camisa de seda ceñida que se le levantaba levemente al contonearse, unos pantalones ceñidos y bajos de una seda brillante que enmarcaba sus curvas. Con cada movimiento su figura se veía más exuberante. Sus caderas eran una maquina perfecta de crear fantasías. Sus manos señalaban cada punto que todos los hombres deseaban poder besar y acariciar. Y tenía un compás perfecto con la música.
Joe comenzó a estremecerse de una forma ya conocida. Nunca en su vida había sido tan intensa esa excitación pero últimamente se estaba acostumbrando a que le pasase. Paró a la primera persona que pasaba, un muchacho de su edad, calculaba él.
- ¿Quién es? -señaló hacía la tarima.
- Es la relaciones públicas del local -contestó sonriente mientras babeaba como todos al mirarla.
¡Lo sabía! La chica de la deliciosa espalda. La muchacha a la que había besado en la fiesta de disfraces. La única que era capaz de hacerle excitarse tanto como para olvidar la opinión de su corazón o su cerebro. Ninguna mujer, especial o no, era relevante en presencia de esa diosa.
La observó maravillado mientras la canción concluía y las manos de ella se desplazaban desde su sensual melena hasta sus devastadoras caderas, haciendo una suave pasada por el contorno de sus pechos y cintura, que hicieron que Joe contuviese el aliento, aunque desde allí no pudiese ver esos magníficos frutos.
Justo cuando la canción terminó y antes de comenzar la siguiente, el chico a su lado afirmó con rotundidad y clara voz, lo que menos esperaba escuchar.
- ¡Se llama (tu name) (tu apellido) ! -informó el chico mientras sorbía de su copa y se alejaba del petrificado Joe.
Vio como la sexy bailarina cambiaba de posición para la siguiente canción y el oxígeno desapareció de sus pulmones. Con los maravilloso ojos turquesas, que tanto le enloquecían, maquillados para enfatizar su poder devastador y la blusa ceñida semi abierta mostrando tanto su plano vientre como un generoso escote, su amiga era la visión más perfecta de una mujer que había visto nunca ¡Era (tu name) !
Una noche más sin poder dormir pensando en ella, pensó Joe. Pero las cosas habían cambiado. Se había dado cuenta de que daba igual lo revolucionadas que estuviesen sus hormonas. Aunque quisiese (tu name) no dejaría que pasase nada entre ellos.
Era posible que (tu name) no fuese el chico que él pensaba pero si se mostraba así era porque no tenía el más mínimo interés en que él la viese de otra forma. Ella no sentía más que cariño por él y tenía que aceptarlo. A fin de cuentas solo tenía un calentón. No es que estuviese enamorado o algo así, se dijo relajadamente.
Se levantó sorprendentemente temprano para ser sábado, pero al no haber salido la noche anterior, la resaca era inexistente. Y no podía estar un minuto más entre esas cuatro paredes o acabaría volviéndose loco.
Caminando llego hasta el parque donde se cruzó con dos chicas que corrían y hablaban animadamente. Reconoció a una de ellas sin problema, era Miley, y se acercó a saludar, por puro aburrimiento. Tras unos minutos de charla, la otra chica cayó bajo los encantos de Joe. Y la propia Miley habría caído sino fuese porque pensaba que era un cretino posesivo y egoísta, que casi le parte la preciosa cara a Lincoln.
Miley estaban tan ocupada regañándose por pensar en esos términos de Lincoln que no se percató que su regalada amiga estaba invitando a Joe a verla trabajar esa noche, en "El Ritual", donde llevaba unos meses de bailarina. Él estuvo encantado de ir. Encontraría de nuevo a la bellísima relaciones públicas y en su defecto a cualquier otra que lo pudiese entretener lo suficiente para olvidar a (tu name) unas horas.
Las chicas se marcharon. Una feliz por su cita de esa noche y la otra preocupada por no estar segura de lo que sentía o si tenía derecho a sentirlo. Atormentada por sus emociones fue a buscar a (tu name) horas más tarde. Y ya en su casa le confesó que comenzaba a sentir algo por Lincoln.
- No te apenes por eso Mai. No pienses que yo me vaya a enojar por tal tontería. Primero, ya lo sabía; y segundo, no me voy a pelear con nadie por un hombre. Aunque a ambas nos gustase el mismo, que no es el caso, yo no me enojaría. Es cuestión de saber compartir como buenas amigas -bromeó (tu name) abrazándola para que quitase la cara de preocupación- Ahora tenemos que hacer que ese loquito siente cabeza. Para lo cual tú debes ignorar cualquier intento de acercamiento por su parte.
- ¿Y si se harta y se va con otra? –Preguntó Miley conociendo a los hombres- Tengo algo de experiencia con mujeriegos como él.
- Si, pero el objetivo no es estar con un mujeriego. Eso ya lo hice yo -afirmó soltando una carcajada- El objetivo es que deje de serlo. Y yo me ocuparé de que no se deje vencer tan fácilmente. Pero tienes que hacer todo lo que yo te diga. Y no decir que si y después hacer lo que te sale de las narices como siempre.
Miley frunció el ceño. Eso sería difícil. No es que no quisiese hacer caso a su amiga, es que siempre se le complicaba todo tanto que era imposible recordar lo que esta le había aconsejado. Pero lo intentaría.
(tu name) estaba más animada. Entre la nueva pareja que tenía que unir y las expectativas de esa noche, apenas se había acordado de Joe. Y con apenas se refería a que de veinticuatro horas del día solo había pensado en él veintitrés. Un récord en la última semana. Pero Joe seguía siendo el mismo rompecorazones de siempre. Había escuchado a Kevin decir que el mismo sábado en que había dejado descompuesta a Taylor la había besado a ella, se había acostado con una chica que había conocido en un bar. No es que le doliese, era algo normal en él. Eso solo hizo que pusiese los pies en la tierra. Joe era un mujeriego y si se acercaba o mostraba algún interés por ella era por el simple hecho de ser mujer, no tenía nada de especial. Y aún así no estaba segura de que él fuese a fijarse en ella. Por eso era mejor seguir con su papel.
Esa noche un viejo amigo con el que empezó trabajando hacía unos años la visitaría y tenía planeado toda una exhibición como en los viejos tiempos. Se recordó cuando aún era menor de edad y se escabullía para bailar con él en una discoteca del montón, pero que para una chica de su edad era toda una aventura. Cuando fue mayor de edad, ya tenía varias ofertas de locales más dignos y su amigo ya había terminado la carrera, por lo que no necesitaba el empleo y se había convertido en un intérprete bastante cotizado. Había pocos intérpretes de chino y japonés, por lo que no tenía muchos problemas para encontrar trabajo.
Unos días antes la llamo desde Shanghái, donde llevaba unos meses viviendo, para avisarla de que iría a verla. (tu name) estaba feliz de volver a verlo. Por una noche olvidaría su puesto de relaciones públicas y se subiría a la tarima con su antiguo compañero de baile. Estaba emocionada con la idea.
Tras varias horas de preparativos, como cada noche, el local abrió sus puertas. (tu name) estaba enfrascada en sus rutinas y a la espera de su cita. Las horas iban pasando y la gente la buscaban como si fuese el centro de la reunión. Estaba acostumbrada y encantada, ya que ese era su trabajo. Sonrió y charlo con cada cliente que se le acercaba. Rechazo cortésmente algunas propuestas de trabajo y con bastante menos educación, algunas otras propuestas.
A la hora prevista su amigo llegó. Tomaron unas copas y hablaron de sus vidas. La diferencia de edad siempre había sido evidente pero a ninguno le importaba, solo fueron amigos, con alguna recaída esporádica. Pero ahora Ricky viajaba por todo el mundo y aunque no había madurado en lo absoluto, se veía mucho más hombre. Ella ya no era la adolescente que conoció pero no se dejaba impresionar por sus excentricidades. la noche continuó y las copas no dejaron de servirse.
Joe estaba frente al local que le había traído de cabeza durante tanto tiempo y que ahora lo recordaba como el único lugar donde podía olvidarse de (tu name) durante unas horas. Aunque después pensase en ella el doble de tiempo.
Suspiró con frustración y entró gracias a la simpática bailarina que había conocido esa misma mañana. No le había llamado lo suficiente la atención como para pasar la noche con ella, pero le había permitido entrar así que no podía quejarse.
Caminó entre millonarios y futuras promesas del estrellato, mientras contemplaba el lugar. No estaba como la última vez. Seguramente cambiaban la decoración muy a menudo. Según los eventos. Pero le sorprendió que todo el mundo miraba en la misma dirección y vitoreaban de una forma bastante similar, hacía la misma tarima.
Se fue haciendo un hueco entre la concurrencia hasta llegar al punto de admiración. Una pareja bailaba de forma bastante erótica aunque era apreciable que cada movimiento estaba medido para que el contacto no lo fuese. No le llamó la atención. Ni siquiera enfocó la vista para mirarlos. Continuó el escudriño del local.
En la barra vio a Lincoln, estaba hablando con una camarera. Al cambiar las luces reconoció a la chica, era Miley. Su amigo no perdía el tiempo, se dijo Joe. Pero parecía que su victima pasaba de su proposición y lo dejaba solo con su copa. Joe sonrió. Así se sentía él, como si la única chica que le interesaba pasase de él.
(tu name) era la clase de chica en la que él nunca se habría fijado, pero lo había hecho. Y ahora no podía hacer nada. Temía escandalizarla con su excitación o perderla por su deseo. Si ella pudiese entender lo que significaba la frustración sexual... Pero (tu name) nunca había tenido a un hombre en ese estado por ella, se dijo Joe seguro de sus palabras.
Salió de sus pensamientos y miró de nuevo a Lincoln que saludaba con complicidad y le sacaba la lengua a alguien en dirección opuesta a donde estaba él. Joe lo reconoció como un gesto que solía hacer a (tu name) y automáticamente buscó a quien iba dirigido el guiño.
Se encontró de nuevo con la tarima y los dos bailarines. Esta vez miró más atentamente. El chico era alto, rubio y musculoso. Muy típico. La chica... Estaba de espaldas, con una camisa de seda ceñida que se le levantaba levemente al contonearse, unos pantalones ceñidos y bajos de una seda brillante que enmarcaba sus curvas. Con cada movimiento su figura se veía más exuberante. Sus caderas eran una maquina perfecta de crear fantasías. Sus manos señalaban cada punto que todos los hombres deseaban poder besar y acariciar. Y tenía un compás perfecto con la música.
Joe comenzó a estremecerse de una forma ya conocida. Nunca en su vida había sido tan intensa esa excitación pero últimamente se estaba acostumbrando a que le pasase. Paró a la primera persona que pasaba, un muchacho de su edad, calculaba él.
- ¿Quién es? -señaló hacía la tarima.
- Es la relaciones públicas del local -contestó sonriente mientras babeaba como todos al mirarla.
¡Lo sabía! La chica de la deliciosa espalda. La muchacha a la que había besado en la fiesta de disfraces. La única que era capaz de hacerle excitarse tanto como para olvidar la opinión de su corazón o su cerebro. Ninguna mujer, especial o no, era relevante en presencia de esa diosa.
La observó maravillado mientras la canción concluía y las manos de ella se desplazaban desde su sensual melena hasta sus devastadoras caderas, haciendo una suave pasada por el contorno de sus pechos y cintura, que hicieron que Joe contuviese el aliento, aunque desde allí no pudiese ver esos magníficos frutos.
Justo cuando la canción terminó y antes de comenzar la siguiente, el chico a su lado afirmó con rotundidad y clara voz, lo que menos esperaba escuchar.
- ¡Se llama (tu name) (tu apellido) ! -informó el chico mientras sorbía de su copa y se alejaba del petrificado Joe.
Vio como la sexy bailarina cambiaba de posición para la siguiente canción y el oxígeno desapareció de sus pulmones. Con los maravilloso ojos turquesas, que tanto le enloquecían, maquillados para enfatizar su poder devastador y la blusa ceñida semi abierta mostrando tanto su plano vientre como un generoso escote, su amiga era la visión más perfecta de una mujer que había visto nunca ¡Era (tu name) !
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Re: [solo mayores] AMIGOS DESCONOCIDOS (Joe y ___)
ya kiara ahi esta!!!
(me estremescooooo (megustan los chanchos))
(me estremescooooo (megustan los chanchos))
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Re: [solo mayores] AMIGOS DESCONOCIDOS (Joe y ___)
sofi seguila!!!!!!sofia escribió:ya kiara ahi esta!!!
(me estremescooooo (megustan los chanchos))
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Re: [solo mayores] AMIGOS DESCONOCIDOS (Joe y ___)
kiara escribió:sofi seguila!!!!!!sofia escribió:ya kiara ahi esta!!!
(me estremescooooo (megustan los chanchos))
pongan un poco mas de comentarios y subo una mini maraton de 5 caps
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Re: [solo mayores] AMIGOS DESCONOCIDOS (Joe y ___)
sofia escribió:kiara escribió:sofi seguila!!!!!!sofia escribió:ya kiara ahi esta!!!
(me estremescooooo (megustan los chanchos))
pongan un poco mas de comentarios y subo una mini maraton de 5 caps
sofi te voy a matar si no pones cap!!!!!!!!!!!!!
ademas de q cada vez q te vea voy a decir "Joe Pollito SUPER REACTIVO"
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Re: [solo mayores] AMIGOS DESCONOCIDOS (Joe y ___)
ay no ! porfa ahora si que sigue pliss esta mucho mas buena que siempre
alyson !*- Cantidad de envíos : 91
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Re: [solo mayores] AMIGOS DESCONOCIDOS (Joe y ___)
queremos cappp !!! pliss siguela
alyson !*- Cantidad de envíos : 91
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Re: [solo mayores] AMIGOS DESCONOCIDOS (Joe y ___)
sofi alyson ya paso de pagina asi que tenes q ponr cap!!!!!!!!!!!
kiara- Cantidad de envíos : 11
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Re: [solo mayores] AMIGOS DESCONOCIDOS (Joe y ___)
esta bn
creo kiara que te gusta joe POLLITO REACTIVO !!!!!!!!
creo kiara que te gusta joe POLLITO REACTIVO !!!!!!!!
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Re: [solo mayores] AMIGOS DESCONOCIDOS (Joe y ___)
Capítulo 25
Joe no podía creerse que la sensual chica frente a él fuese su amiga. Miles de pensamientos acudieron a su mente. Lo equivocado que había estado al encasillarla. Todas las veces que la había tratado como a un hombre. Recordó como instantes antes había menospreciado su poder de seducción ¡Era un imbécil! Tenía frente a sus narices a la mujer más sensual que había visto en su vida y ni se había percatado.
No pensó con coherencia, el deseo lo cegaba. Y cuando vio al "musculitos" colocar sus manos en las caderas de ella, una oleada de posesión lo invadió. Corrió hacía ellos apartando de malas formas a cuanto se le cruzaba por delante. Se paró frente a ellos y los fulminó con la mirada.
(tu name) estaba bailando una de sus canciones preferidas, aireando su melena con las manos, cuando lo vio frente a ellos. Casi se desmaya de la impresión. No esperaba verlo y no sabía qué hacer. Así que no hizo nada, absolutamente nada. Se quedó rígida e inmóvil frente a él.
Joe subió a la tarima y la cogió en brazos como si no pesase nada. Saltó de ella y caminó entre el público atónito. Nadie hizo nada porque (tu name) no se veía disconforme. Estaba en shock, solo pudo agarrarse a su cuello para no caerse.
Caminó con ella en brazos hacía la primera puerta que vio. Al entrar un enorme muro -que su madre llamaría hombre- los dejó pasar al ver a (tu name), y Joe la condujo hacía un sofá libre lleno de almohadones. La tendió sobre él y se la quedó mirando. Sus enormes turquesas estaban pendientes de él. Solo de él. Eso lo excitó aún más.
Apoyada sobre sus codos mirándolo se veía más sexy que ninguna otra. Grabó mentalmente cada milímetro de su cuerpo ¡Era exquisito! No podía esperar para quitarle toda esa ropa.
(tu name) dedujo acertadamente que su amigo no estaba enfadado sino excitado. Y tenía que reconocer que como siguiese mirándola así corría el peligro de derretirse.
Reunió todo el autocontrol que le fue posible y sin darse apenas cuenta se encontró torturando a su amigo con pícaras sonrisas. Peinando sus dorados rizos con gesto casual, observó que la barrera que contenía a Joe caía. Antes de que este se le echase encima, (tu name) le hizo un gesto a su hombre de confianza para que desalojase la zona VIP, donde Joe la había llevado.
Joe hizo caso omiso de la presencia de más gente y se abalanzó sobre la seductora mujer ante él. Se tendió sobre ella y secuestró su cara entre las manos mirando cada centímetro como si viese algo maravilloso por primera vez ¡Era ella! Le acarició el pelo y las mejillas con los pulgares mientras se perdía en el mar de su mirada ¡Era ella!
¡La besó! Con hambre insaciable, como si fuesen a robársela y necesitase demostrarle cuanto la necesitaba. Y en verdad la necesitaba. Sentía que se volvería loco sino la poseía allí mismo.
La posesión era cada vez más intensa, no se conformaba con su boca e iba plantando besos desesperados en cada zona de piel descubierta al que tenía acceso. No se escuchaba una sola palabra, un solo ruido, más que sus gemidos de placer. La abrazó con fiereza y hundió su rostro en el cuello de ella. Recordaba su sabor. Pero no tenía paciencia para recrearse, necesitaba cada centímetro de aquella suave piel bajo sus labios. Descendió sus besos hacía su escote y sin pensar ni pedir aprobación, le quitó la blusa. Ella lo ayudó y hundió sus dedos en los suaves rizos de él, mientras gemía al notar el contacto de su lengua con el duro pezón. Se deshizo del sostén sin miramientos y casi al instante de su propia camisa. La cubrió con su pecho desnudo y rugió con el contacto. La besó con mayor pasión de la que podía imaginar que existía, mientras se deshacía de sus pantalones.
No podían pensar, solo se necesitaban. Era una tortura, cada caricia hacía que la necesidad aumentase y no había forma de parar aquel torbellino. No estaban acostumbrados a tanta premura, pero no podían evitarlo. No había tiempo para preliminares, tenían que unirse en ese mismo instante o se volverían locos del deseo.
Ella siguió su ejemplo y se quitó los pantalones mientras él se deshacía de sus bóxers, sin dejar de besarse. Joe no tenía deseos de ser delicado, ni fuerza de voluntad para serlo, así que le arrancó el tanga de un tirón. La recostó de nuevo y se tendió sobre ella, sin dejar en ningún momento de besarla.
Sentían que si se dejaban de besar la cordura no los dejaría seguir y necesitaban terminar lo que habían empezado.
Joe suavizó el beso al posicionarse para penetrarla. Se separó lentamente y la miró a los ojos. Era su (tu name) y estaban a punto de... El miedo lo invadió. La perdería por aquella locura. No estaba bien lo que estaba a punto de hacer. La deseaba pero ella... ¡lo odiaría por hacerle eso!
Ella trago trabajosamente al ver la cara de pánico de él. Pero ella sabía lo que estaba pasando, no se había dejado llevar por el momento, lo deseaba y no se pararía ahora. Lo agarró de la nuca y lo besó de la forma más sensual que Joe conoció. Todas sus terminales nerviosas reaccionaron, estremeciéndolo. Y sin poder pensar por la excitación la embistió, en un solo gesto duro y profundo.
(tu name) gimió al notarlo dentro de ella. Lo rodeó con las piernas para evitar el movimiento y así recrearse en la perfección de la unión. Pero él no intento moverse, se mantuvo muy quieto rezando para ser capaz de seguir más de dos segundos. No creía que fuese a poder controlarse. Su cuerpo le gritaba querer regar el interior de ella. Pero deseaba continuar deleitándose con ese magnífico cuerpo bajo él. Y comenzó con movimientos más lentos pero profundos, maravillándose de lo bien que encajaban sus cuerpos.
En el paraíso, es donde (tu name) se encontraba y escalaba más alto con cada embestida. Nunca en su vida había llegado tan rápido y con tanta intensidad. Esa unión era exquisita, ¡perfecta! Solo pudo gemir una y otra vez hasta que el mayor placer hasta entonces conocido la envolvió y gritó satisfecha. Y él la siguió.
Al escucharla llegar Joe sintió que no había un sonido más perfecto que su grito de culminación. Y fue demasiado para su autocontrol, se derramó en ella.
Exhausto se dejó caer sobre ella, sin aplastarla. No quería moverse. Quería seguir allí, dentro de ella, durante toda su vida. Se apoyó sobre sus antebrazos y hundió la cara en el suave cuello de ella. Adoraba su sabor.
Ella despertó del ensueño en el que estaba al notar de nuevo sus besos. Se estremeció de placer. Lo tenía allí, dentro de ella. Ya no había vuelta atrás. Todo lo que temía se había hecho realidad ¡Se había enamorado de él!
Quiso llorar, pero no podía hacer tal cosa. Siempre lo había sabido. Joe era especial y si se acercaba demasiado acabaría enamorándose de él. Había creado todo un enredo para que él no quisiese ninguna intimidad con ella y así mantenerse a salvo. Pero allí estaban, desnudos y aún unidos.
El almizcle de olores de ambos cuerpos inundaba el ambiente. Sexo y sudor. Pero no había sido sexo para ella, sino la confirmación de lo inevitable ¡Lo amaba!
Desde que la besó lo supo. Aunque no supiese que era ella. (tu name) tuvo que admitir que estaba profunda y locamente enamorada. Lo intentó evitar, mantener su puesto de amiga especial. No sería su gran amor pero al menos tampoco sería una más. Pero se había convertido en una más. Estaba enamorada y había caído a la tentación, como todas las demás. Ya no era nada especial para él. Y por muy doloroso que pudiese ser ese pensamiento le costó muchísimo lamentarse al notarlo de nuevo moverse dentro de ella.
Joe no creía que fuese posible. Si le había sorprendido el tener tan poco autocontrol, le sorprendía aún más el hecho de seguir excitado después de un orgasmo tan atronador. Pero lo estaba y lo estaba aprovechando.
Continuaron entrelazados, haciendo el amor incesantemente una y otra vez hasta caer en un profundo sueño debido al agotamiento.
Fin DEl cAp
Joe no podía creerse que la sensual chica frente a él fuese su amiga. Miles de pensamientos acudieron a su mente. Lo equivocado que había estado al encasillarla. Todas las veces que la había tratado como a un hombre. Recordó como instantes antes había menospreciado su poder de seducción ¡Era un imbécil! Tenía frente a sus narices a la mujer más sensual que había visto en su vida y ni se había percatado.
No pensó con coherencia, el deseo lo cegaba. Y cuando vio al "musculitos" colocar sus manos en las caderas de ella, una oleada de posesión lo invadió. Corrió hacía ellos apartando de malas formas a cuanto se le cruzaba por delante. Se paró frente a ellos y los fulminó con la mirada.
(tu name) estaba bailando una de sus canciones preferidas, aireando su melena con las manos, cuando lo vio frente a ellos. Casi se desmaya de la impresión. No esperaba verlo y no sabía qué hacer. Así que no hizo nada, absolutamente nada. Se quedó rígida e inmóvil frente a él.
Joe subió a la tarima y la cogió en brazos como si no pesase nada. Saltó de ella y caminó entre el público atónito. Nadie hizo nada porque (tu name) no se veía disconforme. Estaba en shock, solo pudo agarrarse a su cuello para no caerse.
Caminó con ella en brazos hacía la primera puerta que vio. Al entrar un enorme muro -que su madre llamaría hombre- los dejó pasar al ver a (tu name), y Joe la condujo hacía un sofá libre lleno de almohadones. La tendió sobre él y se la quedó mirando. Sus enormes turquesas estaban pendientes de él. Solo de él. Eso lo excitó aún más.
Apoyada sobre sus codos mirándolo se veía más sexy que ninguna otra. Grabó mentalmente cada milímetro de su cuerpo ¡Era exquisito! No podía esperar para quitarle toda esa ropa.
(tu name) dedujo acertadamente que su amigo no estaba enfadado sino excitado. Y tenía que reconocer que como siguiese mirándola así corría el peligro de derretirse.
Reunió todo el autocontrol que le fue posible y sin darse apenas cuenta se encontró torturando a su amigo con pícaras sonrisas. Peinando sus dorados rizos con gesto casual, observó que la barrera que contenía a Joe caía. Antes de que este se le echase encima, (tu name) le hizo un gesto a su hombre de confianza para que desalojase la zona VIP, donde Joe la había llevado.
Joe hizo caso omiso de la presencia de más gente y se abalanzó sobre la seductora mujer ante él. Se tendió sobre ella y secuestró su cara entre las manos mirando cada centímetro como si viese algo maravilloso por primera vez ¡Era ella! Le acarició el pelo y las mejillas con los pulgares mientras se perdía en el mar de su mirada ¡Era ella!
¡La besó! Con hambre insaciable, como si fuesen a robársela y necesitase demostrarle cuanto la necesitaba. Y en verdad la necesitaba. Sentía que se volvería loco sino la poseía allí mismo.
La posesión era cada vez más intensa, no se conformaba con su boca e iba plantando besos desesperados en cada zona de piel descubierta al que tenía acceso. No se escuchaba una sola palabra, un solo ruido, más que sus gemidos de placer. La abrazó con fiereza y hundió su rostro en el cuello de ella. Recordaba su sabor. Pero no tenía paciencia para recrearse, necesitaba cada centímetro de aquella suave piel bajo sus labios. Descendió sus besos hacía su escote y sin pensar ni pedir aprobación, le quitó la blusa. Ella lo ayudó y hundió sus dedos en los suaves rizos de él, mientras gemía al notar el contacto de su lengua con el duro pezón. Se deshizo del sostén sin miramientos y casi al instante de su propia camisa. La cubrió con su pecho desnudo y rugió con el contacto. La besó con mayor pasión de la que podía imaginar que existía, mientras se deshacía de sus pantalones.
No podían pensar, solo se necesitaban. Era una tortura, cada caricia hacía que la necesidad aumentase y no había forma de parar aquel torbellino. No estaban acostumbrados a tanta premura, pero no podían evitarlo. No había tiempo para preliminares, tenían que unirse en ese mismo instante o se volverían locos del deseo.
Ella siguió su ejemplo y se quitó los pantalones mientras él se deshacía de sus bóxers, sin dejar de besarse. Joe no tenía deseos de ser delicado, ni fuerza de voluntad para serlo, así que le arrancó el tanga de un tirón. La recostó de nuevo y se tendió sobre ella, sin dejar en ningún momento de besarla.
Sentían que si se dejaban de besar la cordura no los dejaría seguir y necesitaban terminar lo que habían empezado.
Joe suavizó el beso al posicionarse para penetrarla. Se separó lentamente y la miró a los ojos. Era su (tu name) y estaban a punto de... El miedo lo invadió. La perdería por aquella locura. No estaba bien lo que estaba a punto de hacer. La deseaba pero ella... ¡lo odiaría por hacerle eso!
Ella trago trabajosamente al ver la cara de pánico de él. Pero ella sabía lo que estaba pasando, no se había dejado llevar por el momento, lo deseaba y no se pararía ahora. Lo agarró de la nuca y lo besó de la forma más sensual que Joe conoció. Todas sus terminales nerviosas reaccionaron, estremeciéndolo. Y sin poder pensar por la excitación la embistió, en un solo gesto duro y profundo.
(tu name) gimió al notarlo dentro de ella. Lo rodeó con las piernas para evitar el movimiento y así recrearse en la perfección de la unión. Pero él no intento moverse, se mantuvo muy quieto rezando para ser capaz de seguir más de dos segundos. No creía que fuese a poder controlarse. Su cuerpo le gritaba querer regar el interior de ella. Pero deseaba continuar deleitándose con ese magnífico cuerpo bajo él. Y comenzó con movimientos más lentos pero profundos, maravillándose de lo bien que encajaban sus cuerpos.
En el paraíso, es donde (tu name) se encontraba y escalaba más alto con cada embestida. Nunca en su vida había llegado tan rápido y con tanta intensidad. Esa unión era exquisita, ¡perfecta! Solo pudo gemir una y otra vez hasta que el mayor placer hasta entonces conocido la envolvió y gritó satisfecha. Y él la siguió.
Al escucharla llegar Joe sintió que no había un sonido más perfecto que su grito de culminación. Y fue demasiado para su autocontrol, se derramó en ella.
Exhausto se dejó caer sobre ella, sin aplastarla. No quería moverse. Quería seguir allí, dentro de ella, durante toda su vida. Se apoyó sobre sus antebrazos y hundió la cara en el suave cuello de ella. Adoraba su sabor.
Ella despertó del ensueño en el que estaba al notar de nuevo sus besos. Se estremeció de placer. Lo tenía allí, dentro de ella. Ya no había vuelta atrás. Todo lo que temía se había hecho realidad ¡Se había enamorado de él!
Quiso llorar, pero no podía hacer tal cosa. Siempre lo había sabido. Joe era especial y si se acercaba demasiado acabaría enamorándose de él. Había creado todo un enredo para que él no quisiese ninguna intimidad con ella y así mantenerse a salvo. Pero allí estaban, desnudos y aún unidos.
El almizcle de olores de ambos cuerpos inundaba el ambiente. Sexo y sudor. Pero no había sido sexo para ella, sino la confirmación de lo inevitable ¡Lo amaba!
Desde que la besó lo supo. Aunque no supiese que era ella. (tu name) tuvo que admitir que estaba profunda y locamente enamorada. Lo intentó evitar, mantener su puesto de amiga especial. No sería su gran amor pero al menos tampoco sería una más. Pero se había convertido en una más. Estaba enamorada y había caído a la tentación, como todas las demás. Ya no era nada especial para él. Y por muy doloroso que pudiese ser ese pensamiento le costó muchísimo lamentarse al notarlo de nuevo moverse dentro de ella.
Joe no creía que fuese posible. Si le había sorprendido el tener tan poco autocontrol, le sorprendía aún más el hecho de seguir excitado después de un orgasmo tan atronador. Pero lo estaba y lo estaba aprovechando.
Continuaron entrelazados, haciendo el amor incesantemente una y otra vez hasta caer en un profundo sueño debido al agotamiento.
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Re: [solo mayores] AMIGOS DESCONOCIDOS (Joe y ___)
Capítulo 26
Un ruido hueco hizo que (tu name) se despertase. Desorientada y adormilada intentó levantarse pero no pudo, un cuerpo yacía sobre ella. Joe. Recordó todo lo sucedido y observó el cuerpo desnudo del hombre sobre ella. De nuevo el ruido. Llamaban a la puerta. Aún seguían en el local, y ya no se escuchaba música. Seguramente era hora de cerrar y ellos seguían encerrados en esa habitación. Intentó hacer a un lado a Joe, pero no pudo. Así que recurrió a lo único que se le ocurrió.
- No se preocupe-gritó (tu name)- Yo cerraré cuando salga.
- Tony ya cerró -se escuchó tras la puerta- Soy Mai. Te he estado esperando para que me... ¡Ahm! ¿Joe sigue ahí? -preguntó indecisa- No, no me lo digas, no quiero saberlo. Bueno si, pero... ¡Después hablamos! Tú tienes llaves así que podrás salir. Solo venía para avisar de que... ahm, de que ya todos nos vamos. Esto... ya después hablamos.
La voz nerviosa de Miley se perdió con el ruido de sus tacones por el pasillo vacío. (tu name) sonrió por las expectativas. Su amiga se había imaginado lo que hacían y seguramente estaba roja pensando en ocultárselo a los demás. Tan dulce, pensó (tu name) risueña.
La diversión desapareció de su rostro al notar la tensa erección de Joe introduciéndose más profundamente en ella. Habían dormido en esa posición, pero la reacción habitual del hombre al despertarse le había fascinado.
Una vez más hicieron el amor, pero esta vez más suave y delicadamente. Él la besaba perezosamente cada parte de piel a su alcance mientras que ella oprimía el miembro de él más profundamente para sentirlo como parte de su mismo ser.
- No hagas eso -ordenó él ronco de excitación.
- ¿Nunca te han dicho que en el sexo nada esta prohibido? -bromeó como pudo entre gemidos.
- Si me exprimes así, no aguantaré ni medio segundo -afirmó Joe acelerando las embestidas.
(tu name) había tenido esa misma conversación muchas veces en su vida, pero no podía evitar parecerle única ¡Maldita sea! Estaba totalmente enamorada. Era un asco. Estaba claro que para él solo sería una noche y en cuanto acabasen hablarían de lo arrepentido que se sentía y le pediría que siguiesen siendo amigos. Y como estaba estúpidamente enamorada diría que sí para no perderlo ¡Era un asco!
El éxtasis llegó para ambos y Joe comenzó a preocuparse. Algo le pasaba. No era normal que lo hubiesen hecho... -no recordaba cuantas veces- y aún la desease más. Iba a pensar que era un pervertido o un obseso sexual. La miró, completamente desnuda y peinándose la mata de pelo revuelto, y la tensión volvió a apoderarse de él ¡No era posible!
Se apartó de ella con dificultad, ya que su cuerpo se negaba a la separación, y se concentró en el techo. No estaba con cualquier mujer sino con (tu name), su amiga. Tenían que hablar y para ello era fundamental estar alejados ¡Mierda! Volvía a estar dentro de ella.
Su traicionero cuerpo la había buscado desesperadamente y había comenzado de nuevo a hacerla suya.
(tu name) veía la posibilidad de salir de esa habitación muy remota y con cada unión se volvía más vulnerable a él. Cada vez más recuerdos, más amor... ¡Tenía que pararlo! Se levantó, cogió su ropa y se dirigió al baño que había en esa misma sala. Mientras Joe la devoraba con la mirada.
¿Cómo demonios había podido ocultarle tremendo cuerpo?, se preguntó Joe más excitado, si era posible. Y comenzó a atar cabos. Le había ocultado muchas cosas, toda una vida. Parecía otra en ese ambiente. Y entonces cayó. La chica a la que besó en la fiesta de disfraces y (tu name) ¡eran la misma! Se habían besado y ella había actuado al día siguiente como si nada ¿Haría ahora lo mismo? La (tu name) que él conocía no sería capaz, pero se había dado cuenta de que no la conocía.
Se vistió y esperó a que saliese del baño. Caminó por la sala de lujo y miró el sofá en el que la había hecho suya durante toda la noche. Y volvió a tener una revelación. De repente la sangre volvía a su cerebro y le permitía pensar. Era más feliz cuando no le llegaba, pensó Joe triste y avergonzado.
Ella salió del baño con una imagen perfecta, como si no hubiese pasado toda la noche en vela haciendo el amor en un sofá. Se veía espectacular. Y la sangre de Joe volvió a desplazarse en el mismo sentido en el que corrió durante toda la noche.
(tu name) caminó hacía su amigo y le sonrió. Tenía claro lo que tenía que hacer sino quería perderlo. Hablarían del tema con sinceridad, o toda la que no implicase decir que lo amaba, buscarían una solución sensata para conservar su amistad y se marcharían antes de que los acusasen de ocupas, planeó (tu name) segura de que todo saldría como pensaba.
- Bueno -comenzó a decir (tu name)- supongo que tengo muchas cosas que explicar y tú muchas dudas que resolver. Además, de... aclarar lo que ha pasado.
- Sí -contestó Joe nervioso- pero salgamos de esta habitación -rogó con ansia. Si seguía allí no sería capaz de hablar, la poseería una y otra vez, hasta morir de agotamiento.
Ni siquiera era capaz de estar en el lugar donde había pasado todo, pensó (tu name). Pero era mejor así. Él le dejaría claro que se arrepentía de lo ocurrido y ella volvería a su rol de amiga. Podría soportarlo, se dijo.
Cerró tras de sí y caminaron por las calles desiertas, a tan tempranas horas de la mañana de un domingo. En silencio se miraban fugazmente y esperaban a que el otro comenzase a hablar. Joe se paró y la miró fijamente. Ella imitó el gesto y se preparó para lo peor.
- ¡Hemos hecho una tontería! -exclamó Joe rompiendo el silencio.
¡Se arrepentía! ¡Lo sabía! se dijo (tu name). Pero ella no lo iba a perder por eso. Y no iba a dejarlo tratarla como a una más. Ella había sido siempre especial y no la iba a despreciar como a cualquier otra porque hubiese sucumbido a sus encantos.
- Entiendo que te ha sorprendido mi apariencia y por eso has actuado de esta forma tan... -comenzó a justificarlo (tu name).
- ¡No! -la interrumpió ceñudo- De tu vida "nocturna" ya hablaremos después -comentó irritado- Me refería a que no hemos tomado precauciones.
- ¡Oh! -sonrió ella- Yo sí, tomo la píldora -informó aliviada.
- Bien -le devolvió la sonrisa y reanudó la marcha- Espera -se paró en seco- ¿Por qué? Si se supone que Lincoln y tú nunca hicieron nada.
- La tomaba de antes y simplemente no dejé de tomarla. Además, que no hiciésemos nada no significa que no hubiese expectativas de hacerlo -explicó (tu name) algo incómoda.
"La tomaba de antes". Eso quería decir que había tenido otros novios. La miró de arriba a bajo. Muchos otros novios. Con ese cuerpo estaba seguro de que todos los hombres que la conocían lo habrían intentado. Y él era el único estúpido que no se había dado cuenta, se recriminó furioso consigo mismo.
- Entonces no hay de qué preocuparse -dijo por pura cortesía Joe cuando lo que quería era una lista detallada de cada uno de esos malditos hombres.
- No en ese aspecto -comentó ella intentando pasar el mal trago lo antes posible.
- No quiero hablar de tus engaños en estos momentos -confesó Joe leyéndole la mente.
- Solo quise ser uno más. Y no era muy adecuado presentarme a jugar a básquet con minifalda y tacones.
- Me engañaste y no hay excusas para eso. Pero como he dicho, no quiero hablar de eso ahora -repitió Joe pensativo- Solo quiero que me aclares una cosa.
- Dime -dijo ella nerviosa.
- Tú eras la chica de la fiesta de disfraces -a (tu name) se le descompuso la cara pero él siguió- ¿por qué no me lo dijiste?
- No quería descubrirme -afirmó ella avergonzada por el descubrimiento.
- Pero te besé ¿por qué no dijiste nada? O el lunes cuando me viste.
- ¿Y qué te digo? "Oye Joe, la chica a la que besaste el sábado era yo ¿nos vamos a tomar unas chelas y me hablas de la tipa que te tiraste unos minutos antes?" -se burló malhumorada mientras era él, esta vez, al que se le descomponía el rostro.
- ¿Lo sabías? -preguntó horrorizado.
- Sí, Kevin me contó -comunicó sin importancia- Y esa es otra, últimamente estabas muy raro, no me contabas nada, temía que si te decía algo dejásemos de ser amigos.
- No tenías la menor intención de contarme nada. Pero te podías haber ahorrado el reírte de mí -espetó Joe irritado.
- Pero si me levante para gritarte cuatro burradas y antes de que pudiese decir nada estabas... -se interrumpió para evitar ser la primera en admitir lo que había pasado entre ellos.
Joe recordó la escena y era verdad, se había excitado al verla enojarse. No la había reconocido pero esa furia le había recordado a (tu name) por eso la había deseado tanto. Ahora lo entendía.
- De acuerdo -dijo Joe decidido- Iremos a mi casa, nos ducharemos, nos cambiaremos de ropa y comeremos algo -Se ducharían por separado, le dejaría la ropa menos sexy que pudiese encontrar y comería comida de verdad, no a ella, se prometió y ordenó tajante.
(tu name) aceptó la sugerencia porque era evidente que él no deseaba perderla de vista para poder aclarar todo ese mismo día. Y ella también lo deseaba. Aclarar las cosas, no a él. Bueno, a él también, se confesó abatida. Pero era evidente que él solo quería respuestas y se las daría. Cualquier cosa para que todo volviese a la normalidad.
Fin DEl cAp 26
Un ruido hueco hizo que (tu name) se despertase. Desorientada y adormilada intentó levantarse pero no pudo, un cuerpo yacía sobre ella. Joe. Recordó todo lo sucedido y observó el cuerpo desnudo del hombre sobre ella. De nuevo el ruido. Llamaban a la puerta. Aún seguían en el local, y ya no se escuchaba música. Seguramente era hora de cerrar y ellos seguían encerrados en esa habitación. Intentó hacer a un lado a Joe, pero no pudo. Así que recurrió a lo único que se le ocurrió.
- No se preocupe-gritó (tu name)- Yo cerraré cuando salga.
- Tony ya cerró -se escuchó tras la puerta- Soy Mai. Te he estado esperando para que me... ¡Ahm! ¿Joe sigue ahí? -preguntó indecisa- No, no me lo digas, no quiero saberlo. Bueno si, pero... ¡Después hablamos! Tú tienes llaves así que podrás salir. Solo venía para avisar de que... ahm, de que ya todos nos vamos. Esto... ya después hablamos.
La voz nerviosa de Miley se perdió con el ruido de sus tacones por el pasillo vacío. (tu name) sonrió por las expectativas. Su amiga se había imaginado lo que hacían y seguramente estaba roja pensando en ocultárselo a los demás. Tan dulce, pensó (tu name) risueña.
La diversión desapareció de su rostro al notar la tensa erección de Joe introduciéndose más profundamente en ella. Habían dormido en esa posición, pero la reacción habitual del hombre al despertarse le había fascinado.
Una vez más hicieron el amor, pero esta vez más suave y delicadamente. Él la besaba perezosamente cada parte de piel a su alcance mientras que ella oprimía el miembro de él más profundamente para sentirlo como parte de su mismo ser.
- No hagas eso -ordenó él ronco de excitación.
- ¿Nunca te han dicho que en el sexo nada esta prohibido? -bromeó como pudo entre gemidos.
- Si me exprimes así, no aguantaré ni medio segundo -afirmó Joe acelerando las embestidas.
(tu name) había tenido esa misma conversación muchas veces en su vida, pero no podía evitar parecerle única ¡Maldita sea! Estaba totalmente enamorada. Era un asco. Estaba claro que para él solo sería una noche y en cuanto acabasen hablarían de lo arrepentido que se sentía y le pediría que siguiesen siendo amigos. Y como estaba estúpidamente enamorada diría que sí para no perderlo ¡Era un asco!
El éxtasis llegó para ambos y Joe comenzó a preocuparse. Algo le pasaba. No era normal que lo hubiesen hecho... -no recordaba cuantas veces- y aún la desease más. Iba a pensar que era un pervertido o un obseso sexual. La miró, completamente desnuda y peinándose la mata de pelo revuelto, y la tensión volvió a apoderarse de él ¡No era posible!
Se apartó de ella con dificultad, ya que su cuerpo se negaba a la separación, y se concentró en el techo. No estaba con cualquier mujer sino con (tu name), su amiga. Tenían que hablar y para ello era fundamental estar alejados ¡Mierda! Volvía a estar dentro de ella.
Su traicionero cuerpo la había buscado desesperadamente y había comenzado de nuevo a hacerla suya.
(tu name) veía la posibilidad de salir de esa habitación muy remota y con cada unión se volvía más vulnerable a él. Cada vez más recuerdos, más amor... ¡Tenía que pararlo! Se levantó, cogió su ropa y se dirigió al baño que había en esa misma sala. Mientras Joe la devoraba con la mirada.
¿Cómo demonios había podido ocultarle tremendo cuerpo?, se preguntó Joe más excitado, si era posible. Y comenzó a atar cabos. Le había ocultado muchas cosas, toda una vida. Parecía otra en ese ambiente. Y entonces cayó. La chica a la que besó en la fiesta de disfraces y (tu name) ¡eran la misma! Se habían besado y ella había actuado al día siguiente como si nada ¿Haría ahora lo mismo? La (tu name) que él conocía no sería capaz, pero se había dado cuenta de que no la conocía.
Se vistió y esperó a que saliese del baño. Caminó por la sala de lujo y miró el sofá en el que la había hecho suya durante toda la noche. Y volvió a tener una revelación. De repente la sangre volvía a su cerebro y le permitía pensar. Era más feliz cuando no le llegaba, pensó Joe triste y avergonzado.
Ella salió del baño con una imagen perfecta, como si no hubiese pasado toda la noche en vela haciendo el amor en un sofá. Se veía espectacular. Y la sangre de Joe volvió a desplazarse en el mismo sentido en el que corrió durante toda la noche.
(tu name) caminó hacía su amigo y le sonrió. Tenía claro lo que tenía que hacer sino quería perderlo. Hablarían del tema con sinceridad, o toda la que no implicase decir que lo amaba, buscarían una solución sensata para conservar su amistad y se marcharían antes de que los acusasen de ocupas, planeó (tu name) segura de que todo saldría como pensaba.
- Bueno -comenzó a decir (tu name)- supongo que tengo muchas cosas que explicar y tú muchas dudas que resolver. Además, de... aclarar lo que ha pasado.
- Sí -contestó Joe nervioso- pero salgamos de esta habitación -rogó con ansia. Si seguía allí no sería capaz de hablar, la poseería una y otra vez, hasta morir de agotamiento.
Ni siquiera era capaz de estar en el lugar donde había pasado todo, pensó (tu name). Pero era mejor así. Él le dejaría claro que se arrepentía de lo ocurrido y ella volvería a su rol de amiga. Podría soportarlo, se dijo.
Cerró tras de sí y caminaron por las calles desiertas, a tan tempranas horas de la mañana de un domingo. En silencio se miraban fugazmente y esperaban a que el otro comenzase a hablar. Joe se paró y la miró fijamente. Ella imitó el gesto y se preparó para lo peor.
- ¡Hemos hecho una tontería! -exclamó Joe rompiendo el silencio.
¡Se arrepentía! ¡Lo sabía! se dijo (tu name). Pero ella no lo iba a perder por eso. Y no iba a dejarlo tratarla como a una más. Ella había sido siempre especial y no la iba a despreciar como a cualquier otra porque hubiese sucumbido a sus encantos.
- Entiendo que te ha sorprendido mi apariencia y por eso has actuado de esta forma tan... -comenzó a justificarlo (tu name).
- ¡No! -la interrumpió ceñudo- De tu vida "nocturna" ya hablaremos después -comentó irritado- Me refería a que no hemos tomado precauciones.
- ¡Oh! -sonrió ella- Yo sí, tomo la píldora -informó aliviada.
- Bien -le devolvió la sonrisa y reanudó la marcha- Espera -se paró en seco- ¿Por qué? Si se supone que Lincoln y tú nunca hicieron nada.
- La tomaba de antes y simplemente no dejé de tomarla. Además, que no hiciésemos nada no significa que no hubiese expectativas de hacerlo -explicó (tu name) algo incómoda.
"La tomaba de antes". Eso quería decir que había tenido otros novios. La miró de arriba a bajo. Muchos otros novios. Con ese cuerpo estaba seguro de que todos los hombres que la conocían lo habrían intentado. Y él era el único estúpido que no se había dado cuenta, se recriminó furioso consigo mismo.
- Entonces no hay de qué preocuparse -dijo por pura cortesía Joe cuando lo que quería era una lista detallada de cada uno de esos malditos hombres.
- No en ese aspecto -comentó ella intentando pasar el mal trago lo antes posible.
- No quiero hablar de tus engaños en estos momentos -confesó Joe leyéndole la mente.
- Solo quise ser uno más. Y no era muy adecuado presentarme a jugar a básquet con minifalda y tacones.
- Me engañaste y no hay excusas para eso. Pero como he dicho, no quiero hablar de eso ahora -repitió Joe pensativo- Solo quiero que me aclares una cosa.
- Dime -dijo ella nerviosa.
- Tú eras la chica de la fiesta de disfraces -a (tu name) se le descompuso la cara pero él siguió- ¿por qué no me lo dijiste?
- No quería descubrirme -afirmó ella avergonzada por el descubrimiento.
- Pero te besé ¿por qué no dijiste nada? O el lunes cuando me viste.
- ¿Y qué te digo? "Oye Joe, la chica a la que besaste el sábado era yo ¿nos vamos a tomar unas chelas y me hablas de la tipa que te tiraste unos minutos antes?" -se burló malhumorada mientras era él, esta vez, al que se le descomponía el rostro.
- ¿Lo sabías? -preguntó horrorizado.
- Sí, Kevin me contó -comunicó sin importancia- Y esa es otra, últimamente estabas muy raro, no me contabas nada, temía que si te decía algo dejásemos de ser amigos.
- No tenías la menor intención de contarme nada. Pero te podías haber ahorrado el reírte de mí -espetó Joe irritado.
- Pero si me levante para gritarte cuatro burradas y antes de que pudiese decir nada estabas... -se interrumpió para evitar ser la primera en admitir lo que había pasado entre ellos.
Joe recordó la escena y era verdad, se había excitado al verla enojarse. No la había reconocido pero esa furia le había recordado a (tu name) por eso la había deseado tanto. Ahora lo entendía.
- De acuerdo -dijo Joe decidido- Iremos a mi casa, nos ducharemos, nos cambiaremos de ropa y comeremos algo -Se ducharían por separado, le dejaría la ropa menos sexy que pudiese encontrar y comería comida de verdad, no a ella, se prometió y ordenó tajante.
(tu name) aceptó la sugerencia porque era evidente que él no deseaba perderla de vista para poder aclarar todo ese mismo día. Y ella también lo deseaba. Aclarar las cosas, no a él. Bueno, a él también, se confesó abatida. Pero era evidente que él solo quería respuestas y se las daría. Cualquier cosa para que todo volviese a la normalidad.
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Re: [solo mayores] AMIGOS DESCONOCIDOS (Joe y ___)
Capítulo 27
Al llegar a la casa de Joe se encontraron con la madrastra de este que iba de salida. Ella había saludado a (tu name) con cariño y suspicacia, antes de partir. Joe se había sorprendido de que no hiciese ningún comentario sobre su apariencia o sobre el hecho de que llegasen juntos a esas horas de la mañana. Y comenzó a pensar que era el único en ese planeta que no sabía de la verdadera identidad de su amiga.
El plan iba sobre ruedas, se habían duchado por separado, le había dejado una de sus camisetas más anchas y ahora le llevaba la comida en una bandeja, mientras ella se cambiaba en el baño. Pero ella salió solo con esa prenda y su melena mojada en cascada sobre sus pechos, empapando la zona. Y tras quedarse unos minutos embobado mirándole sus largas y torneadas piernas desnudas, la comida pasó a un segundo plano.
Soltó la bandeja sobre el primer mueble que encontró y la atrapó entre sus brazos, sin dejarla protestas con un beso apasionado. La condujo hacía la cama y la tomó con lujuria insaciable.
Lo cosa comenzaba a complicarse. Ella necesitaba hablar de lo que estaba pasando o se volvería loca. No habían hablado de nada desde que llegaron a su casa. Y él no entendía por qué no podía mantenerse lejos de ella ni un segundo. Pero se prometió que no pensaría en el sexo durante el resto del día.
Joe se apartó del cuerpo desnudo de (tu name) y se cubrió el rostro con el antebrazo. No podía mirarla y no debía volver a unirse a ella. No sabía qué le pasaba pero tenía que aprender a controlarlo.
(tu name) vio el momento perfecto para vestirse y hablar de lo sucedido. Era evidente que él se arrepentía y estaría pensando en ello, solo tenía que decirlo en voz alta y todo acabaría. Volverían a ser los amigos de siempre.
Él notó que ella se levantaba, supo que se estaba poniendo de nuevo su camiseta y dedujo que si abría el cajón de su mesita era para buscar unos bóxers ya que él le había roto su ropa interior. Se levantó de un saltó, sin mirarla, y se vistió todo lo deprisa que pudo. Se giró para encontrársela frente a él, con el mismo aspecto irresistible de antes ¡Mierda! No sería fácil. Le dio la espalda de inmediato y buscó la comida.
- He traído algo de comer -dijo él acercando la bandeja a la cama.
- Bien. Tengo hambre -confesó (tu name) sentándose sobre el borde de esta, dejando al descubierto sus piernas por completo.
Él también tenía hambre, pensó excitado. Pero no volvería a hacerle el amor. Tenía que centrarse. Había muchas cosas de las que hablar. Y sino pues podían no hablar ¡pero no harían el amor de nuevo!
Se sentía como si no tuviese voluntad y esa necesidad de ella no le gustaba. No había manera de cubrirla. Por mucho que la poseía no dejaba de necesitarla. Tenía que aprender a controlarse.
- Así que -comenzó a decir Joe deseando centrarse en algo que no fuese el sensual cuerpo de (tu name)- eres la relaciones públicas de "El Ritual".
- Sí. Antes era una simple bailarina pero me ascendieron hace poco. En realidad llevaba tiempo ejerciendo el puesto pero no cobraba por ello -explicó (tu name) dándole un mordisco a su sándwich.
- Ahora entiendo por qué no me dejaba entrar -comento Joe sin emoción.
- Eso no es culpa mía. Yo nunca dije que no te dejasen entrar. Solo es que no encajabas con el perfil de cliente que el jefe busca.
- Sí, lo sé -admitió Joe comprensivo- Aún no me creo que seas...
- ¿Qué? -¿Una mujer? se preguntó (tu name).
- Tienes toda una vida que yo no conocía. Trabajo, amigos,... ¡novios! -dijo enfadado.
- Entiendo que te enojes por habértelo ocultado. Haremos algo, yo te cuento por qué lo hice y tú me preguntas cuanto desees saber -propuso ella feliz de que él no la odiase por aquello.
- ¿Me contarás toda la verdad? ¿Y podré preguntarte cuanto quiera? -interrogó desconfiado.
- Sí y sí -contestó ella alegremente. Él asintió y ella suspiró para prepararse para su argumentación- Verás, hace mucho de esto -confesó dudosa mientras se levantaba y caminaba por la habitación- Todo empezó cuando volviste a vivir acá. Habías pasado unos años fuera y mi vida había cambiado, mi cuerpo había cambiado. Noté como los chicos comenzaba a tratarme diferente y temí que tú también lo hiciese. Pero tú no estabas, así que exploté mi feminidad todo lo que pude. Y me arrepentí por ello -se interrumpió tragándose una oleada de dolor- No quería dejar de ser yo. Y yo soy la que ves -dijo abriendo los brazos y mostrándose ante él- Juego y me tomo en broma todo en la vida, incluso el sexo. Sabes que me gusta burlarme de todo el mundo y descubrir que tengo un arma tan potente y no utilizarla me parecía absurdo -bromeó sin reír.
- Así que uno de tus deportes favoritos es frustrar sexualmente a cuantos hombres se te acercan -comprendió Joe.
- Mi trabajo es ser sensual y que todos me deseen pero sepan que no me pueden tener -explicó mientras se sentaba al borde de la cama- Pero eso es ahora. En este trabajo solo llevo tres años.
- ¿Solo? ¿Te parece poco tres años trabajando en ese local y yo sin enterarme? -preguntó furioso.
- Te cuento desde el principio. Tú volviste y eras lo único que tenía -confesó triste por los recuerdos- Y todo volvió a ser como antes. Jugábamos a básquet, pasábamos el día juntos, me prestabas tu ropa.
No había motivos de confesarte nada porque no había nada que contar. Yo era lo que veías.
- ¿Y cuando cambió? -quiso saber Joe con un nudo de preocupación por la cara triste de su amiga.
- Antes de que volvieses pasaron muchas cosas... y conocí a mucha gente... Cuando volviste todo había vuelto a ser igual. Pero de pronto mi papá necesitaba dinero y pensé en trabajar.
- Pero de eso hace poco -la interrumpió sin comprender.
- No. Te conté que necesitaba un trabajo porque quería dejar el que tenía. Hacía un trabajo que no me correspondía y empezaba a hartarme de estar engañándote. Pero aún estaba en la prepa cuando empecé a trabajar. Era menor de edad pero Ricky, el chico que viste anoche bailando conmigo, convenció al dueño de una discoteca para dejarnos montar un espectáculo en pareja. Estuve trabajando allí un tiempo, pasé por otros locales parecidos y después acabé en el de moda. Era mayor de edad y tenía experiencia, así que no me costó conseguir el trabajo.
- Entonces, en la prepa y la uni eras como un chico y por la noche te convertías en la reina de la fiesta -simplificó Joe intentando asimilarlo.
- No exactamente -replicó (tu name) levantándose de nuevo para evitar mirarlo- En algunos casos me mostraba tal y como era.
- ¿Como cuáles? -comenzaba a no gustarle por donde iba la conversación.
- ¿Recuerdas a David henrie? -preguntó tragando saliva preparándose para lo peor.
- ¡Claro! Me quitó el puesto en el equipo durante todos los años de la prepa. Y si no recuerdo mal te odiaba.
- ¡Ahm! Salimos durante un tiempo y me odiaba porque... ahm... digamos que alguien le quito el puesto a él -bromeó algo tensa.
- ¿Le pusiste el cuerno? -preguntó horrorizado. No se imaginaba a (tu
name) engañando de esa manera a nadie. Y aún menos se la imaginaba con el chico por el que todas las chicas que conocía suspiraban con mayor énfasis que por él.
- Solo un poquito -confesó con cara de niña buena, los brazos unidos en su espalda y jugando distraídamente con sus pies.
- Ya -comenzó a reírse Joe por la visión ante él. Pero -se puso serio- ¿cuantos años tenías?
- Dieciséis.
- Yo acababa de regresar entonces -calculó Joe y ella asintió- Y ustedes... -no continuó pero ella lo entendió y asintió de nuevo- ¿Con cuantos años perdiste la virginidad? -preguntó atónito por las confesiones.
- Dieciséis.
- ¿Con David? -dedujo él pero ella lo negó- ¿Alguien que conozca? -quiso saber pero volvió a negar con la cabeza. (tu name) se había puesto muy triste y Joe supo que era una de esas cosas que ella había vivido mientras él no estaba. Quería animar a su amiga pero a la vez estaba petrificado con la nueva visión que tenía de ella. Así que dijo la primera tontería que le paso por la cabeza- así que soy el único tonto que no sabía que eras preciosa.
- ¿Piensas que soy preciosa? -preguntó (tu name) con un brillo poco usual en sus ojos.
- Sí, sabes que lo eres. Por eso te has esforzado tanto en taparlo. Sino lo fueses no habría necesidad.
- No lo hice por eso. Simplemente no quería perderte -confesó (tu name) arrepintiéndose al segundo de lo dicho.
- Puede que tengas razón. Seguramente me habría cegado tu belleza y no habríamos vivido todo lo que hemos vivido juntos. Anoche me di cuenta y esta misma mañana ¡Te deseo (tu name)! -confesó Joe con expresión sombría- Y es probable que si te hubiese visto así antes
hubieras causado el mismo efecto.
- Entonces mi temor de perder nuestra amistad se ha cumplido -afirmó (tu name) con deseos de llorar.
- ¡No! -replicó Joe de inmediato- Cuando tenía las hormonas revueltas y nuestra amistad comenzaba a consagrarse quizás, pero ahora no. Eres especial para mí y no voy a dejar que todo se estropeé por el sexo.
(tu name) acepto que él no la amase, pero seguía siendo especial para él y no dejarían de ser amigos. Se sentía tan vulnerable como siempre que estaba con él pero ya lo había admitido. Lo amaba. No quería alejarse de él y podría seguir como hasta entonces.
- No me malinterpretes -continuó Joe- No me arrepiento de nada de lo que pasó -afirmó al ver la cara de asombro de ella- y tengo toda la intención de que se repita muchas otras veces -prosiguió antes de que ella pudiese replicar- Duerme un poco -ordenó mientras le daba un besó en la frente y la recostaba en la cama- Yo iré a revisar algo y después nos vemos -dijo tapándola con una manta- ¡Descansa! -gritó desde la puerta antes de cerrarla tras él.
¿Que quería qué? ¿Cómo...? Había dicho que... ¡Oh, Santo Cielo! Se iba a volver loca. Él seguía siendo tan dulce la consentía como siempre, y a la vez le expresaba que la deseaba y que iba a hacer algo para remediarlo ¡Tenía intención de repetir lo sucedido esa noche! Tenía que estar soñando. Era imposible que eso estuviese sucediendo de verdad. Las cosas no salen tan bien en la vida real. No se había enojado con ella, habían hecho el amor y seguían siendo amigos ¡Imposible!
Al llegar a la casa de Joe se encontraron con la madrastra de este que iba de salida. Ella había saludado a (tu name) con cariño y suspicacia, antes de partir. Joe se había sorprendido de que no hiciese ningún comentario sobre su apariencia o sobre el hecho de que llegasen juntos a esas horas de la mañana. Y comenzó a pensar que era el único en ese planeta que no sabía de la verdadera identidad de su amiga.
El plan iba sobre ruedas, se habían duchado por separado, le había dejado una de sus camisetas más anchas y ahora le llevaba la comida en una bandeja, mientras ella se cambiaba en el baño. Pero ella salió solo con esa prenda y su melena mojada en cascada sobre sus pechos, empapando la zona. Y tras quedarse unos minutos embobado mirándole sus largas y torneadas piernas desnudas, la comida pasó a un segundo plano.
Soltó la bandeja sobre el primer mueble que encontró y la atrapó entre sus brazos, sin dejarla protestas con un beso apasionado. La condujo hacía la cama y la tomó con lujuria insaciable.
Lo cosa comenzaba a complicarse. Ella necesitaba hablar de lo que estaba pasando o se volvería loca. No habían hablado de nada desde que llegaron a su casa. Y él no entendía por qué no podía mantenerse lejos de ella ni un segundo. Pero se prometió que no pensaría en el sexo durante el resto del día.
Joe se apartó del cuerpo desnudo de (tu name) y se cubrió el rostro con el antebrazo. No podía mirarla y no debía volver a unirse a ella. No sabía qué le pasaba pero tenía que aprender a controlarlo.
(tu name) vio el momento perfecto para vestirse y hablar de lo sucedido. Era evidente que él se arrepentía y estaría pensando en ello, solo tenía que decirlo en voz alta y todo acabaría. Volverían a ser los amigos de siempre.
Él notó que ella se levantaba, supo que se estaba poniendo de nuevo su camiseta y dedujo que si abría el cajón de su mesita era para buscar unos bóxers ya que él le había roto su ropa interior. Se levantó de un saltó, sin mirarla, y se vistió todo lo deprisa que pudo. Se giró para encontrársela frente a él, con el mismo aspecto irresistible de antes ¡Mierda! No sería fácil. Le dio la espalda de inmediato y buscó la comida.
- He traído algo de comer -dijo él acercando la bandeja a la cama.
- Bien. Tengo hambre -confesó (tu name) sentándose sobre el borde de esta, dejando al descubierto sus piernas por completo.
Él también tenía hambre, pensó excitado. Pero no volvería a hacerle el amor. Tenía que centrarse. Había muchas cosas de las que hablar. Y sino pues podían no hablar ¡pero no harían el amor de nuevo!
Se sentía como si no tuviese voluntad y esa necesidad de ella no le gustaba. No había manera de cubrirla. Por mucho que la poseía no dejaba de necesitarla. Tenía que aprender a controlarse.
- Así que -comenzó a decir Joe deseando centrarse en algo que no fuese el sensual cuerpo de (tu name)- eres la relaciones públicas de "El Ritual".
- Sí. Antes era una simple bailarina pero me ascendieron hace poco. En realidad llevaba tiempo ejerciendo el puesto pero no cobraba por ello -explicó (tu name) dándole un mordisco a su sándwich.
- Ahora entiendo por qué no me dejaba entrar -comento Joe sin emoción.
- Eso no es culpa mía. Yo nunca dije que no te dejasen entrar. Solo es que no encajabas con el perfil de cliente que el jefe busca.
- Sí, lo sé -admitió Joe comprensivo- Aún no me creo que seas...
- ¿Qué? -¿Una mujer? se preguntó (tu name).
- Tienes toda una vida que yo no conocía. Trabajo, amigos,... ¡novios! -dijo enfadado.
- Entiendo que te enojes por habértelo ocultado. Haremos algo, yo te cuento por qué lo hice y tú me preguntas cuanto desees saber -propuso ella feliz de que él no la odiase por aquello.
- ¿Me contarás toda la verdad? ¿Y podré preguntarte cuanto quiera? -interrogó desconfiado.
- Sí y sí -contestó ella alegremente. Él asintió y ella suspiró para prepararse para su argumentación- Verás, hace mucho de esto -confesó dudosa mientras se levantaba y caminaba por la habitación- Todo empezó cuando volviste a vivir acá. Habías pasado unos años fuera y mi vida había cambiado, mi cuerpo había cambiado. Noté como los chicos comenzaba a tratarme diferente y temí que tú también lo hiciese. Pero tú no estabas, así que exploté mi feminidad todo lo que pude. Y me arrepentí por ello -se interrumpió tragándose una oleada de dolor- No quería dejar de ser yo. Y yo soy la que ves -dijo abriendo los brazos y mostrándose ante él- Juego y me tomo en broma todo en la vida, incluso el sexo. Sabes que me gusta burlarme de todo el mundo y descubrir que tengo un arma tan potente y no utilizarla me parecía absurdo -bromeó sin reír.
- Así que uno de tus deportes favoritos es frustrar sexualmente a cuantos hombres se te acercan -comprendió Joe.
- Mi trabajo es ser sensual y que todos me deseen pero sepan que no me pueden tener -explicó mientras se sentaba al borde de la cama- Pero eso es ahora. En este trabajo solo llevo tres años.
- ¿Solo? ¿Te parece poco tres años trabajando en ese local y yo sin enterarme? -preguntó furioso.
- Te cuento desde el principio. Tú volviste y eras lo único que tenía -confesó triste por los recuerdos- Y todo volvió a ser como antes. Jugábamos a básquet, pasábamos el día juntos, me prestabas tu ropa.
No había motivos de confesarte nada porque no había nada que contar. Yo era lo que veías.
- ¿Y cuando cambió? -quiso saber Joe con un nudo de preocupación por la cara triste de su amiga.
- Antes de que volvieses pasaron muchas cosas... y conocí a mucha gente... Cuando volviste todo había vuelto a ser igual. Pero de pronto mi papá necesitaba dinero y pensé en trabajar.
- Pero de eso hace poco -la interrumpió sin comprender.
- No. Te conté que necesitaba un trabajo porque quería dejar el que tenía. Hacía un trabajo que no me correspondía y empezaba a hartarme de estar engañándote. Pero aún estaba en la prepa cuando empecé a trabajar. Era menor de edad pero Ricky, el chico que viste anoche bailando conmigo, convenció al dueño de una discoteca para dejarnos montar un espectáculo en pareja. Estuve trabajando allí un tiempo, pasé por otros locales parecidos y después acabé en el de moda. Era mayor de edad y tenía experiencia, así que no me costó conseguir el trabajo.
- Entonces, en la prepa y la uni eras como un chico y por la noche te convertías en la reina de la fiesta -simplificó Joe intentando asimilarlo.
- No exactamente -replicó (tu name) levantándose de nuevo para evitar mirarlo- En algunos casos me mostraba tal y como era.
- ¿Como cuáles? -comenzaba a no gustarle por donde iba la conversación.
- ¿Recuerdas a David henrie? -preguntó tragando saliva preparándose para lo peor.
- ¡Claro! Me quitó el puesto en el equipo durante todos los años de la prepa. Y si no recuerdo mal te odiaba.
- ¡Ahm! Salimos durante un tiempo y me odiaba porque... ahm... digamos que alguien le quito el puesto a él -bromeó algo tensa.
- ¿Le pusiste el cuerno? -preguntó horrorizado. No se imaginaba a (tu
name) engañando de esa manera a nadie. Y aún menos se la imaginaba con el chico por el que todas las chicas que conocía suspiraban con mayor énfasis que por él.
- Solo un poquito -confesó con cara de niña buena, los brazos unidos en su espalda y jugando distraídamente con sus pies.
- Ya -comenzó a reírse Joe por la visión ante él. Pero -se puso serio- ¿cuantos años tenías?
- Dieciséis.
- Yo acababa de regresar entonces -calculó Joe y ella asintió- Y ustedes... -no continuó pero ella lo entendió y asintió de nuevo- ¿Con cuantos años perdiste la virginidad? -preguntó atónito por las confesiones.
- Dieciséis.
- ¿Con David? -dedujo él pero ella lo negó- ¿Alguien que conozca? -quiso saber pero volvió a negar con la cabeza. (tu name) se había puesto muy triste y Joe supo que era una de esas cosas que ella había vivido mientras él no estaba. Quería animar a su amiga pero a la vez estaba petrificado con la nueva visión que tenía de ella. Así que dijo la primera tontería que le paso por la cabeza- así que soy el único tonto que no sabía que eras preciosa.
- ¿Piensas que soy preciosa? -preguntó (tu name) con un brillo poco usual en sus ojos.
- Sí, sabes que lo eres. Por eso te has esforzado tanto en taparlo. Sino lo fueses no habría necesidad.
- No lo hice por eso. Simplemente no quería perderte -confesó (tu name) arrepintiéndose al segundo de lo dicho.
- Puede que tengas razón. Seguramente me habría cegado tu belleza y no habríamos vivido todo lo que hemos vivido juntos. Anoche me di cuenta y esta misma mañana ¡Te deseo (tu name)! -confesó Joe con expresión sombría- Y es probable que si te hubiese visto así antes
hubieras causado el mismo efecto.
- Entonces mi temor de perder nuestra amistad se ha cumplido -afirmó (tu name) con deseos de llorar.
- ¡No! -replicó Joe de inmediato- Cuando tenía las hormonas revueltas y nuestra amistad comenzaba a consagrarse quizás, pero ahora no. Eres especial para mí y no voy a dejar que todo se estropeé por el sexo.
(tu name) acepto que él no la amase, pero seguía siendo especial para él y no dejarían de ser amigos. Se sentía tan vulnerable como siempre que estaba con él pero ya lo había admitido. Lo amaba. No quería alejarse de él y podría seguir como hasta entonces.
- No me malinterpretes -continuó Joe- No me arrepiento de nada de lo que pasó -afirmó al ver la cara de asombro de ella- y tengo toda la intención de que se repita muchas otras veces -prosiguió antes de que ella pudiese replicar- Duerme un poco -ordenó mientras le daba un besó en la frente y la recostaba en la cama- Yo iré a revisar algo y después nos vemos -dijo tapándola con una manta- ¡Descansa! -gritó desde la puerta antes de cerrarla tras él.
¿Que quería qué? ¿Cómo...? Había dicho que... ¡Oh, Santo Cielo! Se iba a volver loca. Él seguía siendo tan dulce la consentía como siempre, y a la vez le expresaba que la deseaba y que iba a hacer algo para remediarlo ¡Tenía intención de repetir lo sucedido esa noche! Tenía que estar soñando. Era imposible que eso estuviese sucediendo de verdad. Las cosas no salen tan bien en la vida real. No se había enojado con ella, habían hecho el amor y seguían siendo amigos ¡Imposible!
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Re: [solo mayores] AMIGOS DESCONOCIDOS (Joe y ___)
Capítulo 28
Su intención de no pensar en el sexo naufragó en segundos. Joe se recriminó una y otra vez por haberle confesado a (tu name) su deseo por ella y su intención de repetir, cuantas veces le fuese posible, la posesión que la noche anterior y esa misma mañana había hecho de ella. La deseaba más que a nada, pero vio en peligro su amistad en cuanto escuchó salir las palabras de su propia boca. Tuvo que huir antes de que ella le echase en cara semejante insensatez, y decidió dormir en otra habitación. Por otra parte, aunque veía a la vulnerable (tu name) que tanto adoraba, no pudo decir que la reconociese escuchando hazaña tras hazaña de sus propios labios. Estaba claro que esa experimentada seductora no era en nada parecida a su amiga ¡Pero eran la misma! Y tendría que aprender a asimilarlo. Pero ¿por qué? De repente una oleada de ira lo inundaba ¡Lo había engañado! Durante años había representado un papel delante de él. Había sido comprensivo y había admitido que ella tenía razón, y que era bastante probable -con total seguridad, más bien- que él se cegase por su belleza y el jugar al básquet con ella fuese lo último que desease. Pero estaba furioso y no quería ser comprensivo. Ella lo había engañado y el único motivo por el que él no la había acusado de mil pecados distintos, era que se sentía muy culpable por estar tan ocupado desnudándola con la mirada. Y su relato le pareció de lo más inocente, ante esa visión.
Horas más tarde, tras meditar todo lo sucedido y ver desde un nuevo prisma a su amiga, Joe decidió hablar con ella. Su belleza le había cegado como ella temía, y no había hecho el uso adecuado de sus replicas. Tenía mucho que echarle en cara y necesitaba muchas más explicaciones.
Decidido a obtener una historia completa, detallada y convincente, caminó hasta la habitación donde dormía (tu name). Al abrir la puerta y entrar por ella, olvidó el objetivo de la visita. Estaba tendida plácidamente, con su respiración regular y pesada ajena a su presencia. La camiseta se le había remangado hasta justo debajo del pecho y sus bóxers le quedaban bajos en la cadera. La observó, deleitándose en la deliciosa curva de su espalda desnuda ¡Era preciosa en verdad! Trago el liquidó transparente que se le acumulaba en la boca que comenzaba a derramarse por su labio inferior, por miedo a ahogarse con él. Dudó unos momentos pero su cuerpo reaccionó tomando la iniciativa y se acercó a la cama. Antes de que se pudiese dar cuenta estaba a escasos centímetros de ella. Su mano necesitó tocarla y eso hizo, dibujó con suavidad la columna desnuda. Ella se estremeció por el contacto pero aún dormitaba. Continuó sus caricias recreándose en el maravilloso cuerpo bajo sus manos. Lenta y minuciosamente masajeó cada contorno de esa majestuosa belleza frente a él. No entendía como se había dejado llevar por sus instintos y la había poseído de una forma tan primitiva pudiéndose deleitar con cada caricia.
(tu name) sintió que una deliciosa nube de caricias la envolvían y se fue despertando lentamente. Al abrir las turquesas de sus ojos Joe obtuvo la respuesta que buscaba. El deseo se apoderó de él y sin pensar en lo que hacía o las consecuencias de sus actos, la comenzó a besar con pasión. La poca ropa voló con facilidad. (tu name) estaba adormilada pero respondía a cada caricia con énfasis. Sin dilación se colocó sobre ella y la penetró de una dura y profunda embestida. Consiguió saborear el momento, quedándose muy quieto dentro de ella, maravillándose de la perfección de la unión de sus cuerpos. Ambos se miraron y vieron el puro deseo en los ojos del otro. Y comenzó una guerra de caricias, besos y embistes que duró horas. Una y otra vez no se cansaban de tenerse el uno al otro.
(tu name) comenzó a despertar y sonrió al ver que bajo ella estaba el cuerpo desnudo de Joe. Comenzó a rememorar cada unión, cada caricia, cada gemido,... No quería olvidar nada de lo que había ocurrido entre ellos. Acarició suavemente su duro y bronceado pecho, haciendo pequeños círculos en su corto y oscuro vello. Sonrió maravillada ¡Tendría que habérselo dicho antes! Pero probablemente si hubiese sido así no estarían en la actual situación. Pero ¿cómo estaban? ¿Qué se supone que eran? No le dio tiempo a responderse ni hacerse ninguna pregunta más cuando vio la hora en el despertador de la mesilla.
Joe comenzó a despertarse de un sueño maravilloso. Aún con los ojos cerrados supo que no fue un sueño ¡Era real! Aún sentía su olor. Pero no a ella ¿Donde estaba? Abrió los ojos bruscamente y se incorporó con mayor rapidez. La encontró frente a él corriendo por la habitación de un lado a otro ¡Vestida! ¿Para qué? Si él no tenía la menor intención de dejar que la ropa la cubriese más de dos segundos. Pero ella seguía alistándose e incluso, entró al baño para peinarse y adecentarse un poco ¿Quería irse? ¡Iba a irse! se afirmó horrorizado al verla coger su bolso y sus zapatos.
- ¿Donde vas? -preguntó irritado Joe.
- ¡Oh!... -se sorprendió e intentó que su corazón volviese a latir al ritmo habitual- Es muy tarde -admitió (tu name) señalando el reloj- Tengo que trabajar.
- ¿Trabajar? -preguntó Joe como si esa palabra no estuviese en su diccionario.
- Ya no me da tiempo de cambiarme y ni siquiera me he duchado -suspiró pesadamente-Y aún así ya llego tarde ¡Tengo que irme! -afirmó mientras caminaba hacía la puerta.
- ¡No!-la interceptó saltando de la cama- ¡No puedes irte así! Tenemos que... tenemos que... ahm... -no sabía que decir ¿Tenemos que hablar? ¿Tenemos que encerrarnos en este cuarto y hacer el amor el resto de nuestras vidas? Le gustaba más la segunda opción.
- Ya sé, tenemos que hablar -dijo (tu name) comprensiva pero impaciente por irse. Él seguía prefiriendo la otra opción.
- ¡No te vayas! -le rogó él acariciándole los brazos y sintiendo como se estremecía bajo sus firmes manos.
- ¡Joe! -regañó severamente- Tengo que irme. Dúchate, tú que puedes, come algo y si quieres nos vemos luego allí. Pero yo tengo que irme ¡ya!
Analizó la sugerencia y le complació. No quería huir solo tenía prisa para que no la despidieran. Aceptó la marcha jurando que la separación no duraría mucho tiempo. Se apartó de la puerta para dejarla partir y cuando ella hizo lo propio él la paró de nuevo pero esta vez con un dulce y tierno beso. Se separaron y miraron lenta y cariñosamente a los ojos. Ninguno quería moverse pero el teléfono de (tu name) comenzó a sonar y aprovechó el milagro para salir corriendo de allí.
No tenía tiempo de analizar nada de lo sucedido ¡Su puesto de trabajo estaba en juego! Miley le había llamado. Al ir a verla antes de su turno -cosa poco frecuente- para que le explicase qué había pasado -cosa muy frecuente-, se había encontrado con horror que ella no había llegado aún. Preocupada por tal rareza, ya que (tu name) siempre llegaba casi una hora antes de la hora que le correspondía, la había llamado. La acción ayudó a su amiga, ya que le pidió que se acercase a su casa, a pocos metros de allí y le prestase uno de sus vestidos. (tu name) había pensado en ducharse en el local, en un baño privado que usaban muchas de las bailarinas después de la jornada de trabajo, pero no tenía ropa para cambiarse. Suspiró aliviado cuando al llegar vio a Miley con uno de sus vestidos en la mano. Se aseo rápidamente, mientras que Miley ayudaba en algunas de las tareas que le correspondían a ella. Salió del baño lista y preparada, como un rayo. Y concluyó todos los preparativos en un tiempo récord. Aprovechó para poner el nombre de Joe en la lista, para que pudiese pasar si finalmente decidía ir.
No pudieron hablar de lo sucedido, pero Miley se imaginaba que habría sido algo realmente bueno, ya que (tu name) no solía despistarse o entretenerse con ningún hombre, olvidándose de su trabajo. Además, se la encontraba de vez en cuando sonriendo sola, mordiéndose el labio y ruborizándose como si sus pensamientos fuesen más lascivos de lo permitido. El cretino de Joe tenía que ser una fiera en la cama, pensó Miley risueña. Nunca había visto así a (tu name), y no era ninguna inexperimentada colegiala. Envidiaba a su amiga, no solo por el largo listín de hombres sabrosos con los que había pasado al menos una noche, sino por sus conocimientos y desvergüenza en ese ámbito. Miley no era ninguna frígida y dudaba de que alguno de sus amantes pudiese decir tal cosa, pero tenía que admitir que su vida sexual era más satisfactoria desde que conoció a (tu name) y sus sabios consejos.
Joe cenó relajadamente. La presión e impaciencia desaparecía cuando no la tenía cerca ¡Era un alivio! Estaba confundido, no sabía que pensar de (tu name). Y no había sido capaz de hacerlo teniéndola cerca. Aprovecharía la soledad para meditar. Él quería a su amiga, pero a la que conocía. Y esa (tu name) con la que había pasado todo el día en la cama, era una desconocida. Sin embargo, la deseaba. Y eso le provocaba un dilema ¿Tenía que olvidar todo lo sucedido e intentar salvar su amistad? ¿O seguir dejándose llevar por el deseo y echar a perder su amistad? Si ella hubiese estado delante de él lo habría tenido claro. Estaba seguro de que la tendría secuestrada en su cama aún si ella se hubiese dejado. Pero no estaba y él había recapacitado. Recordó a la niña de enormes turquesas y coleta larga que corría junto a él ayudándolo a escapar de su casa cuando se había convertido en un infierno antes de la separación de sus padres. No pudo evitar que se le viniese a la cabeza la imagen de ella llorando, vulnerable y desolada por la muerte de su querida abuela. Rememoró cada juego inocente, sonrisa amistosa y abrazo cariñoso. La necesitaba más en su corazón que en su cama. Podrían superar lo que había pasado. No eran dos novatos que no saben lo que hacían. Ahora lo sabía. Y se burló de si mismo por haberla considerado virgen. Ella estaría en la misma situación que él. Estaba seguro de que ella preferiría su amistad al simple sexo.
Tuvo que admitir a su pesar, minutos más tarde cuando pasaba cerca de un grupo de exuberantes mujeres, que el sexo con (tu name) no había sido simple y que ella no era cualquier mujer. Se habían acoplado a la perfección como si se leyesen la mente. Ambos habían padecido la misma hambre y lo intentaban apaciguar con la misma devota pasión. Eran perfectos el uno para el otro, ¡en la cama! enfatizó Joe. Pero no volverían a ella. La lujuria no se apoderaría más de él. Esa noche concluiría con ese caos que se había engendrado.
Su intención de no pensar en el sexo naufragó en segundos. Joe se recriminó una y otra vez por haberle confesado a (tu name) su deseo por ella y su intención de repetir, cuantas veces le fuese posible, la posesión que la noche anterior y esa misma mañana había hecho de ella. La deseaba más que a nada, pero vio en peligro su amistad en cuanto escuchó salir las palabras de su propia boca. Tuvo que huir antes de que ella le echase en cara semejante insensatez, y decidió dormir en otra habitación. Por otra parte, aunque veía a la vulnerable (tu name) que tanto adoraba, no pudo decir que la reconociese escuchando hazaña tras hazaña de sus propios labios. Estaba claro que esa experimentada seductora no era en nada parecida a su amiga ¡Pero eran la misma! Y tendría que aprender a asimilarlo. Pero ¿por qué? De repente una oleada de ira lo inundaba ¡Lo había engañado! Durante años había representado un papel delante de él. Había sido comprensivo y había admitido que ella tenía razón, y que era bastante probable -con total seguridad, más bien- que él se cegase por su belleza y el jugar al básquet con ella fuese lo último que desease. Pero estaba furioso y no quería ser comprensivo. Ella lo había engañado y el único motivo por el que él no la había acusado de mil pecados distintos, era que se sentía muy culpable por estar tan ocupado desnudándola con la mirada. Y su relato le pareció de lo más inocente, ante esa visión.
Horas más tarde, tras meditar todo lo sucedido y ver desde un nuevo prisma a su amiga, Joe decidió hablar con ella. Su belleza le había cegado como ella temía, y no había hecho el uso adecuado de sus replicas. Tenía mucho que echarle en cara y necesitaba muchas más explicaciones.
Decidido a obtener una historia completa, detallada y convincente, caminó hasta la habitación donde dormía (tu name). Al abrir la puerta y entrar por ella, olvidó el objetivo de la visita. Estaba tendida plácidamente, con su respiración regular y pesada ajena a su presencia. La camiseta se le había remangado hasta justo debajo del pecho y sus bóxers le quedaban bajos en la cadera. La observó, deleitándose en la deliciosa curva de su espalda desnuda ¡Era preciosa en verdad! Trago el liquidó transparente que se le acumulaba en la boca que comenzaba a derramarse por su labio inferior, por miedo a ahogarse con él. Dudó unos momentos pero su cuerpo reaccionó tomando la iniciativa y se acercó a la cama. Antes de que se pudiese dar cuenta estaba a escasos centímetros de ella. Su mano necesitó tocarla y eso hizo, dibujó con suavidad la columna desnuda. Ella se estremeció por el contacto pero aún dormitaba. Continuó sus caricias recreándose en el maravilloso cuerpo bajo sus manos. Lenta y minuciosamente masajeó cada contorno de esa majestuosa belleza frente a él. No entendía como se había dejado llevar por sus instintos y la había poseído de una forma tan primitiva pudiéndose deleitar con cada caricia.
(tu name) sintió que una deliciosa nube de caricias la envolvían y se fue despertando lentamente. Al abrir las turquesas de sus ojos Joe obtuvo la respuesta que buscaba. El deseo se apoderó de él y sin pensar en lo que hacía o las consecuencias de sus actos, la comenzó a besar con pasión. La poca ropa voló con facilidad. (tu name) estaba adormilada pero respondía a cada caricia con énfasis. Sin dilación se colocó sobre ella y la penetró de una dura y profunda embestida. Consiguió saborear el momento, quedándose muy quieto dentro de ella, maravillándose de la perfección de la unión de sus cuerpos. Ambos se miraron y vieron el puro deseo en los ojos del otro. Y comenzó una guerra de caricias, besos y embistes que duró horas. Una y otra vez no se cansaban de tenerse el uno al otro.
(tu name) comenzó a despertar y sonrió al ver que bajo ella estaba el cuerpo desnudo de Joe. Comenzó a rememorar cada unión, cada caricia, cada gemido,... No quería olvidar nada de lo que había ocurrido entre ellos. Acarició suavemente su duro y bronceado pecho, haciendo pequeños círculos en su corto y oscuro vello. Sonrió maravillada ¡Tendría que habérselo dicho antes! Pero probablemente si hubiese sido así no estarían en la actual situación. Pero ¿cómo estaban? ¿Qué se supone que eran? No le dio tiempo a responderse ni hacerse ninguna pregunta más cuando vio la hora en el despertador de la mesilla.
Joe comenzó a despertarse de un sueño maravilloso. Aún con los ojos cerrados supo que no fue un sueño ¡Era real! Aún sentía su olor. Pero no a ella ¿Donde estaba? Abrió los ojos bruscamente y se incorporó con mayor rapidez. La encontró frente a él corriendo por la habitación de un lado a otro ¡Vestida! ¿Para qué? Si él no tenía la menor intención de dejar que la ropa la cubriese más de dos segundos. Pero ella seguía alistándose e incluso, entró al baño para peinarse y adecentarse un poco ¿Quería irse? ¡Iba a irse! se afirmó horrorizado al verla coger su bolso y sus zapatos.
- ¿Donde vas? -preguntó irritado Joe.
- ¡Oh!... -se sorprendió e intentó que su corazón volviese a latir al ritmo habitual- Es muy tarde -admitió (tu name) señalando el reloj- Tengo que trabajar.
- ¿Trabajar? -preguntó Joe como si esa palabra no estuviese en su diccionario.
- Ya no me da tiempo de cambiarme y ni siquiera me he duchado -suspiró pesadamente-Y aún así ya llego tarde ¡Tengo que irme! -afirmó mientras caminaba hacía la puerta.
- ¡No!-la interceptó saltando de la cama- ¡No puedes irte así! Tenemos que... tenemos que... ahm... -no sabía que decir ¿Tenemos que hablar? ¿Tenemos que encerrarnos en este cuarto y hacer el amor el resto de nuestras vidas? Le gustaba más la segunda opción.
- Ya sé, tenemos que hablar -dijo (tu name) comprensiva pero impaciente por irse. Él seguía prefiriendo la otra opción.
- ¡No te vayas! -le rogó él acariciándole los brazos y sintiendo como se estremecía bajo sus firmes manos.
- ¡Joe! -regañó severamente- Tengo que irme. Dúchate, tú que puedes, come algo y si quieres nos vemos luego allí. Pero yo tengo que irme ¡ya!
Analizó la sugerencia y le complació. No quería huir solo tenía prisa para que no la despidieran. Aceptó la marcha jurando que la separación no duraría mucho tiempo. Se apartó de la puerta para dejarla partir y cuando ella hizo lo propio él la paró de nuevo pero esta vez con un dulce y tierno beso. Se separaron y miraron lenta y cariñosamente a los ojos. Ninguno quería moverse pero el teléfono de (tu name) comenzó a sonar y aprovechó el milagro para salir corriendo de allí.
No tenía tiempo de analizar nada de lo sucedido ¡Su puesto de trabajo estaba en juego! Miley le había llamado. Al ir a verla antes de su turno -cosa poco frecuente- para que le explicase qué había pasado -cosa muy frecuente-, se había encontrado con horror que ella no había llegado aún. Preocupada por tal rareza, ya que (tu name) siempre llegaba casi una hora antes de la hora que le correspondía, la había llamado. La acción ayudó a su amiga, ya que le pidió que se acercase a su casa, a pocos metros de allí y le prestase uno de sus vestidos. (tu name) había pensado en ducharse en el local, en un baño privado que usaban muchas de las bailarinas después de la jornada de trabajo, pero no tenía ropa para cambiarse. Suspiró aliviado cuando al llegar vio a Miley con uno de sus vestidos en la mano. Se aseo rápidamente, mientras que Miley ayudaba en algunas de las tareas que le correspondían a ella. Salió del baño lista y preparada, como un rayo. Y concluyó todos los preparativos en un tiempo récord. Aprovechó para poner el nombre de Joe en la lista, para que pudiese pasar si finalmente decidía ir.
No pudieron hablar de lo sucedido, pero Miley se imaginaba que habría sido algo realmente bueno, ya que (tu name) no solía despistarse o entretenerse con ningún hombre, olvidándose de su trabajo. Además, se la encontraba de vez en cuando sonriendo sola, mordiéndose el labio y ruborizándose como si sus pensamientos fuesen más lascivos de lo permitido. El cretino de Joe tenía que ser una fiera en la cama, pensó Miley risueña. Nunca había visto así a (tu name), y no era ninguna inexperimentada colegiala. Envidiaba a su amiga, no solo por el largo listín de hombres sabrosos con los que había pasado al menos una noche, sino por sus conocimientos y desvergüenza en ese ámbito. Miley no era ninguna frígida y dudaba de que alguno de sus amantes pudiese decir tal cosa, pero tenía que admitir que su vida sexual era más satisfactoria desde que conoció a (tu name) y sus sabios consejos.
Joe cenó relajadamente. La presión e impaciencia desaparecía cuando no la tenía cerca ¡Era un alivio! Estaba confundido, no sabía que pensar de (tu name). Y no había sido capaz de hacerlo teniéndola cerca. Aprovecharía la soledad para meditar. Él quería a su amiga, pero a la que conocía. Y esa (tu name) con la que había pasado todo el día en la cama, era una desconocida. Sin embargo, la deseaba. Y eso le provocaba un dilema ¿Tenía que olvidar todo lo sucedido e intentar salvar su amistad? ¿O seguir dejándose llevar por el deseo y echar a perder su amistad? Si ella hubiese estado delante de él lo habría tenido claro. Estaba seguro de que la tendría secuestrada en su cama aún si ella se hubiese dejado. Pero no estaba y él había recapacitado. Recordó a la niña de enormes turquesas y coleta larga que corría junto a él ayudándolo a escapar de su casa cuando se había convertido en un infierno antes de la separación de sus padres. No pudo evitar que se le viniese a la cabeza la imagen de ella llorando, vulnerable y desolada por la muerte de su querida abuela. Rememoró cada juego inocente, sonrisa amistosa y abrazo cariñoso. La necesitaba más en su corazón que en su cama. Podrían superar lo que había pasado. No eran dos novatos que no saben lo que hacían. Ahora lo sabía. Y se burló de si mismo por haberla considerado virgen. Ella estaría en la misma situación que él. Estaba seguro de que ella preferiría su amistad al simple sexo.
Tuvo que admitir a su pesar, minutos más tarde cuando pasaba cerca de un grupo de exuberantes mujeres, que el sexo con (tu name) no había sido simple y que ella no era cualquier mujer. Se habían acoplado a la perfección como si se leyesen la mente. Ambos habían padecido la misma hambre y lo intentaban apaciguar con la misma devota pasión. Eran perfectos el uno para el otro, ¡en la cama! enfatizó Joe. Pero no volverían a ella. La lujuria no se apoderaría más de él. Esa noche concluiría con ese caos que se había engendrado.
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Re: [solo mayores] AMIGOS DESCONOCIDOS (Joe y ___)
Capítulo 29
Antes de que llegase al local, Miley ya se impacientaba por no verlo. No entendía como ese bruto no había ido a buscar a su amiga todavía. Así que fue a consolarla, ya que estaba segura de que la enorme sonrisa en su boca y los coqueteos con el rubio que la tenía agarrada por la cintura eran fingidos. Se aproximó a ellos y (tu name) se excusó con el guapo muchacho con un pícaro guiñó. Caminó junto a Miley hacía un lugar más privado donde poder hablar.
- ¿Estás bien? ¡Y ni se te ocurra engañarme y decir que te da igual lo que Joe haga! ¡No me pienso creer que digas que fue solo sexo para ti! -protestó rabiosa Miley.
- Relájate reina que te va a salir una úlcera -comentó apartándole el pelo y colocando el brazo sobre su hombro- No pienso hacer tal cosa. Esperaba estar a solas contigo para decirte que me he dado cuenta de que estoy enamorada de Joe -confesó (tu name) serenamente.
La noticia impacto en Miley, ignorando el tono seco con el que había sido dada.
- ¡Eso es maravilloso! Hacen una linda pareja ¿Cuando se lo vas a decir? ¿Qué tienes planeado hacer? ¿Ya son novios? -interrogó emocionada la morena.
- He dicho que estoy enamorada de él no que él lo esté de mí -explicó aún serena.
- ¿Qué? ¡No digas tonterías! Él se muere por ti. Solo hay que verlo -espetó malhumorada por el brusco desplome del cuento de hadas.
- ¡Oh, puedo asegurarte que me desea! Pero no me ama. En fin, no es que importe. No voy a dejar de amarlo simplemente por no ser correspondida -dijo la rubia con una tranquilidad que erizó el bello a su amiga.
- ¡No puedes hablar en serio! ¿Quién te cree eso? Si lo amas ¡no puede darte igual no ser correspondida! -gritó ceñuda Miley.
- ¡Aich! ¡No grites! Que no estoy sorda -protestó (tu name) tapándose los oídos- Yo no he dicho que no quiera ser correspondida, solo soy realista, y el que yo desee algo no lo hace más real. Joe, es y siempre será parte de mi vida. Yo me encargaré de que así sea -le guiñó un ojo risueña a su amiga- Pero puedo apostar todo lo que tengo a que en estos momentos está planeando cómo decirme que no quiere que nuestro "error" -lo matizó con un gestó con los dedos formando unas comillas- estropeé nuestra amistad. Y no voy a ser yo la que le lleve la contraria -explicó indiferente.
- ¿Por qué no? –Preguntó Miley impaciente- Puedes confesarle lo que sientes o conquistarlo, tú sabes hacerlo mejor que nadie ¡Algo! Pero no quedarte de brazos cruzados.
- Seducirlo es fácil. Pero ¿para qué quiero sexo que solo harían ocupar el espacio de nuestra amistad? Él no me ama, y continuar con esto solo haría que fuese una más en su lista de conquistas. Muy larga, por cierto. Pero si paro ahora con esto, pueda seguir siendo algo especial para él. Se ha corrompido un poco, mucho más bien, lo que pensaba de mí. Pero no me costará hacer que vuelva a sentirse tan confiado y cómodo como antes -afirmó (tu name) con resolución.
- Pero ¿Y si él no desea eso? ¿O no puede volver a verte cómo antes? -mal auguró Miley preocupada.
- ¡No pasará! Esta claro que se tiene que enterar de todo lo que le he ocultado y será una temporadita tensa pero acabará entendiendo -aseguró (tu name) convencida.
Nada más pensar en la idea de contarle mucho de los secretos que aún le guardaba se estremeció de terror. Pero él debía saberlo de una vez y cada quien proseguiría su vida. Esta resuelta a que conociese a la verdadera (tu name), segura de si misma, seductora y que no se achantaba ante las vicisitudes. Y lo haría esa misma noche.
- Entonces -le sacó Miley de sus planes con más preguntas- ¿qué planeas hacer mañana cuando lo veas?
- ¡Lo veré hoy! -aseguró (tu name) con una sonrisa malévola- Puedo afirmar sin miedo a equivocarme que esta de camino.
- ¿Para verte? Eso quiere decir que no puede aguantar sin verte, que.. -se emocionó Miley con sus conclusiones.
- Viene -le interrumpió sin sequedad- planeando un sermón que soltarme sobre nuestra amistad y lo estúpido que sería destruirla por el sexo.
- ¿Y? -no supo que más decir la insegura chica.
- ¡Odio los sermones! Así que como buena amiga que soy le voy a ahorrar saliva -bromeó guiñándole un ojo mientras sonreía con malicia.
Miley no sabía que tenía planeado su amiga pero juraba que saldría tal y como ella quería. Rezó para que tuviese razón y Joe no la correspondiera. Sería una pena que no estuviesen juntos por una mala interpretación de ella. Pero ¿cuando se había equivocado (tu name)? Nunca que ella recordase. Probablemente tenía razón. Y cuando salió del rincón privado y se encontró con Joe entrando al local nervioso y muy serio, supo que esta no sería la vez en que cambiasen las cosas y (tu name) tuviese que admitir su error.
Joe se sorprendió al comprobar que su nombre estaba en la lista de la entrada. Pero era lógico, ella decidía quien podía estar en esa lista. Pensó temeroso que quizás ella se hubiese hecho ilusiones de una relación. Se horrorizó al pensar que seguía siendo la (tu name) que él conocía, vulnerable ante él, y que podía llegar a hacerle daño. Se maldijo por no haber controlado sus hormonas. Resuelto a arreglar las cosas y a rogarle perdón de rodillas si fuese necesario, la buscó con la mirada.
Llevaba un rato buscándola y no la encontraba. Sabía que aspecto tendría, el mismo que el día anterior, ya que no se había podido cambiar. Lo sintió por ella y esperó que su aspecto no fuese muy desaliñado, o que no contrastase mucho con las bellas chicas que la rodeaban. Continuó buscando a la figura de seda negra y con el pelo recogido, que creía estaría allí, pero no la encontró. En cambio su vista chocó contra unas curvas vertiginosas embutidas en un sensual y ceñido vestido aguamarina de raso. Con el pelo suelto sobre los desnudos hombros y un maquillaje exquisito y mucho más luminoso que el del día anterior, ¡se veía espectacular! Reía junto a un grupo de hombres y Joe notó una oleada de posesión, pero no pudo hacer más que seguir mirándola. Era tan hermosa que le dolía mirarla. Cada gesto que hacía estaba calculado para torturar a todos los hombres de su alrededor, aseguró Joe excitado. Se veía feliz, radiante... Y él se sintió como un tonto por pensar que a ella le pudiese importar algo que él no quisiese volver a meterla en su cama. Sí quería, se rectificó apresuradamente, pero no debía. Y ahora que la veía con más argumentos a la causa. Ella no necesitaba a otro baboso tras sus faldas sino un amigo que viese bajo ellas.
Joe se maldijo por imaginársela desnuda. No le costaba, la había tenido entre sus brazos durante un día entero tal y como su madre la trajo al mundo. Pero con más curvas. Pero él era su amigo. Seguiría siéndolo y no se dejaría llevar por las hormonas. Hablaría con ella y le aseguraría que nada había cambiado entre ellos, que podía seguir contando con él para lo que quisiese y que debían olvidar ese día o recordarlo como lo que fue, ¡un día divertido que no volvería a pasar! Aunque era una pena porque estaba seguro de que no podría tener mejor sexo que el que tuvo con ella. Y eso que no fue capaz de controlarse y había sido feroz y hambriento. Si tuviese la oportunidad de deleitarse con caricias y otras uniones más... placenteras, era probable que no quisiesen salir del dormitorio. Pero no era en eso en lo que debía pensar sino en hablar con (tu name)
Tras esperar a que su tensión sexual disminuyera se acercó al grupo que rodeaba a la bella rubia. Los hombres continuaron sus bromas y halagos como si fuese de lo más frecuente que desconocidos se les uniese en su acometido. (tu name) le sonrió como bienvenida pero no le dijo nada ya que estaba en el extremo opuesto del grupo y un rubio, al que odió desde ese instante, la tenía agarrada posesivamente. Ella le dijo algo al oído que lo hizo sonrojarse y la soltó ¿Qué le habría dicho? No consideraba a tipos como ese fáciles de sonrojar. Había planeado sacarla de allí para hablar con ella pero estaba demasiado petrificado con la visión de esa desconocida (tu name). Ella se sentía cómoda en ese ambiente. Es más, podía jurar que controlaba a cada uno de los asistentes ¡Incluso a él! No se había avergonzado o sonrojado al verlo, como él pensaba haría su amiga. Al menos, la amiga que él había conocido. Sabía que (tu name) no se sonrojaba fácilmente pero esperaba que hiciese una excepción al recordar todo lo ocurrido entre ellos. Pero ella lo miraba y sonreía con la complicidad de siempre, expresando sin palabras lo mucho que le aburrían esos hombres. Sin embrago, no se marchaba. Y Joe supo que ese era su trabajo y lo hacía realmente bien. Daba igual que esos tipos le causasen verdadero fastidio, todos ellos se sentían atendidos y cautivados por ella. Joe la admiró por ello, pero la oleada de posesión no decreció.
¿Esos aburridos playboys no dirían nada interesante en toda la noche? Quería largarse de allí y tomarse un trago, o dos. Pero tenía que hacer su trabajo, y no era tanto atender a aquello millonarios, como el de demostrarle a Joe que si se atrevía a compadecerse de ella por lo que habían echó la noche anterior, solo haría el ¡imbécil. Pero esos estúpidos no colaboraban en su tarea. Por suerte el fornido rubio, del que no recordaba el nombre, ya que se lo había cambiado unas diez veces cada vez que intentaba recordarlo, estaba dispuesto a ayudarla, inconsciente de su colaboración.
- ¿Qué se siente siendo la mujer más deseada y envidiada del local? ¡Y probablemente del país! -piropeó el rubio esgrimiendo una encantadora sonrisa.
- Eso dependerá de si tú me deseas o envidias -contestó coquetamente. Y sus palabras causaron el silencio esperado entre todos los asistentes. La miraban con deseo y rezaban por ser el cretino rubio al que sonreía con picardía. (tu name) satisfecha por el resultado se alejó con un simple paso del atónito acompañante. Suficiente para mantenerlo a raya y no demasiado para que se sintiese ofendido. Miró al resto de hombres expresando con una simple media sonrisa que ya era suficiente, debían dejar de mirarla así y hablar de cualquier otro tema. Sabía controlar tanto sus acciones como la de los hombres a su alrededor. Nunca fallaba y se maravillaba cada vez al comprobarlo.
- Esto... -dijo el valiente que rompió el silencio obteniendo como regalo la atención de la mujer- He escuchado que en unos meses la perderemos ¡Díganos que no es cierto! -rogó con burlón pesar pero demostrando que realmente lo sentiría.
- Me temo mi querido amigo que así es- había aprendido a llamar "querido amigo" a todos los caballeros con los que trataba, así se ahorraba de aprender más nombres de los necesarios y ellos se sentían confiados- En unos meses cambiaré esta compañía por la de un frío ordenador. Pero al menos me libraré de las resacas -bromeó apoyando una mano sobre el hombro de uno de los hombres que mostraba mayores señales de estar ebrio.
- La echaremos de menos -dijo uno de ellos y todos lo apoyaron.
- Gracias caballeros pero no me iré de la ciudad -dijo guiñándoles un ojo- Vendré de vez en cuando para que no se me marchiten -bromeó maliciosa- Bueno -suspiró poniéndose repentinamente seria- me temo que tengo que proseguir mi camino -sonrió a cada expectante hombre ante ella y se agarró del brazo de Joe- Los veré pronto -se despidió caminando del brazo de su amigo sin decir una palabra a este, ni siquiera mirarlo.
Joe estaba fascinado con el control que tenía de cada palabra. Sabía que era inteligente. Siempre dejaba por los suelos con una despiadada respuesta a todo el que intentaba insultarla. Pero no esperaba esa fingida languidez y exquisita educación, que más que hacerla parecer una dama la convertía en un pecado andante. Y ella estaba al tanto de ello. No entendía como era posible que esa misma mujer fuese a la que él defendía de todos a sus espaldas por temor a que la humillasen. No la conocía y comenzaba a hacerlo. No le gustaba pensar que era una desconocida para él, pero tenía que admitir que se maravillaba con cada descubrimiento. Había descartado de un plumazo hablar con ella. Era probable que se riese de él y le hiciese sentir como un quinceañero que no dio la talla. Al menos, así se sentía él con semejante mujer al lado.. Sería cauto y solo hablaría de lo que ella quisiese hablar. Pero con cada paso que daba sentía que retrocedía un año. Antes de que llegasen a su destino habría vuelto al útero materno. Todos la miraban con deseo y admiración y ella hacía caso omiso de ello. Joe sabía que era consciente de ese hecho. Y eso la hacía más excitante. Pero él solo era el amigo de la infancia. De repente se sintió como el lerdo de la clase. Ella era todo lo que un hombre podía desear, ¡lo que él deseaba! Pero él no era superior a ninguno de esos hombres. Todos eran millonarios de éxito y muchos de ellos apuestos. La deseaban y algún afortunado la tendría, sino esa noche, una próxima. Y ella recordaría entre risas como el idiota de su amigo se había puesto en ridículo ante ella. Era probable que lo recordara como el peor polvo de su vida. Pero no iba a dejarse caer por eso. Eran amigos. Aún era algo para ella y no debía salir corriendo ¡aunque fuese lo que más deseará!
Antes de que llegase al local, Miley ya se impacientaba por no verlo. No entendía como ese bruto no había ido a buscar a su amiga todavía. Así que fue a consolarla, ya que estaba segura de que la enorme sonrisa en su boca y los coqueteos con el rubio que la tenía agarrada por la cintura eran fingidos. Se aproximó a ellos y (tu name) se excusó con el guapo muchacho con un pícaro guiñó. Caminó junto a Miley hacía un lugar más privado donde poder hablar.
- ¿Estás bien? ¡Y ni se te ocurra engañarme y decir que te da igual lo que Joe haga! ¡No me pienso creer que digas que fue solo sexo para ti! -protestó rabiosa Miley.
- Relájate reina que te va a salir una úlcera -comentó apartándole el pelo y colocando el brazo sobre su hombro- No pienso hacer tal cosa. Esperaba estar a solas contigo para decirte que me he dado cuenta de que estoy enamorada de Joe -confesó (tu name) serenamente.
La noticia impacto en Miley, ignorando el tono seco con el que había sido dada.
- ¡Eso es maravilloso! Hacen una linda pareja ¿Cuando se lo vas a decir? ¿Qué tienes planeado hacer? ¿Ya son novios? -interrogó emocionada la morena.
- He dicho que estoy enamorada de él no que él lo esté de mí -explicó aún serena.
- ¿Qué? ¡No digas tonterías! Él se muere por ti. Solo hay que verlo -espetó malhumorada por el brusco desplome del cuento de hadas.
- ¡Oh, puedo asegurarte que me desea! Pero no me ama. En fin, no es que importe. No voy a dejar de amarlo simplemente por no ser correspondida -dijo la rubia con una tranquilidad que erizó el bello a su amiga.
- ¡No puedes hablar en serio! ¿Quién te cree eso? Si lo amas ¡no puede darte igual no ser correspondida! -gritó ceñuda Miley.
- ¡Aich! ¡No grites! Que no estoy sorda -protestó (tu name) tapándose los oídos- Yo no he dicho que no quiera ser correspondida, solo soy realista, y el que yo desee algo no lo hace más real. Joe, es y siempre será parte de mi vida. Yo me encargaré de que así sea -le guiñó un ojo risueña a su amiga- Pero puedo apostar todo lo que tengo a que en estos momentos está planeando cómo decirme que no quiere que nuestro "error" -lo matizó con un gestó con los dedos formando unas comillas- estropeé nuestra amistad. Y no voy a ser yo la que le lleve la contraria -explicó indiferente.
- ¿Por qué no? –Preguntó Miley impaciente- Puedes confesarle lo que sientes o conquistarlo, tú sabes hacerlo mejor que nadie ¡Algo! Pero no quedarte de brazos cruzados.
- Seducirlo es fácil. Pero ¿para qué quiero sexo que solo harían ocupar el espacio de nuestra amistad? Él no me ama, y continuar con esto solo haría que fuese una más en su lista de conquistas. Muy larga, por cierto. Pero si paro ahora con esto, pueda seguir siendo algo especial para él. Se ha corrompido un poco, mucho más bien, lo que pensaba de mí. Pero no me costará hacer que vuelva a sentirse tan confiado y cómodo como antes -afirmó (tu name) con resolución.
- Pero ¿Y si él no desea eso? ¿O no puede volver a verte cómo antes? -mal auguró Miley preocupada.
- ¡No pasará! Esta claro que se tiene que enterar de todo lo que le he ocultado y será una temporadita tensa pero acabará entendiendo -aseguró (tu name) convencida.
Nada más pensar en la idea de contarle mucho de los secretos que aún le guardaba se estremeció de terror. Pero él debía saberlo de una vez y cada quien proseguiría su vida. Esta resuelta a que conociese a la verdadera (tu name), segura de si misma, seductora y que no se achantaba ante las vicisitudes. Y lo haría esa misma noche.
- Entonces -le sacó Miley de sus planes con más preguntas- ¿qué planeas hacer mañana cuando lo veas?
- ¡Lo veré hoy! -aseguró (tu name) con una sonrisa malévola- Puedo afirmar sin miedo a equivocarme que esta de camino.
- ¿Para verte? Eso quiere decir que no puede aguantar sin verte, que.. -se emocionó Miley con sus conclusiones.
- Viene -le interrumpió sin sequedad- planeando un sermón que soltarme sobre nuestra amistad y lo estúpido que sería destruirla por el sexo.
- ¿Y? -no supo que más decir la insegura chica.
- ¡Odio los sermones! Así que como buena amiga que soy le voy a ahorrar saliva -bromeó guiñándole un ojo mientras sonreía con malicia.
Miley no sabía que tenía planeado su amiga pero juraba que saldría tal y como ella quería. Rezó para que tuviese razón y Joe no la correspondiera. Sería una pena que no estuviesen juntos por una mala interpretación de ella. Pero ¿cuando se había equivocado (tu name)? Nunca que ella recordase. Probablemente tenía razón. Y cuando salió del rincón privado y se encontró con Joe entrando al local nervioso y muy serio, supo que esta no sería la vez en que cambiasen las cosas y (tu name) tuviese que admitir su error.
Joe se sorprendió al comprobar que su nombre estaba en la lista de la entrada. Pero era lógico, ella decidía quien podía estar en esa lista. Pensó temeroso que quizás ella se hubiese hecho ilusiones de una relación. Se horrorizó al pensar que seguía siendo la (tu name) que él conocía, vulnerable ante él, y que podía llegar a hacerle daño. Se maldijo por no haber controlado sus hormonas. Resuelto a arreglar las cosas y a rogarle perdón de rodillas si fuese necesario, la buscó con la mirada.
Llevaba un rato buscándola y no la encontraba. Sabía que aspecto tendría, el mismo que el día anterior, ya que no se había podido cambiar. Lo sintió por ella y esperó que su aspecto no fuese muy desaliñado, o que no contrastase mucho con las bellas chicas que la rodeaban. Continuó buscando a la figura de seda negra y con el pelo recogido, que creía estaría allí, pero no la encontró. En cambio su vista chocó contra unas curvas vertiginosas embutidas en un sensual y ceñido vestido aguamarina de raso. Con el pelo suelto sobre los desnudos hombros y un maquillaje exquisito y mucho más luminoso que el del día anterior, ¡se veía espectacular! Reía junto a un grupo de hombres y Joe notó una oleada de posesión, pero no pudo hacer más que seguir mirándola. Era tan hermosa que le dolía mirarla. Cada gesto que hacía estaba calculado para torturar a todos los hombres de su alrededor, aseguró Joe excitado. Se veía feliz, radiante... Y él se sintió como un tonto por pensar que a ella le pudiese importar algo que él no quisiese volver a meterla en su cama. Sí quería, se rectificó apresuradamente, pero no debía. Y ahora que la veía con más argumentos a la causa. Ella no necesitaba a otro baboso tras sus faldas sino un amigo que viese bajo ellas.
Joe se maldijo por imaginársela desnuda. No le costaba, la había tenido entre sus brazos durante un día entero tal y como su madre la trajo al mundo. Pero con más curvas. Pero él era su amigo. Seguiría siéndolo y no se dejaría llevar por las hormonas. Hablaría con ella y le aseguraría que nada había cambiado entre ellos, que podía seguir contando con él para lo que quisiese y que debían olvidar ese día o recordarlo como lo que fue, ¡un día divertido que no volvería a pasar! Aunque era una pena porque estaba seguro de que no podría tener mejor sexo que el que tuvo con ella. Y eso que no fue capaz de controlarse y había sido feroz y hambriento. Si tuviese la oportunidad de deleitarse con caricias y otras uniones más... placenteras, era probable que no quisiesen salir del dormitorio. Pero no era en eso en lo que debía pensar sino en hablar con (tu name)
Tras esperar a que su tensión sexual disminuyera se acercó al grupo que rodeaba a la bella rubia. Los hombres continuaron sus bromas y halagos como si fuese de lo más frecuente que desconocidos se les uniese en su acometido. (tu name) le sonrió como bienvenida pero no le dijo nada ya que estaba en el extremo opuesto del grupo y un rubio, al que odió desde ese instante, la tenía agarrada posesivamente. Ella le dijo algo al oído que lo hizo sonrojarse y la soltó ¿Qué le habría dicho? No consideraba a tipos como ese fáciles de sonrojar. Había planeado sacarla de allí para hablar con ella pero estaba demasiado petrificado con la visión de esa desconocida (tu name). Ella se sentía cómoda en ese ambiente. Es más, podía jurar que controlaba a cada uno de los asistentes ¡Incluso a él! No se había avergonzado o sonrojado al verlo, como él pensaba haría su amiga. Al menos, la amiga que él había conocido. Sabía que (tu name) no se sonrojaba fácilmente pero esperaba que hiciese una excepción al recordar todo lo ocurrido entre ellos. Pero ella lo miraba y sonreía con la complicidad de siempre, expresando sin palabras lo mucho que le aburrían esos hombres. Sin embrago, no se marchaba. Y Joe supo que ese era su trabajo y lo hacía realmente bien. Daba igual que esos tipos le causasen verdadero fastidio, todos ellos se sentían atendidos y cautivados por ella. Joe la admiró por ello, pero la oleada de posesión no decreció.
¿Esos aburridos playboys no dirían nada interesante en toda la noche? Quería largarse de allí y tomarse un trago, o dos. Pero tenía que hacer su trabajo, y no era tanto atender a aquello millonarios, como el de demostrarle a Joe que si se atrevía a compadecerse de ella por lo que habían echó la noche anterior, solo haría el ¡imbécil. Pero esos estúpidos no colaboraban en su tarea. Por suerte el fornido rubio, del que no recordaba el nombre, ya que se lo había cambiado unas diez veces cada vez que intentaba recordarlo, estaba dispuesto a ayudarla, inconsciente de su colaboración.
- ¿Qué se siente siendo la mujer más deseada y envidiada del local? ¡Y probablemente del país! -piropeó el rubio esgrimiendo una encantadora sonrisa.
- Eso dependerá de si tú me deseas o envidias -contestó coquetamente. Y sus palabras causaron el silencio esperado entre todos los asistentes. La miraban con deseo y rezaban por ser el cretino rubio al que sonreía con picardía. (tu name) satisfecha por el resultado se alejó con un simple paso del atónito acompañante. Suficiente para mantenerlo a raya y no demasiado para que se sintiese ofendido. Miró al resto de hombres expresando con una simple media sonrisa que ya era suficiente, debían dejar de mirarla así y hablar de cualquier otro tema. Sabía controlar tanto sus acciones como la de los hombres a su alrededor. Nunca fallaba y se maravillaba cada vez al comprobarlo.
- Esto... -dijo el valiente que rompió el silencio obteniendo como regalo la atención de la mujer- He escuchado que en unos meses la perderemos ¡Díganos que no es cierto! -rogó con burlón pesar pero demostrando que realmente lo sentiría.
- Me temo mi querido amigo que así es- había aprendido a llamar "querido amigo" a todos los caballeros con los que trataba, así se ahorraba de aprender más nombres de los necesarios y ellos se sentían confiados- En unos meses cambiaré esta compañía por la de un frío ordenador. Pero al menos me libraré de las resacas -bromeó apoyando una mano sobre el hombro de uno de los hombres que mostraba mayores señales de estar ebrio.
- La echaremos de menos -dijo uno de ellos y todos lo apoyaron.
- Gracias caballeros pero no me iré de la ciudad -dijo guiñándoles un ojo- Vendré de vez en cuando para que no se me marchiten -bromeó maliciosa- Bueno -suspiró poniéndose repentinamente seria- me temo que tengo que proseguir mi camino -sonrió a cada expectante hombre ante ella y se agarró del brazo de Joe- Los veré pronto -se despidió caminando del brazo de su amigo sin decir una palabra a este, ni siquiera mirarlo.
Joe estaba fascinado con el control que tenía de cada palabra. Sabía que era inteligente. Siempre dejaba por los suelos con una despiadada respuesta a todo el que intentaba insultarla. Pero no esperaba esa fingida languidez y exquisita educación, que más que hacerla parecer una dama la convertía en un pecado andante. Y ella estaba al tanto de ello. No entendía como era posible que esa misma mujer fuese a la que él defendía de todos a sus espaldas por temor a que la humillasen. No la conocía y comenzaba a hacerlo. No le gustaba pensar que era una desconocida para él, pero tenía que admitir que se maravillaba con cada descubrimiento. Había descartado de un plumazo hablar con ella. Era probable que se riese de él y le hiciese sentir como un quinceañero que no dio la talla. Al menos, así se sentía él con semejante mujer al lado.. Sería cauto y solo hablaría de lo que ella quisiese hablar. Pero con cada paso que daba sentía que retrocedía un año. Antes de que llegasen a su destino habría vuelto al útero materno. Todos la miraban con deseo y admiración y ella hacía caso omiso de ello. Joe sabía que era consciente de ese hecho. Y eso la hacía más excitante. Pero él solo era el amigo de la infancia. De repente se sintió como el lerdo de la clase. Ella era todo lo que un hombre podía desear, ¡lo que él deseaba! Pero él no era superior a ninguno de esos hombres. Todos eran millonarios de éxito y muchos de ellos apuestos. La deseaban y algún afortunado la tendría, sino esa noche, una próxima. Y ella recordaría entre risas como el idiota de su amigo se había puesto en ridículo ante ella. Era probable que lo recordara como el peor polvo de su vida. Pero no iba a dejarse caer por eso. Eran amigos. Aún era algo para ella y no debía salir corriendo ¡aunque fuese lo que más deseará!
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Re: [solo mayores] AMIGOS DESCONOCIDOS (Joe y ___)
FIN DE LA MINI MARATON !!!!!!!!!!!!!!!!!
ahora no subo cap hasta el martes
kiara se vino el joe POLLITO REACTIVO CON POTENCIA jajaaja
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Re: [solo mayores] AMIGOS DESCONOCIDOS (Joe y ___)
jajaja si... pero tenes que seguirla!!!! no puedo esperar hasta el marts... o de repente si... no lo se...sofia escribió:FIN DE LA MINI MARATON !!!!!!!!!!!!!!!!!
ahora no subo cap hasta el martes
kiara se vino el joe POLLITO REACTIVO CON POTENCIA jajaaja
pero lo q si se es q EL JOE POLLITO REACTIVO CON POTENCIA vino fuerte.... jajaja
kiara- Cantidad de envíos : 11
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Re: [solo mayores] AMIGOS DESCONOCIDOS (Joe y ___)
Capitulo 30
Todos los miraban y ella comenzaba a impacientarse por llegar a cualquier sitio donde pudiesen estar a solas. Estaba acostumbrada a que todas las mujeres de su alrededor se girasen para ver el magnífico cuerpo de Joe, pero esa noche no era capaz de soportarlo. Se dijo que eran amigo, y como tales no debía tener celos ¿Celos? ¿Estaba celosa?
Caminó junto a una pelirroja que se comía con los ojos a su amigo. Sí, estaba celosa.
Aceleró el paso para llegar a su destino lo antes posible, sin dejar de sonreír y mantener la compostura. Estar tan cerca de él la hacía temblar y estremecerse, pero se dijo que no dejaría que él lo supiese. Todo volvería a ser como antes costara lo que costara. Aunque para ello tuviese que sufrir ella misma. Pero no lo perdería. Ni siquiera él sabía cuanto la había ayudado, cuanto significaba para ella, cuanto lo quería, cuanto lo... amaba.
Llegaron al mismo despacho que semanas antes visitaron y se separó de inmediato de él. Como excusa para la separación, buscó dos copas del pequeño mueble-bar. Le alcanzó una a Joe y esperó a que dijese algo. No lo hizo. Supuso que su visión de ella haciendo su trabajo lo había impactado hasta el extremo esperado y que no diría nada que pudiese perjudicar su orgullo. Porque si sabía algo de Joe es que tenía tanto, o incluso, más orgullo que ella. Aunque cuando se refería a abrirse con alguien no quedaba claro por qué no lo hacía.
Pese a los muchos años que habían pasado juntos, no fue hasta su vuelta cuando él se abrió por completo a ella. Aún así seguía costándole hablar de lo que sentía. Por suerte ella no necesitaba escucharlo, lo sabía con solo verlo. Pero siempre habría una sombra entre ellos, algo que él no quería contar y que ella se cansó, hacía años, de intentar descubrir.
(tu name) respiró hondo y decidió romper el silencio. Aunque no tenía muy clara esta parte de su plan, se dijo que era lo mejor para los dos. Actuaría como con cualquier otro referente a lo sucedido, pero no menospreciaría su amistad. Era muy consciente de que Joe no se lo perdonaría. Ella no sería capaz de hacerlo.
Le costó la misma vida el no echarse en sus brazos y pedirle que la amara por el resto de sus días. Suspiró y tomó valor.
- Creo que ambos hemos conocido -comenzó a decir con una tierna sonrisa- la cara oculta del otro. El sexo es el único plano por el que nuestra relación nunca había pasado. Pero supongo que era inevitable llegar a él.
- Supongo. Puede que un hombre y una mujer no puedan ser amigos sin que haya... -piensa rápido y no digas deseo- malentendidos. Es fácil interpretar el cariño como... otra cosa.
- El cariño solo se puede confundir con el amor -dijo (tu name) haciendo palidecer a Joe al segundo- y ambos sabemos que lo que ha pasado es solo sexo, deseo, lujuria.
- Su...supongo ¿Entonces? -preguntó él aterrado.
Ella lo miró con una sonrisa tierna y caminó hacía él hasta tenerlo tan cerca como para escuchar el rápido latido de su corazón. Rodeó su cuello con los brazos, poniéndose de puntillas para alcanzarlo con su abrazo.
- ¡Eres mi Joe! -afirmó con un hilo de voz mientras hundía su cara en su cuello- No quiero perderte por esto.
Joe estaba confundido y dividido a la vez. La abrazó automáticamente, porque no podía hacer otra cosa cuando la tenía tan cerca ¡Esa chica lo iba a volver loco! O era una desconocida que hacía suspirar a todos los hombres a su paso, o su vulnerable amiga que necesitaba que él la protegiese del mundo.
- Te prometí que nunca dejaría de estar a tu lado. Que siempre podrías contar conmigo -le recordó Joe con el corazón encogido.
(tu name) se prometió que iba a ser la seductora que mira fríamente y piensa con claridad. Pero con él nunca había podido. Y ahora que se había confesado a si misma el porqué, no iba a empezar a conseguir tremenda hazaña. Era imposible aguantar las lágrimas, y no las reprimió.
- No llores preciosa -le pidió Joe borrando el rastro de las lágrimas con su labios- Lo que ha pasado ha sido...
- Maravilloso -afirmó ella.
Si, lo había sido. Y que ella lo admitiese, junto a ese vestido espectacular y la cercanía, no ayudaba a su autocontrol. Pero ahora era vulnerable. Era su amiga la que estaba frente a él, no la seductora diosa a la que había poseído sin descanso.
- Pero que nos hayamos divertido juntos no debería cambiar las cosas. No quiero que cambien. Ambos somos adultos, sabemos lo que es el sexo. No tiene más importancia de la que se le quiera dar. Y la verdad, -dijo (tu name) tímidamente- no quiero darle ninguna. Fue fantástico -repuso al ver el ceño de su amigo- pero no merece la pena perder cuanto hemos creado por un revolcón ocasional.
Sabía que tenía razón. En eso mismo estaba pensando él. Pero no hacía que se sintiese menos perturbado por sus palabras. Sin duda había sido fantástico y no se planteaba que pudiese volver a pasar otra vez. Pero escucharlo de sus labios lo hacía aún más imposible. Y la deseaba, la deseaba tanto que le dolía. Pero no pudo más que afirmar que ella tenía razón.
- Sería estúpido fingir que no ha pasado nada. Pero podemos tomarlo como una prueba de amistad -sugirió Joe- Pese a todo seguimos siendo amigos.
- ¡Claro! -concedió ella feliz- Podemos compartir lo que siempre nos hemos ocultado el uno del otro. Nunca hemos visto nuestra faceta "nocturna".
- Puedo asegurar que ya la hemos visto -bromeó Joe con una sonrisa pícara.
- Sí. Podremos hacer cosas juntos que antes no hacíamos por miedo a que me descubriese -explicó (tu name).
- O a que tú te enojases conmigo por ser un mujeriego -añadió él.
- Supongo que no es lo mismo escuchar tus hazañas que verlas. Podremos hacerlo ¿verdad? -preguntó temerosa.
- ¡Por supuesto! -afirmó Joe sin ningún rastro de duda en su entonación.
Tenían que conseguirlo ¡Lo conseguirían!, se dijo Joe mientras la apretaba contra él. Era posible que se hubiesen ocultado cosas. Él admitía seguir haciéndolo. Pero en sus brazos tenía a la misma niña que siempre había estado junto a él cuando lo necesitaba, que se sentaba a su lado y bromeaba de cualquier cosa para animarlo, porque él era incapaz de hablar de sus problemas. Esa misma niña con la que hacía planes de futuro como los mejores amigos del mundo, que no desean separarse jamás. No podían separase ahora, por algo tan absurdo como el sexo. No le iba a hacer eso a ella. Ni tampoco a él.
(tu name) se maldecía cada vez que se mostraba tan vulnerable frente a él. Pero por muchos esfuerzos que hiciese, era inevitable. La única forma que había descubierto para dejar de serlo, era estar lejos de él. Y no tenía planeado hacer tal cosa próximamente. Era una chica fuerte, decidida, inteligente y segura de si misma. No necesitaba a nadie para conseguir lo que deseaba en la vida. Pero lo necesitaba a él para seguir viviendo. No le gustaba esa dependencia, pero hacía años que la había asumido.
Con su marcha Joe la había destrozado. Fueron unos años horribles para ella. Hablaban todos los días pero al principio eso no era suficiente. Después ella intentó ocupar su hueco...
Los recuerdos la estremecieron de pura tristeza. Consiguió compañía, afecto y dolor ¡Más perdidas! Se prometió entonces que no volvería a sufrir por ningún hombre. Pero se había enamorado de su mejor amigo. Y de eso solo podía haber una consecuencia: dolor.
Por el bien de ambos, se separaron y cada uno se marchó por su lado con la promesa de volver a ser lo que eran el uno para el otro. Pero todo había cambiado. Ella lo amaba y él no la correspondía, pensó (tu name). Mientras que Joe intentaba unir mentalmente -sin mucho éxito- a las dos mujeres más fulminantes que había conocido. Sabía que era una sola, pero le era imposible creerlo. Una de las dos era falsa y no tenía claro cual. El pasado y su experiencia le decía que no se confiase y mantuviese su barrera defensiva. La había bajado con la indefensa (tu name). Pero esta no era inofensiva, era un peligro para él. Y no dejaría que se acercase tanto como para descubrirlo.
Todos los miraban y ella comenzaba a impacientarse por llegar a cualquier sitio donde pudiesen estar a solas. Estaba acostumbrada a que todas las mujeres de su alrededor se girasen para ver el magnífico cuerpo de Joe, pero esa noche no era capaz de soportarlo. Se dijo que eran amigo, y como tales no debía tener celos ¿Celos? ¿Estaba celosa?
Caminó junto a una pelirroja que se comía con los ojos a su amigo. Sí, estaba celosa.
Aceleró el paso para llegar a su destino lo antes posible, sin dejar de sonreír y mantener la compostura. Estar tan cerca de él la hacía temblar y estremecerse, pero se dijo que no dejaría que él lo supiese. Todo volvería a ser como antes costara lo que costara. Aunque para ello tuviese que sufrir ella misma. Pero no lo perdería. Ni siquiera él sabía cuanto la había ayudado, cuanto significaba para ella, cuanto lo quería, cuanto lo... amaba.
Llegaron al mismo despacho que semanas antes visitaron y se separó de inmediato de él. Como excusa para la separación, buscó dos copas del pequeño mueble-bar. Le alcanzó una a Joe y esperó a que dijese algo. No lo hizo. Supuso que su visión de ella haciendo su trabajo lo había impactado hasta el extremo esperado y que no diría nada que pudiese perjudicar su orgullo. Porque si sabía algo de Joe es que tenía tanto, o incluso, más orgullo que ella. Aunque cuando se refería a abrirse con alguien no quedaba claro por qué no lo hacía.
Pese a los muchos años que habían pasado juntos, no fue hasta su vuelta cuando él se abrió por completo a ella. Aún así seguía costándole hablar de lo que sentía. Por suerte ella no necesitaba escucharlo, lo sabía con solo verlo. Pero siempre habría una sombra entre ellos, algo que él no quería contar y que ella se cansó, hacía años, de intentar descubrir.
(tu name) respiró hondo y decidió romper el silencio. Aunque no tenía muy clara esta parte de su plan, se dijo que era lo mejor para los dos. Actuaría como con cualquier otro referente a lo sucedido, pero no menospreciaría su amistad. Era muy consciente de que Joe no se lo perdonaría. Ella no sería capaz de hacerlo.
Le costó la misma vida el no echarse en sus brazos y pedirle que la amara por el resto de sus días. Suspiró y tomó valor.
- Creo que ambos hemos conocido -comenzó a decir con una tierna sonrisa- la cara oculta del otro. El sexo es el único plano por el que nuestra relación nunca había pasado. Pero supongo que era inevitable llegar a él.
- Supongo. Puede que un hombre y una mujer no puedan ser amigos sin que haya... -piensa rápido y no digas deseo- malentendidos. Es fácil interpretar el cariño como... otra cosa.
- El cariño solo se puede confundir con el amor -dijo (tu name) haciendo palidecer a Joe al segundo- y ambos sabemos que lo que ha pasado es solo sexo, deseo, lujuria.
- Su...supongo ¿Entonces? -preguntó él aterrado.
Ella lo miró con una sonrisa tierna y caminó hacía él hasta tenerlo tan cerca como para escuchar el rápido latido de su corazón. Rodeó su cuello con los brazos, poniéndose de puntillas para alcanzarlo con su abrazo.
- ¡Eres mi Joe! -afirmó con un hilo de voz mientras hundía su cara en su cuello- No quiero perderte por esto.
Joe estaba confundido y dividido a la vez. La abrazó automáticamente, porque no podía hacer otra cosa cuando la tenía tan cerca ¡Esa chica lo iba a volver loco! O era una desconocida que hacía suspirar a todos los hombres a su paso, o su vulnerable amiga que necesitaba que él la protegiese del mundo.
- Te prometí que nunca dejaría de estar a tu lado. Que siempre podrías contar conmigo -le recordó Joe con el corazón encogido.
(tu name) se prometió que iba a ser la seductora que mira fríamente y piensa con claridad. Pero con él nunca había podido. Y ahora que se había confesado a si misma el porqué, no iba a empezar a conseguir tremenda hazaña. Era imposible aguantar las lágrimas, y no las reprimió.
- No llores preciosa -le pidió Joe borrando el rastro de las lágrimas con su labios- Lo que ha pasado ha sido...
- Maravilloso -afirmó ella.
Si, lo había sido. Y que ella lo admitiese, junto a ese vestido espectacular y la cercanía, no ayudaba a su autocontrol. Pero ahora era vulnerable. Era su amiga la que estaba frente a él, no la seductora diosa a la que había poseído sin descanso.
- Pero que nos hayamos divertido juntos no debería cambiar las cosas. No quiero que cambien. Ambos somos adultos, sabemos lo que es el sexo. No tiene más importancia de la que se le quiera dar. Y la verdad, -dijo (tu name) tímidamente- no quiero darle ninguna. Fue fantástico -repuso al ver el ceño de su amigo- pero no merece la pena perder cuanto hemos creado por un revolcón ocasional.
Sabía que tenía razón. En eso mismo estaba pensando él. Pero no hacía que se sintiese menos perturbado por sus palabras. Sin duda había sido fantástico y no se planteaba que pudiese volver a pasar otra vez. Pero escucharlo de sus labios lo hacía aún más imposible. Y la deseaba, la deseaba tanto que le dolía. Pero no pudo más que afirmar que ella tenía razón.
- Sería estúpido fingir que no ha pasado nada. Pero podemos tomarlo como una prueba de amistad -sugirió Joe- Pese a todo seguimos siendo amigos.
- ¡Claro! -concedió ella feliz- Podemos compartir lo que siempre nos hemos ocultado el uno del otro. Nunca hemos visto nuestra faceta "nocturna".
- Puedo asegurar que ya la hemos visto -bromeó Joe con una sonrisa pícara.
- Sí. Podremos hacer cosas juntos que antes no hacíamos por miedo a que me descubriese -explicó (tu name).
- O a que tú te enojases conmigo por ser un mujeriego -añadió él.
- Supongo que no es lo mismo escuchar tus hazañas que verlas. Podremos hacerlo ¿verdad? -preguntó temerosa.
- ¡Por supuesto! -afirmó Joe sin ningún rastro de duda en su entonación.
Tenían que conseguirlo ¡Lo conseguirían!, se dijo Joe mientras la apretaba contra él. Era posible que se hubiesen ocultado cosas. Él admitía seguir haciéndolo. Pero en sus brazos tenía a la misma niña que siempre había estado junto a él cuando lo necesitaba, que se sentaba a su lado y bromeaba de cualquier cosa para animarlo, porque él era incapaz de hablar de sus problemas. Esa misma niña con la que hacía planes de futuro como los mejores amigos del mundo, que no desean separarse jamás. No podían separase ahora, por algo tan absurdo como el sexo. No le iba a hacer eso a ella. Ni tampoco a él.
(tu name) se maldecía cada vez que se mostraba tan vulnerable frente a él. Pero por muchos esfuerzos que hiciese, era inevitable. La única forma que había descubierto para dejar de serlo, era estar lejos de él. Y no tenía planeado hacer tal cosa próximamente. Era una chica fuerte, decidida, inteligente y segura de si misma. No necesitaba a nadie para conseguir lo que deseaba en la vida. Pero lo necesitaba a él para seguir viviendo. No le gustaba esa dependencia, pero hacía años que la había asumido.
Con su marcha Joe la había destrozado. Fueron unos años horribles para ella. Hablaban todos los días pero al principio eso no era suficiente. Después ella intentó ocupar su hueco...
Los recuerdos la estremecieron de pura tristeza. Consiguió compañía, afecto y dolor ¡Más perdidas! Se prometió entonces que no volvería a sufrir por ningún hombre. Pero se había enamorado de su mejor amigo. Y de eso solo podía haber una consecuencia: dolor.
Por el bien de ambos, se separaron y cada uno se marchó por su lado con la promesa de volver a ser lo que eran el uno para el otro. Pero todo había cambiado. Ella lo amaba y él no la correspondía, pensó (tu name). Mientras que Joe intentaba unir mentalmente -sin mucho éxito- a las dos mujeres más fulminantes que había conocido. Sabía que era una sola, pero le era imposible creerlo. Una de las dos era falsa y no tenía claro cual. El pasado y su experiencia le decía que no se confiase y mantuviese su barrera defensiva. La había bajado con la indefensa (tu name). Pero esta no era inofensiva, era un peligro para él. Y no dejaría que se acercase tanto como para descubrirlo.
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Re: [solo mayores] AMIGOS DESCONOCIDOS (Joe y ___)
Capítulo 31
El primer día de clases tras la gran revelación había concluido. (tu name) estaba agotada de quitarse de encima a cuanto moscardón pasaba junto a ella. Estaba segura de que era un complot para irritarla hasta volverla loca de histeria. Estaba al borde de un ataque psicótico que no beneficiaría a nadie.
Tras quitarse de en medio al último conquistador que quiso hacer el milagro de seducirla, se sentó junto a Lincoln en el césped, en la zona de siempre. Se apoyó sobre el árbol que prácticamente tenía marcado como de su propiedad, y suspiró exasperada.
- La culpa la tienes tú por venir vestida así -le acusó Lincoln risueño.
Había decidido que era una tontería seguir fingiendo lo que no era. Pero tampoco se sentía muy cómoda yendo muy arreglada. En realidad, no iba nada arreglada, se dijo mientras se miraba de arriba a bajo. No llevaba ni una pizca de maquillaje, unos vaqueros gastados y una camiseta simple de tirantes. Era posible que la camiseta se ajustase a la perfección a su cuerpo y que los vaqueros fuesen una segunda piel, pero ella no consideraba que eso fuese suficiente para el escándalo que todos le estaban armando. Decidió dejarse el pelo suelto porque al menos así podría cubrirse un poco y que no viesen la cara de cólera que tenía. Pero su acompañante no tuvo problemas en darse cuenta.
- Aún no me creo que Joe te cachara -afirmó Lincoln sacándola de su irritación con el sexo masculina.
Sí, la descubrió ¡La descubrió por competo! Y ella a él. Y le encantó lo que vio, tocó, besó, acarició,... Tenía que dejar de pensar en Joe así porque solo se hacía daño. Solo eran amigos. Y ni eso estaba a salvo aún. Tendría que esforzarse mucho para mantener su amistad. Sabía que Joe era muy comprensivo y la perdonaba por todos sus engaños. Pero no lo olvidaría. Estaba segura de que acabaría teniendo malas consecuencias para su relación.
Joe estaba algo nervioso por ir al encuentro de su amiga. Sabía donde encontrarla. Llevaba toda la mañana escuchando comentarios de todo tipo sobre su apariencia, así que supo que no la encontraría con una de sus camisetas viejas precisamente.
Y así era. En la distancia la distinguió sin problema. Apoyada distraídamente sobre su árbol favorito, con el cabello brillante haciéndole la competencia al sol. Era tan hermosa que no debería ser aconsejable mirarla durante mucho tiempo, si quería mantener su salud intacta. Se veía triste. Cuando un grupo de novatos se acercaron a ella y minutos después salieron despavoridos, supo qué le pasaba. Estaba harta de que todos la juzgasen por su físico. Comenzaba a entender por qué había mentido. No le gustaba ser el centro de atención como al resto de superficiales que él conocía.
¡Esa si era su (tu name)!, se dijo orgulloso Joe, mientras seguía observándola. Pero a continuación su alegría se evaporó al verla apoyar su cabeza sobre Lincoln y este besarle la frente. Ella estaba demasiado bella para que un contacto como ese fuese amistoso. Lo fuese o no, a él no le dio tiempo a recapacitar, cuando ya estaba frente a ellos con el ceño fruncido.
- ¡Hola! ¿Interrumpo? -espetó secamente Joe.
- Sí, el Sol. Me lo tapas -respondió Lincoln haciendo un gesto para que se moviese.
(tu name) se quedó petrificada al escucharlo. Se veía tan bello allí como una roca parado frente a ellos. Parecía un dios con el Sol a su espalda. Tuvo que contener la respiración con esa imagen. Pero mantuvo la compostura y solo fue capaz de mirar a Lincoln tras su pequeña broma. Este notó la tensión en el ambiente y se excusó, poniendo tierra de por medio.
Pasaron unos minutos incómodos y Joe se sentó junto a ella. Se suponía que debería actuar como siempre. Pero se le olvidó cómo se hacía. Suspiró frustrado e intentó buscar un tema de conversación. No lo encontró.
Era la primera vez en sus vidas que la presencia de Taylor dirigiéndose hacía ellos los alegraba. Y ella parecía igual de feliz, al menos, sonriente.
- ¡Oh, (tu name) que cambio! ¡Estás muy... bien!
¿Bien? Él diría espectacular, preciosa, bellísima, más hermosa que una diosa bajada del Olimpo. Tenía que dejar ya de fantasear con ella. No era correcto que pensase así de su amiga. Aunque él tuviese razón y fuese la mujer más guapa del planeta.
- Sí, gracias -contestó (tu name) con media sonrisa- De vez en cuando es bueno ponerse mona para recordar que no soy uno más de los chicos. Claro está, no pienso levantarme dos horas antes para ponerme cinco capas de maquillaje para que no me reconozca ni yo en el espejo.
- ¿Insinúas algo? -preguntó irritada Taylor.
- ¡Claro que no! Si es más que obvio que los dos dedos de raya negra en tus ojos y los dos kilos de colorete, son de lo más naturales en tu cara -respondió sarcástica.
- Eres una... -intentó decir furiosa mirándola como si la quisiese asesinar- Sin duda hacen una pareja perfecta -espetó iracunda- Un impotente y una naca que se cree femenina por ponerse un top por primera vez en su vida ¿Lo has hecho para ligártelo? Todo el mundo sabe que estás enamorada de él ¿Crees que así te echará más cuenta?
- Con tu primo funcionó -contestó (tu name) sonriente.
- ¡Golfa! -insultó furiosa Taylor.
- Gracias. Se hace lo que se puede -replicó la rubia burlona.
Joe estaba acostumbrado a escuchar a su amiga burlarse de Taylor, con ingeniosas réplicas. Pero sabía que esta vez no todo era mentira. Sabía que ella había tenido algo con Nick. Era consciente de que ella no pretendía seducirlo, se había vestido así porque estaba harta de ir disfrazada. Comparada con la ropa que le había visto ese fin de semana, en ese momento, parecía una monja. Y aunque le irritó el verla tan a gusto con el tema se relajó al notar como se lo tomaba a broma.
Taylor no sabía cómo responder. Solía pasarle con mucha frecuencia. Lo normal era que Joe acabase saliendo en su defensa y le parase los pies a (tu name), para que no se mofase en exceso. Pero ya había perdido los favores de Joe y eso la irritó más. Haciendo que su foco se desplazase hacia él.
- ¡Que patético! Como no puedes excitarte con una mujer de verdad te buscas a una medio hombre como ella -espetó Taylor sofocada.
- Bueno -empezó a decir Joe buscando la mirada de su amiga en señal de aprobación. Al obtenerla prosiguió- no puedo quejarme. No le cuesta ningún trabajo ponerme a tono -replicó orgulloso colocando sus manos cruzadas sobre la nuca.
(tu name) no pudo evitar soltar una carcajada. No solo por la cara de espanto de Taylor sino porque era cierto. No recordaba ni un minuto seguido en él que su miembro no hubiese estaba erecto desde que se metieron en la cama. Ni fuera de ella.
- Ya te dije Tay. Yo que tú iba al médico ¿Cómo es posible que un chico con tanta potencia sexual no... Funcionase contigo? En serio, yo que tú me lo miraba -se burló (tu name).
Ambos estallaron en risas al ver a Taylor alejarse. Joe se acercó a ella y como siempre que estaban de broma le zarandeó suavemente la cabeza. Pero como esta vez llevaba el pelo suelto, una maraña dorada le cubrió el brazo como si quisiese devorarlo.
Joe dejó de reír aunque no de sonreír y la observó mientras se colocaba bien el cabello. Le gustó el tomarse a broma lo que hubo entre ellos. Nadie sabía que era verdad, así que podían bromear cuanto quisiesen. Parecía el tema perfecto para empezar a reconstruir su amistad.
- ¿Así que tengo mucha potencia sexual? -preguntó burlón mientras enmarcaba una ceja.
- Sí, es que pensé que si con ella fuiste... incapaz, iba a quedar poco creíble que dijese que conmigo tuviste eyaculación precoz -bromeó ella sonriente.
- Yo nunca he padecido de tal cosa -espetó irritado.
- Oh, vaya ¿Para ti ese es tú tiempo normal? -preguntó con fingido asombro.
- Serás...
Joe se le abalanzó haciéndole cosquillas sin parar y despeinándola ante las miradas atónitas de todos a su alrededor. Pero les daba igual. Podrían superar lo sucedido entre ellos. Habían sido capaces de hablar sobre el tema e incluso, bromear. Y había algo más, una nueva intimidad que solo ellos dos entendían y conocían. Ya no había nada de lo que no fuesen capaces de hablar.
El primer día de clases tras la gran revelación había concluido. (tu name) estaba agotada de quitarse de encima a cuanto moscardón pasaba junto a ella. Estaba segura de que era un complot para irritarla hasta volverla loca de histeria. Estaba al borde de un ataque psicótico que no beneficiaría a nadie.
Tras quitarse de en medio al último conquistador que quiso hacer el milagro de seducirla, se sentó junto a Lincoln en el césped, en la zona de siempre. Se apoyó sobre el árbol que prácticamente tenía marcado como de su propiedad, y suspiró exasperada.
- La culpa la tienes tú por venir vestida así -le acusó Lincoln risueño.
Había decidido que era una tontería seguir fingiendo lo que no era. Pero tampoco se sentía muy cómoda yendo muy arreglada. En realidad, no iba nada arreglada, se dijo mientras se miraba de arriba a bajo. No llevaba ni una pizca de maquillaje, unos vaqueros gastados y una camiseta simple de tirantes. Era posible que la camiseta se ajustase a la perfección a su cuerpo y que los vaqueros fuesen una segunda piel, pero ella no consideraba que eso fuese suficiente para el escándalo que todos le estaban armando. Decidió dejarse el pelo suelto porque al menos así podría cubrirse un poco y que no viesen la cara de cólera que tenía. Pero su acompañante no tuvo problemas en darse cuenta.
- Aún no me creo que Joe te cachara -afirmó Lincoln sacándola de su irritación con el sexo masculina.
Sí, la descubrió ¡La descubrió por competo! Y ella a él. Y le encantó lo que vio, tocó, besó, acarició,... Tenía que dejar de pensar en Joe así porque solo se hacía daño. Solo eran amigos. Y ni eso estaba a salvo aún. Tendría que esforzarse mucho para mantener su amistad. Sabía que Joe era muy comprensivo y la perdonaba por todos sus engaños. Pero no lo olvidaría. Estaba segura de que acabaría teniendo malas consecuencias para su relación.
Joe estaba algo nervioso por ir al encuentro de su amiga. Sabía donde encontrarla. Llevaba toda la mañana escuchando comentarios de todo tipo sobre su apariencia, así que supo que no la encontraría con una de sus camisetas viejas precisamente.
Y así era. En la distancia la distinguió sin problema. Apoyada distraídamente sobre su árbol favorito, con el cabello brillante haciéndole la competencia al sol. Era tan hermosa que no debería ser aconsejable mirarla durante mucho tiempo, si quería mantener su salud intacta. Se veía triste. Cuando un grupo de novatos se acercaron a ella y minutos después salieron despavoridos, supo qué le pasaba. Estaba harta de que todos la juzgasen por su físico. Comenzaba a entender por qué había mentido. No le gustaba ser el centro de atención como al resto de superficiales que él conocía.
¡Esa si era su (tu name)!, se dijo orgulloso Joe, mientras seguía observándola. Pero a continuación su alegría se evaporó al verla apoyar su cabeza sobre Lincoln y este besarle la frente. Ella estaba demasiado bella para que un contacto como ese fuese amistoso. Lo fuese o no, a él no le dio tiempo a recapacitar, cuando ya estaba frente a ellos con el ceño fruncido.
- ¡Hola! ¿Interrumpo? -espetó secamente Joe.
- Sí, el Sol. Me lo tapas -respondió Lincoln haciendo un gesto para que se moviese.
(tu name) se quedó petrificada al escucharlo. Se veía tan bello allí como una roca parado frente a ellos. Parecía un dios con el Sol a su espalda. Tuvo que contener la respiración con esa imagen. Pero mantuvo la compostura y solo fue capaz de mirar a Lincoln tras su pequeña broma. Este notó la tensión en el ambiente y se excusó, poniendo tierra de por medio.
Pasaron unos minutos incómodos y Joe se sentó junto a ella. Se suponía que debería actuar como siempre. Pero se le olvidó cómo se hacía. Suspiró frustrado e intentó buscar un tema de conversación. No lo encontró.
Era la primera vez en sus vidas que la presencia de Taylor dirigiéndose hacía ellos los alegraba. Y ella parecía igual de feliz, al menos, sonriente.
- ¡Oh, (tu name) que cambio! ¡Estás muy... bien!
¿Bien? Él diría espectacular, preciosa, bellísima, más hermosa que una diosa bajada del Olimpo. Tenía que dejar ya de fantasear con ella. No era correcto que pensase así de su amiga. Aunque él tuviese razón y fuese la mujer más guapa del planeta.
- Sí, gracias -contestó (tu name) con media sonrisa- De vez en cuando es bueno ponerse mona para recordar que no soy uno más de los chicos. Claro está, no pienso levantarme dos horas antes para ponerme cinco capas de maquillaje para que no me reconozca ni yo en el espejo.
- ¿Insinúas algo? -preguntó irritada Taylor.
- ¡Claro que no! Si es más que obvio que los dos dedos de raya negra en tus ojos y los dos kilos de colorete, son de lo más naturales en tu cara -respondió sarcástica.
- Eres una... -intentó decir furiosa mirándola como si la quisiese asesinar- Sin duda hacen una pareja perfecta -espetó iracunda- Un impotente y una naca que se cree femenina por ponerse un top por primera vez en su vida ¿Lo has hecho para ligártelo? Todo el mundo sabe que estás enamorada de él ¿Crees que así te echará más cuenta?
- Con tu primo funcionó -contestó (tu name) sonriente.
- ¡Golfa! -insultó furiosa Taylor.
- Gracias. Se hace lo que se puede -replicó la rubia burlona.
Joe estaba acostumbrado a escuchar a su amiga burlarse de Taylor, con ingeniosas réplicas. Pero sabía que esta vez no todo era mentira. Sabía que ella había tenido algo con Nick. Era consciente de que ella no pretendía seducirlo, se había vestido así porque estaba harta de ir disfrazada. Comparada con la ropa que le había visto ese fin de semana, en ese momento, parecía una monja. Y aunque le irritó el verla tan a gusto con el tema se relajó al notar como se lo tomaba a broma.
Taylor no sabía cómo responder. Solía pasarle con mucha frecuencia. Lo normal era que Joe acabase saliendo en su defensa y le parase los pies a (tu name), para que no se mofase en exceso. Pero ya había perdido los favores de Joe y eso la irritó más. Haciendo que su foco se desplazase hacia él.
- ¡Que patético! Como no puedes excitarte con una mujer de verdad te buscas a una medio hombre como ella -espetó Taylor sofocada.
- Bueno -empezó a decir Joe buscando la mirada de su amiga en señal de aprobación. Al obtenerla prosiguió- no puedo quejarme. No le cuesta ningún trabajo ponerme a tono -replicó orgulloso colocando sus manos cruzadas sobre la nuca.
(tu name) no pudo evitar soltar una carcajada. No solo por la cara de espanto de Taylor sino porque era cierto. No recordaba ni un minuto seguido en él que su miembro no hubiese estaba erecto desde que se metieron en la cama. Ni fuera de ella.
- Ya te dije Tay. Yo que tú iba al médico ¿Cómo es posible que un chico con tanta potencia sexual no... Funcionase contigo? En serio, yo que tú me lo miraba -se burló (tu name).
Ambos estallaron en risas al ver a Taylor alejarse. Joe se acercó a ella y como siempre que estaban de broma le zarandeó suavemente la cabeza. Pero como esta vez llevaba el pelo suelto, una maraña dorada le cubrió el brazo como si quisiese devorarlo.
Joe dejó de reír aunque no de sonreír y la observó mientras se colocaba bien el cabello. Le gustó el tomarse a broma lo que hubo entre ellos. Nadie sabía que era verdad, así que podían bromear cuanto quisiesen. Parecía el tema perfecto para empezar a reconstruir su amistad.
- ¿Así que tengo mucha potencia sexual? -preguntó burlón mientras enmarcaba una ceja.
- Sí, es que pensé que si con ella fuiste... incapaz, iba a quedar poco creíble que dijese que conmigo tuviste eyaculación precoz -bromeó ella sonriente.
- Yo nunca he padecido de tal cosa -espetó irritado.
- Oh, vaya ¿Para ti ese es tú tiempo normal? -preguntó con fingido asombro.
- Serás...
Joe se le abalanzó haciéndole cosquillas sin parar y despeinándola ante las miradas atónitas de todos a su alrededor. Pero les daba igual. Podrían superar lo sucedido entre ellos. Habían sido capaces de hablar sobre el tema e incluso, bromear. Y había algo más, una nueva intimidad que solo ellos dos entendían y conocían. Ya no había nada de lo que no fuesen capaces de hablar.
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Re: [solo mayores] AMIGOS DESCONOCIDOS (Joe y ___)
Capítulo 32
Las semanas fueron pasando y la amistad entre ellos se fue evaporando como el humo de una hoguera en sus últimos coletazos. Joe no soportaba ver la expectación que levantaba allí donde iba ella. Ya no disimulaba sus curvas y lo torturaba cada día más. Era incapaz de estar cerca de ella, por mucho que quisiese mantener la relación que una vez tuvieron. Había desaparecido. Ella era una perversa ninfa que lo torturaba con cada sonrisa y él estaba harto de fingir que todo estaba bien entre ellos.
Cada día (tu name) estaba más triste. Sabía que Joe odiaría a la verdadera (tu name) pero no pensó que fuese a ser tan doloroso. Intentaba sonreírle y poner buena cara a todos sus prontos de furia injustificada pero solo empeoraba la situación. Así que había decidido alejarse lo suficiente para que él pudiese aclararse qué quería de ella. Si solo quería una conocida más y echar por tierra tantos años de amistad, no le quedaría más que aceptarlo. Pero no soportaría ni una subidita de tono más.
Frente a todos aparentaban estar como siempre, incluso más unidos, ya que ahora también bromeaban con el sexo. Continuamente se repetían esas burlas, y eso era lo que los torturaba a ambos. Pero a solas no eran capaces de estar más de un minuto sin discutir.
- Bueno parejita ¿para cuando la boda? –bromeó Lincoln.
- Para cuando Mai te pelé, o sea, ¡nunca! -replicó (tu name) burlona.
- ¡Cruel y despiadada! -espetó con fingida furia- No sé como Joe te aguanta. Algún día verá lo arpía que eres y te mandará por un tubo -se rió Lincoln de ambos.
- Da igual. Solo lo quiero por el sexo -se burló (tu name) sonriendo a Joe.
- Pues andamos escasos de ese tipo de encuentros -continuó la broma Joe.
- Es que me duele la cabeza -dramatizó burlona.
Ambos habían aceptado ir a tomar algo juntos porque los demás iban con ellos. Hasta el momento solo Lincoln los acompañaba. Y ya estaban deseando largarse de allí. Joe cada vez estaba más convencido de que (tu name) era una desconocida para él. Tenía claro cual de las dos era la falsa. Su amiga, su (tu name), nunca había existido. No es que le disgustase la nueva (tu name), la adoraba. Y ese era el problema. Adoraba a esa coqueta niñita que con solo una sonrisa le hacía perder el control. Y la culpaba por haber hecho desaparecer a su ángel de la guarda. Por tenerlo obsesionado día y noche con sus suaves y deliciosas curvas. Y sobre todo la culpaba por no necesitarlo.
Pasaban las semanas y conocía más de ella, de su vida. Había hecho tanto sin él, que parecía una persona distinta. Era una persona distinta. Desconocida. Aún no asimilaba el motivo por el que no asistía a las clases del profesor Reverte. Siempre había pensado que era porque era el típico guaperas intelectual que tenía a todas sus alumnas enamoradas y no deseaba ser testigo de semejante degradación. La realidad era que mantuvieron una relación y él no lo había superado. No asistía a sus clases por miedo a que le armase un pleito frente a todos.
Ella no era diferente de las demás. Había descubierto a su pesar, que no había nada especial en ella. Salvo esa increíble sensualidad que lo traía loco. Se detestó por ser tan débil. Pero ella no merecía mucho más que eso. Solo deseo. El amor que pudiese haber tenido por ella solo fue un engaño. Él quería a la niña que le leía el alma con solo mirarlo a los ojos. Y esa no existía. Pero esa pequeña arpía frente a él lo tenía obsesionado. Deseaba estrangular con sus propias manos a todo aquel que la mirase. Pero no lo merecía, se repetía una y otra vez. Ella no era especial, era como todas. Y ¿por qué no había podido estar con ninguna otra desde que la tuvo en su cama?
A (tu name) no le costaba darse cuenta de la ira que sentía su amigo. Si podía seguir llamándolo así. Por mucho que se esforzaba en bromear y seguir sonriendo, no era fácil. Sabía que para él descubrir que era una mujer y que se comportaba como tal, sería duro de asimilar. Pero tenía la esperanza de que pudiese superarlo. Cuanto más tiempo pasaba menos esperanzas le quedaban, pero no podía volver a disfrazarse y hacer como si nada hubiese pasado.
Un día en plena discusión absurda por cualquier cosa sin valor, el profesor con el que había mantenido una intensa relación apareció ante ellos y le montó una escena de celos que todavía recordaba con rabia. Tuvo que explicarle a Joe la situación y este se marchó sin siquiera despedirse. Al día siguiente, había actuado como si nada hubiese pasado por lo que no quiso tentar a la suerte, y no habló del tema. Le hubiera gustado decirle que lo conoció antes de enterarse de que era profesor de esa universidad y que comenzaron a salir porque le había cautivado el hecho de ser capaz de pasar una noche entera hablando de cualquier tema sin tener que acabar en la cama. Obviamente el sexo había sido importante entre ellos. Pero nadie podía criticarla por mantener relaciones con su pareja. Cuando se enteró de que podría ser profesor suyo, no solo evitó estar en su clase, sino que acabo con la relación. No era tan especial como para meterse en ningún problema por él.
Ahora nada importaba. Sus ex novios, trabajo o vestimenta. Estaba perdiendo a su amigo. Y lo peor es que empezaba a pensar que le era tan desconocido como ella lo era para él. Se comportaba de una forma muy extraña. La ignoraba y evitaba de todas las formas posibles y de repente se aparecía y espantaba a cualquiera que se le hubiese acercado, para después marcharse como si no hubiese pasado nada. Sabía que iba todas las noches al local, por mucho que se escondiese de ella, y no entendía para qué, ya que todas sus bailarinas le habían dicho que intentaron seducirlo y él las rechazó a todas. No soportaba verlo así. Siempre serio y malhumorado. Y lo peor es que no quería hablar del tema.
Nadie notaba nada diferente en él porque no actuaba de forma distinta frente a ellos. Bromeaba sin cesar y seguía diciéndoles a todos que ella era su mejor amiga. Sin embargo, no era así. No se sentía así.
En esas tensas semanas Joe había intentado acercarse más a Taylor, sin ningún éxito. Siempre acababa más pendiente de la diosa rubia a la que todos atendían y consentían (ósea tu xD). Había conseguido odiar a su primo Kevin hasta límites insospechados, por convertirse en el perrito faldero de (tu name). Y ella se veía encantada con todas sus atenciones. Conseguía lo que quería de cualquier hombre con solo sonreírle. Y se odió por ser uno de ellos. Pero por muy superficial que hubiese resultado ser, por mucho que lo hubiese decepcionado como persona, seguía siendo la mujer más hermosa y sensual que había visto nunca. Y como un ¡imbécil babeaba por ella como todos.
Kevin empezaba a ponerse pesado, pensó (tu name) exasperada. Pero no podía pedirle ayuda a Joe en las actuales circunstancias, así que se aferraba a Lincoln. Era el único que no había cambiado su actitud con ella. Probablemente porque era el único que la conocía así casi desde un principio. O porque era el único que no deseaba llevársela a la cama. Joe tampoco, se dijo (tu name) triste. Pero la trataba como una apestada, por mucho que fingiese que todo estaba bien.
Después de que todos llegaran y algunos se pasarán de tragos, Lincoln anunció una fiesta en su piscina. Por la época que era una fiesta de ese tipo no sería adecuada. Pero en la gran mansión de los Becker la piscina era cubierta. Podrían hacer una barbacoa, jugar y bañarse sin problemas, sin preocuparse por el tiempo o la temperatura.
- ¡Genial! ¿Tú vendrás (tu name)? -preguntó impaciente Kevin.
- Ehm... -fue lo único que fue capaz de decir ante la clara intención del muchacho por verla en bañador.
- ¡No! -respondió tajante Joe.
- ¿Por qué no? -preguntó curioso Lincoln- La haré entre semana para que pueda ir. Yo se que trabaja los fines de semana.
- ¡Y Mai! -repuso (tu name) risueña.
- ¿Quién es Mai? -quiso saber Taylor extrañada.
- El motivo por el que quiere que yo vaya -contestó la rubia soltándose en carcajadas [tu ErEs rubia xD]- Mi Linc -le dijo pasándole un brazo por los hombros- ¿crees que serás capaz de verla en bikini y no abalanzarte sobre ella?
¡Él desde luego no!, pensó Joe imaginándose a (tu name) en bikini. No debía ir a esa fiesta o su autocontrol se haría trizas. Tenía que impedir que fuese o no ir él, pero no podía verla en traje de baño sin rendir tributo a cada centímetro de piel descubierta.
- Yo no podré ir -afirmó Joe finalmente.
- No digas tonterías, si tú me has ayudado a organizarla y no tenías problemas para asistir hasta hace un minuto -replicó Lincoln ignorando el comentario.
No tenía problema para ir hasta que se enteró de que ella iba. No contaba con ello. Ella nunca asistía a esa clase de encuentros. Pero claro, antes se escondía de todos, y ahora se exhibía sin pudor. No pudo argumentar nada en contra, así que se mantuvo en silencio.
(tu name) lo notó e intentó librarlo de lo que al parecer era su desagradable presencia. Pero Lincoln la obligó a decir que si iría, para poder invitar así a Miley. No quería estropearle el día a Joe pero sabía que tanto Lincoln como Miley ya estaban preparados para dar un paso en su relación. Él la había buscado e ignorado al resto de mujeres durante semanas y ella lo había rechazado de mil formas distintas. Aún así él no se había rendido. Y era el momento de que obtuviese lo que se había ganado a pulso.
¿Por qué no podría ser Joe así? se preguntó (tu name) conteniendo la rabia. Seguro que él habría estado con cientos de chicas -aunque ninguna de su local, o lo sabría-. Él no tenía el más mínimo interés por ella. Seguramente le daba pena por tantos años de amistad y por eso seguía fingiendo frente a todos. Pero era obvio lo mucho que le repugnaba tenerla cerca. Cada vez que lo miraba tenía la vista fija en ella, con una expresión clara de rabia.
Joe estaba empezando a hartarse de que todos los hombres del planeta cogiesen la confianza de tocarla sin pedirle permiso. Era posible que él no fuese nadie para que le tuviesen que pedir permiso, pero al próximo desgraciado que se le ocurriese abrazarla o tocarla de cualquier forma que a él le desagradase, le arrancaría el corazón con una cucharilla de postre.
Cuando era su amiga todos la respetaban y no la tocaban y ahora lo hacían sin cesar. Cada día era más posesivo. Y aunque conseguía controlarse y no decir nada, la rabia lo dominaba ¡Y ella tenía la culpa de todo! Se dejaba tocar y encima los sonreía y era cortés con ellos. No lo soportaba.
Las semanas fueron pasando y la amistad entre ellos se fue evaporando como el humo de una hoguera en sus últimos coletazos. Joe no soportaba ver la expectación que levantaba allí donde iba ella. Ya no disimulaba sus curvas y lo torturaba cada día más. Era incapaz de estar cerca de ella, por mucho que quisiese mantener la relación que una vez tuvieron. Había desaparecido. Ella era una perversa ninfa que lo torturaba con cada sonrisa y él estaba harto de fingir que todo estaba bien entre ellos.
Cada día (tu name) estaba más triste. Sabía que Joe odiaría a la verdadera (tu name) pero no pensó que fuese a ser tan doloroso. Intentaba sonreírle y poner buena cara a todos sus prontos de furia injustificada pero solo empeoraba la situación. Así que había decidido alejarse lo suficiente para que él pudiese aclararse qué quería de ella. Si solo quería una conocida más y echar por tierra tantos años de amistad, no le quedaría más que aceptarlo. Pero no soportaría ni una subidita de tono más.
Frente a todos aparentaban estar como siempre, incluso más unidos, ya que ahora también bromeaban con el sexo. Continuamente se repetían esas burlas, y eso era lo que los torturaba a ambos. Pero a solas no eran capaces de estar más de un minuto sin discutir.
- Bueno parejita ¿para cuando la boda? –bromeó Lincoln.
- Para cuando Mai te pelé, o sea, ¡nunca! -replicó (tu name) burlona.
- ¡Cruel y despiadada! -espetó con fingida furia- No sé como Joe te aguanta. Algún día verá lo arpía que eres y te mandará por un tubo -se rió Lincoln de ambos.
- Da igual. Solo lo quiero por el sexo -se burló (tu name) sonriendo a Joe.
- Pues andamos escasos de ese tipo de encuentros -continuó la broma Joe.
- Es que me duele la cabeza -dramatizó burlona.
Ambos habían aceptado ir a tomar algo juntos porque los demás iban con ellos. Hasta el momento solo Lincoln los acompañaba. Y ya estaban deseando largarse de allí. Joe cada vez estaba más convencido de que (tu name) era una desconocida para él. Tenía claro cual de las dos era la falsa. Su amiga, su (tu name), nunca había existido. No es que le disgustase la nueva (tu name), la adoraba. Y ese era el problema. Adoraba a esa coqueta niñita que con solo una sonrisa le hacía perder el control. Y la culpaba por haber hecho desaparecer a su ángel de la guarda. Por tenerlo obsesionado día y noche con sus suaves y deliciosas curvas. Y sobre todo la culpaba por no necesitarlo.
Pasaban las semanas y conocía más de ella, de su vida. Había hecho tanto sin él, que parecía una persona distinta. Era una persona distinta. Desconocida. Aún no asimilaba el motivo por el que no asistía a las clases del profesor Reverte. Siempre había pensado que era porque era el típico guaperas intelectual que tenía a todas sus alumnas enamoradas y no deseaba ser testigo de semejante degradación. La realidad era que mantuvieron una relación y él no lo había superado. No asistía a sus clases por miedo a que le armase un pleito frente a todos.
Ella no era diferente de las demás. Había descubierto a su pesar, que no había nada especial en ella. Salvo esa increíble sensualidad que lo traía loco. Se detestó por ser tan débil. Pero ella no merecía mucho más que eso. Solo deseo. El amor que pudiese haber tenido por ella solo fue un engaño. Él quería a la niña que le leía el alma con solo mirarlo a los ojos. Y esa no existía. Pero esa pequeña arpía frente a él lo tenía obsesionado. Deseaba estrangular con sus propias manos a todo aquel que la mirase. Pero no lo merecía, se repetía una y otra vez. Ella no era especial, era como todas. Y ¿por qué no había podido estar con ninguna otra desde que la tuvo en su cama?
A (tu name) no le costaba darse cuenta de la ira que sentía su amigo. Si podía seguir llamándolo así. Por mucho que se esforzaba en bromear y seguir sonriendo, no era fácil. Sabía que para él descubrir que era una mujer y que se comportaba como tal, sería duro de asimilar. Pero tenía la esperanza de que pudiese superarlo. Cuanto más tiempo pasaba menos esperanzas le quedaban, pero no podía volver a disfrazarse y hacer como si nada hubiese pasado.
Un día en plena discusión absurda por cualquier cosa sin valor, el profesor con el que había mantenido una intensa relación apareció ante ellos y le montó una escena de celos que todavía recordaba con rabia. Tuvo que explicarle a Joe la situación y este se marchó sin siquiera despedirse. Al día siguiente, había actuado como si nada hubiese pasado por lo que no quiso tentar a la suerte, y no habló del tema. Le hubiera gustado decirle que lo conoció antes de enterarse de que era profesor de esa universidad y que comenzaron a salir porque le había cautivado el hecho de ser capaz de pasar una noche entera hablando de cualquier tema sin tener que acabar en la cama. Obviamente el sexo había sido importante entre ellos. Pero nadie podía criticarla por mantener relaciones con su pareja. Cuando se enteró de que podría ser profesor suyo, no solo evitó estar en su clase, sino que acabo con la relación. No era tan especial como para meterse en ningún problema por él.
Ahora nada importaba. Sus ex novios, trabajo o vestimenta. Estaba perdiendo a su amigo. Y lo peor es que empezaba a pensar que le era tan desconocido como ella lo era para él. Se comportaba de una forma muy extraña. La ignoraba y evitaba de todas las formas posibles y de repente se aparecía y espantaba a cualquiera que se le hubiese acercado, para después marcharse como si no hubiese pasado nada. Sabía que iba todas las noches al local, por mucho que se escondiese de ella, y no entendía para qué, ya que todas sus bailarinas le habían dicho que intentaron seducirlo y él las rechazó a todas. No soportaba verlo así. Siempre serio y malhumorado. Y lo peor es que no quería hablar del tema.
Nadie notaba nada diferente en él porque no actuaba de forma distinta frente a ellos. Bromeaba sin cesar y seguía diciéndoles a todos que ella era su mejor amiga. Sin embargo, no era así. No se sentía así.
En esas tensas semanas Joe había intentado acercarse más a Taylor, sin ningún éxito. Siempre acababa más pendiente de la diosa rubia a la que todos atendían y consentían (ósea tu xD). Había conseguido odiar a su primo Kevin hasta límites insospechados, por convertirse en el perrito faldero de (tu name). Y ella se veía encantada con todas sus atenciones. Conseguía lo que quería de cualquier hombre con solo sonreírle. Y se odió por ser uno de ellos. Pero por muy superficial que hubiese resultado ser, por mucho que lo hubiese decepcionado como persona, seguía siendo la mujer más hermosa y sensual que había visto nunca. Y como un ¡imbécil babeaba por ella como todos.
Kevin empezaba a ponerse pesado, pensó (tu name) exasperada. Pero no podía pedirle ayuda a Joe en las actuales circunstancias, así que se aferraba a Lincoln. Era el único que no había cambiado su actitud con ella. Probablemente porque era el único que la conocía así casi desde un principio. O porque era el único que no deseaba llevársela a la cama. Joe tampoco, se dijo (tu name) triste. Pero la trataba como una apestada, por mucho que fingiese que todo estaba bien.
Después de que todos llegaran y algunos se pasarán de tragos, Lincoln anunció una fiesta en su piscina. Por la época que era una fiesta de ese tipo no sería adecuada. Pero en la gran mansión de los Becker la piscina era cubierta. Podrían hacer una barbacoa, jugar y bañarse sin problemas, sin preocuparse por el tiempo o la temperatura.
- ¡Genial! ¿Tú vendrás (tu name)? -preguntó impaciente Kevin.
- Ehm... -fue lo único que fue capaz de decir ante la clara intención del muchacho por verla en bañador.
- ¡No! -respondió tajante Joe.
- ¿Por qué no? -preguntó curioso Lincoln- La haré entre semana para que pueda ir. Yo se que trabaja los fines de semana.
- ¡Y Mai! -repuso (tu name) risueña.
- ¿Quién es Mai? -quiso saber Taylor extrañada.
- El motivo por el que quiere que yo vaya -contestó la rubia soltándose en carcajadas [tu ErEs rubia xD]- Mi Linc -le dijo pasándole un brazo por los hombros- ¿crees que serás capaz de verla en bikini y no abalanzarte sobre ella?
¡Él desde luego no!, pensó Joe imaginándose a (tu name) en bikini. No debía ir a esa fiesta o su autocontrol se haría trizas. Tenía que impedir que fuese o no ir él, pero no podía verla en traje de baño sin rendir tributo a cada centímetro de piel descubierta.
- Yo no podré ir -afirmó Joe finalmente.
- No digas tonterías, si tú me has ayudado a organizarla y no tenías problemas para asistir hasta hace un minuto -replicó Lincoln ignorando el comentario.
No tenía problema para ir hasta que se enteró de que ella iba. No contaba con ello. Ella nunca asistía a esa clase de encuentros. Pero claro, antes se escondía de todos, y ahora se exhibía sin pudor. No pudo argumentar nada en contra, así que se mantuvo en silencio.
(tu name) lo notó e intentó librarlo de lo que al parecer era su desagradable presencia. Pero Lincoln la obligó a decir que si iría, para poder invitar así a Miley. No quería estropearle el día a Joe pero sabía que tanto Lincoln como Miley ya estaban preparados para dar un paso en su relación. Él la había buscado e ignorado al resto de mujeres durante semanas y ella lo había rechazado de mil formas distintas. Aún así él no se había rendido. Y era el momento de que obtuviese lo que se había ganado a pulso.
¿Por qué no podría ser Joe así? se preguntó (tu name) conteniendo la rabia. Seguro que él habría estado con cientos de chicas -aunque ninguna de su local, o lo sabría-. Él no tenía el más mínimo interés por ella. Seguramente le daba pena por tantos años de amistad y por eso seguía fingiendo frente a todos. Pero era obvio lo mucho que le repugnaba tenerla cerca. Cada vez que lo miraba tenía la vista fija en ella, con una expresión clara de rabia.
Joe estaba empezando a hartarse de que todos los hombres del planeta cogiesen la confianza de tocarla sin pedirle permiso. Era posible que él no fuese nadie para que le tuviesen que pedir permiso, pero al próximo desgraciado que se le ocurriese abrazarla o tocarla de cualquier forma que a él le desagradase, le arrancaría el corazón con una cucharilla de postre.
Cuando era su amiga todos la respetaban y no la tocaban y ahora lo hacían sin cesar. Cada día era más posesivo. Y aunque conseguía controlarse y no decir nada, la rabia lo dominaba ¡Y ella tenía la culpa de todo! Se dejaba tocar y encima los sonreía y era cortés con ellos. No lo soportaba.
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Re: [solo mayores] AMIGOS DESCONOCIDOS (Joe y ___)
Capitulo 33
(tu name) se dio un respiró y desapareció durante unas horas de la tensa compañía de su amigo. Con la excusa de convencer a Miley para que la acompañase a la fiesta, había conseguido librarse de la mirada inquisidora de Joe. Mientras este acabó a solas con Lincoln.
Las dos parejas de amigos charlaron durante rato de los temas típicos para matar el tiempo hasta que les fue imposible no contar sus problemas.
- Mai no sé qué más hacer con él -admitió (tu name) desesperada.
- Pero yo no lo he visto distinto contigo. Es más, te iba a preguntar si ya eran novios, porque lo vi abrazarte muy fogosamente cuando hablabas con Nick el otro día -explicó su amiga sorprendida.
- No tengo ni idea a que vino eso, pero te aseguro que desde que... ¡tú sabes! No hemos hablado a solas como antes. Cada vez que nos quedamos solos discutimos por cualquier tontería. Y yo lo intento olvidar porque se que me merezco que este enojado ¡Pero no aguanto más! Da igual cuanto me sacrifique para que todo siga bien. Él no hace nada por ayudar -concluyó al borde de las lágrimas.
- Tranquila -le rogó Miley mientras la abrazaba- Hablen e intenten llegar a un acuerdo.
- ¿Un acuerdo? -le gritó Joe a Lincoln por su sugerencia- Lo que quiero es que se aleje de mí y deje de torturarme.
- Ella lo esta pasando mal -afirmó Lincoln serio- Yo finjo como ustedes que todo va bien. Pero no soy tonto, la veo sufrir
- ¿Sufrir? ¡Ja! -espetó furioso- Ella esta encantada con las atenciones de todos los hombres a su alrededor
- Joe no te guíes por los celos y habla con ella -le sugirió su amigo intentando mantener la calma.
- ¡No puedo! Cada vez que me la acerco y me sonríe soy incapaz de razonar. Y acabo gritándole la primera tontería que me pasa por la cabeza y largándome antes de tirarme sobre ella como un perro hambriento -confesó Joe desesperado.
- ¿Tay y tú no...? -preguntó sorprendido.
- ¡No! Ni con ella ni con nadie -musitó enfadado levantándose de la silla con tal brusquedad que la dejó caer- Antes de saber que era tan bella ya soñaba con ella e incluso,... -se recriminó una vez más en silencio por lo que hizo- le hice el amor a una desconocida pensando en ella.
- ¡Dios! ¡Estás mal! -exclamó Lincoln atónito.
- Pero ahora ni así. No hay manera que este con otra. Ni se me apetece. No sé que demonios me pasa. Estoy rodeado de chicas guapas y dispuestas y en lo único que pienso es en descuartizar al tipo que este más cerca de esa torturadora.
- ¡Estás enganchado! No tienes salida amigo -dijo el muchacho mientras le pasaba un brazo por el hombro- Admite lo que sientes por ella y haz algo para conseguirla ¡Deja de negar lo evidente!
- ¡La deseo! -confesó angustiado Joe- No sabes cuanto.
- Pues haz algo al respecto -sugirió Lincoln dando la conversación por finalizada.
No podía hacer nada. La detestaba tanto como la deseaba. Era todo lo contrario a lo que él pensaba que era. Superficial, coqueta, insensible y mimada. Le gustaba que todos estuviesen pendientes a cada una de sus necesidades, importándole un rábano la de los demás. Él estaba sufriendo y ella no solo no hacía nada para remediarlo sino que lo torturaba más con su belleza.
"Hacer algo al respecto" ¿Qué podía hacer él? Solo había una manera de sofocar el deseo y no pensaba acostarse con ella otra vez. Por mucho que lo desease, no lo haría. Daba igual las noches de insomnio pensando en ella o que estuviese al borde de la locura cada vez que la veía aparecer con un nuevo modelito que mostraba sus vertiginosas curvas. No pensaba ceder. Había prometido no caer y ¡no lo haría!
Cuando prometió no volver a acostarse con ella, lo hacía con la intención de mantener su amistad. Pero estaba claro que ya no había amistad. Si se acostasen... Solo era una hipótesis, se dijo. Pero si lo hiciese, no estropearían nada que no lo estuviese ya. Solo que no podía estar con alguien tan manipuladora. Aunque solo sería sexo, argumentó a favor de la idea. Y ya había estado con Taylor, que era un clon de ella.
Se había dado cuenta, a pesar de lo mucho que quisiese disimular frente a él, que (tu name) era exactamente igual que Taylor. Ambas solo buscaban los halagos y la atención de los hombres, sin importarle ningún otro tema. Solo que (tu name) era mucho mejor haciendo de arpía. Había fingido tener sus mismos gustos, interés por los deportes, la naturaleza y el intelecto, cuando en realidad lo único que quería era que estuviese ahí para consentirla en todo lo que ella quisiese. Y eso había hecho durante años. La consideraba tan única y especial, que le habría bajado una estrella del cielo si lo hubiese pedido.
Echaba tanto de menos estar engañado. Daba igual que todo hubiese sido mentira, era tan feliz con esa amiga falsa. Pero el teatro terminó y ahora solo tenía la opción de encarar la verdad. Y la realidad, por poco que le gustase, era que (tu name) era la mujer más superficial que había conocido y que su amistad era imposible.
Pero daba igual cuan mala fuese o lo imposible que fuese volver a ser los de antes, la deseaba más que a nada en este mundo. Daba igual su interior podrido, con un exterior así se lo pasaba. Y se maldecía por la aprobación que daba su cuerpo con ese pensamiento. Estaba claro que nunca se libraría de esa sombra que lo perseguía incluso en sueños.
- Pero ¿qué pretendes que haga? -le decía mientras tanto (tu name) a su amiga- ¿No has escuchado que ya no sé qué más hacer?
- ¡Lo sé! pero si tan mal están las cosas, no pierdes nada por hablar con él –afirmó Miley comprensiva- Aprovecha la fiesta de Lincoln y acorrálalo. No le quedará de otro que hablar contigo.
- Hará lo de siempre y se largará sin haberme dejado hablar. O comenzará una pelea absurda por cualquier cosa, evitando decir lo que en realidad piensa. A no ser que... -se interrumpió (tu name) emocionada ante la perspectiva de poder hablar sin interrupciones.
- No pensarás amordazarlo ¿verdad? –bromeó Miley ante su cara iluminada.
- Es una idea, pero no -comentó (tu name) desechando la idea fácilmente- Tengo un plan y necesito tú ayuda para llevarlo a cabo.
- Sabes que puedes contar conmigo para lo que necesites.
Si él no quería hablar con ella se iba a tener que aguantar, porque no le quedaría otra opción. Ya se había hartado de ser la niña buena, sonriendo como una ¡imbécil ante todo lo que decía, aunque fuese despectivo. Ella no era ninguna hueca que se dejase vapulear por un hombre simplemente porque este estuviese enfadado. Si había algo que lo enfurecía que hablase de ello o que bebiese agua. Que su madre siempre decía que era muy buena para el enfado. Lo que no pensaba permitir era un insulto más. Si él quería despreciarla por lo ocurrido ¡perfecto! Pero antes tendría que escucharla.
Habían sido semanas muy duras para ella. Y no tenía la menor intención de acabar una relación tan larga e intima, agachando la cabeza y marchándose como si fuese la culpable del fin del mundo. Ella se marcharía, sí, y se acabaría su amistad, pero antes ese cabezota la escucharía. Aunque fuera lo último que hiciese en su vida, ¡ese cretino sabría lo que opinaba de su comportamiento!
(tu name) se dio un respiró y desapareció durante unas horas de la tensa compañía de su amigo. Con la excusa de convencer a Miley para que la acompañase a la fiesta, había conseguido librarse de la mirada inquisidora de Joe. Mientras este acabó a solas con Lincoln.
Las dos parejas de amigos charlaron durante rato de los temas típicos para matar el tiempo hasta que les fue imposible no contar sus problemas.
- Mai no sé qué más hacer con él -admitió (tu name) desesperada.
- Pero yo no lo he visto distinto contigo. Es más, te iba a preguntar si ya eran novios, porque lo vi abrazarte muy fogosamente cuando hablabas con Nick el otro día -explicó su amiga sorprendida.
- No tengo ni idea a que vino eso, pero te aseguro que desde que... ¡tú sabes! No hemos hablado a solas como antes. Cada vez que nos quedamos solos discutimos por cualquier tontería. Y yo lo intento olvidar porque se que me merezco que este enojado ¡Pero no aguanto más! Da igual cuanto me sacrifique para que todo siga bien. Él no hace nada por ayudar -concluyó al borde de las lágrimas.
- Tranquila -le rogó Miley mientras la abrazaba- Hablen e intenten llegar a un acuerdo.
- ¿Un acuerdo? -le gritó Joe a Lincoln por su sugerencia- Lo que quiero es que se aleje de mí y deje de torturarme.
- Ella lo esta pasando mal -afirmó Lincoln serio- Yo finjo como ustedes que todo va bien. Pero no soy tonto, la veo sufrir
- ¿Sufrir? ¡Ja! -espetó furioso- Ella esta encantada con las atenciones de todos los hombres a su alrededor
- Joe no te guíes por los celos y habla con ella -le sugirió su amigo intentando mantener la calma.
- ¡No puedo! Cada vez que me la acerco y me sonríe soy incapaz de razonar. Y acabo gritándole la primera tontería que me pasa por la cabeza y largándome antes de tirarme sobre ella como un perro hambriento -confesó Joe desesperado.
- ¿Tay y tú no...? -preguntó sorprendido.
- ¡No! Ni con ella ni con nadie -musitó enfadado levantándose de la silla con tal brusquedad que la dejó caer- Antes de saber que era tan bella ya soñaba con ella e incluso,... -se recriminó una vez más en silencio por lo que hizo- le hice el amor a una desconocida pensando en ella.
- ¡Dios! ¡Estás mal! -exclamó Lincoln atónito.
- Pero ahora ni así. No hay manera que este con otra. Ni se me apetece. No sé que demonios me pasa. Estoy rodeado de chicas guapas y dispuestas y en lo único que pienso es en descuartizar al tipo que este más cerca de esa torturadora.
- ¡Estás enganchado! No tienes salida amigo -dijo el muchacho mientras le pasaba un brazo por el hombro- Admite lo que sientes por ella y haz algo para conseguirla ¡Deja de negar lo evidente!
- ¡La deseo! -confesó angustiado Joe- No sabes cuanto.
- Pues haz algo al respecto -sugirió Lincoln dando la conversación por finalizada.
No podía hacer nada. La detestaba tanto como la deseaba. Era todo lo contrario a lo que él pensaba que era. Superficial, coqueta, insensible y mimada. Le gustaba que todos estuviesen pendientes a cada una de sus necesidades, importándole un rábano la de los demás. Él estaba sufriendo y ella no solo no hacía nada para remediarlo sino que lo torturaba más con su belleza.
"Hacer algo al respecto" ¿Qué podía hacer él? Solo había una manera de sofocar el deseo y no pensaba acostarse con ella otra vez. Por mucho que lo desease, no lo haría. Daba igual las noches de insomnio pensando en ella o que estuviese al borde de la locura cada vez que la veía aparecer con un nuevo modelito que mostraba sus vertiginosas curvas. No pensaba ceder. Había prometido no caer y ¡no lo haría!
Cuando prometió no volver a acostarse con ella, lo hacía con la intención de mantener su amistad. Pero estaba claro que ya no había amistad. Si se acostasen... Solo era una hipótesis, se dijo. Pero si lo hiciese, no estropearían nada que no lo estuviese ya. Solo que no podía estar con alguien tan manipuladora. Aunque solo sería sexo, argumentó a favor de la idea. Y ya había estado con Taylor, que era un clon de ella.
Se había dado cuenta, a pesar de lo mucho que quisiese disimular frente a él, que (tu name) era exactamente igual que Taylor. Ambas solo buscaban los halagos y la atención de los hombres, sin importarle ningún otro tema. Solo que (tu name) era mucho mejor haciendo de arpía. Había fingido tener sus mismos gustos, interés por los deportes, la naturaleza y el intelecto, cuando en realidad lo único que quería era que estuviese ahí para consentirla en todo lo que ella quisiese. Y eso había hecho durante años. La consideraba tan única y especial, que le habría bajado una estrella del cielo si lo hubiese pedido.
Echaba tanto de menos estar engañado. Daba igual que todo hubiese sido mentira, era tan feliz con esa amiga falsa. Pero el teatro terminó y ahora solo tenía la opción de encarar la verdad. Y la realidad, por poco que le gustase, era que (tu name) era la mujer más superficial que había conocido y que su amistad era imposible.
Pero daba igual cuan mala fuese o lo imposible que fuese volver a ser los de antes, la deseaba más que a nada en este mundo. Daba igual su interior podrido, con un exterior así se lo pasaba. Y se maldecía por la aprobación que daba su cuerpo con ese pensamiento. Estaba claro que nunca se libraría de esa sombra que lo perseguía incluso en sueños.
- Pero ¿qué pretendes que haga? -le decía mientras tanto (tu name) a su amiga- ¿No has escuchado que ya no sé qué más hacer?
- ¡Lo sé! pero si tan mal están las cosas, no pierdes nada por hablar con él –afirmó Miley comprensiva- Aprovecha la fiesta de Lincoln y acorrálalo. No le quedará de otro que hablar contigo.
- Hará lo de siempre y se largará sin haberme dejado hablar. O comenzará una pelea absurda por cualquier cosa, evitando decir lo que en realidad piensa. A no ser que... -se interrumpió (tu name) emocionada ante la perspectiva de poder hablar sin interrupciones.
- No pensarás amordazarlo ¿verdad? –bromeó Miley ante su cara iluminada.
- Es una idea, pero no -comentó (tu name) desechando la idea fácilmente- Tengo un plan y necesito tú ayuda para llevarlo a cabo.
- Sabes que puedes contar conmigo para lo que necesites.
Si él no quería hablar con ella se iba a tener que aguantar, porque no le quedaría otra opción. Ya se había hartado de ser la niña buena, sonriendo como una ¡imbécil ante todo lo que decía, aunque fuese despectivo. Ella no era ninguna hueca que se dejase vapulear por un hombre simplemente porque este estuviese enfadado. Si había algo que lo enfurecía que hablase de ello o que bebiese agua. Que su madre siempre decía que era muy buena para el enfado. Lo que no pensaba permitir era un insulto más. Si él quería despreciarla por lo ocurrido ¡perfecto! Pero antes tendría que escucharla.
Habían sido semanas muy duras para ella. Y no tenía la menor intención de acabar una relación tan larga e intima, agachando la cabeza y marchándose como si fuese la culpable del fin del mundo. Ella se marcharía, sí, y se acabaría su amistad, pero antes ese cabezota la escucharía. Aunque fuera lo último que hiciese en su vida, ¡ese cretino sabría lo que opinaba de su comportamiento!
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